LOS OSCOS EN LA EDAD MEDIA
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
En memoria de Santiago Escudero, recientemente fallecido,
entrañable amigo, persona cabal y buena, excelente profesor e intelectual
coherente. Que la tierra le sea leve.
La comarca de Los Oscos
en la Edad Media
José Antonio Álvarez Castrillón
Consejería de Cultura y Turismo/KRK Ediciones,
2007
501 páginas.
Un
excelente estudio sobre el poder, la sociedad y el territorio en la comarca de Los
Oscos durante la Edad Media
El estudio de la organización social
del espacio a partir del análisis de las relaciones dialécticas entre el poder,
la sociedad y el territorio constituye desde ya varias décadas una de las vías
más fecundas en el estudio de la Edad Media hispana. J. A. García de Cortázar ha sido, sin duda,
el medievalista español que más se ha destacado en esta clase de análisis tanto
en su dimensión teórica como en el aspecto de su investigación empírica
El contenido de este libro de José
Antonio Castrillón, La comarca de los Oscos en la Edad Media, que se presentará
próximamente en la sede del RIDEA, no es sino una aplicación de esa clase de
aproximación a la sociedad medieval de esa comarca enclavada en el suroccidente
asturiano. Su origen es la
investigación realizada por el autor para obtener el grado de doctor, dirigida
por el catedrático de Historia medieval
de nuestra Universidad, Ignacio Ruiz de la Peña, y ha sido merecedor del Premio
Juan Uría de 2006.
La prueba del nueve en esta clase de investigación es constatar si
realmente se han establecido las relaciones entre esos tres elementos de
análisis- poder, sociedad y territorio- o simplemente se ha realizado su
estudio por separado, a modo de piezas independientes unas de otras. En este
caso, Álvarez Castrillón no sólo reconstruye bastante bien, dentro de las
limitaciones que las fuentes imponen, esas relaciones, sino que traza, además, a través del análisis de la arqueología y la
toponimia, un sugerente cuadro de la evolución histórica de la comarca desde el
período prehistórico hasta la etapa medieval que constituye el objeto central de
su estudio.
Ese análisis previo nos presenta un territorio claramente
individualizado con una ocupación humana desde tiempos prehistóricos y
plenamente romanizado del que emerge
una comarca con personalidad
propia que terminará consolidándose en la Edad Media con la impronta común que va a proporcionar al territorio comarcal su
colonización y explotación por el monasterio y señorío abacial de Santa María
de Villanueva concedido por el rey Fernando II en el siglo XII.
El autor reconstruye la evolución
histórica del pasado medieval de la comarca analizando la evolución del
poblamiento, su articulación institucional, la actividad económica y la
estructura social. Las breves
referencias que también realiza acerca de la religiosidad y mentalidades colectivas de sus
habitantes son manifiestamente mejorables. Para todo ello ha utilizado
preferentemente la documentación escrita- en buena parte inédita- del
monasterio de Santa María de Villanueva.
Además dedica un importante capítulo a la fundación del cenobio, su
funcionamiento y gestión colonizadora, en el que desarrolla una nueva e
interesante interpretación sobre su origen.
En el periodo altomedieval,
concretamente a partir del siglo X, desde que se tienen las primeras noticias
escritas y hasta el siglo XII, la comarca aparece articulada por un poblamiento
de “villas”, esto es, unidades de
explotación integrales coincidentes a menudo con las grandes propiedades
señoriales, y trabajadas mayoritariamente por un campesinado en régimen de
servidumbre. La comarca, en el plano de su articulación institucional, aparece
integrada en una de las “mandaciones o comissos” a través de los cuales el rey gobierna el
territorio en este período.
En los siglos XII y XIII ese escenario cambia sustancialmente. El sistema
de “villas” evoluciona hacia un poblamiento de aldeas. La presión colonizadora
se incrementa hasta ocupar los espacios de braña y la comarca experimenta un
crecimiento demográfico sostenido, alcanzando, según la estimación del autor,
una población de unas 2000 personas. Asimismo, varía su estatus institucional
al integrarse en la tenencia señorial episcopal con centro en el castillo de Suarón.
El monasterio se convierte en esta etapa en el gran propietario de la comarca.
A la par que se inicia el proceso de conversión de la antigua servidumbre en
población jurídicamente libre, pero sujeta a los “malos usos” señoriales. En la etapa final de la Edad Media, la comarca
también va sufrir las profundas convulsiones económico- sociales producidas por
la crisis bajomedieval y experimenta una mayor integración en el mundo urbano
astur-galaico de su entorno.
(Publicado en el suplemento cultural de La Nueva España, de Oviedo)
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