viernes, 1 de julio de 2016

cARTA A LUIS MATEO DÍEZ

                                          CARTA A LUIS MATEO DÍEZ
                                                                               Julio Antonio Vaquero Iglesias




EL NOVELISTA Y MIEMBRO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA, LUIS MATEO DÍEZ


                         

   Querido Luis:

Me enviaron de Villablino tu cuento Lunas del Caribe con tu dedicatoria y quisiera
agradecértelo de corazón. Ha sido el mejor regalo de Navidad que he recibido en toda mi vida. Ya sabes que me alegro de tus éxitos literarios como si fueran míos, aunque por el ajetreo de la vida diaria no haya tenido hasta hoy la ocasión propicia para enviarte unas letras felicitándote.
            El relato es una joya y su lectura me ha emocionado. No me avergüenza confesarte que he llorado con ella, recordando todo aquello y a todos nosotros. Me imagino que seremos los niños del Desván  los que lo leamos con una emoción más intensa y los que podamos extraer de él su significado más depurado por formar parte de nuestras primeras experiencias de vida.
            No soy, desde luego, ningún Saroyan, pero, ya sabes, Luis, que entre nosotros no hacen falta muchas ni bellas palabras para comunicarnos, porque, más allá de la distancia y a pesar del paso del tiempo, los lazos que nos unen son indelebles y mucho más fuertes que una simple relación de infancia. Yo, cada día que pasa, debe de ser que me voy haciendo viejo, recuerdo más aquellos tiempos y siempre que voy a Villablino, la capital de tu Celama, miro hacia aquel monte de nuestros juegos de niños y repaso, sin que se me olvide ninguno, todos los “ topónimos” con que tu  bautizaste aquel territorio infantil que creó tu fértil imaginación y que, para mi, siguen siendo los verdaderos y únicos nombres del mapa de mi infancia. Saberlos, no haberlos olvidado, es casi como reafirmarme en mi identidad. El día que no pueda recordarlos, se que me habré muerto un poco. Por eso leerte es para mi algo más que un placer literario, es algo así como un rito de paso... atrás, pero de impulso hacia adelante. Además del sentimiento de orgullosa vanidad que me produce saberme personaje - aunque sea con un papel secundario y sin que nunca buscara autor-  de una obra que ha sido traducida hasta en el idioma chino. Y el lujo casi asiático que supone  poder contar con una infancia recreada  por un escritor de tu valía.
             Se que Opal, el protagonista de tu cuento, y en la realidad mi hermano, ha sido, con el añadido de su trágico destino, un elemento importante, no sólo de tu vida personal sino también del origen de tu vocación literaria. Lo demuestra también el que termines este ciclo de tu obra literaria dedicándole este cuento. Y ahora, evocando, bajo la influencia de su lectura, aquel tiempo  comienzo a encajar las últimas piezas del puzzle  y a ser consciente de muchas cosas que hasta ahora no tenía tan claras. Sin saberlo, tú, con tu imaginación, y él, con sus lecturas, abristeis en aquel Desván un lucernario que nos permitió ver otros mundos de fantasía en los que no había fronteras para así poder huir y dar la espalda a aquél otro, real, casposo y opresivo, de niños de posguerra en el que vivíamos. Ahora me doy cuenta que tú y él fuisteis un hecho decisivo de nuestras vidas, al menos de la mía; que, sin vosotros, yo no sería, para lo bueno y para lo malo, el que he sido antes y el que soy en el presente.
            Tú, con  la escritura de Lunas del Caribe, dices que quieres cerrar definitivamente el Desván y abrir tu mirada literaria a otros territorios. Yo, con su lectura, he podido también, finalmente,  terminar de encajar esas piezas de mi infancia y casi completar así el puzzle de mi vida. Pero ambos sabemos que siempre, para poder recordar quiénes somos y poder seguir enfrentándonos con dignidad a lo que está por venir, tendremos necesidad imperiosa de volver a Celama y abrir de nuevo aquel Desván.
     En fin, Luis, espero que no tardes en venir por aquí, por Oviedo, para poder felicitarte personalmente por tus últimos éxitos literarios y, sobre todo, para darte un fuerte abrazo. Julio.
  ( PUBLICADO EN LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)






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