viernes, 27 de diciembre de 2019

La visión de Preston de nuestra historia contemporánea










Paul Preston










Paul Preston, Un pueblo traicionado. Corrupción, incompetencia política y división social. Debate, 2019.



LA VISIÓN DE PRESTON DE NUESTRA HISTORIA CONTEMPORÁNEA
                                   JJULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Tras cincuenta años de investigación y publicación de algunos de los más importantes libros ( sobre todo, las excelentes biografías que ha dedicado a algunos de sus más importantes personajes, como por ejemplo, las de Carrillo o Juan Carlos I)  dedicados a nuestra historia contemporánea, el hispanista británico Paul Preston nos presenta en esta su última obra, Un pueblo traicionado. Corrupción, incompetencia política y división social, su visión sobre nuestro pasado contemporáneo: desde La Restauración borbónica en 1874 hasta el inicio del reinado de Felipe VI en 2014.
Su pretensión ha sido ofrecernos una historia “completa y fiable” de nuestra historia contemporánea haciendo hincapié en tres temas que, según él, han sido recurrentes en nuestro pasado contemporáneo y a los que se han referido otros hispanistas anglosajones como Richard Ford o algunos de nuestros más destacados intelectuales como Ortega y Gasset y Antonio Machado al indicar el papel que jugaron los actores  en nuestra evolución histórica contemporánea, en la que el más íntegro, el más coherente fue siempre el pueblo español. Su clase política  apenas miró por sus intereses y  practicó la corrupción sistemática a lo largo de esos ciento cuarenta años como también lo hicieron sus principales instituciones , la Iglesia, la Monarquía y el Ejército, originando un  clima de violencia institucional que ha dominado, salvo en esta última etapa democrática, durante todo nuestra historia contemporánea, como puede constatarse por  las decenas de pronunciamientos militares y golpes de estado  que jalonaron todo nuestro siglo XIX , las cuatro guerras civiles: las tres carlistas  en el XIX y la del 36 en el XX, amén de las  dos dictaduras – las de Primo de Rivera y Franco- del pasado siglo. Corrupción continuada y sistemática, dedicación a sus intereses corporativos  y abandono de los públicos por la Monarquía, el Ejército y la Iglesia y consecuentemente  violencia e inestabilidad políticas, habrían sido, según Preston, la tríada definitoria de nuestra evolución política contemporánea.
  De esos tres elementos mencionados, Preston dedica una especial atención al de la corrupción con el análisis detallado y pormenorizado de los casos de corrupción que han jalonado nuestra historia contemporánea, sobre todo, los correspondientes a los casos de corrupción sucedidos en nuestra etapa democrática tanto los producidos en el ámbito del PSOE como en el del PP y los llevados  a cabo por el pujolismo e, incluso, con los que han afectado a la Casa Real. 
 Preston pretende que su historia sea sucesora de la de Raymond Carr, aunque aquélla tuviese por eje de interpretación el  fracaso del liberalismo en España, y ciertamente  se está convirtiendo en un gran éxito editorial. ¿ Volvemos con ella al paradigma interpretativo de la excepcionalidad de nuestra historia?. Preston lo niega y apunta que aspectos similares han sucedido también en la historia contemporánea de  otros países europeos. Pero quizá  para cierto sector de lectores su visión   peque de cierto populismo.
( Publicado en el Suplemento” Cultura” de La Nueva España)

jueves, 19 de diciembre de 2019












GRETA THUMBERG VERSUS SANTA EULALIA DE MÉRIDA
                              Julio Antonio Vaquero iglesias
Es sabido que en la Iglesia católica hay y siempre ha habido  divergentes  tendencias dentro de su seno a pesar de su unidad doctrinal. Pero lo habitual ha sido que esas diferencias lo fueran entre la jerarquía eclesiástica y las distintas tendencias que existen entre los varios  de sus fieles. Lo que ya no es tan habitual son los  contrapuestos  enfoques dentro de la propia jerarquía.  Y todo parece indicar que esas diferencias existen hoy en la valoración de la crisis ecológica y el cambio   climático actuales cuyas decisivas consecuencias negativas  para el futuro de la humanidad parecen difícilmente negables dado nuestra experiencia empírica y  el aval que la ciencia les está concediendo.
  El contenido de la reciente homilía del arzobispo de Oviedo con motivo de la conmemoración de santa Eulalia de Mérida, patrona de la ciudad, parece ser una  muestra más de esa diferencia de actitudes entre sectores de la jerarquía eclesiástica  ante este problema que se está convirtiendo, como diría Ortega, en el tema de nuestro tiempo. La comparación que el prelado hizo entre  la niña santa y mártir y la activista  medioambiental Greta Thumberg de dieciséis años nos parece a muchos que no tiene ningún sentido y  no deja de ser un anacronismo sin ningún significado real, aunque sí que lo tiene para expresar la posición más que doctrinal, ideológica del señor arzobispo que se suma con su visión al campo de los “negacionistas” del cambio climático producido por los efectos devastadores de un sistema económico cuyo fin subordina el bien de los humanos a un consumismo desmedido y sin control que está poniendo en peligro  al planeta y a la humanidad. Deja entrever el arzobispo ovetense que la activista sueca no es sino una marioneta manejada por su familia y por oscuros intereses económicos.
En realidad, más bien nos parece que el arzobispo  debería de estar  satisfecho por el hecho de que una adolescente como Greta Thumberg  se haya convertido en una líder de un movimiento de jóvenes  cada vez parece más imparable que luchan contra  la crisis ecológica y el cambio climático y , al hacerlo, defienden no sólo su futuro y el del mundo que viene  del que  son sus herederos, sino también el  de los más pobres y débiles de éste que son los que más van a sufrir gravemente- ya lo están sufriendo- sus negativas consecuencias.
 Como decíamos al principio, lo cierto es que esa postura de nuestro arzobispo no es ni con mucho la del papa Francisco y su entorno ni la de otros sectores de la jerarquía eclesiástica y menos la de otras tendencias de la  iglesia de base los cuales tanto anteriormente como recientemente, con motivo de la reciente cumbre sobre el cambio climático,  se han expresado   sobre este trascendental problema. “Las generaciones futuras- han dicho con claridad meridiana-, están a punto de heredar un mundo en ruinas. Nuestros hijos y nietos no deberían tener que pagar  el costo de la irresponsabilidad de nuestra generación”. O como reconoce el mismo Papa  “la crisis ecológica actual, especialmente el cambio climático, amenaza el futuro de la familia humana y   esto no es una exageración (el entrecomillado es mío). O “de hecho son los pobres los que sufren el peor impacto de la crisis climática: son ellos los más vulnerables a los huracanes, las sequías, las inundaciones  y otros fenómenos meteorológicos extremos (…)”.Basten estas  pocas muestras como ilustración de la valoración  que se hace de la crisis ecológica en los medios vaticanos o que han salido de la boca del propio Papa.
    Desde luego, nuestro arzobispo, creemos humildemente, no ha estado acertado en este aspecto en la homilía referida porque, dicho sea con el mayor respeto posible, lo de Santa Eulalia de Mérida era otra cosa.
    (PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO) 

viernes, 6 de diciembre de 2019





         LOS MITOS DE LA GUERA DE LA INDEPENDENCIA
                           JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 Una de las más importantes funciones del conocimiento histórico es, sin duda,  desmontar   los mitos que impregnan con frecuencia las visiones de la historia. Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia moderna, de la Universidad Autónoma de Barcelona, discípulo y heredero de Joan Reglá en la mencionada cátedra, pertenece a la que podríamos denominar como generación de historiadores de la posguerra y  es uno de  nuestros más destacados  historiadores actuales . Su obra ha  abarcado el estudio de una gran variedad de temas de indudable importancia para el conocimiento de nuestra historia: desde las Germanías, que fue el tema de su tesis doctoral, hasta  la Leyenda Negra pasando por sus importantes libros sobre  la Inquisición y su visión ha renovado, sin duda, la historia de aquella denostada institución. En todos ellos ha procurado darnos  una versión diferente a la dominante hasta ese momento, ajustada al rigor histórico y al margen de los prejuicios, apriorismos ideológicos y mitificaciones que nos proporcionaban los estudios anteriores  que trataban sobre esos temas y las visiones que se daban sobre ellos
  Es precisamente esa orientación crítica la que le ha llevado a nuestro historiador  a prestar especial atención en dos de sus más importantes trabajos a asuntos referentes a las deformaciones del conocimiento histórico.  Por una parte, ha tratado  de las diferentes memorias históricas que ha habido en a lo largo de la Historia de España (García Cárcel ha sido con el recientemente fallecido Santos Juliá uno de los más profundos críticos del uso del concepto de memoria histórica en singular que ha dominado en estos últimos tiempos) en su obra Las herencias del pasado. Las diferentes memorias históricas de España (2012), obra por la que se le concedió el Premio Nacional de Historia. Y, por otra, ha  dedicado otra anterior al asunto de los mitos históricos que generaron los análisis  de los coetáneos y de las generaciones  posteriores  acerca de la guerra de la Independencia con su obra  El sueño de la nación indomable; los mitos de las guerra de la Independencia (2007).
 Es esta última obra  mencionada  la que se reedita ahora con un nuevo prólogo del autor. Su reedición no es, desde luego, casual, sino que debe entenderse en el revival de la Leyenda Negra que ha supuesto el éxito editorial de la obra Elvira Roca Barea, Imperiofobia y leyenda negra surgida en el contexto de la crisis política territorial que está generando el movimiento independentista en Cataluña. Libro que   ha merecido una profunda crítica  por parte de algunos historiadores como José Luis Villacañas en  Imperiofilia y el populismo nacional católico. Ambas obras, por cierto, son valoradas negativamente por nuestro historiador por responder, según él, a criterios ideológicos presentistas y no propiamente historiográficos.
  Aquellos acontecimientos bélicos y políticos  se  explicaron, entonces y posteriormente, sobre todo, durante el franquismo, como la expresión o manifestación de un profundo sentimiento de  patriotismo nacional que poco o nada tenía que ver  con   la realidad histórica con la que realmente  se vivieron. Son esos mitos, resumidos en el  de la “nación indomable” y el pueblo indómito frente a sus reyes, los  que nuestro historiador pone en solfa en su análisis histórico, llevado a cabo con un profundo rigor analítico y un profuso  conocimiento bibliográfico Y nos explica la función político-ideológica que  tales mitos ejercieron o trataron de ejercer en la evolución  política a lo largo de nuestra  contemporaneidad.   
   Pero lo cierto, como explica García Cárcel, es que esos mitos han tenido también su propia evolución. Desde los que se difundieron en el primer franquismo   como eslabón decisivo de una pretendida identidad nacional, caracterizada por el victimismo y  resistencia a los invasores foráneos que ya habría comenzado con el ensalzamiento de  los sitios de Sagunto y Numancia y que tendrían su máxima expresión en la guerra de la Independencia con los de Zaragoza y Gerona, como Viriato tendría su desdoblamiento en Agustina de Aragón ( que por cierto no era aragonesa, sino catalana). Y asimismo esa identidad nacional tendría su correlato inverso con la que sus defensores entendieron como la  anti-España que era la de los afrancesados, los traidores a la patria por felones y  cobardes. De esa versión  se pasó en la época del desarrollismo franquista a la mitificación de la obra de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.Y en la última década parece haberse impuesto una visión revisionista de esos viejos y nuevos mitos enterrando tanto la versión de la mitología de guerra nacional española como la significación de las Cortes de Cádiz como escenario de la soberanía nacional y la conquista de la revolución.
  Sin duda, ha sido una decisión oportuna  la publicación de la  segunda edición de esta obra. Para los que ya la habíamos leído en  su primera versión, esta segunda lectura nos permite  contextualizar su contenido en la difícil y penosa situación por la que está pasando el estado español con el ataque del movimiento independentista catalán en el marco del  enfrentamiento entre la visión del nacionalismo español y el periférico. Y para los que la lean ahora por primera vez es, además de lo anterior, un excelente ejemplo de una de las funciones  esenciales, inexcusable, de la historia como conocimiento en su función de deconstruir los mitos e interpretaciones históricas sesgadas que habitualmente se incorporan al relato histórico.
(PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO “CULTURA” DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)

martes, 26 de noviembre de 2019


     











  ¿QUÉ  PASA EN AMÉRICA LATINA?
                          JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Una oleada de protestas y levantamientos populares recorren estos últimos tiempos las repúblicas de América Latina: Chile, Argentina, Ecuador, Bolivia, Perú y recientemente Colombia…. tanto en países con gobiernos de derecha como de izquierda Y muchos nos preguntamos qué es lo que realmente está pasando en esta región. No es, desde luego, fácil entenderlo. Pero, sin duda, unos movimientos de esta entidad no se producen sin que medien causas y cambios  profundos en esos países y es necesario volver los ojos a las transformaciones económicas, sociales y políticas  que han experimentado esos países  en las últimas décadas para tratar de encontrar en ellas las razones de fondo de  la profunda crisis que están atravesando.
 En la primera década de este siglo, en América Latina se implementó un modelo de economía nuevo denominado por algunos teóricos como como “neoextractivo” que consistió en una especialización de sus economías en la producción y venta en los mercados internaciones de materias primas en una coyuntura de alza de precios de esas materias. Las posibilidades sociales y políticas  que ese modelo suponía para región fueron grandes. E incluso América Latina pudo salvarse de la Gran Recesión y llegó a hablarse del milagro económico latinoamericano. Pero la realidad, como demuestra la penosa situación actual que están padeciendo, es que aquella favorable coyuntura no fue  aprovechada.  
 De hecho, ese modelo supuso un cierto  aumento  del gasto social en el PIB  y crecieron los salarios mínimos y los reales  y se produjo incluso una cierta movilidad social ascendente, mientras  los países industrializados se sumían en la grave crisis financiera y económica causada por la Gran Recesión. Pero aquella coyuntura era, sin duda, el momento propicio, quizás el mejor que la región había tenido desde la Independencia, para asentar estados y gobiernos fuertes  que, además de poner los pilares  para establecer verdaderas democracias,  fueran también  estableciendo las bases para acabar con la pobreza  y la  desigualdad que dominaban en aquellas sociedades. Pobreza y desigualdad con las había que acabar no sólo por razones de justicia social, sino también como base para poder establecer economías modernizadas con una mayor diversificación  para no seguir dependiendo exclusivamente el modelo extractivo  e ir estableciendo un desarrollo sostenible con protección de los recursos naturales .
Sin embargo, esas políticas económicas y sociales no llegaron a tomar cuerpo de manera clara y continuada bien por razón de medidas  incorrectas, bien por la oposición de las élites económicas y sociales de aquellos países que veían sus intereses y dominio social tradicional  en peligro con la modernización que se trataba de llevar a cabo. Baste recordar que  esos cambios suponían entre otras muchas medidas establecer un sistema fiscal progresivo y conceder derechos laborales a la masa de la población trabajadora.
  Las transformaciones que posibilitaban aquella coyuntura económica  idónea o  no  se hicieron o se hicieron sólo a retazos, de manera incompleta y sólo, y en cierta medida, beneficiaron a funcionarios o trabajadores formales, o sea, sólo aproximadamente a menos de  la mitad de la población y el resto siguió viviendo en condiciones precarias y dentro del sector informal sin estabilidad contractual y con ingresos bajos , sin que se pusiera fin ni  a la pobreza dominante ni a la acentuada desigualdad tradicional en aquellos países. Son, pues, países que a pesar de aquella coyuntura favorable  con ingresos elevados del Estado, no lograron  crear un sistema de servicios públicos de calidad y accesible a la mayoría. Ni la educación ni la salud ni las infraestructuras mejoraron con aquellas potenciales posibilidades que aportaba el alza de precios de sus materias primas.  Sin embargo, las élites económicas pudieron mantener sus patrimonios e incluso aumentarlo y las clases medias se ampliaron, mientras las clases populares siguieron viviendo en condiciones precarias.
  Cuando en la segunda década de este siglo aquellas condiciones cambiaron radicalmente con la bajada del precio de las materias primas aquel edificio inestable ha terminado por venirse abajo y loa gobiernos de la región  han tomado medidas drásticas, muchas de ellas inspiradas por  el FMI y otros organismos internacionales,  que  han recaído sobre las espaldas de los sectores sociales más débiles que han mostrado su descontento y su protesta por la situación llevándolos a la calle. Sin duda, la década anterior fue la de una gran oportunidad  para las transformaciones estructurales en positivo  de la región. Por eso, hay quien ya la considera como la “década perdida”  de América Latina.
         (Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)


martes, 5 de noviembre de 2019





Rafael Altamira, cabeza del americanismod
de la Universidad de Oviedo




El AMERICANISMO DE LA UNIVERSIDAD DE            OVIEDO
                                    Julio Antonio Vaquero iglesias
El 12 de Octubre es por ley la fecha de la celebración de la Fiesta Nacional y siempre desde su institución ha significado también  la conmemoración de nuestra profunda identidad y comunidad con Hispanoamérica (incluso llego a denominarse como la Fiesta de la Raza). Pero toda esa relación tiene su historia (que, por cierto nos ha contado recientemente en parte la archivera-bibliotecaria de la Junta General  Josefina Velasco en estas páginas  en un excelente artículo).
  Esa historia tiene un colofón final de vital importancia en el que la Universidad de Oviedo jugó un papel decisivo. La crisis del 98 sumergió, como es sabido, a nuestro país en una etapa de pesimismo nacional de la que trató de salir con un proyecto regeneracionista que alentó toda nuestra política nacional durante largo tiempo. Y fue precisamente  la inclusión de una nueva relación con las repúblicas hispanoamericanas salidas de los procesos de independencia en el siglo XIX, con las que nuestras relaciones diplomáticas pasaban por una situación  manifiestamente mejorable,  el elemento que nuestra universidad aportó a ese regeneracionismo con el  que se trababa  de superar la decadencia y el pesimismo nacional en que había sumido la pérdida de Cuba a mano de la rapaz potencia imperial norteamericana.
 El personaje que encarnó esa misión para nuestra universidad y se convirtió con ello y para toda su vida en el padre del americanismo español fue el catedrático de nuestra universidad Rafael Altamira. alicantino de origen, que ganó la cátedra de Historia del Derecho de nuestra facultad de Derecho. Intelectual ligado a la Institución Libre de Enseñanza  (ILE), recaló en la universidad de Oviedo al calor de un grupo de notables catedráticos institucionistas, entre los que se contaba el propio Leopoldo Alas, Clarín, y los denominados Adolfos, Posada y Buylla, y Aniceto Sela, entre otros y que contaban con el decidido apoyo del rector Fermín Canella.
  Ese proyecto regeneracionista de cuño institucionista que ponía el énfasis en la educación y el desarrollo intelectual como medio de regenerar la nación constaba de un elemento fundamental que era  la vinculación con la América hispana, lo expresó ya Altamira en su discurso dictado en la inauguración del curso universitario 1898-1899, con el título El patriotismo en la Universidad”. Pero fue  después en 1908, con motivo de la celebración por nuestra universidad del tercer centenario de su fundación y del primer centenario del inicio del proceso de independencia hispanoamericana, cuando tomó cuerpo el proyecto del viaje americano de Altamira que terminó convirtiendo nuestra universidad en el primer foco del americanismo español. El viaje, que  dio origen a un libro del historiador alicantino Mi viaje a América (exhaustivamente analizado  posteriormente  por nuestro recordado  profesor Santiago Melón) se extendió por seis  países americanos (Cuba, Argentina, Uruguay, Chile, Perú y México), además de una corta estancia en Estados Unidos.
 El viaje tuvo un apoteósico éxito. A su vuelta, Altamira fue recibido por el propio monarca Alfonso XIII y la Universidad de Oviedo se convirtió en el primero y principal foco del americanismo en España tratando de establecer  unas  estrechas relaciones  con el mundo universitario hispanoamericano Tal fue el éxito que el propio Altamira  terminó trasladándose a la Universidad Central, donde se creó para él la primera cátedra referida al derecho indiano y al mundo hispanoamericano, desplazándose con ello  el desarrollo de ese primer americanismo a la universidad madrileña. Mientras que nuestra universidad, tras la marcha de Altamira y la paulatina desarticulación,  del  Grupo de Oviedo a causa de su éxito, fue perdiendo interés por ese primer espíritu americanista que Altamira y sus colegas habían logrado despertar en aquella España sumida en el trauma regeneracionista.
(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo) 

jueves, 24 de octubre de 2019


                          TSUNAMI DEMOCRÁTICO
                                                       Julio Antonio Vaquero Iglesias
  Si Òmniun Cultural, Sociedad Civil Catalana y los CDRs fueron los organismos  desde los que el movimiento independentista catalán articuló las protestas, las manifestaciones y el intento de referéndum contra el Estado español en octubre de 2017, en su fase actual  de  protesta contra la sentencia del Tribunal Supremo, el movimiento ha variado su estrategia creando un nuevo organismo de lucha que supone una verdadera innovación  frente a las organizaciones mencionadas anteriormente que se movían dentro de los clásicos esquemas de los movimientos sociales tradicionales. Inspirado parece ser en las pasadas protestas sociales en Hong Kong contra el estado comunista chino, su objetivo es tratar  de  evitar la persecución policial y judicial y ganar en eficacia aumentando su capacidad de protesta y movilización social, articulando lo que ellos consideran como  movimiento de desobediencia civil y cuya eficacia creen haber constatado en el bloqueo del aeropuerto del Prat. Esta nueva forma de organización es la que los independentistas denominan Tsunami Democrático, porque, como en  los tsunamis naturales se trata de organizar la protesta independentista como una forma de desobediencia civil no violenta ( la realidad de lo ocurrido estos días no parece avalar por cierto tal finalidad o al menos se ha alejado mucho de ella), que se asemeja a un tsunami, esto es, “una ola imperceptible que nadie ha sido capaz de detectar, que se va formando subterráneamente y que toma en un momento velocidad de propagación e intensidad que nadie puede detener” 
La organización de esa clase de movimiento social se basa en la tecnología blockchain en la que las acciones de protesta se preparan, dicho sea como ejemplo, como si fueran un gran puzle del que los participantes se reparten las piezas, una para cada uno, sin que nadie conozca qué pieza tiene el de al lado y ni siquiera quién tiene alguna de las piezas, cuántas piezas hay o en que consiste cada una de ellas. Las piezas del puzle sólo tendrán sentido una vez que se unen todas y  se conoce la acción de protesta. La finalidad es que cada uno de los participantes no conozca el objetivo final  de  aquella  hasta el  último momento evitando así las fugas de información y las acciones de las autoridades para desmontarla. O incluso el contactado pueda desactivarse del movimiento actuando sólo en  el papel o la misión concreta  que le ha correspondido, de modo que los papeles van cambiando y el grupo que comenzó a desarrollar una idea, rara vez es el mismo que la acaba, De ese modo los participantes no se conocen  entre sí ni siquiera tienen información de quiénes son los dirigentes u organizadores de las acciones de protesta. Con lo que el secreto final de aquéllas queda perfectamente guardado y con ello el elemento sorpresa de tal acción planeada.
 Esa técnica organizativa parece que ya comenzó a utilizarse para la ocultación de las urnas en la preparación del referéndum ilegal de 2017 y ahora se ha generalizado y con ella se ha organizado  la ocupación del aeropuerto del Prat. La participación y comunicación  entre los miembros de la acción de protesta se realizan a través de la afiliación  a un canal de Telegram desde donde se desvelarían en el momento oportuno las acciones de protesta a llevar a cabo. La afiliación a esa nueva red parece que  ha alcanzado ya los 300.000 seguidores. Y ahora en estas últimas semanas Tsunami Democrático ha creado una aplicación informática que no está entre las de uso público ordinario. A esa aplicación sólo se puede acceder a través de un código QR  tratando de evitar con ello  trolls e infiltrados.
 Quién, cuándo  y cómo se  organizó   Tsunami democrático es todavía un misterio que el Ministerio del Interior y los servicios secretos siguen  investigando. Basta escuchar las declaraciones del ministro del ramo, sus balbuceos y cara de perplejidad cuando habla de ello. Lo cierto es el único portavoz de Tsunami Democrático que hemos conocido es Pep Guardiola que ha salido en un video de esa organización pidiendo apoyo para el movimiento independentista a las sociedades civiles de los países democráticos, sin incluir entre ellos, me imagino el de Quatar, el estado árabe del jeque propietario de su club y quien le paga  que, dicho sea irónicamente, es bastante menos democrático que “el estado autoritario” que para él y los independentistas  es el estado español.
                                      

lunes, 14 de octubre de 2019




                           UNA REPÚBLICA BANANERA
                                            JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Así- república bananera- ha denominado el prior  ( no fue siquiera elegido abad) de la basílica del Valle de los Caídos al estado español por la actitud de nuestros políticos respecto a la exhumación de la momia de Franco de su mausoleo y su traslado a la sepultura donde yace su esposa en Mingorrubio, en El Pardo. El citado prior tiene, por decir algo, una peculiar concepción de lo que se ha venido denominando una república bananera. Más bien a una gran parte de los españoles, o por lo menos, a sus representantes en el Parlamento español que dieron el visto bueno para esa exhumación, menos, hay que dejarlo claro, el PP y  ERC ( este último, hay que decirlo, por creer que ese acuerdo parlamentario no era suficiente), nos parece precisamente que tal exhumación no es sino una condición necesaria para eliminar un resto arcaico, digno precisamente  de una república bananera, eso sí, pero que es incompatible como con una democracia como la española.
 La contumacia del citado prior, de ideología falangista, parece ser, apoyando la oposición que a dicha exhumación ha mantenido de manera numantina la familia Franco, apelando ésta  a todas las instancias judiciales, la está manteniendo éste hasta el final, incluso, cuando el Tribunal Supremo ha dictado sentencia firme para permitir  al Gobierno la salida de la momia del dictador del Valle de los Caídos y las propias autoridades eclesiásticas españolas- la Conferencia Episcopal y el Arzobispado de Madrid- han dado su visto bueno a ese traslado funerario. La argumentación de uno de los monjes del Valle de los caídos y que, sin duda, el prior comparte, es digna de una mentalidad  dictatorial y falangista: “ La Iglesia son los miles de españoles que quieren que las cosas estén como quiso Franco”
 Lo que más asusta de esta actitud, ya no me refiero a la de la familia del dictador que no respeta, parece ser, ni siquiera la última voluntad de su deudo que no era la de  ser enterrado en el que iba a ser su faraónico mausoleo, es la existencia de un sector franquista de la población española que apoya esa actitud, porque implica la existencia de un sector- que me imagino se refugia bajo las alas de la ultraderecha de Vox- que no ha sido penetrada por los valores democráticos y sigue participando de los dictatoriales que impregnaron el régimen franquista. Y lo que es peor esas actitudes parecen estar amparadas, o al menos no denunciadas manteniendo una ambigüedad calculada, por nuestro partido de la derecha, el PP, que a pesar de su intento de viaje hacia el centro con la moderación por montera y la barba de su líder como símbolo, mantiene la actitud ambigua que manifestó en el Parlamento al decidirse la exhumación del cadáver de Franco.
 Más allá de los intereses electorales del PSOE para llevar a cabo tal exhumación, a muchos nos parece que el partido socialista  hace lo correcto para llevarla a cabo cuanto antes, cumpliendo el mandato del Parlamento español. Es preciso acabar con esa anomalía que nos avergüenza ante las democracias de todo el mundo.
 ( Artículo publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)

sábado, 21 de septiembre de 2019







               LA SOLEDAD  DE URDANGARIN  
                                 
                               JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS


La noticia del permiso carcelario de Urdangarín para asistir dos veces a la semana a prestar servicios de voluntariado en un centro de disminuidos psíquicos y físicos en Pozuelo de Alarcón  vuelve a poner delante de los ciudadanos españoles el tema del tratamiento  igualitario o no de su persona para cumplir su correspondiente condena. Alguien escribió exageradamente, cuando se sustanciaba su proceso ante los tribunales, que de salir con pena de cárcel,  la Administración de Justicia construiría una cárcel especial para que cumpliese su condena el yerno del Rey. Pero no andaba ciertamente muy descaminado en sus predicciones, porque se le recluyó a petición propia en la de Brieva (Ávila), una cárcel para mujeres, en la que su estancia en prisión  le mantendría aislado y fuera del contacto con las demás presas de la mencionada prisión.
  No parece que se cumplieran del todo, pues, aquellas declaraciones televisivas  del rey Juan Carlos en las que  solemnemente afirmó que en España la Justicia era igual para todos. Más bien,  dirían algunos, “menos igual para unos que para otros”. Porque, en realidad, la situación carcelaria de su yerno más bien se asemeja a las condiciones que la justicia estamental establecía para el estamento noble en el Antiguo Régimen, que, cuando alguno de sus miembros cometía delitos y era  condenado a una estancia carcelaria, no se le encerraba en las mismas cárceles que a los miembros del tercer estamento.
 Además parece ser que el permiso para la salida de Urdangarin no se debe a la Administración penitenciaria que lo denegó, sino a un permiso expreso del juez correspondiente, y que la causa de fondo de ese permiso es la depresión que la soledad de su aislamiento le producía al ilustre preso. Desde luego, que éste tiene el derecho a las medidas de reinserción social a las  que acceden, con justicia, todos los  presos. Derecho que está, sin duda, en la base de una justicia democrática bien entendida. Pero la verdad, es que esta situación disuena y parece contradictoria en cierta medida con las condiciones de la prisión del citado reo. Se le permite la salida de la prisión antes de cumplir su primer año de estancia y la razón es la de su estado depresivo causado por la soledad de su estancia carcelaria. Una modalidad de estancia carcelaria que fue la que él y su familia   eligieron. Parece, desde luego, una contradicción y uno se pregunta, ¿cualquier preso español tiene también ese derecho? Por  simple ejercicio de sentido común a cualquiera le parece difícil de aceptar y, desde luego, menos en el caso de los otros presos que no tienen posibilidad, creo, de elegir una situación extraordinaria para su estancia carcelaria como es el caso de Urdangarin. Y me imagino que muchos de ellos también tendrán sus problemas de depresión y soledad, aunque las tengan que sufrir  entre otros compañeros de prisión.  
  Aún y así, piensa el que esto escribe, se podrían haber tomado otras medidas alternativas que no rompieran con el tratamiento igualitario que debe tener toda persona encarcelada, sea del origen que sea. Me refiero que para evitar la soledad que le aqueja a nuestro preso, las autoridades carcelarias  podrían haber trasladado a la prisión de Brieva a un grupo de presos masculinos para que convivieran con él y así remediar en lo posible su depresiva soledad. Quizás de este modo, además, podría haber  aprendido a conocer de primera mano la verdadera realidad social en que viven muchos españoles. Seguro que eso no se lo habrán enseñado en la Escuela de Negocios a la que asistió.    
     

jueves, 12 de septiembre de 2019









                           AMARILLISMO
                                           JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 El reciente trágico suceso que finalizó con la muerte de Blanca  Fernández Ochoa se ha convertido desgraciadamente en otro caso más en que el que algunos sectores (no todos desde luego) de nuestros medios de comunicación (sobre todo, los televisivos) han dado un penoso ejemplo de sensacionalismo que continúa una larga y desgraciada lista de casos anteriores como fueron por ejemplo los de las niñas de Alcácer ya hace años y más cercanos como los de  Diana Quer,  Gabriel Cruz, el niño de Almería ( cuyo actual juicio lleva las trazas de continua y convertirse desgraciadamente en otro mal ejemplo de tratamiento sesgado periodístico. De hecho, escribo este artículo oyendo de fondo los comentarios de una conocida cadena de televisión con los lloros de la presunta culpable mientras relatan los minutos en que tardó en asfixiar al tierno infante que fue su víctima. Y esto a pesar de la petición por parte de su familia de un tratamiento digno y no morboso  de aquel trágico asesinato).
     La insistencia en destacar, insistir machaconamente  y airear con todo lujo de detalles los detalles más sensacionalistas y escabrosos  de esos sucesos y exponer con una minuciosidad los sentimientos de los familiares próximos para satisfacer el morbo de un sector de sus audiencias está en clara y  directa relación con la búsqueda de aumentar las tiradas de sus periódicos y de  sus audiencias televisivas o radiofónicas y con ello las ganancias y beneficios empresariales. Pero poco tiene que ver eso  desde luego con la búsqueda de  una información veraz y esencial. ¿ Qué aporta al conocimiento de la noticia la fotografía de uno de los hijos de Blanca Fernández Ochoa llorando y sufriendo por lo sucedido a su madre? ¿Qué, la insistencia en dar a conocer cuál fue la causa concreta de su muerte intentando difundir el informe forense que es privado y sólo debe ser conocido por la familia? Y todo ello para alimentar el morbo de un sector del público y así aumentar  las audiencias y las tiradas y la difusión  de sus medios? Fue, sin embargo, modélico el tratamiento de la labor de  los equipos de búsqueda con la participación activísima, además de los amigos, familiares y conocidos, de los voluntarios que colaboraron en ella. ¿Por qué insistir tanto tras el desenlace en los detalles de su muerte, de su situación personal y en menor medida destacar y recordarnos su brillante trayectoria deportiva y sus cualidades humanas?.   
  Sin duda, existe en nuestro texto constitucional el derecho  a la información, pero también está reconocido en nuestras  leyes el de la intimidad. La intimidad que desde luego no se respeta en esos shows que lo que realmente intentan es satisfacer ciertos bajos instintos que hay entre algunos  sectores  de la población buscando aquéllos sino pingües beneficios. Sé que algunos lectores pensarán  que el que no quiera ver, leer o escuchar tales informaciones está en su voluntad no hacerlo. Pero eso no es de recibo, puesto que las familias, amigos y conocidos de los sujetos de tales sucesos tienen el derecho al respeto, la intimidad y la privacidad   de los detalles   concretos de aquellos sucesos y a que no se aireen sus sentimientos que deben de mantenerse en el terreno de la privacidad más absoluta, a no ser que por cualquier razón instrumental ellos mismo quieran manifestarlos.
  ¿Cómo puede conseguirse esa actitud y  respeto? Los propios medios deberían acordar unos códigos deontológicos estrictos que pusieran límites a tales extralimitaciones. Como también que el Código Penal fuese más concreto y pormenorizado respecto al tratamiento informativo de estos sucesos. Eso sí, siempre teniendo en cuenta y respetando el derecho a la información que es la base y el fundamento de una sociedad libre y democrática.
  Es claro que el problema es además de un calado más hondo y de dimensión estructural. La deriva en esta fase del capitalismo  neoliberal hacia la mercantilización de cualquier aspecto y reducto humano, se ha extendido  también al campo de los sentimientos, tratando de convertirlos, y por tanto manipularlos, en una mercancía más y entre ellos, claro está, el del morbo que producen las tragedias y las desgracias humanas. Pero éste sería, sin duda, otro aspecto de este asunto de otro orden y envergadura que requeriría un análisis de otro orden y calado.                    










LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SU ANIVERSARIO                                                   
                        JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Este 1 septiembre se ha conmemorado en Polonia, donde se inició,  el 80º aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto bélico más sangriento que ha sufrido la humanidad hasta ahora  con sus 35- 50 millones de muertos durante  su desarrollo, el genocidio judío de  10 millones de asesinados en las cámaras de gas, una guerra total en la que se buscó  el exterminio  de los enemigos, incluyendo la población civil, y que terminó con la utilización del arma más mortífera utilizada en ninguna otra guerra anterior como  fueron las bombas atómicas lanzadas por los norteamericanos sobre Hiroshima y Nagasaki. Un conflicto cuyas consecuencias con la división de bloques y la Guerra Fría consecuente, marcaron además la evolución del resto del siglo XX.
 Dirigidos por los presidentes de Alemania y Polonia, los actos, que reunieron a 250 delegados de todos los países del mundo, excluyendo Rusia que no fue invitada y sin la presencia del mandatario norteamericano que declinó su asistencia utilizando como excusa la amenaza del huracán que se cernía sobre el territorio americano, implicaron la condena sin paliativos de aquel conflicto y la petición de perdón por parte del presidente alemán a la nación polaca y al pueblo judío.  Sin embargo, la petición de reparaciones materiales  por parte del estado polaco fue rechazada por Alemania.
 A partir de un ficticio y preparado  casus belli, el del ataque por falsas  fuerzas polacas a una estación de radio en la frontera alemana,  Hitler, con las espaldas cubiertas por el Este por el tratado con la Unión Soviética, dio la orden de la invasión de Polonia: los aviones alemanes bombardearon  la ciudad de  Wielum y el acorazado alemán  Schleswig- Holstein, la guarnición polaca de Westerplatte en Danzig. Lo  que provocó la declaración de guerra de Francia e Inglaterra contra Alemania y con ello el comienzo de la Segunda Guerra Mundial
 Desde nuestra mirada actual,¿ cómo se entiende y cómo deberíamos entender aquel  sangriento conflicto? En los últimos años los historiadores han avanzado mucho en su conocimiento. La prueba son las dos últimas y excelentes  síntesis publicadas  sobre el mismo por parte de  Antony Beevor y Max Hasting que nos han permitido conocer a fondo no sólo sus vicisitudes militares, sino también cómo lo vivieron los soldados que participaron y la población civil que lo tuvo que soportar. Esas obras nos alejan, sin duda, de la visión de buenos y malos, de la propaganda bélica que Hollywood  difundió y  dominó en nuestras sociedades de Occidente., al menos entre las generaciones posteriores a la guerra y cuyos ecos nos llegan incluso hasta hoy.
 Sin duda, en esta nueva visión matizada que nos proporcionan los historiadores actuales queda claro quién fue el culpable principal de su estallido y la maldad genocida  de los planeamientos del nazismo en particular y el fascismo en general. Y poco a poco  vamos cubriendo también  con  luz las sombras de  la acción militar aliada. Como, por decir algunas, los bombardeos inmisericordes   que los aliados  llevaron a cabo sobre la población civil en Alemania o  como  la  laxitud y hasta benevolencia con que éstos  trataron después de su victoria a muchos de los nazis comprometidos con el pretendido imperio racial hitleriano. O el oscurecimiento del enorme sacrificio del pueblo ruso en aquel conflicto y la importancia decisiva que tuvo el Ejército Rojo en la derrota de los nazis.
 Pero, sobre todo, la lección principal que nos deja aquella barbarie es la de que no debería de repetirse nunca jamás. Y la actual coyuntura internacional no parece ir en esa dirección. La tensión contenida entre la política ultranacionalista y a la vez imperial de Trump y la imperialista del nuevo zar de Rusia, Putin, ya se ha manifestado en ese sentido en un dato negativo como es  la ruptura de sus compromisos mutuos por  el control de las armas nucleares. Así como la oleada de ultranacionalismo, racismo y xenofobia  difundidos por los regímenes de ultraderecha que han tomado el poder en el mundo, amén del descrédito de los sistemas democráticos que difunden.
  Esas situaciones  han creado un clima hoy en el mundo que en ciertos aspectos (solo en algunos, gracias a Dios) nos recuerdan al mundo de preguerra en el que se engendró aquel conflicto, con  crisis económica pasada y  anunciada, incluidas.
   Esto es lo que realmente debería difundirse entre la opinión pública aprovechando la conmemoración bélica y menos, o por menos no solo, los fastos y las escenificaciones que se han desarrollado para la ocasión. Nunca jamás.    
(Publicado en las páginas de opinión de “La Nueva España”, de OviedoI  

viernes, 6 de septiembre de 2019

Otra vez La Leyenda Negra








La autora, María Elvira Roca Barea




  OTRA VEZ  LA LEYENDA NEGRA
                           JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
  Que un ensayo sobre los frutos positivos civilizatorios  de los imperios y , sobre todo y en particular, los  del Imperio español moderno alcance en tres años los cien mil ejemplares vendidos en no sé cuántas ediciones, que su autora sea propuesta para el Premio Princesa de Asturias y haya recibido el elogio tanto de algunos destacados elementos de nuestra derecha política como de la izquierda como han sido los casos de Felipe González como de Aznar, de Borrell como de Rivera y Ciudadanos que lo ha llegado a proponer como libro de cabecera para nuestros escolares, es, sin duda, un síntoma de la profunda crisis de identidad nacional por la que está atravesando nuestro país con motivo del movimiento independentista catalán que, aunque no se mencione  explícitamente en el libro de  María Elvira Roca Barea, Imperofobia y la leyenda Negra, su sombra  sobrevuela por todas sus páginas.
Parece paradójico que la visión sesgada, de escaso valor historiográfico en la que fundamenta su visión ideológica la autora, y dada la amplia difusión que ha tenido, apenas haya sido contestada por los historiadores profesionales. Excepto  la crítica fundamentada que ha realizado de su contenido general Carlos Martínez Shaw, historiador y catedrático de Historia de América de la Universidad  de Barcelona y  la muy fundamentada, pormenorizada y demoledora  del licenciado en historia, filosofía y antropología de la Universidad de Barcelona, Edgar Stralhle.
 Sin duda, la crítica más profunda y desarrollada del mencionado libro la ha realizado, desde la perspectiva de la Filosofía, el catedrático de esta materia de la Universidad de Madrid, José Luis Villacañas, en su  Imperofilia y el populismo nacional-católico. Este, aun reconociéndole a Roca Barea la función positiva civilizatoria  de los imperios, que, según la autora hay que distinguir con nitidez de los imperialismos (como si uno y otro- imperios e imperialismo-  fueran tan fácil de diferenciar y separar como el grano de la paja, y éste último no fuera sino en la mayoría de los casos el motor de aquéllos) mantiene que la tesis principal de Imperofobia,  esto es, que la Leyenda Negra que se tejió contra el Imperio español moderno sigue hoy todavía existiendo, porque, como escribe ahistóricamente, por denominarlo de alguna manera, la autora,  “ no hay esperanza alguna de que decaigan los prejuicios  protestantes contra España, porque están en el ADN  de su identidad colectiva”. Lo cual  no es  otra cosa que la expresión ideológica del nacionalpopulismo que fundamenta toda la obra y cuya función no es sino defender y reforzar el nacionalismo español acosado por las demandas de los independentistas catalanes. Leyenda Negra cuya existencia en ningún momento pretende negar su existencia Villacañas  durante  los siglos de la modernidad, pero que finalizó tras aquel período imperial. Mantener esa  interpretación  es dar, según él, una visión única, distorsionada y ahistórica del proceso histórico español.
 Por su parte, los dos historiadores mencionados más arriba coinciden  esencialmente con la visión de Villacañas. Carlos Martínez Shaw  considera una deformidad histórica afirmar , como hace Roca Barea, que la raíz de  esa hispanofobia  especialmente virulenta contra el Imperio español residió en el odio de los luteranos hacia el catolicismo cuya defensa y expansión se entendía como  la verdadera misión imperial hispana, Del mismo modo que considera faltas de rigor histórico científico sus afirmaciones sobre las actividades moderadas y justas  de la Inquisición y acerca de  la labor impoluta del Imperio español en la conquista y colonización de la América hispana.
Por su parte, el trabajo de Strahle desarrolla un concienzudo y pormenorizado análisis crítico de los aspectos historiográficos del libro de Roca Barea demostrando con pelos y señales la utilización deformada que la autora ha realizado de los textos de los  autores no hispanófobos   que utiliza como fundamento de sus  tesis a base de recortar sus textos o citarlos inapropiadamente de modo que es imposible verificar la autenticidad de las citas. Llega a escribir Strahle sobre el libro que lo que Roca Barea “suele hacer es recurrir a la falacia del hombre de paja: presenta un cuadro excepcionalmente negativo de un tema, por lo general uno ya hace tiempo desdeñado por los historiadores para refutarlo “in toto” y luego ofrecer un poco riguroso y asimismo exagerado relato alternativo que no entra en el estado actual del debate historiográfico”. Amén de otros numerosos defectos y limitaciones que hacen de su texto un producto de escaso valor científico y cultural.
Que eso sea así y haya logrado el éxito editorial que ha tenido no está sino en otro orden de cosas, esto es, en su contenido claramente ideológico que da respuesta a  la crisis de identidad nacional por la está atravesando un importante sector de la población española.

(Publicado en las páginas del suplemento cultural,  Cultura, de La Nueva España, de Oviedo)