viernes, 27 de noviembre de 2015

Biografia de Hitler


                        NUNCA JAMÁS

                                                                           Julio Antonio Vaquero Iglesias


    

 Tras  las aportaciones de A.Bullock, R.Cartier, R. Payne, J. Fest., M. Steiner, D. Irving que componen con otras varias una importante y copiosa bibliografía sobre la biografía de Hitler, pensábamos que poco más podría decirse ya sobre el megalómano dictador nazi. Pero esta monumental biografía del profesor de la Universidad de Sheffield, uno de los principales especialistas mundiales sobre Hitler y el nazismo, Ian Kershsaw, demuestra  lo equivocado de nuestra impresión. Estamos, sin duda, ante una de las obras más completas no sólo sobre la figura de Hitler, sino también sobre el régimen nazi. Como en el primer tomo, aparecido el año pasado en España con gran éxito de crítica, en este segundo que acaba de publicarse , Hitler 1936-1945, (Península, 2000), el historiador británico realiza eso que ha venido en llamarse una biografía de contexto. El pensamiento  y la acción de Hitler aparecen aquí analizados dentro de su marco  histórico, con tal cantidad de datos y tan finamente, que Kershaw no sólo nos proporciona una visión significativa y matizada del personaje , sino que también traza un cuadro global del periodo nazi de gran densidad y rigor.

            Y esto es así no porque Kershaw identifique estrictamente la etapa nazi con la obra del dictador. Precisamente la tesis que defiende esta biografía es la contraria. El nazismo y sus monstruosidades no son sólo obra y responsabilidad de un loco visionario que impuso por la fuerza su  visión del mundo a una sociedad con una crisis de identidad y graves problemas pero moderna y compleja como era la sociedad alemana de entreguerras, arrastrándola , con su fanatismo ideológico, hacia  el objetivo de la hegemonía mundial alemana en un “nuevo orden” basado en la supremacía de la raza aria. Sino que con él colaboraron de manera no forzada sino interesada y libre importantes sectores de las elites de poder no nazi - del ejército, los negocios, la industria y el funcionariado-, del mismo modo que el dictador y su  régimen contaron con el apoyo de  una parte importante del pueblo alemán.

    En este segundo tomo, Kershaw analiza a través de 17 capítulos que suman algo más de mil páginas  el proceso de expansión territorial nazi, el desarrollo de la guerra mundial que  provoca y la  némesis  final que para el siniestro personaje y su entorno, pero también para Alemania, supuso la derrota.

    En realidad, el contenido de ese racista y criminal proyecto imperialista que Hitler trató de llevar a la práctica estaba ya diseñado como programa en Mein Kampf en 1924. Una vez en el poder a partir de 1933, fueron sus propias obsesiones personales y unas circunstancias internacionales propicias los factores  que le  llevaron a creer que tal proyecto podría hacerlo realidad por entero el mismo  y en breve tiempo.

    De ahí que, como se desprende del libro de Kershaw, su política revisionista del Tratado de Versalles y de integración nacional no fueron más que los prolegómenos de su intento preconcebido de dominio mundial. Hasta después del Acuerdo de Munich que sancionaba los hechos ya consumados de  la remilitarización del Rhin,  la anexión de Austria y los Sudetes y pasaba por encima una práctica diplomática basada en la mentira, la agresión y el miedo, las débiles democracias occidentales no supieron o no quisieron verlo así. Y esa  actitud no sólo favoreció la continuación de la expansión nazi, sino que también ayudó a Hitler a conseguir el apoyo del pueblo alemán que terminó viendo en  él el caudillo que, sin guerra, les devolvía el orgullo y el prestigio nacionales perdidos en Versalles. Es revelador en ese sentido lo que nos cuenta Kershaw  de la frustración del dictador nazi ante el pacto de Munich. No sólo lo interpretó como una debilidad y cobardía de los líderes  de las democracias europeas, sino que lo valoró negativamente por considerarlo como un retraso en su pretensión de la anexión completa de Checoslovaquia. Con Polonia repitió la misma estrategia. Utilizó  como pretexto la ocupación de Danzig y el control del corredor polaco para dominar aquel estado eslavo sin llegar a la confrontación bélica con los países occidentales y precavidamente lo hizo en connivencia con Stalin. Pero fue un error de cálculo que supuso para sus planes un no buscado  adelanto de algunos años del enfrentamiento con las democracias europeas que él consideraba ineludible.

    La creación de ese imperium germánico estaba vinculada en la mente de Hitler a la destrucción del judeobolchevismo. Judíos y comunistas no eran sino las dos caras de la misma moneda. Su pacto con la Unión Soviética fue, por tanto, sólo  un pragmático paréntesis hasta que llegó la oportunidad de aniquilar la patria del bolchevismo judío y convertirla en una colonia de la que extraer riqueza y reasentar en ella a lo judíos de todo el mundo.

   Pero, según Kersahw, por una parte, cuando esa oportunidad llegó, la tenaz resistencia soviética impidió esa “solución territorial” del problema judío y, por otra, la entrada en guerra de los EE. UU., supuso para él momento del cumplimiento de aquella cínica y amenazadora “profecía” que había proclamado ante el Reichstag en 1939, en la que “vaticinó”  la aniquilación de los judíos  si  “provocaban” otra guerra mundial. Tales circunstancias dieron  paso a la “solución final” que tomó cuerpo a finales de 1941 y comenzó a hacerse realidad en 1942 en los campos de exterminio de Belzec, Sobibor, Treblinka y Auschwitz y que supuso ya a finales de ese año el asesinato en masa industrializado en las cámaras de gas de  unos cuatro millones de judíos.

    Al contrario que en el aspecto militar en el que con su intervención  directa, asumió la expresa y  plena responsabilidad de la dirección de la guerra, Hitler tuvo un cuidado “exquisito” de no implicarse personalmente en el exterminio judío. Kershaw demuestra, sin embargo, claramente, a través de numerosos indicios, su implicación y su responsabilidad directas en él.  Como  también fue el inductor,  al comienzo de la guerra,  del programa eufemísticamente llamado la “acción eutanásica”- Aktion-T4- para matar enfermos mentales e incurables alemanes, y en cuya eliminación  ya se utilizó el gas.   

        Editada por primera vez en 1947 y reeditada en numerosas de ocasiones, Los últimos días de Hitler es ya una obra clásica sobre Hitler y el nazismo, de la que  Alba Editorial acaba de publicar una nueva edición. Su origen es el informe que el historiador Hugh Trevor- Roper, entonces oficial del servicio de contraespionaje británico, realizó sobre la muerte de Hitler. Los soviéticos que habían sido los primeros ocupantes del búnker del dictador mantenían un actitud ambigua sobre la suerte que había corrido el caudillo nazi y hasta el propio Stalin llegó a  declarar que Franco lo tenía escondido en España. Trevor- Roper , además de recrear brillantemente esos últimos días de la “corte” nazi, demostró en su informe la realidad del suicidio de Hitler y la posterior cremación de los cadáveres de él y Eva Braun. Y en 1947  recogió todas sus averiguaciones en este libro, en el que trató también de dar respuesta a la gran pregunta de cómo fue posible que parte pueblo alemán colaborase con aquel régimen genocida, buscando la respuesta en la peculiaridad de la historia anterior de Alemania.

   Hoy, cuando Mein Kampf se ha convertido otra vez en un best-seller y en la Red se incuba de nuevo el huevo de la serpiente, la lectura de estos dos libros, además de un buen ejercicio de historia, puede servir para mantenernos alerta para que nunca jamás pueda volver a reproducirse una barbarie como aquélla.

  (PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE "LA NUEVA ESPAÑA" DE oVIEDO)

 

 

 

 

 

La prensa obrera bajo el franquismo en España y Asturias


LA PRENSA CLANDESTINA BAJO EL FRANQUISMO EN ESPAÑA Y EN ASTURIAS

                                                                          Julio Antonio Vaquero Iglesias

 


            Junto con la voz de la radio y del boca a boca popular, la prensa clandestina fue la palabra  que rasgó el espeso  silencio de aquella “larga noche de piedra” que fue  la dictadura franquista. Pero los periódicos clandestinos fueron, además, un instrumento primordial de la acción de la oposición y resistencia  antifranquistas. Pues no sólo ejercieron- como apuntan Gabriel Santullano y Carlos Gordón en los sendos libros que vamos a comentar- la función de aportar, frente a la “verdad” oficial del régimen, una información alternativa cuya libre difusión la censura impedía, sino también porque cumplieron las vitales tareas de ser instrumento para la formación política  y la organización de la oposición. Además de funcionar como un importante factor de proselitismo y  orientar la acción opositora

Pero, también, más allá de tales funciones  prácticas, pero no por ello menos importantes, la prensa clandestina antifranquista cumplió con la función moral que implica toda resistencia a la opresión. Y sirvió también como depósito de la memoria de aquellas tradiciones y luchas  políticas del pasado reciente que la dictadura pretendía silenciar para que no “contaminasen” a  las nuevas generaciones de españoles.

Por todo ello, es preciso reconocer que la prensa clandestina constituye un aspecto de gran importancia para la  historiografía que trata de reconstruir  la resistencia al franquismo. Y  no sólo por su carácter instrumental, esto es, como fuente inexcusable para reconstruirla, sino como un capítulo independiente que exige un tratamiento propio y específico dentro de la  historia del antifranquismo. Desde  este enfoque específico  están escritos estos dos libros que vamos a analizar.

Amordazada y perseguida (Fundación 1º de Mayo, 2005), libro coordinado por José Babiano, es el catálogo de la prensa clandestina y del exilio de la Hemeroteca de la Fundación 1º de Mayo, de CC OO, y comprende no sólo la prensa sindical de este sindicato, sino también la de otras organizaciones sindicales. Y, además, este catálogo  contiene ejemplares  de la prensa de grupos de trabajadores  y de representación obrera en la empresa; de organizaciones y partidos políticos; de la  prensa de organizaciones y movimientos sociales; y de la prensa del exilio y de la emigración política.

Además de la agrupación en fichas específicas de cada una de las  publicaciones, el catálogo contiene otras clases de clasificaciones de gran utilidad para su manejo como por el tipo de prensa, por organismos y lugar de edición y por las  siglas de periódicos catalogados. Está prologado por Julián Ariza y presentado  por el  historiador Julio Aróstegui con unas interesantes reflexiones  sobre las características especificas que presenta esta fuente. Y finalmente incluye un estudio de Carlos Gordón sobre Prensa clandestina y movimiento obrero en el Franquismo. En este trabajo se analizan las principales características de la prensa clandestina y del exilio en la España de la dictadura como su definición, periodización y el proceso de producción. El análisis de las funciones de esta prensa clandestina y algunos aspectos de su represión por el aparato franquista, como la legislación, las prácticas y los discursos, completan su contenido. Es, en realidad, un estudio introductorio, denso y serio, pero que no pasa de ser una aproximación enfocada prioritariamente al análisis de la prensa comunista y de Comisiones Obreras y que contiene abundantes referencias  a la prensa clandestina asturiana de esas organizaciones.

El otro libro al que hemos hecho referencia es el del historiador asturiano Gabriel Santullano, el cual es autor de numerosos trabajos sobre la historia de la prensa asturiana y quizá sea en este momento el mejor conocedor de la historia de los periódicos obreros que se editaron en nuestra región. Se titula La prensa clandestina en Asturias (2006) y está editado por la Fundación Juan Muñiz Zapico en colaboración con la editorial KRK, el patrocinio de CajAstur y la colaboración de varios Ayuntamientos asturianos. A pesar de su título amplio, la obra de Santullano está dedicada prioritariamente   al estudio de la prensa clandestina bajo el franquismo.

 A la prensa clandestina anterior a esta etapa, dedica un único capítulo titulado Antecedentes que ya indica indirectamente el  contenido  principal que constituye el objeto de su libro. Pero es preciso reconocer también que Santullano rebasa los  límites del objeto de su trabajo- la prensa clandestina antifranquista en Asturias- porque dedica la primera parte del libro a contextualizar ésta, no sólo en el marco de la represión franquista en Asturias, sino también en el  de la propia prensa  franquista regional. Y en ambos casos nos presenta un cuadro con una información tan detallada y contrastada que nos dicen más de estos dos temas que algunos libros y trabajos dedicados expresamente  a tratarlos. Así como realiza juicios y valoraciones  sobre aquellos hechos que, sin duda, compartirán- compartimos- muchos lectores que ven- vemos- hoy cómo, tras la amnesia de la transición, el revisionismo rampante  dulcifica y maquilla lo que no fue sino un tiempo de represión y  falta de libertad. Del mismo modo, Santullano saca a la luz y valora, sin contemplaciones,  trayectorias profesionales y políticas  que en razón de su actuación pública y de colaboración con la dictadura no deben de dejar de ser juzgadas hoy, sobre todo, por aquellos que, como el autor, las padecieron.

Más allá de ese aprovechable contexto, el historiador y profesor asturiano desarrolla el núcleo de su libro analizando los aspectos materiales y técnicos de los periódicos clandestinos asturianos como la  fisonomía ( formato, páginas, composición), lo que él denomina los elementos gráficos (cabeceras, encabezados, tintas) y aquellos otros más importantes cara a su función  histórica como son los  que se refieren a la producción, la difusión, el sistema de distribución, la tipología o el trabajo periodístico (organización de las redacciones, redactores, fuentes de información, estilo literario, contenidos, etc.). La tercera parte, sin duda, la más interesante y significativa,  la dedica al análisis pormenorizado, en el marco de las diferentes etapas del franquismo, del origen ideológico y de los contenidos de esos periódicos clandestinos asturianos. Finalmente, el libro contiene unos excelentes anexos que facilitan enormemente la revisión de  la información esencial de su contenido.

      La producción  de prensa clandestina en Asturias fue realmente importante. Lo cual es reflejo de la importante actividad que la oposición antifranquista tuvo en nuestra región. En conjunto, en los 39 años de duración del franquismo, en Asturias se publicaron 98 periódicos clandestinos. Como es lógico,  dado el protagonismo de los comunistas en la lucha contra la dictadura tanto en España como  en Asturias  y las numerosas escisiones y ramas que surgieron del movimiento comunista – maoístas, trotskistas, prosoviéticos-, todas las cuales tuvieron representación política en Asturias, es a esa ideología  a la que correspondió el mayor número de periódicos clandestinos en nuestra región: cuarenta y nueve títulos. Sólo el  PCE publicó a lo largo de la dictadura veintiocho y, aunque algunos fueron de escasa duración, otros no, como fue el caso de Verdad, el órgano del Comité Provincial de los comunistas asturianos que se publicó durante diez años (1966-1976) y sacó a la luz alrededor de setenta  números y en Asturias se imprimió durante varios de los años de hierro del franquismo, el órgano central del PCE, Mundo Obrero. Por su parte, veintitrés periódicos, publicó en nuestra región Comisiones Obreras.

Los socialistas, con menor fuerza que los comunistas y proclives a que la propaganda se recibiera del exterior, consiguieron que El socialista y UGT  tuvieran cierta difusión en la región, pero, dentro de Asturias sólo editaron cuatro títulos. Entre ellos, destacan el histórico Avance y, en la última etapa del franquismo, Adelante.

 Los monárquicos juanistas y tradicionalistas, descontentos con la deriva poco favorable que tomaba la dictadura para la monarquía, también editaron en Asturias prensa clandestina a finales de los cuarenta y   en los cincuenta, en que sacaron a la luz cinco periódicos. Algunos de ellos impresos, incluso, en tipografía, dada la ambigüedad de la represión hacia ellos de la dictadura. Al contrario que la otra prensa clandestina que tuvo que imprimir por esos años sus textos o bien manuscritos  o en multicopistas rudimentarias como la famosa vietnamita o posteriormente en multicopistas más avanzadas hasta poder hacerlo al final del franquismo ya en offset, como nos cuenta con todo lujo de detalles Santulllano. Los falangistas descontentos también publicaron un Boletín Informativo.

Las huelgas de 1962 y el surgimiento del nuevo movimiento obrero con las comisiones obreras y la participación de las organizaciones obreras cristianas dieron paso a una recuperación de la prensa clandestina con un nuevo despertar de la prensa comunista (El Proletario, el ya citado Verdad y la revista Clarín que impulsada por el PCE pretendía ser el órgano de la oposición democrática al franquismo) en el marco de un nuevo escenario de oposición comunista  que buscaba la convergencia táctica del movimiento obrero con la fracción liberal y evolucionista de la burguesía. Un personaje decisivo de esta renovación de la prensa comunista fue, sin duda, el profesor José Torre Arca que fue el alma de Verdad. El propio Santullano fue uno de los miembros de su redacción. Tras Torre Arca,  el responsable fue José María  García Martinez. Aquél, Torre, también participó  en la revista Clarín en su primera etapa y en la segunda tuvieron un participación muy activa, entre otros, José María Laso, David Ruiz y Carmen Bascarán.

El autor  reconoce la importante aportación de Torre Arca a la edición de la prensa comunista de esta etapa. Pero emite también un duro juicio sobre él: “Este excomunista- anota en su libro- cuyos méritos son indudables, escribe el texto citado (unas puntualizaciones de Torre a otro escrito de Santullano sobe la prensa comunista)  en un momento de desengaño, lo que imprime a sus recuerdos una visión sesgada, con la que trata de ensalzar sus méritos y los de sus familiares y amigos, pero olvidándose de que todos ellos , por muchos méritos que tuvieran, no fueron los únicos comunistas  de Asturias” ( página 297)

En los años sesenta, esa prensa comunista, de gran calidad e importancia, estuvo flanqueada por otro nuevo frente periodístico como fue la prensa sindical de CC OO y de los socialistas y de USO. Los socialistas editaron entonces el  que fue el órgano regional de la UGT Adelante  que también lo era del partido. Y USO publicó el bimestral Estrategia Obrera que mantuvo una sonada polémica con Verdad  sobre la reconversión industrial de Asturias. En conjunto, fueron once periódicos clandestinos los que se publicaron entre  1962 y 1967.

Desde 1968 a 1975, años de represión seguidos de otros de  de intensa agitación ante la inminente muerte del dictador, la prensa clandestina  experimentó en Asturias una etapa de eclosión. Fueron veintidós cabeceras clandestinas las que vieron la luz en la región. Dentro de la prensa del partido comunista surgieron numerosos periódicos sectoriales y de movimientos sociales afines e incluso apareció un periódico más bien de trabajadoras que feminista que fue Mundo Femenino. La prensa sindical tuvo un gran despliegue, sobre todo, la de CC OO a través de numerosas publicaciones locales. Pero también  entre la de  los ugetistas. Del mismo modo todos los partidos radicales escindidos del movimiento comunista (maoístas, trotskistas, prosoviéticos)o del FLP ( maoístas  como el Movimiento Comunista, trotskistas como el LCR o la Liga Comunista y otros) tuvieron su correspondiente portavoz regional e, incluso, algunos de ellos portavoces locales.

En resumen, La prensa clandestina en Asturias es un libro que presenta las características habituales de las obras de Gabriel Santullano. Ofrece una excelente, por abundante y diversificada, información documental y bibliográfica; es un libro que pretende romper con la monocorde y a veces indigesta prosa académica y tiene un clara vocación de estilo literario. Lo  que no sólo no le resta claridad y precisión, como suele ocurrir a veces, sino que hace su lectura fácil y agradable. Pero, además de esos  valores que hacen de él  un buen y aprovechable libro de historia, es también  un  libro valiente, en el que su autor vierte juicios y valoraciones  sobre comportamientos y trayectorias políticas que expresan sin ningún tapujo ni paños templados lo que el autor piensa sobre los personajes- muchos de ellos hoy todavía vivos- que desfilan por sus páginas, pero también sobre los autores de la bibliografía que utiliza o desecha. Leanlo. Estoy seguro que no les defraudará. 
(PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURA DE "LA NUEVA ESPÑA" DE OVIEDO  

jueves, 19 de noviembre de 2015

LA SEGUNDA GUERRA TOTAL




 

                                         LA SEGUNDA GUERRA TOTAL

                                                           JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 


Las nuevas aportaciones de la reciente historiografía sobre la  Segunda Guerra Mundial

La avalancha de títulos sobre la Segunda Guerra Mundial  llena los anaqueles de las librerías y los expositores de los kioskos y nos habla del interés renovado  que este acontecimiento histórico está despertando en estos últimos años  entre historiadores y público lector.  Quizás la tesis  que el historiador británico  Toni Judt  mantiene, en su espléndida obra sobre la historia europea actual, titulada significativamente Postguerra, para explicar el interés  y la necesidad de revisar la historia de Europa actual, podría hacerse extensible al  porqué  de esa  fascinación que la conflagración mundial ejerce hoy  sobre tanta gente como objeto de conocimiento y atención

 El final del mundo político y territorial surgido de aquella contienda con la caída del bloque soviético y la aparición de un nuevo orden mundial más allá del mundo de los dos bloques enfrentados en la “ guerra fría”, están en el  origen, según la explicación de Judt, de la renovada atención   por parte de los historiadores de hoy para   tratar de comprender la historia posbélica europea al margen de las explicaciones .legitimadoras  que uno y otro bloques nos dieron de aquellos dos momentos de la historia de Europa. Y ésta podría ser también la explicación de esa nueva atracción  que despierta hoy su antecedente conflicto bélico.

   GUERRA TOTAL

 El siglo XX nos trajo la novedad de la guerra total y la Segunda Guerra Mundial fue, mucho más que la Primera, la versión más desarrollada de esa nueva fórmula de guerra masiva. La intervención en el conflicto de toda la población con la movilización   de elevados porcentajes de hombres, la utilización intensiva de armamento enormemente mortífero que obliga a la creación de una economía volcada hacia la guerra en los países beligerantes, y la gran destrucción  tanto en  bienes materiales como en víctimas humanas, entre las cuales la población civil constituye un expreso objeto de aniquilación, son las principales características de ese nuevo tipo de guerra total que comenzó con la Gran Guerra del 14 y alcanzó su máximo desarrollo con la Segunda Guerra Mundial.

Por todo ello, este conflicto mundial constituye no sólo el acontecimiento más notorio del siglo XX, sino que ha sido  sin duda, uno de los más importantes de la historia mundial. Su  costo en vidas humanas  (entre 40 y 60 millones de muertos, según .las diferentes estimaciones, alrededor de la mitad civiles), multiplicó por tres o cinco  las víctimas de la Primera, las destrucciones materiales fueron incalculables y su extensión geográfica fue ostensiblemente mayor que  aquélla  y tuvo una dimensión literalmente  planetaria (afectó a 55 países y sus consecuencias las padecieron tres cuartas partes de la Humanidad). Además de originar el mayor genocidio de la historia de la humanidad, el Holocausto,  e iniciar la era nuclear al utilizar por  primera y única vez  contra la población civil el arma nuclear. No es extraño, pues, que esta contienda y sus episodios más tenebrosos haya causado  un profundo impacto sobre la conciencia de los hombres que la vivieron y lo siga produciendo sobre  las generaciones posteriores.

NUEVAS APORTACIONES

Liberada ahora  su interpretación del corsé ideológico impuesto por el período de la “guerra fría”, la visión que se nos había  dado en el ámbito occidental de esta guerra total, construida  desde la óptica y los intereses anglosajones y difundida masivamente por la  industria cultural norteamericana, ha experimentado una profunda revisión por parte de los historiadores en numerosos aspectos. No sólo se han incorporado  algunos temas cuyo tratamiento era considerado tabú anteriormente, sino que se ha profundizado, además, en otros ya conocidos, aportando nuevos datos e visiones sobre aspectos parciales. Todo lo cual ha dada lugar  a su vez a la aparición de  nuevas valoraciones e interpretaciones  de conjunto de la contienda.    

 En lo fundamental la visión clásica sobre las causas del conflicto no ha experimentado ninguna aportación de importancia. La Segunda Guerra Mundial fue hija de la Primera. Sus causas profundas están en una paz “dictada” a los vencidos de la Gran Guerra sin ninguna clase de consideración, y en el establecimiento, tras la guerra, de un orden  internacional básicamente inestable, circunstancias  agravadas por las negativas consecuencias sociales y económicas que tuvo para Europa la recesión del capitalismo mundial a partir de 1929 que crearon el caldo de cultivo idóneo para el ascenso del nazismo y el fascismo. Pero las causas inmediatas estuvieron, sin duda, en las políticas agresivas que practicaron en los años 30 las potencias del Eje bajo el liderazgo alemán, que fueron las verdaderas responsables del desencadenamiento del conflicto.

            En cambio, sí ha habido avances en el conocimiento de otros  numerosos aspectos de la .guerra a partir de la década de los 90. El  empuje bélico de la Unión Soviética se considera cada vez más  como uno de los factores decisivos de la victoria antifascista. Pero ésta fue, en definitiva, se entiende ahora, el resultado de una suma de factores, entre los que los que se destacan la elevada capacidad productiva de la economía de guerra de los Estados Unidos e Inglaterra y el alto nivel de moral que  en el bando vencedor mantuvo la población civil y el ejército.

            La nueva historia militar ha puesto el acento en la caracterización de  la guerra germano soviética como una “guerra de exterminio” desencadenada por Hitler, no por razones preventivas, como decía uno de los paradigmas interpretativos clásicos, sino por motivaciones profundamente ideológicas. Los historiadores han reconstruido de manera detallada en los últimos años el proceso que condujo al Holocausto, su significado último, el respaldo tácito y la intervención  que en ese negro capítulo tuvieiron el pueblo alemán y el ejército regular como demostró el  libro del historiador norteamericano Goldhagem, Los verdugos de Hitler (1996), que levantó una gran polémica en torno a este tema.

Además se han estudiado otros aspectos bélicos que permanecían en la oscuridad. Como la finalidad que tuvieron los bombardeos aliados contra las ciudades alemanas que se consideran ahora como la muestra de la práctica también por los aliados de estrategia de la “guerra total”, utilizando como objetivo militar la población civil. O, en el plano de las secuelas de la guerra, el de los masivos desplazamientos de poblaciones que se produjeron en la inmediata posguerra, alguno de los cuales Judt considera, incluso, como verdaderas “limpiezas étnicas”, y las limitaciones del proceso de desnaficación que fue abortado, además, cuando se inició la “guerra fría”.    

 


                                              HIROSIMA Y NAGASAKI

                                                                       J.A. V. I

El 6 de agosto de 1945, el“Enola Gay” arrojaba  sobre Hiroshima la primera bomba atómica de uranio. A pesar de la pavorosa experiencia que causó la destrucción total de la ciudad japonesa y de las 114.000 personas muertas, tres días después los norteamericanos lanzaban otra bomba atómica, ahora de plutonio, sobre Nagasaki, causando la muerte inmediata de 22.000 personas, a las que hay sumar otros 80.000 fallecidos posteriormente. ¿Fueron necesarios esos bombardeos?. Los japoneses ya estaban prácticamente vencidos y la justificación de Truman para realizarlos fue el ahorro de vidas de los soldados americanos. Pero es bastante probable que en su decisión  influyese, sobre todo, la necesidad de detener el avance soviético hacia Extremo Oriente y dejar claro el poder estadounidense cara a su proyecto  hegemónico en el mundo por venir.    

      

 

                                        GUÍA DE LECTURA

                                                         J. A. V. I            

          Selección de diez libros recientes  sobre la Segunda Guerra mundial

               Visiones generales:

     1.  Por qué  los aliados ganaron   la guerra, de Richard Overy.Tusquet, 2005

    2  La Segunda Guerra Mundial, de Ricardo Artola Alianza Editorial, 2005

             Aspectos parciales:   

    3. Imperios de muerte. La guerra germano soviética. 1941-1945, de Xosé  Núñez

        Seixas  Alianza Editorial, 2007

      4. Berlin. La  caída, de Anthony Beevor. Crítica, 2003

      5. La muerte caía del cielo. De Rolf- Dieter Muller. Destino, 2008.

       6. Diario de Hirosima, de Michihiko Hachiya. Turner, 2005

.             Holocausto:

      7. Auschwitz, los nazis y la solución final, de Laurence Rees. Crítica, 2005

      8. La controversia Goldhagem. Los alemanes corrientes y el Holocausto. Alfons

       el Magnànim,1997.

       9. Trilogia de Auschwitz, de Primo Levi. Muchnik, El Aleph, Editores, 2005

               Secuelas:

      10. Postguerra. Una historia de Europa desde 1945, de Tony Judt. Taurus, 2006.

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 (PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE  LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIOGRAFÍA DE JULIO ANTONIO MELLA


BIOGRAFÍA DEL REVOLUCIONARIO CUBANO JULIO ANTONIO MELLA
           DOMINGO CABALLERO, PROFESOR JUBILADO DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
 

El  historiador y catedrático, Julio Antonio Vaquero Iglesias  se resiste brillantemente a una jubilación  pasiva, produciendo sin parar artículos e  intervenciones varias a propósito de su especialidad.  Ahora nos obsequia con un texto largo y largamente trabajado. (272 páginas)

 Estamos, porque así lo ha querido el autor, ante una “autobiografía apócrifa” de un personaje latinoamericano, líder  político, teórico socialista, publicista, y quizá protoguerrillero : Julio A. MELLA. Se trata de un libro con formato narrativo y sustancia política.

El personaje “biografiado”, MELLA, fue una de las cabezas revolucionarias más lúcidas de América Latina; malogrado tempranamente en el asfixiante clima de las tiranías americanas.

Fue peligroso para las  derechas. Pura obviedad.  Pero también algo molesto, lealmente molesto, para ciertas izquierdas, porque la izquierda viva es un hervidero de ideas que chocan creativamente. Terminó después de  una gloriosa juventud, ensangrentando su suelo americano a manos de los esbirros del dictador Machado.

Por todo ello,  el autor corría el riesgo  de sumergirse en un espeso debate de ideas. Pero el sortea la complejidad con pericia, encapsulando la problemática en una narración que fluye bien contada.

Resumiendo : mérito es del historiador Vaquero Iglesias al acercarse a una narrativa viva, sin dejar  por ello de exponer la temática teórica que rodeaba a MELLA,  a través de la cual se hace historia de verdad y se hace a la par análisis político.

Y para que la osadía sea mayor, el que conduce la narración, Vaquero ha confeccionado nada menos que una “autobiografía apócrifa” , como si la narración la llevase a cabo el mismísimo MELLA.

Elegir  el género  “autobiográfico”, y más si es “apócrifo”, es altamente  peligroso, porque se escora irremediablemente del lado lírico. Pero   VAQUERO sale bien parado,  introduciendo la vida amorosa de  MELLA, sin fantasías, porque además MELLA se desangra mortalmente en brazos de una mujer extraordinaria como Tina Modotti, por lo que no puede ser más lírica  ni más dramática la realidad histórica.

Ahora bien, aquella mujer vivía en el mundo de la revolución, la política, pero también la artística, esta última incomprensible para el marxismo  de cuño  estalinista. La revolución debía ser total, desde la pintura a la economía.

Contemplamos, en fin,  una historia de indios, de negros, de mestizos, más también de obreros y campesinos, pero  en un escenario, el latinoamericano en el que la lucha presentaba unas características específicas, muy distintas a las europeas. MELLA conseguía con sus análisis configurar  criterios que se daban la mano desde la selva a la fábrica. En suma, Mella  fue un teórico brillante. Da fe de ello su publicación teórica, revista intitulada “El Machete”.

Ya lo hemos dicho:  tan vinculada está la narración “autobiográfica”  en su vertiente política como en su peripecia vital y amorosa. Mérito de Vaquero. Todo es tan veraz que pudiera decirse que casi nada es “apócrifo” y que muy bien podría haberlo escrito de su mano el mismísimo MELLA.

MELLA gozó en su mundo de una gran popularidad,  de suerte que,  como ha rastreado el autor,  ocupa un  puesto en el universo  mitológico de las revoluciones latinoamericanos. Los historiadores hispanos parecen desconocerle. Vaquero desempolva el personaje, lo explica,  lo vincula como experto en historia académica. Brillante método por el que la historia verdadera puede ser apócrifa y la apócrifa verdadera.

  ( RESEÑA DEL LIBRO DE JULIO ANTONIO VAQUERO  “El ángel rebelde. Autobiografía apócrifa de Julio Antonio Mella”(Editorial Trabe, Oviedo,2015)

 

 

 

 

 

viernes, 13 de noviembre de 2015

MEMORIA DE LA GUERRILLA COMUNISTA EN ASTURIAS


  MEMORIA E HISTORIA  DE LA GUERRILLA COMUNISTA EN ASTURIAS

   
                                     Julio Antonio Vaquero iglesias



 El franquismo, como toda dictadura, deformó e impuso una versión oficial de la historia en la que aquellos que se negaron a aceptar la derrota en la guerra civil y continuaron luchando contra el fascismo en los montes, los fugaos,  eran presentados como un atajo de facinerosos, bandoleros y criminales. A su vez, la Transición pactada y sin ruptura democrática implementó una calculada y meliflua   política de la memoria que no ha permitido reconocer como es debido el valor y el sacrificio de aquellos que como los guerrilleros,  en el contexto de una represión brutal contra ellos y sus familias, se enfrentaron y resistieron al franquismo. La consecuencia   de todo ello es que todavía hoy en el caso de la guerrilla (como en el de otros luchadores republicanos antifranquistas), y a pesar de los numerosos trabajos históricos publicados desmontando la deformada imagen que sobre ellos el franquismo había difundido, ni  ha habido un  reconocimiento por parte de los gobiernos de la democracia de su importante papel en la lucha contra la dictadura ni el menor atisbo de un intento oficial de difusión de las aportaciones de los historiadores para poner fin a la distorsionada   imagen que se dio sobre su lucha.

    Es en ese contexto es en el que hay que situar este libro de Gerardo Iglesias: Por qué estorba la memoria, Represión y guerrilla en Asturias, 1937-1952. Su objetivo es  “honrar la memoria  y poner en  el lugar que les corresponde a unas personas que derrocharon generosidad y coraje; que sufrieron hasta límites inimaginables en sus largos años de vida en el monte  y finalmente cayeron batiéndose  hasta el último minuto como indoblegables soldados de la libertad “( pág. 18).   Y lo cierto es que no le faltan avales al autor,  además del más importante que es la justicia de su pretensión, para llevar  a cabo este empeño. Pues, como es bien sabido, Iglesias  no  sólo tiene una destacada trayectoria de luchador antifranquista como dirigente de de CC. OO,  Partido Comunista e Izquierda Unida,  sino que, nacido en la Cerezal (Mieres) en el seno de una familia  participante en esa lucha guerrillera, la  vivió y padeció en su infancia,

  Este libro, pues, no es un libro de historia, en sentido estricto, sino  una obra de “memoria histórica”. No se trata de contar en él la historia de la guerrilla comunista en Asturias, sino de presentar las semblanzas de veintidós guerrilleros comunistas asturianos y sus familias (entre ellos algunos de sus más destacados  dirigentes como Baldomero Fernández Ladreda ( Ferla), Constantino Zapico González (Bójer), Manuel  Díaz González ( Caxigal), Luis Montero Àlvarez (Sabugo), Jacinto Suárez Alonso (Quirós),Eusebio Moreno Planisolis (Antonio El Maqui)   En tales semblanzas  se relata  no sólo  su peripecia guerrillera, sino también se reconstruye sus orígenes familiares y describe la dureza de la represión a que fueron sometidas sus familias, el medio social del que surgieron y en que se desenvolvieron, los pueblos y aldeas en que nacieron y lucharon utilizando para ello tanto  los testimonios de sus familiares y conocidos  vivos, como, en algunos casos, los suyos propios depositados en el Archivo del PCE.

Estamos, pues, ante una obra de “memoria histórica” de las que Tzvetan Todorov califica como “memoria ejemplar” en la que no sólo se trata de restablecer la dignidad de las víctimas y honrar su memoria pública ocultada y mancillada, sino también difundir en el presente los valores del antifascismo que defendieron aquellos guerrilleros con el sacrificio de sus vidas, aun reconociendo, como hace le autor, las violencias y desmanes que también  cometieron en la lucha a muerte que sostuvieron con las fuerzas policiales y represivas del franquismo. Esa perspectiva es la que hace  pertinente el  epílogo que incluye el libro, en el que Iglesias realiza un análisis profundamente crítico y excelentemente fundamentado de las injustas,  por encubridoras y equidistantes,  políticas de memoria que en relación con la guerra civil y la dictadura  se han seguido en la etapa democrática y  han culminado con ese vigente engendro de ley de la Memoria Histórica, como se la conoce, que ni denuncia la dictadura franquista ni posibilita la satisfacción de las justas demandas de los represaliados del franquismo como la más elemental de establecer  un apoyo estatal decidido para que las familias puedan recuperar  los cadáveres de  sus víctimas de las cunetas.         

            Pero el que éste  sea un libro enfocado hacia la “memoria histórica”” no quiere decir que no sea también en cierta medida un libro de historia. En primer lugar, porque su contenido por la riqueza de informaciones que nos proporciona, es un excelente yacimiento de datos para los historiadores profesionales; pero también porque la latente voluntad que recorre todas sus páginas de saber la  verdad  de lo que fue la lucha de la guerrilla comunista y el por qué de su trágico final, lleva a su autor a realizar un profundo y crítico análisis de su proceso organizativo, sus  principales episodios y las causas de su trágico final. Análisis que nos va presentando al socaire de las semblanzas de los guerrilleros que trata y en el excelente y fundamentado apunte que recoge en su introducción.

             En esa reconstrucción, Iglesias insiste mucho en un factor interno que considera como una de  las causas principales del trágico final de la guerrilla comunista: la política errática, surgida del desconocimiento de la realidad guerrillera asturiana y de la actitud estalinista, que mantuvo la dirección del partido desde Francia y supuso el divorcio entre los guerrilleros  “autóctonos” y los “franceses”, como se les denominaba a los enviados desde Francia por la dirección del partido.  No sólo esa actitud  fue la causa de la caída y la expulsión del partido  del que fue uno de los principales dirigentes y organizadores de la guerrilla y del partido,  Bartolomé Fernández Ladreda, sino que, a partir de 1948, la brecha entre los  “autóctonos”  y “franceses” se agrandó cuando la dirección exterior, al implantar el llamado “cambio de táctica” que suponía el abandono de la lucha armada, pretendió contradictoriamente la continuidad de la Agrupación Guerrillera, negándose a la salida de sus miembros hacia Francia, medida que sólo por disciplina aceptaron unos pocos. Comenzó así el principio del fin de la guerrilla comunista cuyos miembros activos, divididos y aislados, fueron cayendo uno a uno ante el acoso de la fuerzas represivas hasta que en 1952  se quita la vida, en medio del asedio de su casa por la Guardia civil, Ramón González Gonzáles, el último guerrillero asturiano.      

      En fin, un libro que contribuye, sin duda, a una causa justa: reparar la memoria de aquellos que constituyeron la primera oposición al franquismo y dieron su vida por ello. Pero además, un libro que nos proporciona una notable  aportación al conocimiento histórico de su lucha.

   ( PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA DE OVIEDO)

EN LA MUERTE DE RAYMOND CARR


En la muerte del gran hispanista británico Raymond Carr

                                                                        Julio Antonio Vaquero Igleisas



 En la noche del domingo pasado ha fallecido a los 96 años  en Reino Unido el que ha sido uno de los hispanistas más influyentes para el conocimiento de nuestra historia contemporánea, Sir Raymond Carr. No sólo, porque escribió obras fundamentales para el conocimiento  de nuestro pasado reciente sino también porque fue el maestro de un importante y decisivo grupo de historiadores contemporáneos españoles como Juan Pablo Fusi, José Varela Ortega o Joaquín Romero Maura, entre otros.

            Sus dos obras, España. 1908-1939, publicada en 1966 y su continuación  La República y la guerra civil en España aparecida cinco años después, en 1971, establecieron las grandes líneas de una interpretación de nuestra historia contemporánea  que marcaron el camino para otros muchos historiadores españoles. Era una visión impregnada de las específicas características de la historiografía británica basada en una gran erudición e interpretaciones concretas que en su caso estaba escrita desde una visión democrática  conservadora, pero que suponía una gran novedad  no sólo para lo que se escribía en aquellos tiempos desde la historiografía procedente del franquismo, sino también para la que desde el materialismo histórico a partir de los historiadores marxistas estructuralistas  españoles encuadrados en la escuela de Tuñón de Lara que desde el exilio estaba renovando profundamente la visión de la historia contemporánea española .

   Quizás podría decirse que los tres más destacados, o al menos más conocidos hispanistas británicos, Hugh Thomas, Paul Preston y el mismo fuera Carr el que más influencia tuvo sobre nuestra  historiografía contemporánea y la vida política española en la Transición, Además de esa importante labor historiográfica, Raymond Carr desarrolló también una destacada labor académica y cultural  en Reino Unido ( fue rector de famoso college oxoniense St. Anthony´s). que le valió  ser distinguido como Sir por la reina Isabel II y pasar a integrarse entre la  nobleza inglesa, siendo como era  por su origen familiar miembro de la clase  media baja: su padre era un maestro de escuela. En España, también le fue reconocida su labor como historiador y como un activo agente del estrechamiento de las relaciones entre nuestro país y el Reino Unido en numerosas ocasiones: fue miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y, entre otros, recibió  en 1999  el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, en disputa con dos intelectuales de la talla  de Umberto Eco y Anthony Giddens.

 En 2010, la historiadora de la Universidad de Cantabria, María Jesús González publicó una excelente biografía sobre el hispanista británico titulada  Raymond Carr, la curiosidad del zorro. Una biografía.

  (Artículo publicado en La Nueva España, de Oviedo con motivo el fallecimiento del historiador liberal e hispanista inglés)