GARZÓN Y LA
GANADERIA INTENSIVA
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Se ha dicho, y no sin cierta razón
pero con maldad, que cuando Garzón hace
alguna declaración sube el pan. La última es la que ha realizado a finales del
pasado año al periódico inglés de centro izquierda The Guardian sobre los efectos nocivos
que para el medio ambiente y la calidad de la carne produce la ganadería
intensiva. Y de ahí la necesidad limitar ese tipo de explotaciones y de potenciar en cambio la ganadería extensiva
que permite una producción ganadera equilibrada y en plena armonía con el medio
natural y con la población rural.
Que las apreciaciones vertidas en esas declaraciones responden a una
crítica razonada y razonable de los despropósitos de esa ganadería
industrializada, son, sin duda, tan objetivas como evidentes hasta tal punto que hasta han merecido las críticas del propio
Partido Popular que ahora no reconocen, e, incluso, la adopción de algunas medidas limitativas de ésta en algunas
de las Autonomías gobernadas por su partido.
Pero el actual momento político con las elecciones de Castilla y León y las
andaluzas en el horizonte parece haber sido el verdadero motivo por el que nuestra derecha las ha manipulado y, practicando un
deliberado ejercicio trumpista de fake
news, ha difundido la falacia de que nuestro ministro de Consumo ha atacado
con ellas, y nada menos en un medio
extranjero y además de izquierda los intereses de la ganadería española en
general. Lo que con el contenido de las
declaraciones realizadas por el ministro a la vista no es de ninguna de las
maneras defendible.
La cuestión se ha complicado aún más con la
tímida defensa que el otro socio de la coalición gobernante, encabezada por el
propio jefe de Gobierno, ha realizado sin dejar claro en honor a la verdad las
falacias de tal ataque como el apoyo a su propio ministro, al que bien se puede decir que han dejado a los
pies de los caballos. Lo que algunos han
tratado de explicar por oscuras e interesadas tácticas partidarias y
electorales.
Dicho todo lo anterior también es preciso señalar
que la ingenuidad de Garzón al publicar tales declaraciones, dadas sus
negativas experiencias anteriores, ha sido evidente: un clamoroso fallo de su
política de comunicación. Dado el manejo habilidoso que la derecha y, sobre
todo, la extrema derecha, sabe hacer de las fake
news, debía de estar preparado para una manipulación y deformación
informativa del calibre que se ha hecho de sus declaraciones.
¿ No hubiera sido mejor unas
declaraciones públicas sobre esa realidad incuestionable de los perjuicios que
está causando esa ganadería industrial en todos sus aspectos ecológicos,
poblacionales e incluso en la competencia desleal que supone para la ganadería
extensiva?
¿No hubieran sido más oportunas unas
declaraciones oficiales en conjunto con el Ministerio de Agricultura y los
demás ministerios implicados para denunciar esa grave situación y proponer las
medidas legales oportunas para poner fin a esa situación?
Garzón con sus declaraciones aisladas en un
periódico no español y además de izquierdas se lo ha puesto a punto de caramelo
a sus opositores para poder instrumentalizarlas. No sólo a la derecha, sino también a la extrema derecha cara a los objetivos
políticos y electorales de ambas. Pero también, sin duda, a los intereses
empresariales y económicos que se benefician de tales explotaciones.
La verdad es que Garzón parece haber
pecado de ingenuo, sobre todo, dados sus antecedentes. Como dijo el Juan
de Mairena de Machado, la verdad es la verdad dígala Agamenon o su porquero. En
este caso Garzón la ha denunciado con razón
en sus declaraciones y los porqueros no la aceptan y la han manipulado para defender sus intereses
electorales y económicos.
(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE LA NUEV A ESPAÑA, DE OVIEDO)