miércoles, 19 de febrero de 2020

POBREZA Y DESIGUALDAD EN LA ESPAÑA DE HOY



         



   POBREZA Y  DESIGUALDAD  EN LA ESPAÑA DE HOY
                                JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
     España debería de verse de cerca en el espejo y actuar. Lo que verá no es lo que desearía la mayoría de los españoles, ni lo que muchos responsables de formular políticas tenía planeado: una pobreza generalizada y un alto nivel de desempleo, una crisis de vivienda de proporciones inquietantes, un sistema de protección social completamente inadecuado que arrastra deliberadamente a un gran número de personas a la pobreza, un sistema educativo segregado y cada vez más anacrónico, un sistema fiscal que brinda mucho más beneficios a los ricos que a los pobres y una gestión  burocrática profundamente arraigada en  muchas partes  del gobierno que valora los procedimientos formalistas por encima del bienestar de las personas” 
 Este es el desolador panorama que retrata en sus primeras conclusiones (las definitivas las presentará en junio en la sede del Consejo de Derechos humanos de las Naciones Unidas), el informe  del relator de la ONU el australiano Philip Alston sobre la pobreza en España y la  consiguiente desigualdad social en un país  que está en el quinto puesto del nivel de  riqueza de Europa. El 26 % de la población está en riesgo de pobreza o exclusión social; la mitad tiene problemas para llegar a final de mes; el 14% de la población activa está en paro; cerca de 7 millones de personas  padecen pobreza energética; los elevados alquileres suponen un porcentaje muy alto de los ingresos familiares y son la causa del elevado número de  desahucios…
Los colectivos sociales que sufren más agudamente esa pobreza son la población inmigrante, las mujeres, las personas con discapacidad, las trabajadoras domésticas, la población gitana y la población infantil.
España es  el segundo país de la Unión Europea con mayores tasas de pobreza infantil, tasas que alcanzan sus mayores cotas en familias encabezadas por abuelos, por adultos de origen inmigrante y por madres solas. No es éste un problema marginal: son 2,1 millones de menores  que la sufren y la mitad de ellos de manera severa y no de manera temporal, puesto que el 8 por ciento de los niños que nacen en esta situación están condenados a padecerla de por vida. La razón es doble. Por una parte, los bajos niveles  de inversión en familia e infancia, que son netamente inferiores a la media europea: España invierte un 1,4 por ciento de su presupuesto en estos asuntos mientras que la media europea es de 2,4 por ciento. Y por otra, un sistema educativo  que no favorece en gran medida la igualdad de oportunidades y con ella  la movilidad social, de tal manera que  la escuela ha perdido en gran medida  la función de ascensor social que debería de ejercer.  
  De esa situación de pobreza se deriva, como apunta el informe de nuestro relator de Naciones Unidas, la profunda desigualad que sufre hoy la población española, una de las más elevadas de la Unión Europea, de tal modo que casi podríamos hablar de dos Españas, la pobre y la rica, cuyo origen  radica en gran medida  en el modo  y las políticas  selectivas con que se trató de salir de la Gran Recesión a base de cargar los sacrificios de la misma sobre las clases trabajadora y media baja, mientras que la clase media alta y la gran burguesía han quedado al margen de esa pobreza generalizada que padece el resto de la sociedad española.
 Las soluciones para remediar esta penosa situación son, entre otras, según apunta el informe del relator de las Naciones Unidas, mejorar cualitativamente el sistema de protección social   principalmente aumentando su dotación presupuestaria y mejorando su eficacia administrativa, realizar mejoras sustanciales en el sistema educativo  dándole prioridad a la educación pública para hacer realidad el principio de la igualdad de  oportunidades y  evitar  así su actual función de segregación; remediar el gravísimo  problema de la vivienda: limitando el elevado costo de los alquileres en las grandes ciudades, incrementando  la vivienda social y parando los desahucios.
 Todo ello implica llevar a cabo como elemento fundamental y básico una reforma del actual  sistema fiscal que es hoy más regresivo que progresivo, más favorable  para los ricos que para los pobres,  de tal manera  que el Estado pueda dedicar más dinero para gastos sociales, además de aumentar los porcentajes  de los destinados  a tal fin, que son hoy sensiblemente inferiores a los que los más importantes estados europeos dedicados a tales justos y necesarios menesteres.     
(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE “LA NUEVA ESPAÑA”, DE OVIEDO)     

domingo, 9 de febrero de 2020

Asesinado a manos de los anticastristas¡ y la CIA











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Fulgencio Fernández | 02/02/2020AA
Asesinado a manos de los piratas del Caribe y la CIA
LOS INOLVIDABLES Este joven marino lacianiego, de 23 años, fue asesinado en 1964 en un ataque al barco Sierra de Aranzazu, en el que trabajaba. Fue un ataque terrorista y pirata auspiciado desde la CIA dentro de las acciones del bloqueo a Cuba, pero hubo un error, pues sólo llevaba carga general
«Era el 13 de septiembre de 1964 cuando nuestro hermano fue asesinado en las cálidas y lejanas aguas del Mar Caribe, como consecuencia de un ataque pirata y terrorista, realizado contra el buque español Sierra Aránzazu que, rumbo a la Habana, con carga general, navegaba ajeno a las terribles consecuencias e implicaciones de la denominada crisis de los misiles y el bloqueo a la Isla de Cuba». Firmaban estas palabras Tomás y Juan Antonio Vaquero, hermanos del marino asesinado del que se habla, Pepín Vaquero Iglesias, de una conocida familia lacianiega ya que sus padres , Juan Manuel y Nemesia, regentaban una tienda kiosco en la vieja Plaza del Pueblo de Villablino.

Reivindicaban su memoria sus hermanos muchos años después de aquel asesinato, fruto de un error o una mala información desencadenaron este desenlace con implicaciones paramilitares y con la larga mano de la CIA detrás. La prensa internacional se iba haciendo eco del suceso mientras a 
Laciana llegaban las noticias con cuentagotas pues la cobertura de las emisoras era más que deficiente.
LO MÁS LEÍDO
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Pero se confirmó la trágica muerte de aquel brillante marino, amigo del escritor 
Luis Mateo Díez, quien escribía de él: «Pepín era un niño de una inteligencia desmesurada, el más listo de todos nosotros, el más listo del colegio». Buena prueba del afecto que se le tenía es que el entierro y el panteón fue costeado por suscripción popular a través de Radio Villablino. Y aún no han olvidado en el Valle el enorme gentío que acudió a darle el último adiós a Pepín Vaquero














                              “YO  SOY ESPARTACO”
                    Julio Antonio Vaquero Iglesias
 Kirk Douglas ha muerto a los 103 años. Para muchos de los miembros de mi generación forma parte de nuestra vida. No solo porque fue uno de los grandes de la edad dorada de Hollywood  que alimentó  con sus films y los personajes que interpretó nuestra forma de entender el mundo y concebir la vida ( no siempre para bien, es cierto), sino que en cierto modo también en su vida real supuso un ejemplo de conducta y comportamiento ideológico y político.
Espartaco, aquel  esclavo inolvidable que puso en peligro a la Roma todopoderosa y esclavista, fue a través de su interpretación un personaje  que pasó a formar parte de  nuestra conciencia y experiencia vital, de tal manera que  algunos de nosotros  llegamos a confundir al líder de los esclavos rebeldes con la figura de Kirk Douglas y a éste con el personaje histórico real y hasta alguno seguro que en algún momento de su vida también  ha gritado   o pensado como en aquel magistral film de Stanley Kubrik: “Yo soy ( o quiero ser)  Espartaco” . Del mismo modo, otros  en vez de ver el rostro de Van Gogh, el atormentado pintor del pelo rojo,  en su autorretrato han terminado por sustituirlo por el de Douglas en su actuación en “El loco del pelo rojo” O muchos de nosotros, por citar solo otro más  de sus  personajes, hemos sentido hervir en nuestros corazones el antibelicismo y el antimilitarismo  a través de la figura inolvidable del coronel Dax de Senderos de Gloria, interpretado soberbiamente por Douglas.
 Pero ahora tras su reciente muerte es necesario no sólo recordar, como decíamos al inicio, el soberbio actor que fue  Douglas, sino  la coherencia que mantuvo entre su actividad como actor y productor y su propia conducta  ideológica y política de izquierdas. Douglas, hijo de un trapero de familia de origen rusojudío tuvo una infancia dura sin la presencia de su padre y tras ejercer numerosos oficios humildes consiguió a través del esfuerzo ir a la Universidad y obtener una licenciatura de Literatura. Y esa coherencia la expresó con su valiente y arriesgado comportamiento durante el periodo de la denominada “caza de brujas” llevada a cabo por el macartismo contra todos los escritores cinematográficos y actores que consideraban que estaban ligados al Partido Comunista o tenían ideas izquierdistas. Éstos eran incluidos en una lista  que suponía la prohibición fáctica de seguir ejerciendo su profesión. Douglas se opuso a esa política sectaria y, como productor, eligió como guionista de Espartaco  a  Dalton Trumbo, uno de los perseguidos por  aquella política represora como miembro del Partido comunista norteamericano, logrando  con su actitud que se pusiese fin a aquella práctica ignominiosa.
   Durante toda su larga vida, Douglas fue coherente con esas ideas de izquierda y organizó y participó en numerosas actividades sociales o las apoyó con su actitud y comportamiento alcanzando a nivel del público norteamericano un gran reconocimiento. Pero  los dirigentes de aquel  Hollywood retrógrado y conservador nunca se lo perdonaron y eso quizás explica que  como actor nunca ganase  un Premio Oscar y solo a última hora se le concedió en 1996   uno  honorífico.
    Sin duda, Kirk Douglas ha impregnado nuestro imaginario con sus actuaciones de personajes inolvidables y con su comportamiento solidario. Sólo nos queda en la hora de su ausencia que expresarle nuestro reconocimiento. 
        (Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)

martes, 4 de febrero de 2020



Por la izquierda, Sánchez Collantes, Ramón Rodríguez y Francisco Erice, ayer, en el RIDEA.






  REPUBLICANOS Y REPUBLICANISMOS EN LA ASTURIAS DEL SIGLO XIX
                      Julio Antonio  Vaquero Iglesias
El día 30 del pasado mes se ha presentado en el RIDEA, su editor, el libro de Sergio Sánchez Collantes, historiador  y profesor  de Historia Contemporánea en la actualidad en la Universidad de Burgos, que recoge la parte sustancial de su tesis de doctorado presentada en 2011  en el Área de Historia Contemporánea de  la Universidad de Oviedo y dirigida por el profesor Francisco Erice. Tesis que fue galardonada con el   XXXII premio de investigación histórica  Juan Uría Ríu.
 Sergio es un joven profesor e  historiador gijonés que ya desde sus inicios se especializó en el asunto del republicanismo asturiano y español. Su  tesina  versó sobre el republicanismo gijonés: Republicanos y republicanismo en el Gijón decimonónico (2007) y ha publicado otras varias obras sobre este  asunto historiográfico que le he han convertido en uno de los sus más  destacados estudiosos. Asunto este de la historia del republicanismo español y concretamente del asturiano que hasta hace unas décadas por razones historiográficas, pero también ideológicas, no había recibido el tratamiento histórico que se  merecía. Me refiero no sólo a la escasa, por no decir nula, historiografía asturiana  sobre el  republicanismo en nuestra región, sino también la referida al conjunto de  España acerca de este tema, al cual  sólo se habían dedicado  algunos estudios desde una perspectiva general sin el apoyo de los necesarios y  pertinentes análisis regionales previos del movimiento republicano.
  A través del análisis de los precedentes balbuceantes del republicanismo en Asturias, pasando por su despegue durante el Sexenio y sus vicisitudes durante la primera etapa de la Restauración y utilizando sobre todo fuentes hemerográficas y en gran medida el análisis prosopográfico  ( análisis de personas y personajes) , este libro nos demuestra   que el republicanismo en Asturias fue una fuerza política importante. No a nivel  institucional (salvo quizás en  su despuntar en el Sexenio)  sino, sobre todo, a nivel social (curiosamente con mayor fuerza en Oviedo que en Gijón), impregnando importantes áreas y sectores  de la sociedad civil. Su ideología política estuvo impregnada de los valores cívicos y democráticos, de defensa de los que hoy llamamos los derechos humanos. Y el republicanismo luchó y defendió las aspiraciones y secundó las protestas  de las capas  medias y bajas de la población asturiana. Sus apoyos sociales fueron los  sectores de las profesiones liberales o de la pequeña burguesía  de la época y  de las  clases  populares, sobre todo, del artesanado, aunque en Gijón contaba con el de algunos de los miembros más destacados de su burguesía. Y el movimiento republicano tuvo, además, el apoyo y la participación de un sector de las mujeres asturianas pertenecientes a esos medios sociales. Pero además el autor apunta el destacado  papel  que numerosos políticos asturianos tuvieron en el movimiento decimonónico republicano a nivel estatal, señalando su activa  participación en la vida política nacional, en  las Cortes o en el marco de los diversos sectores del movimiento republicano español.
  Como apuntó el profesor Erice  en su intervención en la presentación del libro abundado en  lo escrito en su excelente prólogo,  el contenido de su ideario y hasta su práctica y coherencia políticas siguen teniendo hoy  una gran actualidad, cuando la democracia realmente existente adolece de tantos déficits y los valores democráticos y cívicos defendidos y practicados presentan tantas limitaciones no sólo entre las fuerzas de la derecha y ultraderecha, sino también incluso, desgraciadamente, por los partidos de la izquierda ante una sociedad en la que  predomina la insolidaridad y el individualismo. Aquel ideario republicano todavía hoy nos reclama ante tanta incoherencia política, falta de honestidad y solidaridad   que dominan  en nuestra vida política. 
  Sin duda, estamos ante una obra importante y  hay que felicitar al RIDEA por su empeño  para que viera la luz editorial superando  las dificultades que encontró para  la publicación de este necesario libro, dificultades que explican  su tardía aparición.
(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)