FIDEL
CASTRO VISTO POR SÍ MISMO
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Las biografías sobre Fidel Castro son numerosas. La gran mayoría o
satanizan al personaje considerándolo como un sanguinario dictador de
izquierdas que tiene secuestrado al pueblo cubano o son panfletos hagiográficos que lo elevan a
los altares de la revolución antiimperialista
y socialista como si de una deidad profana sin mácula se tratase. Son menos,
en cambio, entre las muchas biografías publicadas, las que responden tanto al
criterio de imparcialidad (me refiero a esa imparcialidad contraria a la parcialidad partidista que no
acepta, como hace ésta, el todo
vale mientras concuerde con sus tesis),
como al del rigor metodológico de la historiografía biográfica. Por su parte, Fidel
no ha escrito, al menos hasta ahora, su autobiografía. Quizás siguiendo el
ejemplo de uno de sus más admirados personajes históricos, Simón Bolívar, que
desdeñó escribir la suya por considerarlo un ejercicio sin sentido.
Un nuevo libro de conversaciones con Fidel
El líder cubano ha recurrido, en cambio, a
otro soporte, el libro de entrevistas,
para contrarrestar las campañas de intoxicación informativa que contra
él y la revolución cubana, ha venido realizando, desde su inicio, el poderoso
aparato mediático de la oposición anticastrista de Miami y, tanto monta, monta
tanto, las diversas Administraciones norteamericanas. Esta clase de libros
están dedicados a difundir y explicar desde dentro las razones de las
medidas políticas adoptadas por la revolución y el rumbo que ha seguido y los acontecimientos y
circunstancias por los que ha
atravesado. Y están por ello dirigidos principalmente tanto a los cubanos de la
isla como a los sectores de opinión
latinoamericanos y del resto del mundo -sobre todo, del Sur- simpatizantes o
neutrales ante la Revolución cubana. Son, pues, libros orientados a la praxis
política y, como tal, hay que juzgarlos. Pero no por ello dejan de ser también la expresión de la percepción de Fidel sobre de las
diferentes coyunturas por las que ha pasado la revolución e, incluso, nos
proporcionan algunas informaciones y datos de interés sobre la misma
Fidel siempre ha confiado la realización de
estos libros de conversaciones a algún intelectual o periodista del campo de la izquierda que haya manifestado
alguna clase de sintonía con la revolución
cubana Así, entre los más importantes libros
de este género, que son sólo tres o cuatro, están los de Tomas Borge y Frey Betto, personajes profundamente comprometidos con la lucha para acabar con la desigualdad y la
pobreza en América Latina y lograr su transformación
social desde una perspectiva anticapitalista. Ahora se suma a ellos un nuevo y recién publicado libro de este tipo, titulado, Fidel Castro.
Biografía a dos voces. Editorial Debate, 2006, cuyo editor-coautor es
Ignacio Ramonet, uno de los más prestigiosos líderes y teóricos del movimiento
altermundista, director de Le Monde Diplomatique y destacado dirigente de ATACC, organización
para la lucha contra la globalización neoliberal.
La importancia y la diferencia de este
último libro en relación con los anteriores
mencionados responden a varios factores.
En primer lugar, está el hecho de que por ser el de más reciente publicación, nos
permite conocer la visión que el mandatario cubano tiene de la última etapa de
la revolución. Años jalonados por acontecimientos y cambios mundiales tan
importantes que han afectado decisivamente a la vida de la Cuba revolucionaria.
Como han sido, sobre todo, la crisis y
la caída de la Unión Soviética y los otros regímenes del socialismo real, de
cuyo bloque formaba parte y dependía
económicamente la Cuba socialista. Esa desaparición ha producido la etapa más
dura por la que ha tenido que atravesar la revolución cubana. Años en que
comienza también a plantearse por
razones biológicas el problema de la sucesión de Fidel y con él el del futuro de una Cuba postcastrista.
Con
referencia a estos dos últimos aspectos
todavía el libro tiene otro interés
añadido en las circunstancia presentes.
Su publicación ha coincidido con el
momento preciso en que el presidente
cubano, por razones de enfermedad, ha tenido que delegar temporalmente el poder
en manos del primer vicepresidente, su hermano Raúl, y todo parece indicar que
se inicia, con ello, una nueva y decisiva etapa de la revolución cubana. De
hecho, una de las tareas a las que dedica Fidel su convalecencia es la de de revisar
el texto de este libro para su próxima publicación
en Cuba.
Entrevista dialéctica
Ramonet
ha construido un libro ágil, dialéctico, que es algo más que un mero
cuestionario de preguntas y respuestas. Ha superado, pues, con éxito, el peligro más que probable que
amenazaba a la obra, dada la facundia
exuberante de Fidel. Que su contenido se convirtiese en un soliloquio del
mandatario cubano y no reflejara un
diálogo vivo entre el entrevistador y el entrevistado. El periodista gallego
ejerce de abogado del diablo. Pregunta sobre cuestiones candentes y
controvertidas de la revolución y obliga a su interlocutor a precisar o
completar sus respuestas cuando éstas son ambiguas o tratan de eludir preguntas
comprometidas. El cuestionario ha sido, según la confesión del entrevistador,
abierto, sin ninguna limitación previa, y para llevarlo a cabo Ramonet se documentó cuidadosamente, consultando,
incluso, a algunos de los más
importantes intelectuales, escritores e historiadores especialistas en el
proceso revolucionario cubano.
Por
su parte, el líder cubano utiliza, a su vez, en la conversación los recursos de su potente y eficaz capacidad
dialéctica y, salvo algunas ambigüedades e imprecisiones que el texto de esta
edición ha respetado, las respuestas de Fidel, expuestas en el tono coloquial
adecuado a una entrevista, cargadas de
circunloquios, ramificaciones y de una densa y rica información, van siempre
finalmente al grano, destacando o
eludiendo lo que le interesa. Y ponen de manifiesto siempre su memoria de
elefante y su gran capacidad y agudeza intelectual.
Relato canónico salpicado de datos de
interés
Las respuestas de Fidel trazan un relato canónico de la revolución
cubana y su papel en ella. Pero también hacen referencia a datos inéditos o
menos conocidos y a nuevas
interpretaciones sobre algunos de sus hechos y episodios. Desde los
antecedentes de la revolución que el líder cubano considera como la culminación
de las luchas antiimperialistas contra
españoles y norteamericanos hasta
la visión de Fidel acerca de los problemas más actuales de la revolución. Sin
olvidar el de su sucesión y el futuro de Cuba, que Castro considera que no es
cuestión de personas, sino responsabilidad de las nuevas generaciones que se han formado dentro de la revolución, sin salirse del marco socialista que la
reforma de la actual constitución ha blindado para impedir una deriva hacia el
capitalismo..
Entre
uno y otro extremo, Fidel nos cuenta, con cierta idealización y tendencia al enfoque teleológico, cómo, a pesar de ser hijo de un emigrante
gallego, propietario medio allá en Birán
en el Oriente cubano, zona de dominio
del latifundio azucarero de la United Fruit Company, forjó su actitud revolucionaria.
Además de la percepción de injusticia y desigualdad del ambiente y un carácter
rebelde de nacimiento, moldeado en la firmeza por la educación de los jesuitas,
aspectos de los que siempre ha hablado, atribuye, ahora, una gran importancia a
la situación de abandono y hambre que pasó en Santiago cuando vivió en casa de
su preceptora, situación de la que salió
gracias a su rebeldía. Sobre su socialización política en la Universidad, Fidel
nos relata cómo llegó a ella ayuno de formación política, excepto las lecturas
e influencia del pensamiento de Martí y Bolívar, y pasó allí de lo que él
denomina un “comunismo utópico” autodidacta al pensamiento marxista- leninista
que todavía hoy afirma que no ha abandonado. Es decir, contra lo que se ha
dicho frecuentemente, no fue después en Sierra Maestra donde conoció y adoptó, bajo la influencia de El Che y
de su hermano Raúl, el pensamiento marxista.
Fidel
relata con detalle el proceso de su ascenso al poder como líder del M26 de
Julio a través del asalto fracasado al cuartel Moncada, los dos años
preparación revolucionaria en México, donde ocurre su encuentro con El Che,
al que atribuye las más elevadas
virtudes morales e intelectuales, y los dos años de lucha guerrillera en Sierra
Maestra, cuyo éxito, según Fidel, se debió tanto a una estrategia militar
basada en la guerra de movimientos como a la psicológica y ética tratando con
justicia y sin violencia a los campesinos y sin dureza ni represalias a los
militares batistianos. De la estrategia
política para imponerse dentro del M26
de Julio y sobre la otra oposición antibatistiana, incluido el PSP (Partido
comunista), las referencias son escasas y medidas. Fidel destaca en esa lucha a dos de sus comandantes Camilo
Cienfuegos y El Che. A éste le tuvo que frenar en sus iniciativas temerarias y le prometió que,
una vez triunfante la revolución, le liberaría de su compromiso con ella para que
pudiese, como éste quería, continuarla en Argentina. Parece como si Fidel tratase de justificar el posterior abandono de Cuba del argentino
para irse, primero, a África y después a Bolivia para organizar un foco
guerrillero desde el cual se pudiese exportar la revolución por toda la región.
Esto es, dejar claro sin decirlo que no hubo, como se ha apuntado, una ruptura entre los dos líderes revolucionarios.
La construcción de un socialismo
experimental y genuino en Cuba bajo la mirada y las garras amenazantes del
Águila imperial americana en los años sesenta; la lucha en los setenta y parte
de los ochenta para sobrevivir al abrazo asfixiante del oso soviético del que
Fidel siempre tuvo desconfianza desde la que
considera como traición de Jruschov en la crisis de los misiles de
octubre de 1962, y cuyo reformismo ( el de Jruschov y los líderes soviéticos
posteriores) de concesiones al mercado nunca
vio con buenos ojos; así como la impresionante labor de solidaridad
internacional militar y humanitaria que la revolución cubana ha realizado y
está realizando con los pueblos del
Tercer Mundo, sobre todo, en África; la explicación de las políticas de
rectificación, sin claudicación, pero con reformas, que la revolución
tuvo que realizar para sobrevivir a la crisis y posterior
hundimiento del socialismo real y cuyos efectos negativos para los objetivos y el consenso de la población cubana, la revolución
está todavía intentando paliar hoy; además de un
interesante capítulo sobre las relaciones del régimen cubano con los gobiernos
españoles, en el que destaca los encuentros y desencuentros con Felipe Gonzáles
y una durísima crítica de Aznar son los asuntos
de mayor interés que se tratan en esta entrevista maratoniana que duró más de
cien horas y se desarrolló entre 2003 y 2006
en sesiones de larga duración y a
horas intempestivas.
Un traje confeccionado por Fidel a su
medida
La impresión que tiene este lector es que,
en este combate dialéctico entre dos gallegos, uno de nacimiento y otro de ascendencia,
la victoria ha sido para Fidel, que ha logrado imponer su discurso y orientar
el libro hacia lo que él quería que fuese: un libro de combate. Ramonet no ha
querido, no ha podido o no ha sabido plantear la conversación con Fidel sobre su
biografía en torno a las grandes
cuestiones que plantea la experiencia de
la revolución cubana y su futuro y hacerlo
a un nivel más elevado de abstracción. El diálogo ha derivado en gran medida
hacia los aspectos concretos y más episódicos de la vida de Castro y de la
revolución. Lo que ha permitido a Fidel cortarse un traje a su justa medida.
Algunos de los episodios y las medidas más
significativas y menos aceptables de la marcha de la revolución
no se tratan en el libro como es el caso de la ruptura con un
importante sector de los intelectuales de Norte con motivo del caso Padilla en
el contexto del nuevo rumbo que tomó la revolución a comienzos de los setenta. Hasta el mismo Sartre
y Simone de Beauvoir, en otrora
encendidos admiradores de la revolución, se sumaron al coro de protestas. Otros
importantes hechos se mencionan pero se
dejan pasar sin sacar a luz toda su importancia.
Así ocurre con el tema de los diversos modelos de socialismo que la revolución trató
de aplicar. Si bien es cierto y hay que reconocer que Ramonet trata otros aspectos de la revolución
que han sido duramente criticados y expresa también su desacuerdo con
ellos. Me refiero a la falta de pluralidad
informativa y de libertad de expresión que mantiene el régimen cubano, así como
a la pragmática visión que Fidel
sostiene sobre la necesidad de aplicar y mantener la pena de muerte en Cuba.
Un libro para “la batalla de las ideas”
En conclusión, este libro, sin duda, nos
remite a la necesidad todavía no satisfecha hoy de contar con una rigurosa
biografía personal de Fidel dentro de una biografía colectiva de la Revolución
cubana. Para poder llevarla a cabo es imprescindible contar con el acceso a los datos depositados en los archivos del
régimen cubano sin ninguna clase de limitación. Y esto no ha sido posible hasta
ahora.
Sin
embargo, como apuntábamos más arriba, esta obra puede cumplir bien el objetivo que Fidel ha buscado para este
género de libros: servir de instrumento para lo que él, que siempre ha dado
tanta importancia a las condiciones subjetivas para conseguir los objetivos revolucionarios, llama
“la batalla de las ideas”. Porque su lectura, realizada sin prejuicios y con
honestidad, desmonta y hace inaceptable tanto esa imagen de Fidel como un
tirano cruel, secuestrador de su pueblo, como la de una revolución socialista sin
sentido y ajena a los intereses y a la participación de amplios sectores del
pueblo cubano.
Esas
imágenes, que la masiva propaganda anticastrista ha difundido desde diversos
frentes e intereses, han conseguido convertirse injustamente en el imaginario
políticamente correcto que sobre la Cuba socialista y su líder tiene gran parte
de la población del Norte rico. Pero difícilmente
pueden alcanzar una recepción amplia
entre las masas desposeídas del Tercer mundo, sobre todo, las más próximas del
ámbito latinoamericano, que todavía no han llegado a alcanzar algunos de los indicadores de bienestar social
que consiguió para toda la población la revolución cubana, incluso hoy en que esos logros estén en un
grave estado de deterioro por las dificultades de los últimos tiempos. Amén de
que Cuba ha logrado lo que amplios
sectores populares de esos países también desean y constituyó, tras los pasos y
las ideas de José Martí, el motor principal de la revolución cubana: el
objetivo de ser un país realmente independiente, no subordinado al Imperio
americano.
LA OBRA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA, SEGÚN
FIDEL
J. A. V. I
“ (…) Cuba fue el
primer territorio libre del dominio imperialista en América latina y el único
país del hemisferio, donde a lo largo de la historia poscolonial, torturadores,
asesinos y criminales de guerra (…) fueron juzgados y ejemplarmente
sancionados. Recuperó y entregó totalmente la tierra a los campesinos y
trabajadores agrícolas. (…) En medio de un riguroso bloqueo y guerra económica
que han durado medio siglo, Cuba fue capaz de erradicar el analfabetismo en un
año. (…) Llevó la educación gratuita al ciento por ciento de los niños. Sus
alumnos de primaria ocupan el primer lugar del mundo en conocimientos de
lenguaje y matemáticas. Ocupa igualmente el primer lugar mundial en maestros
per cápita (…) El estudio con una remuneración económica del Estado se ha
convertido, por primera vez en el mundo, en una oportunidad para todos los
jóvenes de diecisiete a treinta años que no estudiaban ni poseían empleo (…).
La mortalidad infantil se
ha reducido de 60 por mil nacidos vivos a una cifra que fluctúa entre un 6 y un
6,5. Es la más baja del hemisferio desde Canadá y Estados Unidos hasta la
Patagonia. Las perspectivas de vida se han elevado en quince años (..,) Cuba es
hoy el país con más alto índice de médicos
per cápita; casi duplica el número de los que le siguen detrás (…) Los
cubanos ( disponen de un sistema médico) cuyos servicios continuarán
recibiendo de forma absolutamente gratuita. El 85 por ciento de la población es
propietaria de la vivienda. Ésta, libre de todo impuestos.
(….). Nuestra televisión, radio y prensa no practican la publicidad comercial.
Cualquier promoción está dirigida a cuestiones de salud, educación, cultura, educación
física, (…) a la recreación sana, defensa del medio ambiente; a la lucha contra
las drogas (…). En ningún otro pueblo se enraizó tanto el espíritu de
solidaridad internacional (…).Continúa enumerando una larga lista de actos de apoyo militar y humanitario en
África y América Latina”. Páginas 525-532
(Publicado en el suplemento Cultura de La Nueva Espàña, de Oviedo)