VETO PARENTAL
JULIO
ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Está claro,
por lo menos para muchos, que la ultraderecha y la derecha españolas, tratan,
en su enfrentamiento con la coalición gubernamental de izquierdas, de
combatirla creando un frente cultural y a través de “guerras culturales” con lo
que intentan volver a poner de actualidad asuntos que parecía que ya estaban sobradamente superados
desde hace mucho tiempo. La táctica es clara: poner de relieve esa clase de
temas en la agenda de la actualidad, como se dice ahora pomposamente, esto es, cuestiones
que los valores democráticos habían arrumbado ya hace ya muchos años, pero que
ahora permiten polarizar la atención del debate público sobre ellos. Con ello,
el verdadero objetivo no es sino arrumbar y desviar del foco de atención
pública los verdaderos problemas
sociales y económicos que tiene nuestro país y para los que esas dos fuerzas no
proponen soluciones, no porque no las tengan, sino porque son las contrarias, o
sea, las que van contra la mayoría social. Me refiero, claro está al problema
de paro, de la pobreza y la desigualdad,
de la insuficiencia de las pensiones, de
una reforma laboral equitativa que no esté sesgada a favor de los empresarios,
como la vigente, de la supresión de la ley mordaza, de las medidas contra el
cambio climático, de las políticas de equidad entre hombres y mujeres … y un
largo etcétera más.
Lo más sorprendente es que el PP que se ufana
de ser un partido de sólidos
fundamentos democráticos se haya
sumado a tales políticas como es el caso sangrante de la del veto parental
propuesta por Vox. Si bien es verdad que este último caso algunos sectores del
partido han mostrado su inquietud ante la postura de su líder frente a ésta
última, puesto que tal cuestión ya
parecía superada en nuestro país tras el fin de la dictadura y el inicio de la
democracia.
La “doctrina” de que los hijos son propiedad
de los padres y que por lo tanto pueden imponerles la clase de educación que
quieran, sin contar con ellos y de la que se deriva la justificación del
desarrollo sin límites de la enseñanza privada y su prioridad sobre la pública,
tuvo, sin duda, un gran desarrollo en
nuestro país en la etapa de la Restauración cuando la Iglesia católica
frente al avance de las ideología socialista y anarquista entre
la clase obrera del momento puso en peligro el dominio ideológico de la Iglesia católica
tradicional sobre las clases populares. Lo que implicó el desarrollo de una
amplia y bien articulada campaña de la Iglesia católica española para paliar la
cada vez más avanzada descristianización de las clases populares, sobre todo,
de un amplio sector de la clase obrera. Ese intentado “ resurgimiento religioso” implicaba en la
sociedad liberal de la época, imponer como prioritaria la educación católica y,
por tanto, dar prioridad a la enseñanza privada católica sobre la pública para
tratar de impedir el proceso de descristianización en marcha y tuvo como consecuencia
un profundo desarrollo de la enseñanza
privada religiosa . En Asturias, concretamente, fue el obispo Martínez Vigil
(el adversario, nunca enemigo, de Clarin y La Regenta) el adalid en sus
pastorales de esa manera de entender la libertad de enseñanza y el promotor de
esa “cruzada” para el resurgimiento del catolicismo tradicional.
Y esa es la libertad de enseñanza que ahora quiere imponer
otra vez Vox con su propuesta del veto parental, secundado en ello por el PP
del señor Casado (quien hace todo lo posible, por cierto, para que sus
planteamientos nos recuerden cada vez más a Salvini y al resto de la
ultraderecha europea, aunque no le guste que se lo recordemos). Concepción de
la libertad de enseñanza que no nos parece, desde luego, aceptable para aquellos
que defienden-defendemos- como soporte
del Estado los valores democráticos. Ni
los hijos son propiedad
de sus padres ni la escuela debe imponerles los valores paternos, sino
respetarlos y formarlos como personas para que en su momento elijan por ellos
mismos.
(PUBLICADO
EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE “LA NUEVA ESPAÑA” , DE ASTURIAS