lunes, 27 de enero de 2020


                                      VETO  PARENTAL
                                             JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Está claro, por lo menos para muchos, que la ultraderecha y la derecha españolas, tratan, en su enfrentamiento con la coalición gubernamental de izquierdas, de combatirla creando un frente cultural y a través de “guerras culturales” con lo que intentan volver a poner de actualidad asuntos que  parecía que ya estaban sobradamente superados desde hace mucho tiempo. La táctica es clara: poner de relieve esa clase de temas en la agenda de la actualidad, como se dice ahora pomposamente, esto es, cuestiones que los valores democráticos habían arrumbado ya hace ya muchos años, pero que ahora permiten polarizar la atención del debate público sobre ellos. Con ello, el verdadero objetivo  no es sino  arrumbar y desviar del foco de atención pública  los verdaderos problemas sociales y económicos que tiene nuestro país y para los que esas dos fuerzas no proponen soluciones, no porque no las tengan, sino porque son las contrarias, o sea, las que van contra la mayoría social. Me refiero, claro está al problema de paro, de la pobreza y la  desigualdad, de la insuficiencia de las  pensiones, de una reforma laboral equitativa que no esté sesgada a favor de los empresarios, como la vigente, de la supresión de la ley mordaza, de las medidas contra el cambio climático, de las políticas de equidad entre hombres y mujeres … y un largo etcétera más.   
 Lo más sorprendente es que el PP que se ufana de ser un partido de sólidos  fundamentos  democráticos se haya sumado a tales políticas como es el caso sangrante de la del veto parental propuesta por Vox. Si bien es verdad que este último caso algunos sectores del partido han mostrado su inquietud ante la postura de su líder frente a ésta última, puesto que tal cuestión  ya parecía superada en nuestro país tras el fin de la dictadura y el inicio de la democracia.
 La “doctrina” de que los hijos son propiedad de los padres y que por lo tanto pueden imponerles la clase de educación que quieran, sin contar  con ellos y  de la que se deriva la justificación del desarrollo sin límites de la enseñanza privada y su prioridad sobre la pública, tuvo, sin duda, un gran desarrollo en  nuestro país en la etapa de la Restauración cuando la Iglesia católica frente al avance  de  las ideología socialista y anarquista entre la clase obrera del momento puso en peligro el  dominio ideológico de la Iglesia católica tradicional sobre las clases populares. Lo que implicó el desarrollo de una amplia y bien articulada campaña de la Iglesia católica española para paliar la cada vez más avanzada descristianización de las clases populares, sobre todo, de un amplio sector de la clase obrera. Ese intentado  “ resurgimiento religioso” implicaba en la sociedad liberal de la época, imponer como prioritaria la educación católica y, por tanto, dar prioridad a la enseñanza privada católica sobre la pública para tratar de impedir el proceso de descristianización en marcha y tuvo como consecuencia un profundo  desarrollo de la enseñanza privada religiosa . En Asturias, concretamente, fue el obispo Martínez Vigil (el adversario, nunca enemigo, de Clarin y La Regenta) el adalid en sus pastorales de esa manera de entender la libertad de enseñanza y el promotor de esa “cruzada” para el resurgimiento del catolicismo tradicional.
   Y esa es la  libertad de enseñanza que ahora quiere imponer otra vez Vox con su propuesta del veto parental, secundado en ello por el PP del señor Casado (quien hace todo lo posible, por cierto, para que sus planteamientos nos recuerden cada vez más a Salvini y al resto de la ultraderecha europea, aunque no le guste que se lo recordemos). Concepción de la libertad de enseñanza que no nos parece, desde luego, aceptable para aquellos que defienden-defendemos- como  soporte del Estado  los valores democráticos. Ni los  hijos  son propiedad  de sus padres ni la escuela debe imponerles los valores paternos, sino respetarlos y formarlos como personas para que en su momento elijan por ellos mismos.   
(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE “LA NUEVA ESPAÑA” , DE ASTURIAS