domingo, 27 de abril de 2014

Click!

El hombre que pagó la peluca de Santiago Carrillo


Teodulfo Lagunero
El 1 de mayo de 1967, el abogado, empresario y millonario Teodulfo Lagunero y su hija Paloma, se tropezaron en París, donde pasaban unos días de asueto, con una gran manifestación llena de republicanos españoles procedentes del exilio y la inmigración plagada de lemas y pancartas antifranquistas. Aquel día, escribe Lagunero en sus memorias (Memorias, Umbriel, 2009), cambió su vida al comenzar una intensa colaboración con el Partido Comunista que iba a durar doce intensos años que fueron cruciales en la historia contemporánea de España..
Presentado por el poeta Marcos Ana a Santiago Carrillo, éste no sólo aceptó su ofrecimiento para apoyar financieramente al Partido en su lucha contra la dictadura franquista (desde el primer momento ya lo hizo con el Centro de Información y Solidaridad con España ( CISE) dedicado a la ayuda a los presos y perseguidos por el franquismo que dirigía Marcos Ana y presidía Pablo Picasso), sino que Carrillo le encomendó, sobre todo, la tarea de llevar ante él a cuantos políticos franquistas o de la oposición al régimen pudiera para explicarles personalmente la posición del Partido ante el previsible final del franquismo, posición basada en “la política de reconciliación nacional” que desde 1956 venían manteniendo los comunistas. Estrategia con la que Lagunero se identificó desde el primer momento dado que estaba en inmejorables condiciones de llevarla a cabo por mantener contactos empresariales con algunos prohombres del régimen. Entre otros, el presidente de las Cortes franquistas, Rodríguez Valcárcel y su grupo de influencia; también con personajes con actitudes liberales de dentro del régimen como eran José Mario Armero, abogado y presidente de la Agencia Europa Press o el que fue ministro de Educación en el primer gobierno de Suárez, el asturiano Aurelio Menéndez.
De esta manera, Peñafiel, nombre de guerra con que Lagunero fue conocido dentro de la organización comunista, se convirtió en un personaje clave de la Transición, sin cuya actuación (llena de peligros y amenazas para él y su familia que, a veces, le produjeron sus miedos y sus dudas) no podría explicarse el éxito que Carrillo tuvo en su objetivo de sacar al Partido de su aislamiento y conseguir la unidad de la oposición al franquismo y hasta liderarla, a través de la Junta Democrática, en cuya constitución y actuación Lagunero tuvo también un importante papel.
En Villa Comète, la residencia de descanso que Lagunero compró en la Costa Azul para llevar a cabo estos contactos se coció, en gran parte, la Transición. En esa residencia y en París se llevaron a cabo algunas de las más importantes entrevistas que jalonaron aquel proceso y en las que Lagunero intervino. Como la que tuvo lugar entre Carrillo y el sobrino del Caudillo, Nicolás Franco, en nombre del Príncipe sin que lo supiera el dictador o la que el mismo Lagunero protagonizó en nombre de Carrillo con don Juan. De esta entrevista que tenía como objeto sumar al personaje real a las filas de la oposición antifranquista ofreciéndole la presidencia de la Junta Democrática que éste rehusó, Lagunero concluyó que el interés primordial de don Juan (como también piensa del papel de don Juan Carlos en aquellos años) no era el devolver la soberanía al pueblo español con la implantación de la democracia sino únicamente conseguir la supervivencia de la Monarquía.
Lagunero fue también el personaje en quien confió Santiago Carrillo para entrar clandestinamente en España y ponerse al frente del Partido Comunista para dirigirlo directamente desde España en aquella difícil y crucial coyuntura. Fue a Lagunero, parece ser, a quien se le ocurrió disfrazar a Carrillo con la famosa peluca, de cuya confección, por cierto, se encargó al peluquero de Pablo Picasso.
¿Cuáles fueron las razones para que alguien como Lagunero en la cima del éxito profesional, con su riñón bien cubierto de millones, aquel Primero de Mayo diese un giro copernicano a su vida comprometiéndose hasta el fondo, con todas las imprevisibles y peligrosas consecuencias que ello conllevaba, con los comunistas en su lucha contra dictadura? ¿Se cayó del caballo y vio la luz como Saulo de Tarso en el camino de Damasco para que se produjese aquella conversión? En la primera parte de este volumen de sus memorias (éstas llegan hasta la mitad de los ochenta y su intención es publicar próximamente su continuación hasta hoy) el lector encuentra las razones que demuestran que la de Lagunero no fue una conversión súbita y milagrosa al comunismo, sino un acto de plena coherencia con su trayectoria política y personal anterior y con la tradición ideológica en que se había movido su familia. Su padre, que había sido catedrático de Instituto formado en la Institución Libre de Enseñanza y director de uno de sus centros, al concluir la guerra civil sería condenado a seis años de prisión y después desterrado en Zamora; su hermano mayor también sufrió varios años de cárcel por sus actividades antifranquistas, y hasta él mismo fue activo luchador contra la dictadura en su etapa universitaria de Valladolid en el temprano foco de oposición a la dictadura que surgió en aquella Universidad en los años cuarenta por lo que sería condenado también a varios meses de prisión e inhabilitado para el ejercicio de su profesión de abogado y materialmente expulsado de Valladolid por las fuerzas vivas del régimen que no pudieron aceptar el éxito de la academia privada que Lagunero había establecido en la ciudad del Pisuerga. En Madrid siguió con su actividad en la enseñanza privada hasta que pasado el periodo de inhabilitación, obtuvo la cátedra de Derecho Mercantil de la Escuela de Comercio de Cádiz. Finalmente regresó a Madrid y en los años sesenta, al calor del desarrollismo, triunfando en negocios inmobiliarios y financieros.
El repaso de esta parte de su vida convierte estas memorias, además de en un excelente testimonio de lo que fue la represión de la dictadura en los cuarenta y cincuenta una significativa muestra de la corrupción e impunidad en que se movió la burguesía de los negocios que apoyó al régimen franquista.
Sin duda, estas memorias (escritas con una prosa fluida, casi torrencial aunque con cierto desorden temático y reiteraciones) nos demuestran cómo el abogado y empresario Teodulfo Lagunero rebasó con creces al personaje que pagó la peluca de Santiago Carrillo: fue el millonario que arriesgó su vida no sólo al poner su cartera, sino, sobre todo, su actividad y su inteligencia al servicio del Partido Comunista para traer a España la libertad que seguimos disfrutando.

miércoles, 23 de abril de 2014


AZAÑA Y SU TIEMPO
vida y tiempo de manuel azaña (1880-1940)-santos julia-9788430606962
 JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 Vida y tiempo de
 Manuel Azaña
 Santos Juliá
 Taurus, 2008

   
Parece poco creíble, pero es cierto.69 años después de finalizada la Guerra Civil todavía no contábamos con una biografía  completa del que fue símbolo y encarnación de la Segunda República: Manuel Azaña.  Santos Julíá ha puesto fin a ese clamoroso vacío con su Vida y tiempo de Manuel Azaña. La falta de unas verdaderas Obras Completas del intelectual político alcalaíno (el contenido de las de Marichal no era sino una recopilación  parcial de sus escritos) y  el desconocimiento del paradero de su archivo personal, hacían imposible acometer esa labor biográfica con un mínimo de solvencia. A pesar de ello, el final de la dictadura trajo como era de esperar una renovada atracción por el personaje y la publicación de varios libros sobre su vida,  acción y  pensamiento políticos, pero todos ellos lastrados por  esas limitaciones 
            La devolución del archivo de Azaña, que obraba en poder del dictador como si  de una propiedad personal o un trofeo de guerra se tratase, fue, pues, la condición necesaria, pero no suficiente para que se emprendiera la difícil y laboriosa  tarea de editar unas definitivas  Obras Completas de los escritos del que fue  jefe de gobierno, presidente y alma de la Segunda República. Salvados ambos escollos, estaban puestas, pues,  las bases para la confección de una verdadera biografía de Azaña. Y como no podía ser de otro modo, ha sido  el responsable de esa edición de las Obras Completas de Azaña, el historiador y catedrático Santos Juliá, el autor de esta última y completa biografía.  Juliá había escrito ya, en los años ochenta,  otra - la mejor con diferencia para mi gusto- de esas biografías incompletas que se habían escrito en la etapa democrática. Así que creo que podemos decir  que el retrato completo que  Juliá traza ahora de don Manuel es, en parte, el corolario  de la mencionada edición , pero, a la vez, una adecuada y necesaria guía para la recomendable lectura de  la excelente edición que nuestro historiador ha realizado de los escritos de Azaña,.
         Biografía completa e integral
            La visión de Azaña que aporta la biografía de Juliá es completa en un doble sentido. No sólo en el temporal cubriendo su análisis de manera detallada (más de la mitad de las páginas del libro) la primera y casi desconocida  primera etapa de  la vida de Azaña hasta su ascenso al protagonismo político con  la llegada de la República. Sino que, además, toca todos los planos de su vida. Tanto su  pensamiento  como su acción  intelectual y política. Primero a través de su labor  en  dos de los  principales centros de esas actividades en aquel tiempo en España como fueron el Ateneo y el Partido Reformista; y después en su labor como ministro, presidente de Gobierno y presidente de la República, además de su intensa labor partidaria  a través de Acción republicana e Izquierda Republicana  Pero sin dejar fuera de su foco de atención, tanto  su vida íntima y familiar y las fuentes de su sentimentalidad ( si me perdonan la palabreja), como el significado de su labor y obra   literarias.
 Ese análisis biográfico lo  realiza nuestro autor,  por si fuera poco lo anterior, ensamblando perfectamente  todos esos planos de modo que estamos ante una biografía que, además, de completa, podríamos calificarla también de  integral. Y aún más. Todo ello está  contextualizado en el discurrir histórico de su tiempo. De modo que la biografía es un repaso brillante y esclarecedor te  del tiempo histórico  que le tocó vivir a don Manuel, esto es, esencialmente la primera mitad  nuestro siglo XX, etapa de la que  Julíá es un excelente conocedor como nos lo ha demostrado ya varias veces en sus libros de investigación y de síntesis. Por todo ello, se puede decir que el titulo que  encabeza  el libro (“Vida y tiempo de…” ) se corresponde perfectamente con su contenido
De liberal templado a republicano de izquierda
El  Azaña que resulta de esta biografía es el de un intelectual político, no un político intelectual ( aquí el orden del sintagma sí altera el resultado) que comienza como un liberal templado con una clara conciencia de la necesidad de  transformación de aquel corrupto sistema político restaurador en un sentido democrático, lo que cree  factible  realizar, hasta la etapa de la  Dictadura primorriverista, a través de  la reforma desde dentro de la Monarquía restauradora. De ahí su adscripción  y participación política dentro del  Partido Reformista  de Melquíades Álvarez. Actitud y posición políticas que, con la implantación  de la Dictadura, y del mismo modo que otros muchos otros de sus correligionarios, terminó por abandonar, evolucionando hacia un republicanismo radical, de izquierda, cuyo objetivo era  la transformación de aquel régimen desde la raíz.
Para llevar a cabo ese programa radical, revolucionario, como el mismo le denomina a veces, Azaña pensaba que  era necesario enfrentarse sin contemplaciones  a los  dos poderes fácticos sobre los que había pivotado aquel sistema, la Iglesia católica y el Ejército y no excluir, sino integrar a la clase obrera  en  esa nueva sociedad y sistema democráticos que debía  de sustituir  al régimen oligárquico y la sociedad  profundamente clasista y jerarquizada de la Restauración.
.. Programa que conllevaba sustituir la Monarquía por la República y construir un estado descentralizado que diese satisfacción a  las aspiraciones de los nacionalistas,  cuyas  peticiones avalaba  no sólo la historia, sino, y sobre todo, la razón, que para Aza-ña siempre debía primar sobre la tradición histórica.
Ése fue, en sus líneas maestras, el programa que, primero, trató de hacer realidad, y. en parte implantó, en el primer bienio republicano, tras caerse del caballo del accidentalismo monárquico del Partido Reformista. Y posteriormente defendió en el bienio radical-cedista frente al catolicismo político y los militares africanistas,
 Ni anticlerical  ni antipatriota  
. Sin duda, la visión de Azaña que nos proporciona Juliá en este libro contradice tanto la auto versión que el propio don Manuel  dio de sí mismo en relación con la  primera etapa de su vida, antes de su ascenso al protagonismo político con la llegada de la República, como la que de él dio  la derecha de la época y después el franquismo Ni señorito  benaventino, como el mismo se calificó, ni anticlerical furibundo. Como tampoco antipatriota extranjerizante. Y mucho menos, como ha querido catalogarlo  más recientemente algún  azañista de la derecha, miembro destacado de la tercera España por un mal entendimiento de su postura durante el conflicto civil para conseguir la mediación de Francia y Gran Bretaña con el objeto de conseguir la retirada de alemanes e italianos, y con ello  el final del  conflicto.      
En efecto, de señorito benaventino, nada, como demuestra su preocupación continúa  por su preparación intelectual en su etapa de formación ( era un auténtico devorador de libros) y su intensa actividad intelectual  en el Ateneo. Tampoco furibundo anticlerical, sino  persona alejada de la Iglesia por un temprana crisis religiosa y  acerado crítico de la acción pública y política de la Iglesia católica en nuestro país, pero profundamente respetuoso con las ceremonias y el sentimiento religioso ajeno. Y mucho menos antipatriota, sino intelectual  con una concepción progresista y moderna de lo que era la nación y el patriotismo. Pero, sobre todo, como ya sabíamos y abunda Juliá en su excelente y recomendable  biografía, Azaña fue la palabra hecha política.
(Publicado en diciembre de 2010 en el suplemento cultural  Cultura de La Nueva España (Asturias)
 


                          

jueves, 3 de abril de 2014

LA LEYENDA DE CAMELOT
                                                          Julio Antonio Vaquero Iglesias


  Al calor (…y olor pecuniario, todo hay que decirlo) de la conmemoración del 50 aniversario del asesinato del presidente norteamericano J.F. Kennedy, los libros centrados en las diversas teorías sobre el magnicidio  o, más ampliamente, en  su  vida y obra , llenan  estos días  los expositores de novedades de nuestras librerías.
    Entre esa decena larga de libros publicados en España con motivo de la conmemoración,  dos de ellos vienen precedidos de  un gran éxito de ventas  en su país de origen, Estados Unidos, éxito que se debe no sólo a su contenido y  a la notoriedad de sus autores, sino también a la perspectiva conservadora con que abordan  el tema de la  vida y muerte de Kennedy  que es la predominante entre el público norteamericano.
    .  Caso abierto. Historia secreta del asesinato de Kennedy  (Debate) es el resultado de una investigación de cinco años. Su autor,  Philip Shenon, un destacado periodista de investigación del New York Times, reconstruye, a través de entrevistas a los abogados que participaron en la Comisión Warren, cómo ésta llevó a cabo su tarea. Shenon demuestra  que  su labor fue torpedeada con  la ocultación, extravío y  destrucción de pruebas  por parte del la CIA y  el   FBI  (incluso el destrozado cerebro del   presidente desapareció).
Los cuatro responsables de que se  aceptara la farsa que fue la Comisión Warren, fueron, según Shenon, Edgar Hoover, director del FBI, Richard Helms, director de  la CIA, el presidente de la comisión, el juez Warren  y… el propio Robert Kennedy, quien aceptó y firmó sus conclusiones, cuando de manera privada las rechazaba, porque estaba plenamente convencido de que el magnicidio de su hermano era el resultado de una compleja conspiración en la que, según él, había intervenido de manera destacada la Mafia. Otro dato no conocido que revela es que la comisión se reunió en secreto con el mismo Fidel Castro con el objeto de saber si los servicios secretos cubanos habían estado implicados en el asesinato, obteniendo una rotunda negativa del mandatario cubano. A pesar de lo cual Shenon se muestra proclive a aceptar la teoría de la conspiración organizada por cubanos y soviéticos.
Matar a Kennedy (La Esfera de los Libros) es un libro  publicado en los Estados Unidos el pasado  año del que se han  vendidos ya más de un millón de ejemplares en aquel país y  es el origen de la película para la televisión del mismo título dirigida por Ridley Scott. El autor principal es  Bill O´Reilly, presentador de uno de los espacios divulgativos de mayor audiencia en Estados Unidos, columnista y coautor -también como en éste- con el historiador Martin Dugard, de Matar a Lincoln  en el que se inspiró la conocida y exitosa  película que lleva ese mismo título.         
            O´Reilly  y Dugan reconstruyen con minucioso detalle  la trayectoria personal y política  de Kennedy desde su elección hasta los días posteriores del magnicidio, pero también la de Lee Harvey Oswald desde su estancia en la Unión Soviética hasta su asesinato por Jac Ruby en las dependencias de la policía de Dallas el día siguiente del magnicidio. Nos presentan a Kennedy como un presidente carismático cuyas contradicciones son explicables por las difíciles circunstancias en que tuvo que gobernar: la invasión y derrota por Castro en Bahía de Cochinos,  la crisis de los misiles, Vietnam, el movimiento de los derechos civiles. Y en lo personal como un católico ferviente, de misa diaria y confesión frecuente, padre y esposo amantísimo  Pero, paradójicamente, su narración minuciosa, realizada casi con técnica de guión cinematográfico, contradice esa valoración tan positiva y nos muestra a la vez  las  ambigüedades y contradicciones del personaje  Kennedy deja en la estacada a los anticastristas en Bahía de Cochinos, practica una realpolitik que encubre bajo una retórica de grandes ideales un intento de superar en armamento, aunque sea convencional, a los soviéticos, pero también el empleo sistemático de la guerra sucia, como hace con Cuba con la operación Mangosta que pretendía provocar en la isla con sabotajes y asesinatos una insurrección popular contra Castro; o  en Vietnam, donde la CIA también recurre a las operaciones encubiertas con asesinatos y toda clase de desmanes y los aviones norteamericanos arrojan napalm y exfoliantes. Los  datos que nos aportan dejan entrever también el poco entusiasmo de Kennedy por el movimiento de los derechos civiles que en realidad apoyó a iniciativa de su hermano Robert.  La imagen de esposo amantísimo queda enturbiada por los datos de los autores sobre sus excesos sexuales fuera del matrimonio. No es que el presidente fuera un rijoso, sino que era un verdadero obseso sexual que puso imprudentemente  en peligro con sus andanzas sexuales su propia presidencia.
.Oswald, a quien los autores presentan como un comunista recalcitrante y confeso con una personalidad inestable que busca la notoriedad  a costa de lo que sea, actuó, según los autores, solo, movido, según ellos, exclusivamente por su sed de notoriedad y angustiado por su fracaso conyugal.
En fin, más que ante “un ensayo sin una sombra de ficción” como pretenden los autores, estamos ante un ensayo- producto, pensado principalmente para el mercado. Aunque indirectamente todo        ese cúmulo de datos reales nos deja entrever que pretender, como quieren los autores, que la  presidencia de Kennedy  fue el reino de Camelot y el presidente,  Arturo, rey de Britania, poco tiene que ver con la realidad. No es sino una falsa leyenda.  

Al calor (…y olor pecuniario, todo hay que decirlo) de la conmemoración del 50 aniversario del asesinato del presidente norteamericano J.F. Kennedy, los libros centrados en las diversas teorías sobre el magnicidio  o, más ampliamente, en  su  vida y obra , llenan  estos días  los expositores de novedades de nuestras librerías.
    Entre esa decena larga de libros publicados en España con motivo de la conmemoración,  dos de ellos vienen precedidos de  un gran éxito de ventas  en su país de origen, Estados Unidos, éxito que se debe no sólo a su contenido y  a la notoriedad de sus autores, sino también a la perspectiva conservadora con que abordan  el tema de la  vida y muerte de Kennedy  que es la predominante entre el público norteamericano.
    .  Caso abierto. Historia secreta del asesinato de Kennedy  (Debate) es el resultado de una investigación de cinco años. Su autor,  Philip Shenon, un destacado periodista de investigación del New York Times, reconstruye, a través de entrevistas a los abogados que participaron en la Comisión Warren, cómo ésta llevó a cabo su tarea. Shenon demuestra  que  su labor fue torpedeada con  la ocultación, extravío y  destrucción de pruebas  por parte del la CIA y  el   FBI  (incluso el destrozado cerebro del   presidente desapareció).
Los cuatro responsables de que se  aceptara la farsa que fue la Comisión Warren, fueron, según Shenon, Edgar Hoover, director del FBI, Richard Helms, director de  la CIA, el presidente de la comisión, el juez Warren  y… el propio Robert Kennedy, quien aceptó y firmó sus conclusiones, cuando de manera privada las rechazaba, porque estaba plenamente convencido de que el magnicidio de su hermano era el resultado de una compleja conspiración en la que, según él, había intervenido de manera destacada la Mafia. Otro dato no conocido que revela es que la comisión se reunió en secreto con el mismo Fidel Castro con el objeto de saber si los servicios secretos cubanos habían estado implicados en el asesinato, obteniendo una rotunda negativa del mandatario cubano. A pesar de lo cual Shenon se muestra proclive a aceptar la teoría de la conspiración organizada por cubanos y soviéticos.
Matar a Kennedy (La Esfera de los Libros) es un libro  publicado en los Estados Unidos el pasado  año del que se han  vendidos ya más de un millón de ejemplares en aquel país y  es el origen de la película para la televisión del mismo título dirigida por Ridley Scott. El autor principal es  Bill O´Reilly, presentador de uno de los espacios divulgativos de mayor audiencia en Estados Unidos, columnista y coautor -también como en éste- con el historiador Martin Dugard, de Matar a Lincoln  en el que se inspiró la conocida y exitosa  película que lleva ese mismo título.         
            O´Reilly  y Dugan reconstruyen con minucioso detalle  la trayectoria personal y política  de Kennedy desde su elección hasta los días posteriores del magnicidio, pero también la de Lee Harvey Oswald desde su estancia en la Unión Soviética hasta su asesinato por Jac Ruby en las dependencias de la policía de Dallas el día siguiente del magnicidio. Nos presentan a Kennedy como un presidente carismático cuyas contradicciones son explicables por las difíciles circunstancias en que tuvo que gobernar: la invasión y derrota por Castro en Bahía de Cochinos,  la crisis de los misiles, Vietnam, el movimiento de los derechos civiles. Y en lo personal como un católico ferviente, de misa diaria y confesión frecuente, padre y esposo amantísimo  Pero, paradójicamente, su narración minuciosa, realizada casi con técnica de guión cinematográfico, contradice esa valoración tan positiva y nos muestra a la vez  las  ambigüedades y contradicciones del personaje  Kennedy deja en la estacada a los anticastristas en Bahía de Cochinos, practica una realpolitik que encubre bajo una retórica de grandes ideales un intento de superar en armamento, aunque sea convencional, a los soviéticos, pero también el empleo sistemático de la guerra sucia, como hace con Cuba con la operación Mangosta que pretendía provocar en la isla con sabotajes y asesinatos una insurrección popular contra Castro; o  en Vietnam, donde la CIA también recurre a las operaciones encubiertas con asesinatos y toda clase de desmanes y los aviones norteamericanos arrojan napalm y exfoliantes. Los  datos que nos aportan dejan entrever también el poco entusiasmo de Kennedy por el movimiento de los derechos civiles que en realidad apoyó a iniciativa de su hermano Robert.  La imagen de esposo amantísimo queda enturbiada por los datos de los autores sobre sus excesos sexuales fuera del matrimonio. No es que el presidente fuera un rijoso, sino que era un verdadero obseso sexual que puso imprudentemente  en peligro con sus andanzas sexuales su propia presidencia.
.Oswald, a quien los autores presentan como un comunista recalcitrante y confeso con una personalidad inestable que busca la notoriedad  a costa de lo que sea, actuó, según los autores, solo, movido, según ellos, exclusivamente por su sed de notoriedad y angustiado por su fracaso conyugal.

En fin, más que ante “un ensayo sin una sombra de ficción” como pretenden los autores, estamos ante un ensayo- producto, pensado principalmente para el mercado. Aunque indirectamente todo        ese cúmulo de datos reales nos deja entrever que pretender, como quieren los autores, que la  presidencia de Kennedy  fue el reino de Camelot y el presidente,  Arturo, rey de Britania, poco tiene que ver con la realidad. No es sino una falsa leyenda.  
  Al calor (…y olor pecuniario, todo hay que decirlo) de la conmemoración del 50 aniversario del asesinato del presidente norteamericano J.F. Kennedy, los libros centrados en las diversas teorías sobre el magnicidio  o, más ampliamente, en  su  vida y obra , llenan  estos días  los expositores de novedades de nuestras librerías.
    Entre esa decena larga de libros publicados en España con motivo de la conmemoración,  dos de ellos vienen precedidos de  un gran éxito de ventas  en su país de origen, Estados Unidos, éxito que se debe no sólo a su contenido y  a la notoriedad de sus autores, sino también a la perspectiva conservadora con que abordan  el tema de la  vida y muerte de Kennedy  que es la predominante entre el público norteamericano.
    .  Caso abierto. Historia secreta del asesinato de Kennedy  (Debate) es el resultado de una investigación de cinco años. Su autor,  Philip Shenon, un destacado periodista de investigación del New York Times, reconstruye, a través de entrevistas a los abogados que participaron en la Comisión Warren, cómo ésta llevó a cabo su tarea. Shenon demuestra  que  su labor fue torpedeada con  la ocultación, extravío y  destrucción de pruebas  por parte del la CIA y  el   FBI  (incluso el destrozado cerebro del   presidente desapareció).
Los cuatro responsables de que se  aceptara la farsa que fue la Comisión Warren, fueron, según Shenon, Edgar Hoover, director del FBI, Richard Helms, director de  la CIA, el presidente de la comisión, el juez Warren  y… el propio Robert Kennedy, quien aceptó y firmó sus conclusiones, cuando de manera privada las rechazaba, porque estaba plenamente convencido de que el magnicidio de su hermano era el resultado de una compleja conspiración en la que, según él, había intervenido de manera destacada la Mafia. Otro dato no conocido que revela es que la comisión se reunió en secreto con el mismo Fidel Castro con el objeto de saber si los servicios secretos cubanos habían estado implicados en el asesinato, obteniendo una rotunda negativa del mandatario cubano. A pesar de lo cual Shenon se muestra proclive a aceptar la teoría de la conspiración organizada por cubanos y soviéticos.
Matar a Kennedy (La Esfera de los Libros) es un libro  publicado en los Estados Unidos el pasado  año del que se han  vendidos ya más de un millón de ejemplares en aquel país y  es el origen de la película para la televisión del mismo título dirigida por Ridley Scott. El autor principal es  Bill O´Reilly, presentador de uno de los espacios divulgativos de mayor audiencia en Estados Unidos, columnista y coautor -también como en éste- con el historiador Martin Dugard, de Matar a Lincoln  en el que se inspiró la conocida y exitosa  película que lleva ese mismo título.         
            O´Reilly  y Dugan reconstruyen con minucioso detalle  la trayectoria personal y política  de Kennedy desde su elección hasta los días posteriores del magnicidio, pero también la de Lee Harvey Oswald desde su estancia en la Unión Soviética hasta su asesinato por Jac Ruby en las dependencias de la policía de Dallas el día siguiente del magnicidio. Nos presentan a Kennedy como un presidente carismático cuyas contradicciones son explicables por las difíciles circunstancias en que tuvo que gobernar: la invasión y derrota por Castro en Bahía de Cochinos,  la crisis de los misiles, Vietnam, el movimiento de los derechos civiles. Y en lo personal como un católico ferviente, de misa diaria y confesión frecuente, padre y esposo amantísimo  Pero, paradójicamente, su narración minuciosa, realizada casi con técnica de guión cinematográfico, contradice esa valoración tan positiva y nos muestra a la vez  las  ambigüedades y contradicciones del personaje  Kennedy deja en la estacada a los anticastristas en Bahía de Cochinos, practica una realpolitik que encubre bajo una retórica de grandes ideales un intento de superar en armamento, aunque sea convencional, a los soviéticos, pero también el empleo sistemático de la guerra sucia, como hace con Cuba con la operación Mangosta que pretendía provocar en la isla con sabotajes y asesinatos una insurrección popular contra Castro; o  en Vietnam, donde la CIA también recurre a las operaciones encubiertas con asesinatos y toda clase de desmanes y los aviones norteamericanos arrojan napalm y exfoliantes. Los  datos que nos aportan dejan entrever también el poco entusiasmo de Kennedy por el movimiento de los derechos civiles que en realidad apoyó a iniciativa de su hermano Robert.  La imagen de esposo amantísimo queda enturbiada por los datos de los autores sobre sus excesos sexuales fuera del matrimonio. No es que el presidente fuera un rijoso, sino que era un verdadero obseso sexual que puso imprudentemente  en peligro con sus andanzas sexuales su propia presidencia.
.Oswald, a quien los autores presentan como un comunista recalcitrante y confeso con una personalidad inestable que busca la notoriedad  a costa de lo que sea, actuó, según los autores, solo, movido, según ellos, exclusivamente por su sed de notoriedad y angustiado por su fracaso conyugal.

En fin, más que ante “un ensayo sin una sombra de ficción” como pretenden los autores, estamos ante un ensayo- producto, pensado principalmente para el mercado. Aunque indirectamente todo        ese cúmulo de datos reales nos deja entrever que pretender, como quieren los autores, que la  presidencia de Kennedy  fue el reino de Camelot y el presidente,  Arturo, rey de Britania, poco tiene que ver con la realidad. No es sino una falsa leyenda.
( Publicado en noviembre de 2013 en suplemento Cultura de La Nueva España)

martes, 1 de abril de 2014

 UNA GUERRA NO DECLARADA
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

         
 La conmemoración del centenario de la Gran Guerra está dando lugar a una importante revisión historiográfica de aquel conflicto bélico que se ha venido considerando, con fundamento, como uno de los procesos históricos más importantes  del siglo XX. Y  es  dentro de esa producción donde hay que contextualizar este libro (Nidos de espías ( Alianza, 2014)) que trata  sobre los efectos  que el primer conflicto mundial  tuvo para  España y  del que son autores dos  conocidos historiadores especialistas en este tema: los profesores  Paul Aubert y Eduardo García Calleja.
 La sólida y pormenorizada información que aportan en este libro los autores avala, sin duda, su conclusión. La neutralidad española en la Gran Guerra no fue, desde luego, una “neutralidad beatífica”,  con - eso sí- decisivas consecuencias indirectas  económicas, sociales y políticos para nuestro devenir histórico, como ya sabíamos, sino que también la conflagración europea golpeó además directamente a nuestro país. Porque si no hubo España frentes bélicos, debido a su neutralidad, sí fue el escenario de otras importantes y decisivas batallas como las derivadas de la guerra económica ( comercio, bloqueo económico y contrabando); de la guerra ideológica y de propaganda ( con el control y subvención de los periódicos españoles por parte de uno y otro bando animando la lucha ideológica entre intelectuales aliadófilos y germanófilos que se originó y que fue en cierto modo el  impulso decisivo a la entrada de los “intelectuales”  en  España , y las campañas de intoxicación y la organización de toda una densa red de asociaciones y medios de propaganda en suelo español, Guerra de propaganda que dominaron claramente los  Imperios Centrales).
Pero también guerra diplomática por la presión que sobre el Rey, el presidente del consejo y el Ministro de Estado hicieron los don bandos contendientes .y que, sin duda,   originó numerosos conflictos diplomáticos y tuvo sus efectos  como demuestra el cambio de actitud del imprudente Alfonso XIII que de comenzar apoyando a la Entente, esto es, a los aliados, terminó inclinándose por los  Imperios Centrales.

 España fue también un escenario bélico importante del conflicto por el gran desarrollo  que tuvo en nuestras costas la guerra submarina, decisiva para el bando germano como elemento de control del bloqueo económico. Además, Madrid, Barcelona y los puertos importantes fueron verdaderos nidos de espías  dedicados a misiones de espionaje y sabotajes contra los intereses del bando contrario en territorio español. Entre esos espías están personajes conocidos como Canaris y la incompetente y fatal  Mata-Hari que tuvo en el bando aliado su contramodelo, Marthe Richard. Pero, desde luego, el restrictivo título del libro no hace justicia a su amplio y serio  contenido.
( Publicado en en el suplemento Cultura de La Nueva España, 27 de febrero de 2014)