martes, 1 de abril de 2014

 UNA GUERRA NO DECLARADA
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

         
 La conmemoración del centenario de la Gran Guerra está dando lugar a una importante revisión historiográfica de aquel conflicto bélico que se ha venido considerando, con fundamento, como uno de los procesos históricos más importantes  del siglo XX. Y  es  dentro de esa producción donde hay que contextualizar este libro (Nidos de espías ( Alianza, 2014)) que trata  sobre los efectos  que el primer conflicto mundial  tuvo para  España y  del que son autores dos  conocidos historiadores especialistas en este tema: los profesores  Paul Aubert y Eduardo García Calleja.
 La sólida y pormenorizada información que aportan en este libro los autores avala, sin duda, su conclusión. La neutralidad española en la Gran Guerra no fue, desde luego, una “neutralidad beatífica”,  con - eso sí- decisivas consecuencias indirectas  económicas, sociales y políticos para nuestro devenir histórico, como ya sabíamos, sino que también la conflagración europea golpeó además directamente a nuestro país. Porque si no hubo España frentes bélicos, debido a su neutralidad, sí fue el escenario de otras importantes y decisivas batallas como las derivadas de la guerra económica ( comercio, bloqueo económico y contrabando); de la guerra ideológica y de propaganda ( con el control y subvención de los periódicos españoles por parte de uno y otro bando animando la lucha ideológica entre intelectuales aliadófilos y germanófilos que se originó y que fue en cierto modo el  impulso decisivo a la entrada de los “intelectuales”  en  España , y las campañas de intoxicación y la organización de toda una densa red de asociaciones y medios de propaganda en suelo español, Guerra de propaganda que dominaron claramente los  Imperios Centrales).
Pero también guerra diplomática por la presión que sobre el Rey, el presidente del consejo y el Ministro de Estado hicieron los don bandos contendientes .y que, sin duda,   originó numerosos conflictos diplomáticos y tuvo sus efectos  como demuestra el cambio de actitud del imprudente Alfonso XIII que de comenzar apoyando a la Entente, esto es, a los aliados, terminó inclinándose por los  Imperios Centrales.

 España fue también un escenario bélico importante del conflicto por el gran desarrollo  que tuvo en nuestras costas la guerra submarina, decisiva para el bando germano como elemento de control del bloqueo económico. Además, Madrid, Barcelona y los puertos importantes fueron verdaderos nidos de espías  dedicados a misiones de espionaje y sabotajes contra los intereses del bando contrario en territorio español. Entre esos espías están personajes conocidos como Canaris y la incompetente y fatal  Mata-Hari que tuvo en el bando aliado su contramodelo, Marthe Richard. Pero, desde luego, el restrictivo título del libro no hace justicia a su amplio y serio  contenido.
( Publicado en en el suplemento Cultura de La Nueva España, 27 de febrero de 2014)  

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