viernes, 23 de julio de 2021

 

 

                                               SILENCIO CÓMPLICE

                                                JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 La estrategia electoral del PP de Casado le está haciendo caer en graves contradicciones. Está claro que el actual líder del PP y su formación tratan por todos los medios de impedir que el partido de extrema derecha español, Vox, cuyas expectativas electorales parecen ir viento en popa en unas futuras elecciones, no le arrebate parte de su clientela y le impida agrupar a los votantes de derecha en torno a su partido. Y para evitarlo su líder Casado, proveniente parece ser de una familia republicana, está haciendo graves concesiones ideológicas a los probables votantes de Vox para que no se vayan al redil de la extrema derecha. Pero ello le lleva a entrar, como decíamos, en flagrantes contradicciones que le están poniendo en graves aprietos ideológicos y ha obligado a sus  subordinados y a importantes líderes de su partido a aclarar y dar marcha atrás en las concesiones y silencios cómplices en que el líder popular está incurriendo.

 El último acto de esa contradictoria estrategia ha sido sin duda su silencio en unas jornadas celebradas en Ávila preparatorias para la Convención nacional del PP el próximo octubre en las que, dada la estrategia de unir a la derecha en torno al PP,  fueron invitados varios elementos ligados a los planteamientos de la extrema derecha  como fue la del  exministro de Suárez y uno de los fundadores de Vox, Ignacio Camuñas,  realizó unas controvertidas declaraciones en su intervención sobre la guerra civil española negando el golpe de Estado de Franco contra el régimen democrático republicano y culpando a  éste de ser el responsable de la guerra civil.

 La callada por respuesta que ante esa torticera y ahistórica interpretación  del origen de la guerra civil  dio Casado provocó un aluvión de críticas desde todos ángulos del espectro de la izquierda parlamentaria, obligando a varias intervenciones de parte de los líderes de su partido matizando y negando la interpretación del señor Camuñas. La más clara y rotunda fue la del  líder que le está sacando de todos los atolladeros en que se mete su presidente, el  gallego Feijoo.

Pero, sin duda, ese silencio evocador de una estrategia electoral que trata de unir a la derecha en torno al líder del PP deja claro que el señor Casado mantiene una postura y una idea que está bastante alejada de la que la historia ciencia ha proporcionado de nuestra guerra civil y el golpe de estado que fue el origen del conflicto y la dictadura posterior. Baste recordar  su intervención reciente en el Parlamento donde  dejó aquella perla  que expresa su dudosa interpretación de la guerra civil y la dictadura. Para él, dijo en aquella ocasión, la guerra civil española no fue sino “un enfrentamiento entre quienes querían una democracia sin ley y quienes querían una ley sin democracia”.

  Esa ambigua manera de interpretar el origen de nuestra guerra civil, en consonancia con su estrategia política que trata de evitar que se le vayan los votos para Vox, es la que le lleva a rechazar la ley de la memoria histórica  que ha propuesto la coalición gubernamental y se propone sustituirla por una ambigua “ley de concordia” que incida, sobre todo,  en los valores del acuerdo entre españoles que trató de establecer la transición. Como si ambas posiciones fueran incompatibles entre sí.

( PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE La Nueva España, de Oviedo)

lunes, 19 de julio de 2021

 

 

                                      QUÉ ESTÁ PASANDO EN CUBA

                                                                             JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

Las protestas de una parte de la población cubana por la angustiosa situación a que se ha llegado en la isla  por los problemas derivados del descenso de los ingresos por del bajón turístico y la expansión de la pandemia y que se han traducido en mayores dificultades que las ya eran  habituales para el abastecimiento de alimentos y otros elementos esenciales para la supervivencia de sus ciudadanos, han puesto en dificultades de supervivencia al régimen introducido por Castro desde hace alrededor de sesenta años.

 Esa crítica situación ha originado en Estados Unidos, Europa y en parte de América Latina la denuncia reforzada de un régimen como el cubano al que se le acusa de ser una dictadura a la  que es necesario poner fin de una vez para siempre y esas voces se han elevado, sobre todo, cómo no, en los medios de la derecha y la extrema derecha de esos países que han visto en la actual situación crítica de la isla la gran oportunidad para dar el golpe de gracia a un régimen  que siempre se movió en los valores de la izquierda, y al que muchos de aquellos han visto siempre como una  anomalía con la que había que acabar para que no sirviese de ejemplo a un continente como el americano en el que la pobreza y el dominio imperial norteamericano eran la base de la desigualdad y la explotación de sus habitantes.

 No deja de ser una gran paradoja que se acuse al régimen  cubano de dictadura cuando vemos por todas partes cómo las democracias occidentales suspenden en sus prácticas democráticas y son incapaces de poner fin a las desigualdades sociales y acabar con la pobreza. ¿ Es esa la democracia que quieren imponer en Cuba tras derribar a lo que queda de la evolución del régimen castrista? ¿ Quieren ponerle realmente fin para paliar la angustiosa situación de una población agobiada por la escasez y las privaciones (lo que, sin duda, sería loable por su parte ) o simplemente asfixiarlo definitivamente para que no sea un mal ejemplo para América Latina?

Si fuera realmente lo primero esos denunciantes acudirían cuanto antes en auxilio de esa población desabastecida y empobrecida.  Pero eso no parece que sea la intención de los que lanzan tales acusaciones de dictadura al régimen cubano y deberían de recomendarle la necesidad y las virtudes derivadas de  transformarse políticamente y avanzar hacia un sistema de democracia liberal y apoyar en ese sentido  y con esa finalidad a la población cubana La postura, por ejemplo, del presidente norteamericano Biden es un ejemplo de esas prácticas torticeras. Él, que  haciendo honor a sus políticas progresistas debería apoyar la apertura política de  Cuba, practica, sin embargo, la política del cuanto peor, mejor, manteniendo un embargo que es el residuo más palpable de la habitual política imperialista que el águila norteamericana ha practicado sobre la isla desde su independencia de España. Política que desde el triunfo de la revolución castrista ha sido llevada a cabo por todos los presidentes norteamericanos, comenzando por  la del tan alabado presidente Kennedy y su apoyo al lobby anticastrista de Miami y sus aventuras terroristas. Lobby que, por cierto, siempre recibió el apoyo y el reconocimiento del Partido Popular español, sobre todo, durante el mandato del que parece que ha sido el iniciador de todos los males de nuestro país, el señor Aznar.

   No, no es así como debe apoyarse y auxiliar a la sufrida población cubana, sino  tratando de que salga de esta angustiosa situación crítica por la que está atravesando y apoyándola para que desde dentro haga las reformas políticas que sus ciudadanos deseen. Lo contrario sería que de nuevo cayera en manos de aquellos que la condujeron al negro agujero del que la sacó el castrismo.

(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)

martes, 13 de julio de 2021


 

 

                                CHULETÓN AL PUNTO

                             JULIO ANTONIO VAQURO IGLESIAS

    Las polémicas declaraciones del ministro  Garzón sobre la necesaria limitación del consumo de la carne procesada han sacado a la luz múltiples consideraciones de interés político y social.  Que hay que limitar el consumo de la carne procesada por los negativos efectos que origina su producción sobre el cambio climático es una consideración que difícil puede ponerse en duda, siempre teniendo en cuenta que limitar su consumo no es prohibir su producción con los considerables y negativos efectos que ello podría traer para una actividad tan necesaria para la supervivencia de tantas personas como es la economía  ganadera.

 Lo que no es de recibo nos parece a muchos es realizar  tales declaraciones fuera de un contexto político planificado como objetivo de una campaña seria  bien estudiada y meditada por todo el Gobierno y no ir por libre y realizarlo como  unas declaraciones de un solo Ministerio a modo de boutade de un ministro sin competencias que apenas generado iniciativas y campañas que hubieran sido muy necesarias como, por ejemplo, la lucha contra la abusiva subida de la electricidad como consecuencia de la imposición un monopolio de tres empresas ( que como siempre y en tantas aspectos que hoy padecemos nos trajo la política de ultraderecha de señor Aznar) . Que yo recuerde poco o nada hizo nuestro flamante ministerio de consumo contra esa injusticia manifiesta, aunque sólo fuera en el terreno de lo simbólico declarativo. Tal  planteamiento lo que nos lleva es a la constatación de lo que venimos sufriendo  constantemente con este Gobierno de coalición: su falta coordinación y de planteamientos compartidos en cuestiones que, sin duda, son aceptables desde el pensamiento y la necesaria actuación de la izquierda.

 Por si no fueran suficientes la mencionadas declaraciones  de un ministro casi inédito en sus actuaciones como Garzón, la “chulería”- no se expresarlo de otra manera y lo escribo sin  ánimo de ofender- de la respuesta del jefe de Gobierno ante este real problema manifestando que a él lo que le encanta es un chuletón al punto no deja de ser un broma pesada, pero de mal gusto que no puede permitirse el dirigente de un Gobierno ante un problema de gran calado e importancia que, además, está incorporado a los proyectos de futuro de  la famosa Agenda 2050. El señor Sánchez ha perdido la oportunidad de haber apoyado a su ministro, matizando todo lo que hubieran  sido necesarias sus declaraciones ante un serio y real problema ante el que pocas bromas son de recibo.  Esa actitud nos demuestra el mencionado  problema de este Gobierno de coalición. La falta de coordinación entre las dos almas que laten en su seno y cuyas enfrentamientos y contrarias actitudes saltan a la palestra e menudo y con motivo de muchas de sus actuaciones políticas.

  La conclusión es clara  para muchos ciudadanos que lo apoyan. O solucionan ese candente problema o ése va a ser el caballo de Troya por donde se les cuele la derecha y extrema derecha en las próximas elecciones.

/Artículo publicado en las páginas de opinión de  La Nueva España, de Oviedo)