SILENCIO
CÓMPLICE
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
La estrategia electoral del PP de
Casado le está haciendo caer en graves contradicciones. Está claro que el actual
líder del PP y su formación tratan por todos los medios de impedir que el
partido de extrema derecha español, Vox, cuyas expectativas electorales parecen
ir viento en popa en unas futuras elecciones, no le arrebate parte de su
clientela y le impida agrupar a los votantes de derecha en torno a su partido.
Y para evitarlo su líder Casado, proveniente parece ser de una familia
republicana, está haciendo graves concesiones ideológicas a los probables
votantes de Vox para que no se vayan al redil de la extrema derecha. Pero ello
le lleva a entrar, como decíamos, en flagrantes contradicciones que le están
poniendo en graves aprietos ideológicos y ha obligado a sus subordinados y a importantes líderes de su
partido a aclarar y dar marcha atrás en las concesiones y silencios cómplices
en que el líder popular está incurriendo.
El último acto de esa
contradictoria estrategia ha sido sin duda su silencio en unas jornadas
celebradas en Ávila preparatorias para la Convención nacional del PP el próximo
octubre en las que, dada la estrategia de unir a la derecha en torno al PP, fueron invitados varios elementos ligados a
los planteamientos de la extrema derecha
como fue la del exministro de
Suárez y uno de los fundadores de Vox, Ignacio Camuñas, realizó unas controvertidas declaraciones en
su intervención sobre la guerra civil española negando el golpe de Estado de
Franco contra el régimen democrático republicano y culpando a éste de ser el responsable de la guerra
civil.
La callada por respuesta que ante
esa torticera y ahistórica interpretación del origen de la guerra civil dio Casado provocó un aluvión de críticas
desde todos ángulos del espectro de la izquierda parlamentaria, obligando a
varias intervenciones de parte de los líderes de su partido matizando y negando
la interpretación del señor Camuñas. La más clara y rotunda fue la del líder que le está sacando de todos los
atolladeros en que se mete su presidente, el gallego Feijoo.
Pero, sin duda, ese silencio evocador de una estrategia electoral que
trata de unir a la derecha en torno al líder del PP deja claro que el señor
Casado mantiene una postura y una idea que está bastante alejada de la que la
historia ciencia ha proporcionado de nuestra guerra civil y el golpe de estado
que fue el origen del conflicto y la dictadura posterior. Baste recordar su intervención reciente en el Parlamento
donde dejó aquella perla que expresa su dudosa interpretación de la
guerra civil y la dictadura. Para él, dijo en aquella ocasión, la guerra civil
española no fue sino “un enfrentamiento entre quienes querían una democracia
sin ley y quienes querían una ley sin democracia”.
Esa ambigua manera de interpretar
el origen de nuestra guerra civil, en consonancia con su estrategia política
que trata de evitar que se le vayan los votos para Vox, es la que le lleva a
rechazar la ley de la memoria histórica
que ha propuesto la coalición gubernamental y se propone sustituirla por
una ambigua “ley de concordia” que incida, sobre todo, en los valores del acuerdo entre españoles que
trató de establecer la transición. Como si ambas posiciones fueran incompatibles
entre sí.
( PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE La Nueva España, de Oviedo)