CLÁSICOS ASTURIANOS
DEL PENSAMIENTO POLÍTICO
Julio Antonio Vaquero
Iglesias
Con la publicación de su número 15 se pone fin a la
colección Clásicos Asturianos del Pensamiento Político editada
por la Junta General del Principado de Asturias(1). Este último número recoge
una selección de los discursos parlamentarios del Conde de Toreno e incluye un
amplio y documentado Estudio Preliminar. Su preparación y el estudio introductorio
han corrido a cargo del catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad
de Oviedo, Joaquín Varela Suanzes,. La
colección inició su andadura ya hace unos
diez años con el objeto de llevar a cabo una recuperación institucional
de los mejores pensadores políticos que ha dado Asturias, más allá de cualquier
patrimonialización ideológica, como apuntó en la presentación inicial de la
colección, la entonces la Presidenta de la Junta, Laura González Álvarez.
La colección la componen 15 volúmenes que recogen los escritos
políticos de 12 pensadores políticos
asturianos: Jovellanos, Martínez Marina ( dos tomos), Campillo, Campomanes (
dos tomos, uno de ellos con inéditos políticos), Flórez Estrada, Agustín Argüelles
( dos tomos), Adolfo Posada, Posada Herrera, Vázquez de Mella, Indalecio
Prieto, Melquíades Álvarez y el Conde de Toreno. Todos ellos incluyen un
estudio preliminar en el que se analiza la biografía política de cada pensador
y el contenido de la obra.
Los encargados
de cada edición, y a la vez autores de los estudios preliminares, han sido
elegidos entre los profesores universitarios considerados como los más destacados especialistas y conocedores de
la obra de cada uno de pensadores
políticos seleccionados. Citados en el mismo orden en que se han mencionado más
arriba las obras, son: José Miguel Caso; Joaquín Varela Suanzes y José Antonio
Escudero; Mª Dolores Mateo; Santos M.
Coronas doble editor y autor de estudio preliminar de las dos obras sobre
Campomanes; Manuel Jesús González; Francisco Tomás y Valiente; Francisco Rubio
Llorente; José Antonio Escudero; Francisco Sosa Wagner: Julio Aróstegui: Miguel
Artola Ricardo Miralles; José Antonio Girón; y
de la obra que cierra la colección sobre Toreno, de nuevo, Joaquín
Varela Suances.
El Consejo de Dirección
de la Colección estuvo compuesto inicialmente
por José Miguel Caso González, Francisco Tuero Bertrand, Joaquín Varela
Suanzes, José Luis Pérez de Castro y Alberto Arce Janáriz. Los dos primeros,
como es sabido, ya fallecidos. Asimismo
ya no está entre nosotros. víctima del terrorismo, Tomás y Valiente, editor e
introductor de uno de los volúmenes dedicado a Agustín Argüelles.
En
el Aula Parlamentaria se presentaron, con toda solemnidad académica, 6 de los
volúmenes de la Colección con
participación de cada uno de los autores respectivos y la intervención, en cada
una de esas sesiones, de una personalidad de la política o de la cultura
españolas como los Presidentes de las Cortes y en la presentación de este
último, Carmen Iglesias, Directora del Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, historiadora, académica de la Academia de la Historia y de la
Academia Española y catedrática de
Historia de la Universidades Complutense y
Rey Juan Carlos de Madrid.
“Clásicos asturianos del pensamiento político”, no
“clásicos del pensamiento político asturiano” , como agudamente distinguió
Francisco Tomás y Valiente en la presentación del que corrió a su cargo sobre
Argüelles, se ha titulado justamente la colección. No se ha tratado tanto de
recuperar aquellos que han pensado
políticamente Asturias como los que han pensado políticamente España, desde
Asturias o desde su origen asturiano.
“Clásicos”, porque forman parte ya de ese acervo de
escritores políticos españoles imprescindible para conocer la historia del
pensamiento político español. Pero también para conocer su praxis, porque,
denominador común del pensamiento de todos estos escritores políticos
asturianos, ha sido desarrollar un pensamiento no tanto abstracto y teórico
como práctico, dedicado a plantear problemas concretos y darles soluciones y,
en mayor o menor medida, tratando de aplicarlas en la realidad en su ejercicio
como políticos o altos magistrados del Estado.
Tomados en su conjunto, la trayectoria ideológica que sugieren estos
textos de los pensadores políticos asturianos seleccionados es la de una
evolución progresiva coherente. Desde el pensamiento ilustrado, con figuras de la primera oleada ilustrada
española como el ministro Campillo o punteras de la etapa de plenitud en el
reinado de Carlos III como Campomanes y
Jovellanos, hasta el socialismo democrático de Indalecio Prieto pasando por el
liberalismo de Flórez Estrada, Martínez Marina, Argüelles, Toreno, Posada
Herrera y el republicanismo democrático reformista representado por Melquíades
Álvarez y Adolfo Posada y la muestra
también del pensamiento político de la reacción representada por el
tradicionalismo de Vázquez de Mella. Y
dentro del liberalismo, tras el giro ideológico de Argüelles y Toreno, una vez
consumada la frustrada experiencia de Cádiz, el predomino del liberalismo
moderado frente al liberalismo radical de Flórez Estrada. Este último podría
ser considerado como el extremo del cabo cuya otra punta terminaría en el
socialismo liberal de Indalecio Prieto y del que formaría parte, sin duda, como
uno de sus nudos intermedios, el republicanismo reformista y democrático de
Melquíades Álvarez y de Adolfo Posada.
Sin
duda, la idea de editar esta colección es encomiable como la selección de sus
componentes ha sido acertada y el balance global puede considerarse excelente.
Y, desde el humilde criterio del que esto escribe, sería deseable y aconsejable
su continuidad en una segunda etapa. No sólo
se podría completar así con los escritos políticos de otros pensadores
políticos asturianos pertenecientes a esas mismas corrientes y de los que
suponen variaciones y matices dentro de ellas que se dieron también a nivel
nacional, como, por ejemplo, Pérez-Villamil como paradigma del pensamiento
político involucionista hacía el que tendió a partir de la guerra de
Independencia cierto sector de los ilustrados españoles o Alejando Pidal y Mon
como ilustración de la adaptación de cierto sector del catolicismo tradicional
al sistema político liberal de la Restauración. Sino, además, incluir algunos
de los destacados representantes asturianos de otras tendencias del pensamiento
político que permitieran presentar un cuadro algo más complejo como podrían
ser, entre otros y por citar alguno a modo de ilustración, del absolutismo, el
cardenal Inguanzo y del anarcosindicalismo, Eleuterio Quintanilla. Como también
alguno de los más significativos pensadores del regionalismo asturiano.
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LAS LIMITACIONES DEL
PENSAMIENTO LIBERAL ESPAÑOL
J. A. V. I.
Como bien apunta el profesor Varela Suanzes en su estudio
preliminar a los Discursos
Parlamentarios del Conde de Toreno, los discursos del prócer asturiano
expresan bien claramente las limitaciones de liberalismo español. Una vez superada su etapa revolucionaria de Cádiz, la
mayor parte de nuestros liberales, más entre los moderados que entre los progresistas, pasaron del
liberalismo revolucionario a la contención y el conservadurismo, respondiendo
así a los intereses, miedos y expectativas de las capas sociales que representaban.
Evolución que se cumplió, incluso, en el caso de algunos - como ocurrió en los
de Toreno y Argüelles- a lo largo de su propia
vida política.
En el caso de Toreno,
esa evolución política, cuya inflexión
comienza con el Trienio, lleva al político asturiano a recalar finalmente en las
filas del moderantismo isabelino y asumir su ideario como puede apreciarse en
sus intervenciones en las Cortes del Trienio y después en las desarrolladas
durante la vigencia del Estatuto Real y de la Constitución de 1837. Ninguna
mejor para demostrarlo en este caso que sus intervenciones sobre la ley electoral en el Parlamento del
Estatuto Real que recoge Varela entre sus discursos parlamentarios y en las que ataca al sufragio universal y
niega el voto a “las capacidades” ( profesiones liberales y funcionarios).
Expresa con ello el miedo de los
sectores sociales que representa el moderantismo tanto al pueblo urbano como al
campesinado como sujetos potenciales de la revolución democrática ( las
referencias a los excesos de la Convención francesa son frecuentes) y de la
contrarrevolución absolutista dada la fuerza pujante que el carlismo tenía en
España.
“ (...) El sufragio universal- dice
Toreno en su discurso de 1836 sobre la Ley Electoral- lejos de pertenecer a los
principios más liberales y francos, quizá pertenece a los contrarios: el
comerciante, el fabricante, etc., que tiene a sus dependientes; el propietario
que tiene sus colonos y arrendadores, deben y pueden contar con el voto de
ellos: y así, por este medio, que se considera tan democrático, se erige para
las elecciones una verdadera aristocracia,
poniéndola en manos de los más pudientes del Estado. No así cuando se
llama a las clases acomodadas, que naturalmente son las más independientes
(...)”
DEMÓCRATA RADICAL
J.A.V.I
En esos términos, que implican una connotación
peyorativa para quien los dijo al clasificar al socialista asturiano como
representante del pensamiento político pequeñoburgués, definió el dirigente
comunista italiano, Palmiro Togliati a Indalecio Prieto. Sin duda, como dice
Ricardo Miralles, en su estudio introductorio de los Textos Escogidos
del socialista ovetense, esa definición hubiese sido un elogio para él. Menos
doctrinario que pragmático- esto es: en la misma línea que hemos visto
mantuvieron los otros pensadores políticos ilustrados y liberales asturianos-;
más liberal que socialista y menos o nada-como le acusaba Largo Caballero-
socialista marxista, Prieto se autodefinió como “socialista a fuer de liberal”.
Concibió la acción política como instrumento para la transformación social,
pero no revolucionaria sino reformista y sus
fuentes ideológicas de
pensamiento político fueron el liberalismo, la democracia, el socialismo
y el regeneracionismo.
“Yo he de
decir- expuso en ese sentido en 1921 en su famosa conferencia de la asociación
“El Sitio” de Bilbao- que soy socialista a fuer de liberal. Es decir, que yo no
soy socialista más que por entender que el socialismo es la eficacia misma del
liberalismo en su grado máximo y el sostén más eficaz que la libertad puede
tener. Soy socialista, fundamentalmente, porque entiendo que sin la plenitud de
la libertad económica es imposible que en la vida real se de la plenitud de la
liberta política, y porque entiendo que por encima de aquellas objeciones, un
tanto superficiales, que se hacen al régimen de reglamentación antiliberal y
que será convertir a la sociedad en un
inmenso cuartel, sometidos todos los humanos a disciplinas verdaderamente
arbitrarias, entiendo que, lejos de eso, el socialismo es la perfectibilidad
liberal, que la libertad no puede ser posible de una manera plena sin que la
consagración de la libertad política esté sustentada sobre la total
libertad económica de los habitantes del
mundo (....)”
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(1)
Agradezco a doña Josefina Velasco, jefa del servicio de Biblioteca,
Documentación y Archivo de la Junta General del Principado de Asturias, todas
las atenciones y facilidades que me ha prestado para poder realizar esta
reseña.
( PUBLICADO EN LA NUEVA ESPAÑA,
DE OVIEDO)