ASÍ NO
Julio Antonio Vaquero iglesias
El “asesinato” de los treinta siete migrantes
que han perecido en el asalto a las vallas de Melilla, deja en claro qué es lo
que había debajo del giro diplomático español con respecto al Sahara. Y los
hechos demuestran lo que nos temíamos: que dejar en manos de la gendarmería
marroquí el control del paso fronterizo era abandonar cualquier deseo de un
control democrático de nuestra frontera Sur. Echar la culpa a las mafias no es sino echar balones fuera y las
declaraciones y la actitud de nuestro jefe de Gobierno no fueron desde luego
las más coherentes con un Gobierno democrático y menos con Gobierno de
izquierdas.
Desde luego que un migrante negro o africano
vale tanto como un refugiado ucraniano y si es necesario aceptar y procurar las
mejores condiciones de vida e instalación
a los refugiados ucranianos, también lo es procurar que los migrantes
africanos, sean del color que sean, sean o no europeos, tengan el mismo derecho
y la atención por parte de nuestras autoridades migratorias. Si realmente los
derechos humanos son “humanos”, esto es lo son para todos y las condiciones de
persecución, hambre y mil penalidades
más que sufren estos últimos son tan perentorios como los de los ucranianos que
con razón y plena consecuencia acogemos en España.
La deriva de este Gobierno de coalición hacia
unas posiciones que no son coherentes con las ideas políticas que dice defender
es evidente y en esa deriva está el fondo del fracaso electoral que está
cosechando en los últimos procesos electorales. Lo más triste es que está
abonando el campo al acceso de la derecha al poder que, desde luego utiliza,
estas incoherencias del Gobierno para
sacar tajada electoral, aunque como sabemos por su anterior experiencia de
gobierno, su política migratoria en la frontera Sur era todavía más
antidemocrática que la que desgraciadamente está llevando a cabo el sector
socialista del Gobierno actual. Desde luego Sánchez se lo poniendo a punto de
caramelo a la derecha para las próximas contiendas electorales.
Pero lo de menos al final ya son los
resultados electorales sino la conculcación de los derechos humanos que en
connivencia con la dictadura marroquí Sánchez está llevando a cabo e incluso
defendiendo. Pretende hacer que comulguemos con ruedas de molino y somos muchos
de los que lo hemos apoyado que no estamos dispuestos a ello y que tomamos nota
de ello para las próximas elecciones. Lo de Pablo Iglesias defendiendo a los
migrantes africanos y contraponiéndolo con la actitud contraria con los ucranianos no deja de estar
impregnado por su actitud benevolente
con la incalificable invasión de Putin de Ucrania. A cada uno lo suyo.