LA PRIMERA
OBRA DE CLARÍN
Julio Antonio Vaquero Iglesias
La
catalogación de los “papeles” de Clarín que está realizando su bisnieta, Ana
Cristina Tolivar Alas, ha deparado en este año que se celebra el centenario de
su muerte un importante hallazgo: la que puede considerarse como la primera
obra conservada íntegra del autor de La Regenta. Escrita en 1867
cuando Leopoldo tenía 14 o 15 años, Tres en una es una comedia en
un acto que representa muy bien la prolífica y precoz producción teatral que el
entonces todavía Leopoldo Alas Ureña a secas produjo desde los 8 hasta los 22 años, y de la que no se conservaba ninguna obra ni aun se tenía
esperanza de hallar alguna. Porque, como confesó, con actitud autocrítica y
tono irónico, a Benito Pérez Galdós, siendo ya Clarín, las numerosas obras
dramáticas que había escrito hasta esa edad habían sido “todas herméticamente
quemadas, como dijo el otro”.
Editada recientemente por Ana Cristina
Tolivar Alas y publicada por la Consejería de Educación y Cultura con una breve
introducción de Jean-François Botrel, catedrático de la Universidad de Rennes,
uno de los más profundos conocedores de la obra clariniana, y con unas excelentes Notas Preliminares de su
editora y transcriptora, Tres en una es una comedia cuyo contenido remeda El sí de las niñas de Moratín
y bien podría titularse, como se apunta agudamente en el estudio preliminar, El sí de los
niños. Leopoldo A. U. como firma su obra, pone en solfa en ella los
matrimonios impuestos o de conveniencia con el consabido argumento. Todo el
enredo se resuelve finalmente a favor
del protagonista porque las tres mujeres con las que tratan de casarlo
son la misma, que es, claro está, la elegida por él Y demuestra un precoz y
buen manejo de la técnica teatral, en este caso la regla de oro del teatro
neoclásico: unidad de tiempo, lugar y acción.
La obra está escrita para ser representada en la cocina o el comedor de
la casa para un público de familiares, criados y convecinos por la compañía de
teatro casero que dirigía Leopoldo. Como sabemos, el teatro era una de las
prácticas habituales de ocupación del ocio y ejercicio de la sociabilidad entre la burguesía y clase media ovetense de
la época y lo que hacen Leopoldo y sus amigos no es sino una reproducción de
esa práctica social de los adultos. Conocemos por el manuscrito, incluso, los
actores de la obra. Son todos ellos sus amigos y condiscípulos del Instituto de
Segunda Enseñanza de Oviedo ( hoy IES “Alfonso II”). Además de autor y
director, Alas encarnó al protagonista Tomás y los otros papeles los
representan nada menos que Armando Palacio Valdés, Anselmo González del Valle,
Adolfo Álvarez- Buylla y un desconocido
Real. Sin duda, un elenco de lujo, todos ellos
con un futuro brillante, pero ninguno en la actividad teatral. Ni
siquiera Clarín que, como estamos viendo, inició su vocación literaria con este
género y el arte escénico ejerció siempre sobre él, como dice su bisnieta, una
atracción fatal que culminó en su fracasada incursión en el teatro profesional
con Doña Berta.
No estamos con Tres en una ante una obra de adolescencia cuya importancia
quede reducida a ser algo así como un
dato erudito más de la biografía literaria
de Clarín. Su importancia está en que,
como suele ocurrir en todas las primeras
obras, presenta un componente autobiográfico muy significativo e interesante. Esas referencias
autobiográficas que aparecen en el texto
prefiguran en el Leopoldo A. U.
que lo firma, algunos de los más importantes
rasgos de la biografía literaria e intelectual del Clarín
posterior, autor ya reconocido en vida y
hoy un clásico moderno de nuestro
tiempo.
Como el
propio Leopoldo Alas, quien en su adolescencia, unos años después de escribir Tres
en uno, comenzó a traducir las obras completas de Racine y mostró su
inclinación por la traducción realizando ya al final de su vida la de la obra
de Zola, Trabajo, Tomás, el protagonista, se dedica a traducir
obras francesas y demuestra con sus referencias que el autor era ya a esa edad
un gran enamorado y buen conocedor de la cultura francesa.
También
su personaje Tomás, como después lo iba a hacer Clarín escribiendo miles de
artículos, se dedica al periodismo como gacetillero de El Neutral.
Y el autor ya pone en su boca la crítica de la falta de preparación de los
periodistas de la época que ocultan su ignorancia escondiéndose bajo seudónimo.
Crítica en la que, posteriormente, Clarín insistiría en algunos de sus
artículos periodísticos, reclamando un periodismo de calidad, difusor de
cultura e instrumento de educación.
Como
arquetipos que son, los trazos con que define a los personajes de Tres en
una dejan entrever la propia actitud política del adolescente Leopoldo.
Escrita en el contexto de la convulsión revolucionaria de la “Gloriosa”, se
burla del criptocarlista capitán don Eleuterio por su inclinación por la fuerza
bruta. Y don Claudio, director del periódico en que trabaja el protagonista, El
Neutral, que alude a El Imparcial, periódico
gubernamental y dinástico, tampoco sale
bien parado. Lo cierto es que el Clarín posterior escribiría en él, pero en
honor a sus arraigadas convicciones republicanas y democráticas sólo artículos
culturales. Seguidor del partido republicano posibilista de Castelar y
furibundo debelador del régimen canovista, ni siquiera imitó a su líder cuando,
a partir de 1890, con el sufragio universal y el jurado reconocidos, éste se
integró en el sistema político dinástico incorporándose él y su partido en el
Partido Liberal.
Las referencias religiosas, como bien
ha visto la editora y autora del estudio introductorio, son numerosas.
Comienzan con el propio título y aparecen a lo largo de toda la obra. Hay en
ellas un componente de crítica de la religión tradicional evidente. La parodia
del sermón sobre el infierno es, sin duda, la más graciosa y llamativa. Y ésa es también una tendencia que va a
perdurar en el Clarín maduro. Como buen
republicano, Leopoldo Alas va a mantener esa actitud anticlerical a lo largo de
su vida. Partidario de la secularización del Estado, pero no de la sociedad,
realizó en alguno de sus artículos una crítica profunda al artículo 11º de la
Constitución canovista de 1876, que, pretendiendo reconocer la tolerancia
religiosa como concesión a los demócratas del sexenio que se integrasen en el
régimen, establecía en realidad la confesionalidad del Estado. Lo que no es
contradictorio con la asunción de una religión personal, íntima, de raíz
eminentemente krausista, que ya en el joven Leopoldo va a adoptar una expresión
de profunda espiritualidad, casi mística.
En fin, parece claro que en el Leopoldo A. U de Tres
en una está ya presente en potencia el Clarín brillante novelista,
cuentista, articulista y crítico literario; el escritor ingenioso, culto,
mordaz e hipercrítico. Pero, sobre todo, en esta obra de adolescente se
vislumbra ya a Leopoldo Alas Ureña, el intelectual de clase media, republicano
demócrata y librepensador que fue el autor de La Regenta.
(PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE "lA NUEVA ESPAÑA"