viernes, 23 de diciembre de 2016

                                  LA PRIMERA OBRA DE CLARÍN
                                                          Julio Antonio Vaquero Iglesias

        




  La catalogación de los “papeles” de Clarín que está realizando su bisnieta, Ana Cristina Tolivar Alas, ha deparado en este año que se celebra el centenario de su muerte un importante hallazgo: la que puede considerarse como la primera obra conservada íntegra del autor de La Regenta. Escrita en 1867 cuando Leopoldo tenía 14 o 15 años, Tres en una es una comedia en un acto que representa muy bien la prolífica y precoz producción teatral que el entonces todavía Leopoldo Alas Ureña a secas produjo desde los 8  hasta los 22 años, y de la que no se  conservaba ninguna obra ni aun se tenía esperanza de hallar alguna. Porque, como confesó, con actitud autocrítica y tono irónico, a Benito Pérez Galdós, siendo ya Clarín, las numerosas obras dramáticas que había escrito hasta esa edad habían sido “todas herméticamente quemadas, como dijo el otro”.
              Editada recientemente por Ana Cristina Tolivar Alas y publicada por la Consejería de Educación y Cultura con una breve introducción de Jean-François Botrel, catedrático de la Universidad de Rennes, uno de los más profundos conocedores de la obra clariniana, y con  unas excelentes Notas Preliminares de su editora y transcriptora, Tres en una es una comedia  cuyo contenido remeda   El sí de las niñas de Moratín y bien podría titularse, como se apunta agudamente  en el estudio preliminar, El sí de los niños. Leopoldo A. U. como firma su obra, pone en solfa en ella los matrimonios impuestos o de conveniencia con el consabido argumento. Todo el enredo se resuelve finalmente a favor  del protagonista porque las tres mujeres con las que tratan de casarlo son la misma, que es, claro está, la elegida por él Y demuestra un precoz y buen manejo de la técnica teatral, en este caso la regla de oro del teatro neoclásico: unidad de tiempo, lugar y acción.
La obra está escrita para ser representada en la cocina o el comedor de la casa para un público de familiares, criados y convecinos por la compañía de teatro casero que dirigía Leopoldo. Como sabemos, el teatro era una de las prácticas habituales de ocupación del ocio y ejercicio de la sociabilidad  entre la burguesía y clase media ovetense de la época y lo que hacen Leopoldo y sus amigos no es sino una reproducción de esa práctica social de los adultos. Conocemos por el manuscrito, incluso, los actores de la obra. Son todos ellos sus amigos y condiscípulos del Instituto de Segunda Enseñanza de Oviedo ( hoy IES “Alfonso II”). Además de autor y director, Alas encarnó al protagonista Tomás y los otros papeles los representan nada menos que Armando Palacio Valdés, Anselmo González del Valle, Adolfo Álvarez- Buylla y  un desconocido Real. Sin duda, un elenco de lujo, todos ellos  con un futuro brillante, pero ninguno en la actividad teatral. Ni siquiera Clarín que, como estamos viendo, inició su vocación literaria con este género y el arte escénico ejerció siempre sobre él, como dice su bisnieta, una atracción fatal que culminó en su fracasada incursión en el teatro profesional con Doña Berta.

  No estamos con Tres en una  ante una obra de adolescencia cuya importancia quede reducida a ser  algo así como un dato erudito  más de la biografía literaria de Clarín. Su importancia  está en que, como suele ocurrir en  todas las primeras obras, presenta un componente autobiográfico muy  significativo e interesante. Esas referencias autobiográficas que aparecen en el texto  prefiguran  en el Leopoldo A. U. que lo firma, algunos de los más importantes  rasgos de la biografía literaria e intelectual del Clarín posterior,  autor ya reconocido en vida y hoy  un clásico moderno de nuestro tiempo.

            Como el propio Leopoldo Alas, quien en su adolescencia, unos años después de escribir Tres en uno, comenzó a traducir las obras completas de Racine y mostró su inclinación por la traducción realizando ya al final de su vida la de la obra de Zola, Trabajo, Tomás, el protagonista, se dedica a traducir obras francesas y demuestra con sus referencias que el autor era ya a esa edad un gran enamorado y buen conocedor de la cultura francesa.
            También su personaje Tomás, como después lo iba a hacer Clarín escribiendo miles de artículos, se dedica al periodismo como gacetillero de El Neutral. Y el autor ya pone en su boca la crítica de la falta de preparación de los periodistas de la época que ocultan su ignorancia escondiéndose bajo seudónimo. Crítica en la que, posteriormente, Clarín insistiría en algunos de sus artículos periodísticos, reclamando un periodismo de calidad, difusor de cultura e instrumento de educación.
            Como arquetipos que son, los trazos con que define a los personajes de Tres en una dejan entrever la propia actitud política del adolescente Leopoldo. Escrita en el contexto de la convulsión revolucionaria de la “Gloriosa”, se burla del criptocarlista capitán don Eleuterio por su inclinación por la fuerza bruta. Y don Claudio, director del periódico en que trabaja el protagonista, El Neutral, que alude a El Imparcial, periódico gubernamental y dinástico,  tampoco sale bien parado. Lo cierto es que el Clarín posterior escribiría en él, pero en honor a sus arraigadas convicciones republicanas y democráticas sólo artículos culturales. Seguidor del partido republicano posibilista de Castelar y furibundo debelador del régimen canovista, ni siquiera imitó a su líder cuando, a partir de 1890, con el sufragio universal y el jurado reconocidos, éste se integró en el sistema político dinástico incorporándose él y su partido en el Partido Liberal.
            
Las referencias religiosas, como bien ha visto la editora y autora del estudio introductorio, son numerosas. Comienzan con el propio título y aparecen a lo largo de toda la obra. Hay en ellas un componente de crítica de la religión tradicional evidente. La parodia del sermón sobre el infierno es, sin duda, la más graciosa y llamativa.  Y ésa es también una tendencia que va a perdurar en el  Clarín maduro. Como buen republicano, Leopoldo Alas va a mantener esa actitud anticlerical a lo largo de su vida. Partidario de la secularización del Estado, pero no de la sociedad, realizó en alguno de sus artículos una crítica profunda al artículo 11º de la Constitución canovista de 1876, que, pretendiendo reconocer la tolerancia religiosa como concesión a los demócratas del sexenio que se integrasen en el régimen, establecía en realidad la confesionalidad del Estado. Lo que no es contradictorio con la asunción de una religión personal, íntima, de raíz eminentemente krausista, que ya en el joven Leopoldo va a adoptar una expresión de profunda espiritualidad, casi mística.

            En fin, parece  claro que en el Leopoldo A. U de Tres en una está ya presente en potencia el Clarín brillante novelista, cuentista, articulista y crítico literario; el escritor ingenioso, culto, mordaz e hipercrítico. Pero, sobre todo, en esta obra de adolescente se vislumbra ya a Leopoldo Alas Ureña, el intelectual de clase media, republicano demócrata y librepensador que fue el autor de La Regenta.
(PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE "lA NUEVA ESPAÑA"

No hay comentarios:

Publicar un comentario