GRACIAS, LUNA
JULIO
ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Entre las impactantes imágenes
que nos ha aportado la crisis migratoria
de la playa del Tarajal con esos miles de migrantes, la mayor parte de ellos
jóvenes y niños, tratando entrar en España en busca de un futuro y una vida mejor, la de esa voluntaria de la Cruz
Roja, Luna Reyes se ha convertido en
todo un símbolo.
Sin duda, esta crisis político-migratoria ha
sido símbolo de muchos hechos, unos positivos y otros negativos. Símbolo en
primer lugar de la tragedia humanitaria
que supone la migración irregular que no es sino una consecuencia más de la pobreza y la desigualdad de un
continente que explotamos con su colonización a través de la esclavitud y del
expolio de las materias primas y cuyos habitantes sumidos en la pobreza y el
hambre tratan de buscar en Europa una vida mejor.
Pero símbolo también de humanidad y
de lo mejor de nosotros en el gesto de esa joven voluntaria de la Cruz Roja, Luna Reyes, que
abrazó y dio calor y compasión a un
joven subsahariano envuelto en miedo y llanto por su peligrosa travesía y por
la vista de su compañero que yacía a su
lado con una parada cardíaca atendido por otros voluntarios.
Su gesto ha puesto delante de
nuestros ojos los auténticos valores de
dignidad, universalidad y humanidad que
nos reconcilian con los derechos de
igualdad que deben ser reconocidos y respetados en toda persona que
forma parte de la humanidad. Su gesto nos demuestra que todavía hay en algunos
de nosotros esos valores de los que todos hablan, pero que los hechos en estos
tiempos parecen en contrario demostrar que sólo son palabras huecas que
realmente no significan nada para los que en los tiempos que corren dirigen
nuestro mundo.
Pero también esas trágicas imágenes y las reacciones que han provocado
son símbolos negativos de la
manipulación de las personas y la instrumentalización , de niños y de jóvenes,
para fines políticos tanto por parte de los estados no democráticos como es el
caso de Marruecos, como por parte de la oposición española que no ha resistido la tentación de utilizar
esta crisis humanitaria y diplomática
para atacar al Gobierno tratando de sacar rentabilidad política de esos
hechos como lo está haciendo también con
la pandemia. Basta acordarse de la respuesta de la anterior crisis migratoria
en el Tarajal gestionada por el PP con numerosas víctimas causadas por las
pelotas de goma de las fuerzas de seguridad españolas y la diferencias de
comportamiento de las fuerzas de seguridad, la Guardia civil y el Ejército que
se han comportado en esta ocasión no con actitudes represivas como en aquella
ocasión, sino con humanidad y actitud plenamente democrática.
Símbolo negativo también llevado al extremo
por parte de esa inhumana respuesta de la ultraderecha española de Vox que
además de denigrar y menospreciar con asquerosas mentiras cargadas de odio la
actitud humana de Luna, está poniendo todas las dificultades posibles en
Andalucía para la distribución, según
establecen las leyes internacionales, de los niños migrantes, entre las
Comunidades Autónomas.
Sin duda, son muchas las lecciones que debemos
de extraer de estos desgraciados acontecimientos: algunas para rechazarlas
tajantemente y otras para alabarlas y mantenerlas como directrices en el
futuro.
(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)