CONCHITA QUIRÓS, UNA LIBRERA MODÉLICA
JULIO
ANTONIO VAQUERO
A todos los que amamos los libros, el fallecimiento de Conchita Quirós
nos ha causado una profunda tristeza
porque siempre hemos valorado a quien
como era su caso ha dedicado su vida a
la difusión de los libros y de la
cultura. Más que un negocio de compraventa de libros, su concepción de lo que
debía ser una librería iba mucho allá. Consideraba que una librería debía de
ser un centro de difusión de
conocimiento, del saber, de toda la riqueza y sensibilidad y humanismo que
recogen y guardan las páginas de los libros de sus estanterías.
Esa concepción de su misión como librera hizo
de su establecimiento una verdadera institución cultural no sólo en Oviedo,
sino en toda Asturias y en cierta medida en toda España.
Uno asistía en su librería a la presentación de los últimos libros que se publicaban no
sólo en la región, sino en el resto de
España. Y allí podía también conocer a sus autores y conversar r con ellos de
todo lo divino y lo humano. Del mismo modo que también se desarrollaban, sin que hubiera
libro de por medio, conversaciones o actos culturales con destacados autores de
fama nacional e internacional en los que aquéllos exponían
el fundamento, planteamientos y contenido de su obra literaria o
intelectual.
Pero también su
establecimiento organizó, alentó y convocó
premios literarios o de contenido humanístico para estimular la
producción literaria y cultural de la región. A la vez que siempre su
librería apoyó y promocionó con generosidad los libros y los
autores que se lo pedían.
La mayoría de los que hemos
tenido alguna actividad cultural en
nuestra región, fuese ésta importante o
humilde como es mi caso, hemos sido siempre recibidos con los brazos abiertos y el apoyo sincero por
parte de nuestra librera. En su local,
por ejemplo, presenté mi tesis doctoral, se difundieron algunos de los libros que he publicado y asistí a la
presentación de los de otros colegas y
compañeros. Y todos siempre hemos
sentido el calor y el apoyo con que nos trataba Conchita y su librería.
Desgraciadamente, ahora cuando esa clase librerías y de libreros están en franca retirada con el apogeo de la
distribución de los libros por los
grandes centros de distribución y venta de libros y los procedimientos telemáticos, muchos
añoramos las clásicas librerías en las que los empleados conocen y comentan los
libros que venden y son a la vez
establecimientos, como era el caso del que regentaba nuestra recién fallecida librera, auténticos
difusores y creadores de cultura.
( PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE
OPINIÓN DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)