miércoles, 9 de diciembre de 2020

  

 

   NO EN SU NOMBRE                                                    JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

El esperpento de inauguración del nuevo hospital de Madrid “Isabel Zendal” con el edificio  medio construido, sin quirófanos, sin suficiente personal adscrito y con un abultado sobrecoste sobre el presupuesto inicial, es la expresión más significativa de la deriva trumpiana de la presidenta de la comunidad de Madrid  Isabel Ayuso y de la sombra tras la que se cobija que es su asesor Miguel Ángel Rodríguez, aquel que aconsejó también a Aznar en su mandato. Mandato del que no hay nunca que olvidar que fue en el que se pusieron las bases de la corrupción estructural en que se movió después el Partido Popular.

 No se les ha ocurrido a los inspiradores de la creación de este “nuevo centro” hospitalario otra idea que denominarlo con el nombre de  Isabel Zendal la que fue el alma de aquella expedición apoyada Carlos IV y Godoy y dirigida por el médico valenciano Balmis que llevó la vacuna contra la viruela por toda América hispana y Filipinas vacunando a más de 250.000 personas y  limitando las consecuencias terribles que  aquella pandemia estaba causando entre la población mundial.

 Isabel Zendal, como reconoció el propio Balmis, fue la verdadera alma de aquella expedición y  la expresión más acabada  de la solidaridad y el compromiso con sus semejantes. Campesina gallega, de origen humilde terminó siendo la rectora del Hospicio de La Coruña y formó parte de aquella humanitaria expedición como cuidadora de los veintidós niños, incluido su hijo, que eran los portadores de la linfa que se utilizaba para la vacunación de la viruela. Su decisión, su coraje y su sentido común fueron desde luego decisivos para el éxito de aquella humanitaria expedición. De ahí que la OMS la declarara como la primera enfermera dedicada a misiones internacionales.

   Viendo la utilización como reclamo de propaganda política que se está haciendo de ese “nuevo hospital” a favor de la presidenta Ayuso, algunos pensamos que  en cierta manera y  comparándolo con la brillante y humanitaria actividad que desplegó Isabel Zendal en vida, con la imposición de su nombre al “nuevo hospital”, en cierto modo se está mancillando su nombre.

  Sin saberlo, por su supina ignorancia ( la denominaba hace unos días como Zéndal el segundo de Casado, Teodoro  López Egea) daba en el clavo hace unos días al declarar  que con el tiempo este hospital debería de denominarse “Isabel Ayuso” y no “Isabel Zendal”. Sin duda, pero no por los motivos encomiásticos que latían en  sus palabras, sino por todo lo contrario: no utilizar el nombre de aquella heroica y benefactora  mujer para designar una costosa y faraónica operación de imagen y propaganda política.

(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo-España

domingo, 1 de noviembre de 2020


 


      UNA VIDA DEDICADA AL ARTE, LA ENSEÑANZA Y LA ACTIVIDAD CÍVICA

                                                JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS 

 Las páginas de LA Nueva España nos traen una luctuosa y triste noticia: el fallecimiento de Higinio del Valle Gorgojo. Catedrático de Dibujo de Enseñanza Media en varios institutos asturianos. Los dos últimos  fueron  el de Lugones y, definitivamente, el Alfonso II de Oviedo, donde se jubiló tras ejercer durante muchos años su brillante  magisterio  que todavía recordarán los alumnos que pasaron por sus clases y del que podemos dar fe los que fuimos sus compañeros de claustro y, sobre todo, sus amigos.

Además de la enseñanza, Higinio dedicó otra parte esencial de su vida a su actividad como pintor, en la que alcanzó un gran prestigio dejándonos una obra de gran calidad y variedad. Baste recordar el gran mural que preside la escalinata del vestíbulo del instituto Alfonso II y que durante tantos años sigue siendo testigo mudo, pero bien hablante de la calidad artística de su autor para tantas promociones de alumnos que siguen pasando por sus aulas. O por mencionar otra de sus obras las pinturas que iluminan el balneario de Las Caldas.

   Pero Higinio no agotó con estas dos importantes y esenciales actividades, el taller y la escuela, su valiosa aportación a la sociedad asturiana. Intelectual de izquierdas, aún contra su voluntad por su personalidad poco dada al histrionismo, consideró su deber participar en la política activa en la esfera local. Vinculado al PSOE, fue elegido como concejal del Ayuntamiento ovetense y durante una legislatura aportó todo su compromiso cívico y su saber cultural a tratar de mejorar la vida de sus conciudadanos.

 Leonés nacido en el barrio  de Pinilla, Higinio se formó y maduró intelectualmente entre el grupo de intelectuales y escritores de la que algunos han llamado la  “escuela” de León y del que formaban parte escritores de la talla de Luis Mateo Diez o Agustín Delgado, por citar sólo a dos de ellos. Colaboró incluso en la confección de las ilustraciones gráficas de la revista mítica que fue su medio de expresión: Claraboya.

   Hombre retraído, algunos dirían que tímido en la vida social, en las distancias cortas y entre sus conocidos Higinio era, además de un excelente amigo, un gran conversador y un intelectual con firmes y desarrollados saberes intelectuales con el que era siempre instructivo y fructífero conversar.

    En el plano personal, Higinio tuvo, además, otro faro que dirigió su vida: su familia. Rosa María y sus tres hijos constituyeron siempre el basamento principal que dio sentido a su vivir y a ellos queremos expresarles con esta humilde semblanza nuestro más sentido sentimiento de pérdida

  Descansa en paz amigo. Te lo has merecido.

(PUBLICADO EN “LA NUEVA ESPAÑA” de Oviedo)




lunes, 12 de octubre de 2020

  

 

 

 





 

                  JOSEPH PÉREZ  EN TRIBUNA CIUDADANA

 

                                                     JULIO ANTONIO VAQUERO  IGLESIAS

 

 

En  junio de 2004, diez años antes de que recibiese el Premio Príncipe de As3turias de Ciencias Sociales,  tuve el honor de presentar en Tribuna Ciudadana al  historiador e hispanista Josep Pérez recientemente fallecido que pronunció  una excelente conferencia sobre “La leyenda negra antiespañola” con motivo de la reciente publicación de un libro suyo sobre ese tema. El público llenaba la sala dela aula de La Nueva España y tras su intervención se produjo un animado e interesante coloquio. La presencia de Joseph Pérez en Tribuna Ciudadana había sido el resultado de una gestión de Juan Benito Argüelles, de quien el hispanista francés era un viejo  conocido. Sin duda, aquel acto cultural, como resalté en el preámbulo de  mi intervención, era una prueba más de la importancia de Tribuna como una institución decisiva en la vida cultural de la región, de modo que  cuando se haga el análisis de la vida cultural de Asturias  de este período la referencia a Tribuna será, sin duda, uno de los capítulos imprescindibles. Sólo basta asomarse a su cuarto de siglo de historia y a las mil conferencias que la institución .conmemora este año como prueba de elloo.           Mi intervención en aquella ocasión me parece que puede resumir hoy perfectamente los méritos que acreditan sobradamente el premio concedido a  Joseph Pérez y el significado de una obra que, como demuestra su último libro sobre Cisneros, todavía sigue abierta. Entresaco algunos de los párrafos más significativos de aquella presentación.                               

            Si hubiese que reducir a un solo factor el fundamento que explica la forma de hacer historia y los temas que ha tratado la historiografía de Joseph Pérez, pero también su visión de la historia de España y hasta su propio perfil profesional de historiador creo que habría que referirse no sólo a su condición de hispanista sino concretamente a su condición de hispanista  francés.

            Don  Joseph Pérez es miembro destacado de ese hispanismo científico y académico que se inició a finales del siglo XIX en Francia y que tuvo uno de sus focos más importantes en la Universidad de Burdeos y que creó algunas de las instituciones más importantes del hispanismo francés entre finales del siglo XIX y el primer tercio del tercio del siglo XX como el Boletín Hispánico, la Escuela de Altos Estudios Hispánicos y, sobre todo, el que ha sido y sigue siendo el buque insignia de ese hispanismo en España la Casa de Velázquez en Madrid. En todas ella ha tenido don Joseph una participación destacada. Como catedrático  de la Universidad de Burdeos se ha dedicado durante cuarenta años a formar hispanistas y profesores de español. Y ha sido , además, director de la Casa de Velázquez y fundador de la Casa de los Países Ibéricos, otra más reciente institución hispanista.

            Una de las características de ese hispanismo francés es tratar la historia o la cultura española desde una perspectiva amplia en relación con Europa y con el resto del mundo. Ese tratamiento de la Historia de España (que tan bien supieron hacer  dos grandes hispanistas franceses que Joseph Pérez considera como sus maestros, Pierre Vilar y Marcel Bataillon) ha sido una de las constantes de la historiografía de nuestro hispanista. Sus temas de investigación, dentro del campo de su  especialización que es el modernismo los ha ido seleccionando coherentemente con algunos de los aspectos fundamentales para explicar la evolución histórica de España en relación con Europa: el movimiento comunero, el significado del imperialismo de Carlos I y de Felipe II, la Inquisición, la crisis del siglo XVII. Y otros temas recurrentes del hispanismo francés como el problema del independentismo de las colonias españolas.

            Esa perspectiva amplia y comparatista puede apreciarse además en su historiografía en otros aspectos  como ocurre con sus análisis biográficos de los grandes personajes históricos como Isabel I, Carlos V o Felipe II, biografías que rebasan siempre la mirada historiográfica singular y son verdaderos cuadros históricos de sus correspondientes épocas, o la amplitud de su mirada también puede apreciarse, como ya hemos dicho, en su excelente capacidad para la práctica de la síntesis histórica como demuestras sus manuales de Historia de España, que se han convertido en verdaderos best seller en España y Francia.

            Su visión de la Historia de España se inscribe dentro de ese conjunto interpretativo de nuestra historia que ha surgido con la etapa democrática y nuestra incorporación a Europa, interpretación que defiende la normalidad histórica de España y no su excepcionalidad. La Historia de España no es diferente a la historia de las otras naciones europeas, aunque tenga, claro está, sus propios rasgos específicos.

            Aun corriendo el riesgo de la distorsión y deformación por su falta de matices y por su esquematismo, un resumen de las interpretaciones que Joseph Pérez ha dado de algunas cuestiones fundamentales de nuestra historia, podría ser el siguiente:

1º. Desde finales de la Edad Media con el triunfo de la Reconquista, España se incorpora definitivamente a al evolución europea, sin que, al contrario de las tesis esencialistas de Américo Castro, esos siglos hayan determinado una especial idiosincrasia del pueblo español.

2º. El fracaso del movimiento político de los comuneros de Castilla, movimiento que aspiraba a la limitación del poder real, dejó paso, con la dinastía de los Habsburgo, al imperialismo de Carlos V y Felipe II. La justificación de esa fórmula imperial se basó en la defensa de la  Religión católica, pero la mayoría del pueblo español no era más creyente que los de las otras naciones ni apoyó masivamente la política imperial de los Austrias. La peculiaridad  de la Inquisición y de su represión no está en una especial intransigencia y crueldad que la diferencia de otros Tribunales inquisitoriales y  represiones religiosas europea, sino en constituir un verdadero aparato estatal con gran poder  burocrático, policial y judicial. Con una organización centralizada que permitia el control de todo el Estado

3º. La crisis del XVII  supuso el final del Imperio europeo español y con  ello surge una trayectoria divergente de la Historia de España con la de  Europa que constituye una de sus peculiaridades .La crisis económica del XVII la interpreta Joseph Pérez de una manera muy matizada. La recuperación económica se produce ya en los últimos decenios de la centuria y el Reformismo borbónico no hace sino continuar esa tendencia

4º. Las limitaciones de nuestra Ilustración y del Reformismo borbónico sons para nuestro historiador otra de nuestras peculiaridades históricas. Aunque no se  puede considerar a a las reformas borbónica responsables del independentismo de nuestras colonias americanas.Los factores fundamentales fueron las circunstancias de la Guerra de la Independencia y la revolución política de Cádiz….

     Desde luego, con este, aunque resumido, gran bagaje historiográfico a sus espaldas nos parece que Joseph Pérez bien se merece el premio que ha recibido, del mismo modo que Tribuna Ciudadana nuestro reconocimiento

viernes, 9 de octubre de 2020

 

 


 

     



    OTRA PROBABLE VÍCTIMA DE LA PANDEMIA

                                          Julio Antonio Vaquero Iglesias

No, no me refiero a las verdaderas víctimas del covid-19, esos miles de familiares, amigos, conocidos, compatriotas que fallecieron a causa del virus en unos hospitales colapsados sin los instrumentos sanitarios adecuados para atenderlos o en las residencias de nuestros mayores sin medios y sin capacidad de enviar a sus internos enfermos a los hospitales adecuados para prestarles la atención sanitaria debida. Ni  a  las que se añadirán muchos miles más durante esta segunda oleada del virus que nos atenaza.

  Las víctimas a las que me refiero es en conjunto la clase política de este país que ante la crítica situación sanitaria que vivimos demuestran su incapacidad para dejar a un lado sus pedestres objetivos políticos y atender de verdad a los problemas sanitarios derivados del nuevo ataque del virus. Ya sé, ya sé, que no son todos los miembros de esa clase y que todavía pueden salvarse algunos de ellos tanto de la izquierda como de la derecha que están intentando con  escaso éxito hacerle frente a  la endiablada situación en que nos está poniendo el segundo ataque del virus.

 Pero en conjunto nuestros políticos están actuando atendiendo sobre todo a sus intereses corporativos y en segundo lugar y de modo secundario a la endiablada situación sanitaria en que se encuentra nuestro país. ¿Vale más un voto que una vida? Esa sería la pregunta que deberían responderse la mayor parte de nuestros dirigentes políticos de manera reflexiva y consciente y dado lo que los ciudadanos estamos viendo perplejos es que la mayor parte de ellos parece que ya  la han respondido a favor del interés político  más que al sanitario de procurar dejar a parte los intereses partidarios y tratar por todos los medios de llegar a acuerdos y  aparcar  los enfrentamientos y la lucha partidaria para buscar la unión y tratar de llegar a una acción común que ayude a salir de esta trágica situación con la menor pérdida de vidas humanas.

 Los ciudadanos asistimos perplejos y avergonzados a la batalla política que se está desarrollando en la comunidad de Madrid por el control de las medidas contra la pandemia. Y es necesario que, por todos medios posibles, hacerle llegar a la derecha que tiene el poder político en esa comunidad que no sólo una vida humana vale más que tratar de mantener viva cualquier actividad económica, sino también que no es posible la vida económica sin el respeto y el cuidado por la vida humana. Al contrario de lo que refleja el pensamiento “tan elaborado” que ha expuesto en algunas de sus declaraciones la presidenta de aquella comunidad que se está constituyendo con su actuación en un modelo en negativo de lo que debe de ser un político. Y a la izquierda hay que recordarle que no es el momento de aprovechar la situación de crisis para tratar de llevar a cabo algunos de sus  ideales políticos poniéndolos por delante de la atención prioritaria que hay que dedicarle en este momento a la lucha sin cuartel contra la pandemia.

  De seguir con este espectáculo denigrante que está dando la mayor parte de nuestra clase política otra de las víctimas de la pandemia,  por si no fueran pocas y graves las negativas secuelas  que está causando, va a ser desgraciadamente  la propia clase política y con ella la vida política futura, dado el bochornoso espectáculo que  está protagonizado en esta dramática situación por la que estamos pasando. Desde luego, va ser difícil que recobren en los tiempos duros de pospandemia que nos esperan un mínimo de credibilidad ante la ciudadanía y con ello dejen el campo abonado para otras opciones políticas no democráticas. 

(Este artículo se ha publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)       

viernes, 18 de septiembre de 2020


 

                EN DEFENSA DE UNA HISTORIA MARXISTA RENOVADA

                                JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

  En defensa se la razón. Contribución a la crítica del posmodernismo” del profesor e historiador asturiano Francisco Erice no  sólo es un libro importante por el elevado nivel de su contenido y factura, sino también, y sobre todo, porque incide en un debate intelectual de gran interés y actualidad como es la crisis del posmodernismo y la necesidad de las ciencias sociales y concretamente  de la Historia  de buscar nuevos caminos e impulsos renovados que nos saquen del pozo sin fondo a que nos han conducido las corrientes posmodernas  al negar la posibilidad del conocimiento objetivo del mundo  social y cultural.

 Como se constata otra vez con esta nueva obra (Erice ya lo había hecho   en algunos de sus libros  anteriores: baste recordar su clarificador  libro acerca de un tema tan espinoso como la historia Y la memoria histórica) nos demuestra una vez más que más allá de su  faceta de excelente  historiador profesional es también  ( lo que no es tan habitual en el gremio)  un destacado investigador y un fino analista  de la teoría y la  historia de la historiografía, sobre todo, de la Historia marxista.

  En esa coyuntura de crisis de la Historia y otras ciencias sociales  a la que  ha conducido el posmodernismo, nuestro historiador considera que no sólo es posible, sino también deseable  renovar y actualizar la historiografía marxista limándola de las limitaciones de los textos originales y las desviaciones posteriores, apoyándose para ello en las observaciones y desarrollos que los teóricos marxistas posteriores han realizado de sus contenidos nucleares.

    A partir de ese planeamiento, y desde una perspectiva crítica, materialista y racionalista, el contenido de su libro desarrolla en sus  dos primeras partes un profundo y pormenorizado análisis de las causas de la crisis de la Historia marxista y en conjunto de la Historia social a partir de las últimas décadas del pasado siglo con el despliegue de las corrientes posmodernas. Y después un  significativo y excelente recorrido crítico de las diferentes tendencias historiográficas surgidas de los planteamientos teóricos posmodernos y la  situación de indigencia teórica y crisis del conocimiento histórico a las que han conducido aquellas. Sólo por el análisis de  este último aspecto – el análisis de las corrientes historiográficas posmodernas- este libro ya sería de obligada su lectura para estudiosos y amantes de la Historia, dada su brillantez, claridad y profundidad.

  A partir de esa constatación, nuestro historiador, desde los supuestos de que  la actualización de la Historia marxista no sólo es posible, sino también deseable, desarrolla en su libro las premisas y condiciones en que debe hacerse tal reconstrucción. Esta segunda  parte  de la obra constituye el verdadero núcleo de su libro.

 No se trata tanto de desarrollar un recetario de fórmulas para llevar a cabo esa reconstrucción, sino de sistematizar planteamientos que proceden del debate intelectual sobre las ciencias sociales y el marxismo en concreto  llevado a cabo en las últimas décadas tras la consideración crítica negativa a que los sometió el posmodernismo.

Las propuestas para ese debate se refieren a cuestiones esenciales para la historiografía como así lo fueron  para  la historiografía marxista posterior que el autor analiza con gran conocimiento argumentando con solidez y un profundo conocimiento sus  posiciones. Esa nueva historia marxista debería, según él,  aprovechar las ventajas teóricas  del marxismo al desarrolla una teoría social sistemática  y dotada de  un fuerte sentido de historicidad; defender la inteligibilidad de la historia; recuperar su visión totalizadora; rescatar una concepción sólida de la causalidad que no debe caer en el determinismo como ocurrió con el marxismo fosilizado de la vulgata marxista. Pero también debe de resaltar la acción humana frente a la determinación de las estructuras; desarrollar una teoría de inspiración marxista  de la política y sus formas (rechazando, por cierto, las teorías del populismo de izquierdas que desvincula  política y sociedad); e incorporar la cultura al centro mismo del análisis histórico, sin caer en concepciones idealistas de la misma. Y tratar de que la Historia desarrolle una función social crítica que sea de utilidad social cada vez más necesaria en estos últimos tiempos de profunda crisis sistémica en que vivimos. 

  En definitiva, nuestro historiador, defiende para estos tiempos un marxismo historiográfico que más que ser fiel al original o a algunas tradiciones posteriores, debería ser un marxismo abierto que no sólo sea   compatible con las necesidades y las nuevas cuestiones teóricas surgidas al conocimiento histórico y sea así  útil para fundamentarlo como un saber sólido. Pero  que sea eso sí un marxismo abierto  basado en el compromiso crítico con las cuestiones claves del presente.

       (Publicada en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo(Asturias)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 23 de agosto de 2020



  




      LA TRAGEDIA DE LAS RESIDENCIAS DE MAYORES
                            JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 “Poco, tarde y mal. El inaceptable desamparo  de los  mayores en residencias durante la C0VID-19 en España”. Este es el significativo título  del informe de Médicos Sin Fronteras  sobre esa gran tragedia ocurrida en las residencias de nuestros mayores con motivo de la primera oleada de la pandemia. Y escribo “tragedia” y no exagero en nada. Las cifras lo  dicen todo. Fueron 27.359  de nuestros mayores los fallecidos en las residencias. Esto es: bastante más de la mitad (69%) de las víctimas de esa primera oleada ( entre el 3 de abril y el 20 de junio) de la pandemia estaban alojados en residencias. Y lo más duro y doloroso para todos nosotros como sociedad es que lo fueron en su mayoría en una situación de abandono y desatención de sus necesidades de salud y cuidados e incluso, como se relata en este informe, en los límites de la dignidad que exige toda persona y más aquellas que se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad por su edad y  su  delicada situación médica.
      Todos los españoles deberíamos leer este informe de MSF, realizado tras la experiencia de la ONG en su actuación en unas 500 residencias, no sólo para pedirles cuentas a nuestros políticos y autoridades sanitarias de esta masacre, sino también para, y sobre todo, tratar de que por todos los medios posibles subsanen su improvisación y su falta de interés por aquella población que era, sin duda, por su edad y condiciones, la más  vulnerable al COVID- 19 ante la posibilidad de una nueva oleada de la pandemia. De no hacerlo y repetirse esa situación  sería no solo injustificable, como la ha sido ya en la primera oleada del virus, sino delito de lesa humanidad, porque, como se dice en el informe, “la asistencia a las personas mayores y la protección de quienes los cuidan no son una opción, sino una obligación médica, ética, social y normativa”.
 El análisis que se realiza en el informe es demoledor. El modelo de residencias que se ha implantado en España  no responde a las verdaderas necesidades de nuestros mayores, como lo prueban sus insuficiencias ante la crisis pandémica: ni respondió como un servicio de atención primaria ni en su relación con los servicios hospitalarios. Sus usuarios “fueron abandonados  sin posibilidad de derivación hospitalaria y sin asistencia adecuada de la atención primaria”.
En los momentos álgidos de la crisis sanitaria, el foco de la acción sanitaria se centró exclusivamente  en el colapso del sistema sanitario, en los servicios de urgencia y las ucis de los hospitales, llegándose al punto de obstaculizar las derivaciones de los pacientes de las residencias a los centros hospitalarios, convirtiendo éstas en auténticos  encierros de muerte para sus usuarios, alejados y apartados de sus familias. Las residencias tuvieron que asumir de facto una responsabilidad para la que no estaban preparadas ni en los medios ni en la formación de sus trabajadores, insuficientes y no siempre con la formación adecuada  para gestionar esa crítica situación.. Y es preciso reconocer, como lo hace el informe, que la mayoría de ellos  lucharon como verdaderos héroes  en esa trágica coyuntura.
     MSF no deja de expresar, a pesar de la inapropiada concepción de esas residencias para responder a una crisis epidémica de esa envergadura, la negligencia por parte de las autoridades competentes para actuar en esas circunstancias  y no dejar que muchas personas mayores  falleciesen aisladas y solas. Se debieron proponer alternativas con los medios y recursos disponibles, procediendo a derivaciones a centros sanitarios, extensiones hospitalarias, hoteles “confort” o en los hospitales privados, ya que en todos estos lugares hubo plazas disponibles, incluso en el pico epidemiológico. Y no dejar a los residentes que cayeron enfermos en espacios cerrados, sin atención médica y psicológica adecuada. Lo que multiplicó los contagios, aceleró la mortalidad y produjo “situaciones indignas e inhumanas”.
   El informe no sólo describe y analiza lo que pasó sin tapujos ni ocultaciones, sino que insta a autoridades y a todos los agentes interesados en la situación de nuestros mayores a tomar ya de inmediato, en preparación para otra  probable ola del virus en este otoño y propone en el citado informe, un conjunto de atinadas medidas para reformar nuestro sistema residencial de mayores e impedir que  vuelva a repetirse la tragedia que han vivido los que lo han dado todo por nosotros. Tragedia  que nos debe avergonzar como sociedad, personas y ciudadanos.
   ( Este artículo ha sido publicado en las páginas de opinión del diario "La Nueva España"  de Oviedo (Asturias-España)