CASADO Y LA HISPANIDAD
Julio
Antonio Vaquero Iglesias
Lo cierto y verdad es que me había
prometido que no volvería a escribir ningún artículo más criticando a los dirigentes políticos del PP. Pero me lo están
poniendo muy difícil. Las declaraciones de Pablo Casado el pasado domingo al
iniciar la campaña de las elecciones andaluzas están tan fuera de lugar y
suponen un desconocimiento tan profundo de la Historia y llevan una carga
ideológica tan burda que uno no puede dejar de hacer referencia a ellas ya no para
comentarlas, sino para tratar de comprenderlas y saber a cuento de qué vienen
tales barbaridades, es decir, a qué
parroquia electoral van dirigidas o a quién quiere atraer con ellas.
Porque me parece imposible que, a
pesar de los caminos tortuosos por los cuales el presidente del PP aprobó sus másteres y
consiguió la convalidación masiva de sus asignaturas, haya dicho las
barbaridades que ha soltado creyéndoselas él mismo o dejándoselas endosar por el negro que le
escriba sus intervenciones. Sería aceptar que este señor no tiene la talla
cultural mínima que se le supone que debe de tener alguien que puede llegar a
ser presidente de nuestro país.
¿Se trata de una estrategia para uncir a su carro electoral a ese sector
de la ultraderecha que comienza a tomar cuerpo y que predica un nacionalismo
patriotero acrítico que considera, como Rajoy que la nación española es la más
antigua de Europa o que la entienden
como una realidad metafísica, eterna, como una unidad de destino en lo
universal a la que el descubrimiento y colonización de la América hispana le
correspondió como misión divina para sacar a los indios de su paganismo? Si es así uno lo puede entender, pero, desde
luego, no aceptar, porque sería, por decirlo suavemente, alimentar ideas y
valores de los que no se participa por razones únicamente instrumentales y
difundir ideas e interpretaciones que no se sostienen y que difícilmente, creo,
los sectores ilustrados y conscientes del PP podrán aceptar.
Desde luego, la otra alternativa es mucho peor. Si realmente se cree
Casado de verdad las afirmaciones que ha difundido en su intervención demuestra
una ignorancia y una falta de madurez intelectual tal que clama al cielo. Ni siquiera, creo, algunos
de los historiadores de la ultraderecha
podrían validarlas (aunque me temo que muchos sí). Que el hecho más importante
de la historia universal sea el de la Hispanidad, como ha dicho, no sólo es un
despropósito histórico, sino que es una afirmación que lleva implícita una
valoración y una carga ideológica que la invalida como un hecho histórico
objetivo. Quizás sólo en las más laudatorias alabanzas de la Hispanidad en la
etapa del franquismo no como afirmación histórica, sino como elemento de
propaganda, se haya llegado a decir tal
cosa.
Lo que, en realidad, podría esperarse en
este último caso, esto es, si las afirmaciones de Casado no son meramente
instrumentales, esto es, utilizadas como gancho electoral para atraer a su
redil político esa extrema derecha que aparece en el horizonte, y se las cree de verdad, es que,
al menos, fuera coherente con la propia ideología liberal que dice seguir.
Porque lo coherente con tal ideología sería su adhesión a un nacionalismo
democrático que no deja de ser una ideología respetable y de gran tradición en
el liberalismo español de la primera mitad del siglo XX, para el que la acción
colonial española en América, lo que Casado nombra con el término cargado de
ideología franquista de Hispanidad, siempre fue valorada con un saldo positivo
reconociendo las sombras que también se proyectaron en esa labor colonizadora.
Le recomiendo al líder del PP que lea a Rafael Altamira que fue el intelectual
liberal institucionista que mejor desarrolló esa visión de la acción española
en América.
En fin, el colofón de sus declaraciones
haciendo referencia a la intervención de
la iniciativa privada en la empresa americana no es sino un anacronismo fuera
de lugar para hacer mención, deduzco, de los prestamistas a los que acudió la reina Isabel
para financiar el viaje colombino, que sus buenos dineros sacarían con sus
préstamos siempre al nivel de la usura. O a los contratos de la Corona con los
conquistadores
La verdad es que parece difícil decir tantas barbaridades en tan pocas
palabras. Le recomiendo al líder del PP que para no caer en tales simplezas,
cualquiera que sea su finalidad, se matricule en un máster sobre la Historia de la América hispana. Eso
sí, procurando elegir con sumo cuidado la institución académica que lo imparta.
(Publicado en las páginas de
opinión de La Nueva España, de Oviedo)