LA TRAGEDIA DE LAS RESIDENCIAS DE MAYORES
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
“Poco, tarde y mal. El inaceptable
desamparo de los mayores en residencias durante la C0VID-19 en
España”. Este es el significativo título
del informe de Médicos Sin
Fronteras sobre esa gran tragedia
ocurrida en las residencias de nuestros mayores con motivo de la primera oleada
de la pandemia. Y escribo “tragedia” y no exagero en nada. Las cifras lo dicen todo. Fueron 27.359 de nuestros mayores los fallecidos en las
residencias. Esto es: bastante más de la mitad (69%) de las víctimas de esa
primera oleada ( entre el 3 de abril y el 20 de junio) de la pandemia estaban
alojados en residencias. Y lo más duro y doloroso para todos nosotros como
sociedad es que lo fueron en su mayoría en una situación de abandono y
desatención de sus necesidades de salud y cuidados e incluso, como se relata en
este informe, en los límites de la dignidad que exige toda persona y más
aquellas que se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad por su edad
y su delicada situación médica.
Todos los españoles deberíamos
leer este informe de MSF, realizado
tras la experiencia de la ONG en su actuación en unas 500 residencias, no sólo
para pedirles cuentas a nuestros políticos y autoridades sanitarias de esta
masacre, sino también para, y sobre todo, tratar de que por todos los medios
posibles subsanen su improvisación y su falta de interés por aquella población
que era, sin duda, por su edad y condiciones, la más vulnerable al COVID- 19 ante la posibilidad
de una nueva oleada de la pandemia. De no hacerlo y repetirse esa
situación sería no solo injustificable,
como la ha sido ya en la primera oleada del virus, sino delito de lesa
humanidad, porque, como se dice en el informe, “la asistencia a las personas
mayores y la protección de quienes los cuidan no son una opción, sino una
obligación médica, ética, social y normativa”.
El análisis que se realiza en el informe es
demoledor. El modelo de residencias que se ha implantado en España no responde a las verdaderas necesidades de
nuestros mayores, como lo prueban sus insuficiencias ante la crisis pandémica:
ni respondió como un servicio de atención primaria ni en su relación con los
servicios hospitalarios. Sus usuarios “fueron abandonados sin posibilidad de derivación hospitalaria y
sin asistencia adecuada de la atención primaria”.
En los momentos álgidos de la
crisis sanitaria, el foco de la acción sanitaria se centró exclusivamente en el colapso del sistema sanitario, en los
servicios de urgencia y las ucis de
los hospitales, llegándose al punto de obstaculizar las derivaciones de los
pacientes de las residencias a los centros hospitalarios, convirtiendo éstas en
auténticos encierros de muerte para sus
usuarios, alejados y apartados de sus familias. Las residencias tuvieron que
asumir de facto una responsabilidad para la que no estaban preparadas ni en los
medios ni en la formación de sus trabajadores, insuficientes y no siempre con
la formación adecuada para gestionar esa
crítica situación.. Y es preciso reconocer, como lo hace el informe, que la
mayoría de ellos lucharon como
verdaderos héroes en esa trágica
coyuntura.
MSF no deja de expresar, a pesar de la
inapropiada concepción de esas residencias para responder a una crisis
epidémica de esa envergadura, la negligencia por parte de las autoridades
competentes para actuar en esas circunstancias
y no dejar que muchas personas mayores
falleciesen aisladas y solas. Se debieron proponer alternativas con los
medios y recursos disponibles, procediendo a derivaciones a centros sanitarios,
extensiones hospitalarias, hoteles “confort” o en los hospitales privados, ya
que en todos estos lugares hubo plazas disponibles, incluso en el pico
epidemiológico. Y no dejar a los residentes que cayeron enfermos en espacios
cerrados, sin atención médica y psicológica adecuada. Lo que multiplicó los
contagios, aceleró la mortalidad y produjo “situaciones indignas e inhumanas”.
El informe no sólo describe y analiza lo que pasó sin tapujos ni
ocultaciones, sino que insta a autoridades y a todos los agentes interesados en
la situación de nuestros mayores a tomar ya de inmediato, en preparación para
otra probable ola del virus en este
otoño y propone en el citado informe, un conjunto de atinadas medidas para
reformar nuestro sistema residencial de mayores e impedir que vuelva a repetirse la tragedia que han vivido
los que lo han dado todo por nosotros. Tragedia que nos debe avergonzar como sociedad,
personas y ciudadanos.
( Este artículo ha sido publicado en las páginas de opinión del diario "La Nueva España" de Oviedo (Asturias-España)
( Este artículo ha sido publicado en las páginas de opinión del diario "La Nueva España" de Oviedo (Asturias-España)