lunes, 24 de septiembre de 2018


                  










     LAS NEGACIONES DE AZNAR
                                                    JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
¿Alguien  podría pensar conociendo al personaje  que el señor Aznar iba a pedir perdón en la Comisión de investigación sobre su posible responsabilidad en  la trama de corrupción de su partido que la verdad judicial ha establecido como cierta y que se inició  bajo su presidencia? La trayectoria política del ex presidente del Gobierno español era la mejor prueba de que lo habitual de este señor es lo de “sostenella y no enmendalla”. Incluso hoy, con los culpables enjuiciados y en la cárcel, parece que sigue manteniendo lo que en su día no fue más que un intento de seguir en el gobierno ante las inminentes elecciones que iban realizarse después del terrorífico atentando de Atocha: que la autoría del mismo, defendía, había sido obra de  ETA y bajo la cual latía incluso por algunos de sus acólitos la insinuación de que con la colaboración, aunque sólo fuese pasiva e indirecta, de algunos sectores policiales afectos al PSOE.
La otra negación, y ésta sí que la continúa manteniendo abiertamente hasta hoy a pesar de los hechos y de que los otros responsables de aquel desaguisado militar ya lo han admitido y pedido el perdón consecuente. es la de su responsabilidad en la invasión de Irak. Todavía uno recuerda , cuando  la patraña de las amas de destrucción masiva ya era evidente y la opinión pública española se pronunciaba en las calles contra aquella guerra imperialista y él aparecía como un gran estadista, aunque no era sino  un  mero comparsa ( por no utilizar otro término más duro) de Bush y Blair, su aparición en las pantallas de la televisión estatal dirigiéndose a los españoles e insistía en mantener  lo que ya era inaceptable: que  Saddan Hussein escondía “armas de destrucción masiva” que podían poner en peligro la supervivencia de Oriente Medio y hasta del mundo.  
   Dados esos dos antecedentes lo esperable era, como así ocurrió, que  esta ocasión fuera la de  su gran tercera negación. Él no sabía nada de tal corrupción ni de la doble contabilidad de su partido ni de los sobresueldos y que  en realidad los casos de corrupción en su mandato eran limitados a dos municipios de Madrid y obra de unos golfos  desaprensivos de su partido. Que no se habían puesto, dijo, como establece  la sentencia, durante su mandato las bases de una corrupción sistémica que en  cierta medida, esto lo digo yo, ponen en cuarentena la limpieza  y la validez de las elecciones ganadas por el PP hasta hoy.  Desde luego, como apuntó con perspicacia el representante del PNV en la mencionada comisión, Aznar ha sido un verdadero maestro avant la lettre en el manejo de la posverdad, ese cáncer que corroe hoy la opinión publica de las democracias y que tan bien maneja otro político tan histriónico como él que es el señor Trump.
Por lo demás, sus contestaciones a los  miembros de la Comisión no fueron otra cosa que poner a circular el ventilador para atacar a los diputados interrogadores y a sus respectivos partidos y hablar de lo divino y de lo humano y de sus opiniones políticas como demostración – para él y los suyos, claro-  de su “gran talla de estadista”. Todo ello envuelto en el lenguaje oral y corporal agresivo, petulante y agrio al que el señor Aznar ya nos tiene acostumbrados.
   Si conociendo al personaje y su trayectoria ya sabíamos cuál  iba a ser su actitud y respuesta y habiendo como había ya una verdad judicial establecida, ¿tenía sentido esta Comisión? Creo que para muchos ciudadanos, entre los que me encuentro, si fue oportuna y hasta necesaria y clarificadora. Muchos de nosotros, ante el lodazal  de la corrupción sin fin que anegaba nuestro país, también la procedente de las filas del PSOE y otros partidos, también, pero  sobre todo, la del partido en el poder por el  carácter sistémico que presentaba y que la citada sentencia judicial establece, siempre hemos creído que los gobiernos del señor Aznar y él como máximo responsable se estaban librando del peso de su responsabilidad en esa corrupción cuando realmente había sido él y los suyos  los auténticos fautores de ese sistema. El señor Aznar y los suyos se estaban yendo de rositas dejando toda la mierda (nunca como en este caso ha habido mejor identificación  entre  metáfora y realidad), para Rajoy y su equipo cuando realmente  éstos  habían sido sus continuadores, pero no sus  verdaderos constructores.
 Aunque sólo fuera  en honor de la justicia y la verdad  era necesario dejar claro ese origen. Pero, además,  el  resultado de la citada Comisión ha sido clarificador en otro sentido. El apoyo entusiástico del señor Casado y los suyos a la intervención del señor Aznar en la misma nos abre aún más los ojos sobre la orientación política de la nueva dirección del PP, si es que alguien todavía los tenía vendados a pesar de hechos como la posición que han mantenido en la Unión Europea acerca de la condena de  la actitud ultraderechista del dirigente húngaro Orbán, amén de otras muchas declaraciones y actuaciones que Casado y los suyos defienden. Me refiero, claro es, al avance hacia las posiciones de extrema derecha del actual partido conservador español. Porque, a pesar de la pátina liberal con que adorna sus palabras, no sus actos, el señor Aznar no deja de ser un político de la derecha pura y dura. 
                                     
(PUBLICADO EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE "LA NUEVA ESPAÑA", DE OVIEDO

domingo, 23 de septiembre de 2018


UNA DISTOPIA CON SOLUCIONES
                       JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
  









 El historiador israelí  Yuval Noah Harari se ha convertido con sus dos obras anteriores  Homo Sapiens y Homo Deus  en un verdadero fenómeno editorial. Decenas de miles de libros vendidos de esos dos ensayos citados, leído y  alabado por los grandes líderes mundiales como Obama y Zuckerberg, el fundador de Facebook, publica ahora su tercer libro que en cierta medida es una continuación de los dos anteriores: si Homo Sapiens era un brillante análisis del pasado de nuestra especie y Homo Deus, del futuro de la misma,  21 lecciones sobre el siglo XXI, no es sino un profundo y bien argumentado  recorrido por los graves  problemas y amenazas que para la humanidad puede suponer la evolución del siglo XXI.
 Aparte de la brillantez de su escritura y la profundidad de sus conocimientos que demuestran sus páginas, Harari no limita su análisis a una visión distópica  de nuestro siglo, sino que también nos  propone remedidos y soluciones para los graves problemas que avizora a partir de las tendencias actuales  por las que discurren  la tecnología, la evolución política, los problemas ecológicos, las corrientes migratorias, la guerra nuclear, el terrorismo y la posverdad. En cierto modo, nos presenta un panorama amenazador si no somos capaces de ponerle los remedios adecuados de modo urgente, porque todas esas amenazas ya están ahí abriéndose paso en los próximos decenios de este siglo y en el futuro próximo. Estamos, pues, ante una distopía fundamentada en la realidad actual que Harari analiza con brillantez a la vez que reflexiona sobre cómo debería actuar la humanidad para impedir el  desarrollo de esos graves problemas humanos que pueden llevarnos al fin de la vida humana o a una sociedad  profundamente desigualitaria como no la hubo nunca en la historia de Homo sapiens, porque  no sólo puede llegar a ser económico-social, sino incluso biológica.
   La combinación de los avances en tecnología informativa y en  la biotecnología concede a los humanos un potencial revolucionario para cambiar la vida de Homo  Sapiens y esto puede ser para bien o para mal según se utilice Si no adoptamos medidas inmediatas y dejamos esos poderes al albur del mercado  podemos terminar en una dictadura digital en la que no solo la mayoría de los  humanos  serían una masa de desocupados, sino que incluso  ese sector mayoritario  pasaría a ser una población irrelevante dirigida por una  pequeña élite de humanos que, incluso, al ser los únicos que  estarían en condiciones pagarse los avances de la biotecnología podrían incluso conformar una minoría biológicamente diferente de la mayoría de la población.
  Dado ese potencial peligro que nos amenaza ya en las próximas décadas y en el futuro inmediato se hace  cada vez más necesario tratar de controlar el flujo de macrodatos que no pueden ser considerados como mera  propiedad privada, sino  como un bien común que debe estar bajo el control  de toda la humanidad.  Pero, como señala Harari, la situación política que vivimos en la actualidad con la profunda crisis que padece el liberalismo como ideología y sistema político y el auge cada vez mayor de los nacionalismos, las dificultades para ejercer ese control no sólo se hacen difíciles, sino que la  tendencia  de éstos a mirarse únicamente su ombligo, bloquea la posibilidad de tomar medidas globales que no exigen para el autor tender hacia la constitución de gobierno mundial sino desarrollar una conciencia global entre los ciudadanos del mundo y hacia ese fin  está dirigido el contenido de su libro.
La parte final del libro deriva hacia la búsqueda  de una propuesta de resiliencia para que el  hombre actual que tenga sufrir todas esas contradicciones que le amenazan pueda resistirlas y encontrar su sentido de la vida. Y Harari ( al modo de Aldous Huxley, el creador r de la más brillante distopía que conozco,  Un mundo feliz, y que  es también un autor de culto para  Harari), se refugia en la meditación, en la técnica del Vipassana.
 Quizás haya que echar en falta en el contenido del libro referencias más amplias y determinantes para tratar de poner límites a  ese posible futuro negativo, a la necesidad de corregir la  probable tendencia evolutiva del capitalismo globalizado que está, sin duda, en la base y el origen de todos esos peligros que se analizan en sus páginas como son los casos  del problema ecológico, la guerra nuclear, el terrorismo, la inmigración, la crisis del liberalismo. Porque el funcionamiento normativo de aquél  tiende a engendrar y acentuar   las crisis sistémicas que jalonan su evolución, como acabamos de constatar y padecer con la Gran Recesión. Y  por otra parte también el texto, por lo demás bien escrito y sugerente, peca, a mi entender, de una excesiva acumulación de ejemplos que si bien son ilustrativos  y de gran interés, a veces, como los árboles, no dejan ver el bosque.  
    Estamos, sin duda, ante un ensayo brillante que tenemos la impresión de que va a alcanzar, sin duda, también un gran éxito entre los lectores, aunque, a mi humilde entender, la obra no llegue al nivel que tuvieron  sus dos libros anteriores.
( Publicado en el suplemento cultural de La Nueva España, de Oviedo)

sábado, 15 de septiembre de 2018

HACER DE LA NECESIDAD, VIRTUD




Portada de ka tessis de Pedro Sánchzez


HACER DE LA NECESIDAD VIRTUD
                           JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 Sin duda es de alabar la dimisión de la ministra de Sanidad, señora Montón por los problemas derivados de su máster de la Universidad Rey Juan Carlos. No solo la constatación final del plagio en gran escala que desarrollaba en su trabajo final de máster, sino las irregularidades constatadas anteriormente en su expediente exigían esa dimisión.  No es de recibo, pues, ese intento del gobierno Sánchez de hacer pasar por virtud lo que no fue sino una necesidad política para quien ha llegado al gobierno ni más ni menos que como consecuencia del descontento generalizado de políticos y opinión pública  por el olor putrefacto que despedían las sentinas del PP. 
Al contrario, a pesar del buen comienzo de la labor política de la ministra dimisionaria cuyas primeras medidas trataban de remediar  algunas de las injustas decisiones  que durante la crisis había tomado el gobierno de Rajoy en cuestiones de derechos sanitarios de los españoles y de los inmigrantes, el que su máster no respondiese a las más elementales normas de equidad con respecto a los demás alumnos debería de haber sido más que suficiente para que la ex ministra no se hubiese resistido a pedir de inmediato por propia voluntad  su dimisión  o que el propio  Pedro Sánchez se la hubiese demandado.
Tratar ahora de hacer de la necesidad virtud desmerece en gran medida la decisión tardía y hasta cierto punto resistida de la ministra dimisionaria y   el potencial que la misma hubiese tenido de ser inmediata y voluntaria para pedir responsabilidades políticas al actual líder del PP Pablo Casado por las presuntas irregularidades que pudiera haberse dado en el suyo. 
   Porque, como todos los másteres impartidos y aprobados por el Instituto- chiringuito del señor Álvarez Conde a políticos en tiempo de merecer, el del señor Casado huele también mal y el hecho de que tampoco el suyo haya pasado por  la prueba del algodón de enseñar el contenido del trabajo final hace pensar mal a muchos. Más allá de la peregrina argumentación del dirigente del PP, el señor Maroto, que mantiene  que Casado  como cualquier español corriente no tiene por qué hacerlo porque en tal caso sería inmiscuirse en su ámbito privado. Sin duda, un español corriente no, pero un dirigente político cuya credibilidad  está puesta en juego debería hacerlo aunque sólo fuese para la tranquilidad de sus propios seguidores. Como también debería hacerlo el propio presidente Sánchez con su tesis doctoral puesta también en entredicho ahora al calor de los problemas habidos con los másteres.
 Todos  estos episodios sobre los discutidos másteres de políticos del citado instituto de la  Universidad  Rey Juan Carlos  que ya han causado la dimisión de una presidenta de Comunidad, el de una ministra y está poniendo en aprietos al líder del principal partido de la oposición, nos obligan a los ciudadanos a hacernos  muchas preguntas. ¿Cómo es posible que los servicios de inspección de una universidad pública no tuviesen bajo control tales desmanes que suponían no sólo irregularidades de bulto sobre las actividades de tal instituto que funcionaba, visto lo visto, como  un expendedor de títulos vacíos de contenido académico para una determinada élite política? ¿Qué obtenían o que esperaban obtener a cambio?  ¿Es posible que pueda existir tal descontrol en los títulos de máster de otras universidades públicas españolas? ¿Y en las privadas? ¿Tales títulos se han convertido o se están convirtiendo en algunas universidades únicamente en un negocio como presuntamente ocurría  en el caso del citado instituto de  la universidad Rey  Juan Carlos (en la que, por cierto, sus autoridades ya debían estar alerta, porque ya se había denunciado un caso de plagio en una publicación atribuido  nada menos que a su ex rector, el señor Suárez), negocio  no sólo de ingresos monetarios sino también de mercadeo de influencias?
    Poner fin a episodios como éstos y controlar la limpieza, idoneidad y equidad de los estudios universitarios debe ser, visto lo visto, una de las principales y inexcusable tareas de muestras autoridades académicas y esto debe hacerse en un contexto en el que sus actividades pasen también  por  un control público y democrático de los representantes de la ciudadanía que haya en sus órganos directivos. Será, sin duda, la única manera de que desaparezcan las dudas e intranquilidad que estos casos están causando entre  los  ciudadanos.   
(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)

lunes, 10 de septiembre de 2018







 UNA HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE ESPAÑA DIFERENTE
                                Julio Antonio Vaquero iglesias
Coordinada por  dos prestigiosos catedráticos de Historia contemporánea de España, José Álvarez Junco y  Adrián Schubert, el primero, nuestro gran especialista en la historia del nacionalismo español y el segundo, catedrático de la Universidad de Toronto, hispanista y profundo conocedor de nuestra historia contemporánea (es autor entre otros,  de un excelente estudio sobre la Revolución del 34 en Asturias), Nueva historia de la España contemporánea (1808-2018) es una historia con una estructura diferente de la que es habitual en un ensayo de esta clase y es preciso decir ya en primer lugar que es ese rasgo el que define los valores positivos que  aporta su texto.
 El libro está dividido en tres ejes estructurales diferenciados: el primero desarrolla en siete capítulos la historia de España desde la guerra de la independencia hasta  el momento actual. El segundo eje lo componen  trece capítulos temáticos que tratan con mayor profundidad y detalle los diferentes aspectos internos de ese desarrollo histórico analizando desde las relaciones de género, modos de vida, imperio y colonias, cultura, intelectuales, movimientos sociales, la religión, migraciones, Estado, la guerra y militares y las políticas de la memoria. Esto es, desde los tradicionales temas tratados por nuestros contemporaneístas hasta  los más recientes y novedosos.
 Y finalmente al calor de la revalorización de la biografía  como género historiográfico y buscando dar entrada en el análisis  a la dimensión propiamente humana, el tercer eje estructural que desarrolla el libro es el de las biografías. Son quince biografías  de algunos de los más importantes y significativos políticos, artistas e intelectuales  de nuestra historia contemporánea: desde Fernando VII a Adolfo Suárez pasando por Azaña, Francisco Franco y otros varios; desde Emilia Pardo Bazán a Manuel de Falla pasando por Ortega y Gasset y otros.
 Los 36 autores son, como es obvio, especialistas en los diferentes campos  históricos  que tratan en el libro y proceden de ocho países distintos; Alemania, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Israel, Italia y Reino Unido y  no se adscriben a ninguna escuela historiográfica concreta, ni comparten la misma orientación política. Entre ellos, encontramos  historiadores sobradamente conocidos por los lectores habituales  de la  historia contemporánea de España como Javier Moreno Luzón, Nigel Townson, Xosé M. Nuñez Seixas, Santos Juliá, Paloma Aguilar Fernández, por citar sólo a algunos.
Si como decíamos los mencionados autores no pertenecen a ninguna escuela o tendencia historiográfica común, en cambio sí se puede establecer como nexo  de todos ellos el que participan  del paradigma historiográfico  que parte del principio de que nuestra historia contemporánea, como toda nuestra historia, no ha sido peculiar y diferente  a la del resto de la de los estados europeos, como mantuvieron desde finales del siglo XIX una buena parte de sus historiadores. Esto es, la historia de España no ha sido una anomalía respecto al discurrir histórico del de  los países europeos, aunque como es comprensible, ese discurrir histórico, como en cada uno de ellos, haya tenido sin duda sus peculiaridades y rasgos específicos
 Como es habitual en esta clase de historias de autoría colectiva los resultados en este caso también son desiguales, pero sí es preciso reconocer que  este caso el conjunto puede considerarse como de un nivel más que aceptable e, incluso, algunos de los capítulos sobre el desarrollo histórico o en los biográficos, pero sobre todo, en los temáticos son de gran interés y valor. Así podríamos destacar el de Nuñez Seixas sobre los nacionalismos, una excelente síntesis de gran claridad y  actualización digna de destacarse; o el de Paloma Aguilar sobre el novedoso  tema de las políticas de la memoria de gran actualidad en el que se propone con razón la interpretación no beatífica de la Transición a la que nos tienen acostumbrados muchos de sus historiadores y políticos en activo, vinculada a una ascendente demanda, de justicia y reparación para las víctimas del franquismo y que casa mal con nuestra realidad actual. O el de Santos Juliá sobre los intelectuales basada en aquel su excelente libro Nosotros, los abajo firmantes  (2014), por citar algunos de los que presentan  mejor factura, en mi humilde opinión.
 Como también es de destacar la clarificadora introducción de los coordinadores, José  Álvarez Junco y Adrian Schubert, que no sólo realizan una  actual y significativa síntesis de la evolución  histórica de  España desde 1808 hasta hoy, sino que desarrollan además un breve pero sustancioso análisis de la evolución de la historiografía sobre nuestra historia contemporánea.
    Es cierto que esta Nueva Historia de España contemporánea    no es una obra  original sino que se basa  en la  Spanish  History Since 1808, publicada ya en 2000 por Oxford University Press que fue reeditada por Bloomsbury  en 2016. Pero ésta nueva  versión está   ampliada y adaptada al actual contexto histórico español muy diferente del que existía en el momento de su versión original, sino a la coyuntura histórica  crítica por la que pasa hoy España. Lo que unido a su estructura no convencional la convierte  no sólo en una historia   diferente, sino plenamente actualizada.