miércoles, 7 de marzo de 2018


PRESENTACIÒN DE LA CONFERENCIA DE JUAN SISINIO PÉREZ  GARZÓN EN TRIBUNA CIUDADAN SOBRE LAS CORTES DE CÁDIZ
  JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

      Voy a tratar de ser muy breve en esta presentación para dar el mayor tiempo posible al conferenciante que es realmente a quien hemos venido a escuchar  aquí.
            Quiero comenzar  expresando un doble agradecimiento a Tribuna Ciudadana. Por la confianza que ha depositado en mi para la presentación de Juan Sisinio Pérex Garzón. Pero, además,  quiero también dejar constancia de mi agradecimiento y apoyo a Tribuna por la importante y bien planteada  labor  que viene realizando cada año en orden de la difusión de la cultura en Oviedo y en toda Asturias
            Con muy buen criterio, Tribuna ha querido sumarse con este acto a la conmemoración del bicentenario de la Constitución del 12 que es, sin duda, uno de los momentos seminales  de nuestra historia contemporánea. Y ha tratado de hacerlo huyendo del presentismo y la manipulación política y hasta del folclorismo en que habitualmente se incurre en esta clase de conmemoraciones como hemos estado constatando  y padeciendo en este caso desde que comenzaron los fastos conmemorativos a  principios de año. La impresión que uno tiene  ante tales actos es que lo que menos importa es la difusión del significado y la explicación histórica del   hecho que se conmemora y lo demás la rentabilidad en votos y en imagen de aquellos que  pronuncian discursos y escriben artículos en los medios sobre el mismo.
            El objetivo que se planteó Tribuna era,  pues, el contrario. Conmemorar el bicentenario del texto constitucional  tratando de comprender cuál fue el complejo proceso revolucionario que un lapso de tiempo tan breve,  de 1808 a 1814, transformó la monarquía absoluta hispánica en una nación de ciudadanos, vinculando la idea de España con la noción de libertad. Proceso en el que participaron tanto las élites como las clases populares  Y todo ello  en medio de una guerra internacional desencadenada por la invasión napoleónica. Era necesario para  tratar de tener esa visión integral histórica ir más s allá del análisis jurídico- político  del texto constitucional gaditano y dar explicación de todos los factores que estuvieron implicados en ese proceso revolucionario y de las contradicciones y alternativas que hubo en todo él y que terminaron, en la posterior consolidación del liberalismo español a partir de 1833, dando al traste con la nación de ciudadanos esbozada en Cádiz que fue sustituida finalmente por la  nación de  propietarios que trajo el liberalismo doctrinario, pasando a ser aquel nacionalismo democrático y radical de los doceañistas gaditanos, el  ideal y programa de los demócratas y republicanos españoles.         
Hemos creído que quien  mejor podía darnos esa visión integral histórica del origen y significado de la Constitución del 12 y el nacimiento de la nación liberal en España, es  nuestro conferenciante Juan Sisinio Pérez Garzón, pues  es   uno de los mejores conocedores e investigadores del origen del nacionalismo español y de todo lo relacionado con nuestro nacionalismo historiográfico decimonónico como demuestra su excelente  libro de 2007: Las Cortes de Cádiz. El nacimiento de la nación liberal y así lo testimonian también sus numerosas y cualificadas publicaciones sobre este tema con el ya que se inició desde su tesis doctoral que es todo un clásico de nuestra historiografía sobre el siglo XIX: “Milicia Nacional y revolución burguesa”(1978). Tema que ha sido con el del  análisis teórico del concepto de la revolución burguesa en España y el del nacionalismo historiográfico español los  tres grandes centros de interés de su obra investigadora. Además, del más reciente sobre la historia del Feminismo, al que ha dedicado recientemente un excelente libro, publicado en ediciones de La Catarata.     
            Por lo demás el currículo académico e investigador de Pérez Garzón es abrumador. Formado como profesor en las Facultades de Geografía e Historia y de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, es desde hace más de una década Catedrático de Historia de Contemporánea de la de Castilla- La Mancha y cuenta en su haber con 8 libros; 34 capítulos de libros;23 artículos en revistas especializadas; 5 prólogos; ha participado en 9 proyectos de investigación y ha dirigido 22 tesis doctorales y proyectos de investigación, amén de haber impartido innumerables conferencias y participado en numerosos simposios y congresos. No es, desde luego, pequeño bagaje y la evidente demostración de que estamos en las mejores manos para el desempeño de este tema. Cedo la palabra al conferenciante.





           

        PUNTUALIZACIONES SOBRE LOS ASESINATOS  DE GUMERSINDO GÓMEZ  ANTÓN Y SU ESPOSA OLVIDO DÍAZ FERNÁNDEZ 

            En un articulo  publicado en ese periódico el 27/11/2009, con el título “Rojo fuera, cura por dentro” que trata de  la persecución de los canónigos  de la Catedral de Oviedo por los revolucionarios de Octubre del 34, se alude a nuestro abuelo Gumersindo Gómez Antón (el apellido que se menciona es el de González, pero lo identifica como el dueño de la  funeraria de la calle San Antonio, 13, de la que sí era propietario nuestro abuelo) como responsable de la denuncia a los revolucionarios del lugar donde se escondían los canónigos don Juan Puertes y don Aurelio Gago que fueron detenidos y  fusilados  horas después  en  San Lázaro.
Según el mencionado artículo, el posterior  asesinato de nuestros abuelos y de sus hijos (¿?) ocurrido en marzo de 1937, según consta en el certificado de defunción correspondiente (no en 1936, como se dice en el artículo) fue consecuencia de un  “paseo” llevado a cabo por un grupo de falangistas ovetenses  como represalia o venganza  por la mencionada denuncia.
            Después de pasar cierto tiempo recabando datos e información sobre los  “hechos” que el artículo da como ciertos, queremos que quede constancia en las páginas de su periódico, como rectificación de su contenido, las siguientes precisiones:
 1ª)  No sólo no hay ninguna evidencia judicial objetiva de la mencionada delación , sino que, al contrario, la justicia de los vencedores de la guerra civil, después del asesinato de nuestros abuelos, les aplicó la Ley de Responsabilidades Políticas (según consta en el correspondiente expediente que se halla depositado en el Archivo Histórico de Asturias) con tres acusaciones que  nada tienen que ver con la mencionada delación: a) “ (Gumersindo Gómez Antón)  es- según el expediente judicial-  militante en el partido socialista”. b) “(…) durante la revolución de Octubre, se dedicaba a pasar armas  para los rojos aprovechando a este fin el coche estufa de la conducción de cadáveres (…)”. c) “(…) y en el actual Movimiento Nacional, se dedicaba a propalar bulos y hacer manifestaciones en contra de la Causa liberadora (…)” (Juzgado Instructor de responsabilidades políticas de Oviedo. Signatura 29.110/27)
2º) No hay, en la instrucción del expediente,  ninguna acusación relativa a la delación  por  parte de la Iglesia asturiana ni  ésta se persona como acusadora en la causa. Y no nos  consta que nuestro  abuelo estuviese afiliado al Partido socialista o alguna de sus organizaciones (sí lo hemos constatado para nuestro padre  y dos de los hermanos) y todos los intentos de  averiguar  por nuestra parte la afiliación de nuestro abuelo a ese partido han sido infructuosos. Respecto a la acusación de pasar a los revolucionarios armas en el coche fúnebre, según afirma uno de los testigos de la causa, es preciso tener en cuenta que fueron los propios revolucionarios los que utilizaron el vehículo fúnebre para tales menesteres, y hay pruebas documentales de que en esos días se produjo la incautación por los revolucionarios de todos los vehículos motorizados.
3º) El  asesinato no fue obra de un grupo incontrolado de  falangistas, sino que la orden y la ejecución  material partieron de  la Falange de Oviedo, como consta de manera expresa  en el expediente judicial. En un escrito de 20 de enero de 1938 de la Jefatura Provincial de Asturias de la Falange dirigido al juez instructor se dice: “Que el citado individuo en unión de su esposa han  sido fusilados en cumplimiento de sentencia dictada por nuestros tribunales” Esto es, por  los “tribunales” de la Falange.
4º) Todos los vehículos de la funeraria, mecánicos y de tracción animal, así como   ataúdes y demás enseres funerarios fueron incautados como garantía para la posible sanción económica derivada de la causa. También se les retuvo  el dinero que nuestros abuelos tenían en las cuentas de varios bancos ovetenses.. Ninguno de  eso bienes incautados  ni el dinero en metálico fueron  devueltos a la familia cuando la causa contra ellos fue sobreseída, según consta  en el Boletín Oficial de la Provincia del 10 de enero de 1950 y sólo se les resarció con un pequeña cantidad en metálico en nada equiparable con el valor de los bienes muebles de la funeraria incautados  y el dinero  metálico retenido.
5º) En el citado artículo se  señala que, con nuestros abuelos, fueron asesinados también en el Campo de San Francisco sus hijos. No fue así. Junto a ellos lo fue también  un miembro de la familia que se encontraba circunstancialmente en la casa cuando se produjo el salvaje  “paseo”. Nuestro padre y sus otros hermanos pudieron salvarse porque  se corrió la voz de una posible represalia  y nuestros  abuelos mandaron a sus hijos pernoctar  fuera de casa aquella aciaga noche. Nuestro propio padre, según su testimonio personal, llegó, incluso, a ver, escondido, el fusilamiento de sus progenitores.  Tampoco se encontraron sus cadáveres, como se dice en el artículo, en el Campo San Francisco, sino que, como consta en el expediente judicial, fueron hallados a la salida de Oviedo, en la carretera de Gijón. Sus cuerpos, lo más probable, es que fueran enterrados sin identificar  en una fosa común  en el cementerio de San Pedro de los Arcos  y  quién sabe si no serían algunos de los mil y pico cadáveres que se trasladaron posteriormente por orden gubernativa al  Valle de los Caídos. 
6º) Como es obvio, aquellos  trágicos acontecimientos  han sido un pesado fardo que ha arrastrado  nuestra familia  toda su vida y han condicionado la existencia de nuestro padre y la de sus otros hermanos que sobrevivieron a la guerra civil Bastante sufrimiento y dolor tuvieron que pasar con su recuerdo (como fue el caso  de  nuestro padre que siguió viviendo en Oviedo y tuvo que ver casi a diario a aquellos que habían quitado la vida a sus progenitores) para que, ahora, setenta años después, se vuelva a escribir  sobre   aquellos  hechos  sin el rigor que exige su tratamiento y se trate de condenar  por segunda vez a nuestros abuelos   sin concederles ninguna posibilidad de defensa.           
( Publicado en páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)