miércoles, 17 de junio de 2020

Entrevista a David Ruiz, historiador por Ramón García Piñero

https://revistanuestrahistoria.com/nh9/









LA EDUCACIÓN TRAS  LA PANDEMIA
                              JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Como tantos otros aspectos de  nuestra vida social, es fácil pensar que el tremendo impacto que la pandemia del coronavirus está causando en todos los órdenes de nuestra vida, puede  afectar también de manera sustancial a los sistemas educativos. La necesidad del desarrollo de  la enseñanza digital que la fuerza de los acontecimientos epidémicos ha impuesto en los tiempos del confinamiento, ¿va a suponer que ese modo de educación ha venido para quedarse definitivamente sustituyendo en gran medida  a la tradicional enseñanza presencial?. ¿Ocurrirá  con esa modalidad de enseñanza lo que sí parece que va a ocurrir con el teletrabajo, esto es, que alcance un sustancial desarrollo y ello suponga  una subordinación de la enseñanza presencial?
  Las limitaciones en esta coyuntura pasada de  esa modalidad de enseñanza a distancia han sido evidentes. En gran medida por la brecha digital que existe en nuestro país que supone  diferentes posibilidades de acceso a los elementos técnicos de esa modalidad de enseñanza y por la diferente preparación familiar para el correspondiente apoyo a los escolares  que implica la misma. De modo que una de las funciones inexcusables de la enseñanza en  las  sociedades democráticas como es la de paliar las diferencias sociales de origen de los educandos no sólo no se ha cumplido en la etapa de confinamiento, sino que incluso, casi podríamos decir, que ha aumentado. Del mismo modo que la función de socialización que debe  estar implícito entre las funciones a conseguir por todo sistema educativo desaparece en esa modalidad exclusiva de educación.
 Renunciar o reducir al mínimo  la educación presencial concediéndole a prioridad dominante a la enseñanza a distancia a través de los medios telemáticos  sería, sin duda, abandonar algunas de las funciones esenciales de la escuela. La presencia física, el contacto directo con el maestro, con el profesor, es  fundamental. Todos los que hemos ejercido esa honrosa profesión lo sabemos: el alumno no sólo aprende en la escuela contenidos disciplinares, sino valores y actitudes que, sin duda, se desarrollan con el contacto directo con el que le educa si éste es consciente de que la escuela no sólo debe transmitir conocimientos, esto es, instruir, sino, y creo que sobre todo, educar. Y esa función, además de la de socialización que conlleva y a la que nos referíamos más arriba, sólo puede desarrollarse con la educación  presencial       
  Lo que no es óbice  para que la escuela se dedique a instruir y desarrollar  los conocimientos y las prácticas en las nuevas tecnologías que son instrumentos básicos e imprescindibles ya en la sociedad digital en la  que los alumnos van a vivir. Del mismo modo que es necesario que el profesor las utilice, como ya se viene haciendo,  en las aulas como elementos  de gran eficacia didáctica.