martes, 30 de noviembre de 2021


 

     ALMUDENA GRANDES: MEMORIA CON HISTORIA

                                 JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 Almudena Grandes no nos dejado este 27 de noviembre, porque siempre estará con nosotros a través de sus dieciséis libros y con el testimonio de una vida  y una obra comprometida con la defensa de los más débiles y los vencidos y olvidados de aquella la guerra civil que nutrieron nuestro  exilio y crearon las dos Españas, la de dentro sufrida en el marco de una férrea dictadura, y la del exilio soportada por  los españoles  que tuvieron que sobrevivir en otras tierras  lejos  de la España que los vio nacer, pero con el recuerdo y el corazón puestos en ella.

 El corazón de su obra novelística estuvo puesto, sobre todo, en las seis novelas que planificó con el título de los Episodios de una guerra interminable y tras las huellas de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós para que no se olvidase a los perdedores de aquella guerra y siguiésemos su historia  y sus avatares en el exilio y en las penalidades que tuvieron que sufrir los que siguieron viviendo aquí bajo las amenazas y represión del franquismo.

 Almudena fue la creadora de una original versión de la novela histórica aplicada a nuestro dramático acontecer histórico en el siglo XX. Como historiadora que era además de novelista  fue capaz de crear un equilibrio armónico entre la ficción de sus personajes y sus tramas novelísticas, dejando como evidente que sus argumentos como sus personajes podían no sólo ser verosímiles de por sí, sino también estar contextualizados en el marco del rigor histórico más depurado. 

Por eso su reivindicación de los vencidos aunó perfectamente  esa dualidad aparente contradictoria entre memoria e historia que fue- y lo sigue siendo ciertamente- objeto de aquella dura polémica de hace unos años entre ciertos  historiadores que calificaban la memoria histórica como un engendro contradictorio  y  otros  que reivindicaban- y lo siguen haciendo hoy en cierta medida con motivo del controvertido proyecto de  ley de la memoria histórica- la necesidad de recuperar en el marco de un conocimiento histórico más depurado  la memoria  de los perdedores de la guerra civil que la dura represión franquista cubrió de olvido y tergiversación durante cuarenta años de dictadura.

 Sin duda, como decíamos más arriba, para sus lectores Almudena no ha muerto, porque siempre estará con nosotros en sus libros. Pero también en el ejemplo de  la coherencia de su  pensamiento y comportamiento en un país en el que tales valores son difíciles de encontrar, más bien brillan por su ausencia. Pero sin duda la echaremos mucho de menos en sus intervenciones en la radio o en su habitual tribuna periodística (en la que, por cierto, tomó el relevo de otro novelista e intelectual coherente y lúcido como Vázquez Montalbán que sigue viviendo, como lo hará ella, en nuestro recuerdo) que nos servía de clarificación y orientación en estos tiempos de zozobra, mentiras públicas y ausencia de valores éticos, que nos ha tocado vivir. ¡Gracias, Almudena!.

 (Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo) 

 

 

 

jueves, 25 de noviembre de 2021


 







 

 

           PASIONARIA Y LA HISTORIA DEL PCE 

                             JULIO ANTONIO VAQUERO  IGLESIAS

Este mes de noviembre se cumplen los cien años de la fundación del Partido Comunista de España. Y el historiador  y periodista Mario Amorós, autor de algunas excelentes biografías como las  de Allende y Neruda,  ha querido hacer coincidir esta conmemoración con la presentación de una nueva biografía sobre  Dolores Ibárruri que lleva el significativo título de No pasarán. Ha pretendido que sea la más completa de las varias que se han publicado ya de la política y líder comunista española, utilizando para ello fuentes inéditas de gran importancia como el archivo personal de la dirigente comunista y las memorias inéditas de su hija Amaya.

 Y sí nos parece  cierto que ésta es, por lo menos hasta ahora, la biografía más completa de la que fue una de las principales líderes del comunismo español y personaje de resonancia universal. No sólo por la utilización de  esas fuentes inéditas citadas, sino porque el autor ha realizado una biografía de contexto que es, sin duda, una excelente aproximación a la   historia del PCE hasta la muerte de su biografiada. Lo que no es, desde luego, extraño dado que la vida de Pasionaria es en cierta medida la expresión y el reflejo de la historia de nuestro partido comunista.

  Dolores Ibárruri, nacida en una humilde familia  de mineros de Vizcaya, de ideología carlista y por tanto de arraigada fe católica tradicional, fue una devota  practicante y buena estudiante cuya vocación frustrada por falta de recursos era la de ser maestra de escuela. Su matrimonio con Julián Ruiz, también minero y socialista, cambio diametralmente el rumbo de su vida, convirtiéndola en una auténtica líder del obrerismo vasco.

Militó primero como su marido en el PSOE y la UGT hasta que  la escisión producida por la revolución soviética en el movimiento obrero  los llevó a ingresar  primero del Partido Comunista Español y posteriormente en el Partido Comunista de España que era la sección española de la Tercera Internacional cuando aquél  se fundó en 1921.  

    Dolores Ibárruri demostró desde el primer momento, en un ambiente de pobreza, de  ímprobo trabajo explotador y tragedias familiares, unas cualidades sobresalientes como militante obrera con su participación en la prensa obrera y su extraordinaria oratoria en las actividades públicas. Precisamente, fue esa actividad periodística de la que surgió el seudónimo de Pasionaria con que después se la conocería en todo el mundo. Lo utilizó para firmar el primero de sus artículos en 1918  en el periódico socialista El Minero Vizcaíno quizás porque era Semana de Pasión y para pasar desapercibida y no herir los sentimientos de su familia católica tradicionalista, dado que su contenido era una dura crítica a la Iglesia católica por su alianza con los poderosos.

Dadas tales cualidades políticas, su ascenso en el PCE fue meteórico y en 1931 se trasladó a Madrid para ocupar un puesto de responsabilidad  dentro del partido desde el que realizó una encomiable labor en la reparación  de la represión contra los mineros asturianos participantes en la Revolución de Octubre, sobre todo, en la evacuación de centenares de niños asturianos afectados por la represión de sus padres. Lo que le valió en gran medida ser elegida diputada por Asturias en las Cortes de la República.

Cuando en julio de 1936 se produjo la sublevación militar  contra la República, Pasionaria  se convirtió en la voz y el  rostro público de la defensa de  la República frente a los militares golpistas. Su alocución en Unión Radio contra los sublevados al grito de  “No pasarán”  convirtió esta consigna en el símbolo de la resistencia republicana contra el levantamiento militar.

  La etapa de su exilo en la Unión soviética fue la de su dirección en la reorganización del PCE y en su  combate contra el fascismo que avanzaba en Europa y, a nivel personal, la de la pérdida de su hijo Rubén, militar en el Ejército Rojo.. Con sus casi 82 años, tras la recuperación de la democracia, volvió a España y fue de nuevo elegida diputada por Asturias en las Cortes Constituyentes.

 Amorós insiste a lo largo de todo su libro en la condición de feminista de Pasionaria  durante  toda su vida más con obras que con palabras, aunque no aceptara nunca el feminismo burgués de su época.

   Sin duda, una excelente biografía de Pasionaria  e indirectamente un retrato  a grandes rasgos de la historia del PCE.

 ( Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)

miércoles, 17 de noviembre de 2021

  

 

 

ARNALDO Y  LA ÉTICA POLÍTICA DE MAQUIAVELO

          Julio Antonio Vaquero iglesias



                              Casado defendiendo la honesti-

                               dad de Arnaldo


   

 La votación favorable, con excepciones, de los diputados de la coalición gobernante al señor  Arnaldo, candidato del Partido Popular y de dudosa trayectoria de honestidad política y personal, para ser elegido miembro del Tribunal Constitucional, es decir, el Alto Tribunal que debe discernir sobre la legalidad o no de las leyes y medidas gubernamentales, plantea un problema de fondo de  nuestra  vida política.

Se ha hablado de votarlo con la pinza tapando la nariz para evitar el olor nauseabundo que emana  de tal elección o incluso, yendo más allá, no sólo de hacerlo tragando sapos e, incluso, como ha mencionado el siempre expresivo diputado Rufián, un cocodrilo de enormes dimensiones.

Pero la cuestión va más allá de esa elección concreta. En primer lugar, cómo es posible que el señor Casado pueda  proponerlo para tan alta función con toda la mochila que el buen señor lleva a sus espaldas Ahora ha salido a luz la (presunta) relación entre el líder del partido de la derecha y la influencia del señor catedrático para que aquél aprobase de un tacada decenas de asignaturas que le permitieron obtener su título  de Derecho, que hasta entonces parece ser que  el señor Casado era incapaz de aprobar. Esa ya es de por si una propuesta  que desprende un olor nauseabundo a corrupción que inunda el ambiente y que da la medida justa de cómo entienden algunos  la política.

  Pero, sobre todo, anonada casi más la postura del partido gobernante  que para obtener un bien mayor establece que  sus diputados lo voten.  Es plantearse el problema desde la óptica ética del maquiavelismo político que es de difícil aceptación por partidos que se dicen de izquierdas. ¿Es posible  alcanzar un bien cometiendo un mal? Para Maquiavelo que defendía que la ética política era diferente de la ética personal así era. Pero que tal planteamiento lo acepten políticos que provienen de la izquierda es difícil de aceptar. 

     No es extraño que algunos diputados de la coalición gobernante se hayan negado a pasar por esa disciplina de voto y se hayan decidido a no ejercer ese voto tan corrompido. La actitud de la izquierda gobernante es sin duda una actitud tan corrupta  como la propuesta de la derecha de un señor de dudosa honorabilidad para un tribunal con una misión de tan importante papel en una democracia. No sólo por  tal decisión concreta  de la izquierda gobernante, sino por la implicación negativa que tal actitud supone para los ciudadanos y la democracia.

  Como la mujer del Cesar que no sólo debe ser honorable en sus actos, sino también parecerlo, la democracia debe ser un sistema que cumpla todos los requisitos de honorabilidad y decencia para los ciudadanos. No hacerlo significa sin duda su pérdida de confianza  en ella. Y ese sí que es un mal mayor que el bien menor que se pueda obtener dándole el voto a un personaje como el tal Arnaldo.  Desde luego, la ética política de Maquiavelo no debe ser la base de la práctica política de una izquierda democrática. 

(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España) 

jueves, 11 de noviembre de 2021


 






        LA DICTADURA DE DANIEL ORTEGA EN                       NICARAGUA

                         JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 Algunos consideran que es peor- o por lo menos más contradictoria- una dictadura de izquierdas que una de derechas. Entre otras razones porque la de derechas está dentro del orden de lo que es consecuente con su virtualidad: los poderosos protegen sus intereses de clase con un poder sin ley ni democracia. La dictadura de izquierdas  en cambio hace lo contrario de lo que predica (al menos teórica o ideológicamente): alcanzar (dejando al margen la tan cacareada dictadura del proletariado)  la igualdad  de todos los ciudadanos velando (o eso al menos eso mantiene), sobre todo, por los más pobres y débiles. Pero si para ello, como es el  caso, tiene que eliminar su libertad  tal dictadura entra en contradicción con sus declarados e ideológicos objetivos.

 Esta reflexión introductoria viene a cuento con motivo de la dictadura que Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo mantienen en Nicaragua. Ese país (el más pobre de América Latina después de Haití) que , como  también fue el caso de Cuba, tanto apoyo  y esperanza suscitaron entre las izquierdas occidentales en su lucha contra  el dictador Somoza.  Daniel Ortega fue  uno de los ocho comandantes que lideraron el  enfrentamiento en el marco  del FSLN contra el somocismo y el  que ahora le ha sustituido como dictador con ínfulas, incluso, de superarlo.

Tras perder las elecciones  con Violeta Chamorro, Ortega optó por el juego sucio electoral ocupando el poder durante  cuatro periodos consecutivos convirtiendo Nicaragua en una dictadura que en nada desmerecía los métodos violentos utilizados por  la dictadura de Somoza como demostró con la represión que empleó para poner fin al alzamiento popular de 2018 que supuso varios cientos de nicaragüenses asesinados, ciento veinte mil exiliados, doscientos detenidos y la constitución de un Gobierno con ínfulas de paritario y el nombramiento de  su mujer como copresidenta de Nicaragua consolidándose en el poder desde 2007.

 Las elecciones celebradas este pasado domingo no pasarían ningún filtro de validez democrática. Ha encarcelado en la cárcel de Chipote a todos los políticos que podrían hacerle sombra en las elecciones. Allí están encerrados entre ciento treinta y ciento cincuenta políticos opositores, entre ellos cuatro candidatos presidenciales y otros muchos ante el régimen de terror establecido por su dictadura  han tenido que exiliarse al correr peligro sus vidas de continuar en el país, entre ellos el escritor  Sergio Ramírez. Para el control electoral  Ortega y su mujer han utilizado una granja de troles, de tal manera que en internet sólo predominan los mensajes de propaganda que benefician a su dictadura. Se habla de novecientas treinta siete cuentas falsas que sólo cuentan las alabanzas de su gobierno y que están operando desde 2018.Canales de propaganda que parece ser  fueron puestos en marcha por la dictadora consorte Rosario Murillo.

 En tal ambiente de represión de la oposición las elecciones celebradas el pasado domingo han dado un triunfo electoral falsificado al régimen de Ortega, que estará en el poder durante el siguiente quinquenio. Los resultados de las elecciones han dado alrededor del  70 % de los votos para el régimen dictatorial y se han llevado a cabo, como cabía de esperar con una baja participación de la población: el 18´5% de votantes. Y la validez de tal escrutinio sólo ha sido aceptada por Rusia, Venezuela, Cuba y Bolivia. El resto de países latinoamericanos, la Unión Europea, Estados Unidos y otros estados occidentales  han negado la validez a un escrutinio manipulado, sin condiciones objetivas de limpieza e imparcialidad.

 El régimen de Ortega en Nicaragua parece ser que ni siquiera tiene el apoyo del gran capital como lo tuvo al principio y lo más paradójico es que un sector de la Iglesia nicaragüense, que tanto apoyó la lucha contra Somoza, se ha opuesto también a ella. Pero el  obispo auxiliar de Managua monseñor Silvio José Báez que ha sido el líder de esa oposición fue desautorizado por el Papa Francisco y llamado a Roma, donde reside en la actualidad.

 Desgraciadamente, otra dictadura más latinoamericana (aunque ésta se presente con un oscuro futuro) que se suma a la incontable serie de ellas que ha padecido la región a lo largo de su historia. Tantas que hasta han dado origen a un subgénero específico de su literatura: la literatura de los dictadores que prácticamente comenzó con aquella magnífica novela de Miguel Ángel Asturias que fue decisiva para que alcanzara el Premio Nobel de Literatura: El señor Presidente.   

(Publicado en las páginas de Opinión de La Nueva España, de Oviedo)