lunes, 12 de octubre de 2020

  

 

 

 





 

                  JOSEPH PÉREZ  EN TRIBUNA CIUDADANA

 

                                                     JULIO ANTONIO VAQUERO  IGLESIAS

 

 

En  junio de 2004, diez años antes de que recibiese el Premio Príncipe de As3turias de Ciencias Sociales,  tuve el honor de presentar en Tribuna Ciudadana al  historiador e hispanista Josep Pérez recientemente fallecido que pronunció  una excelente conferencia sobre “La leyenda negra antiespañola” con motivo de la reciente publicación de un libro suyo sobre ese tema. El público llenaba la sala dela aula de La Nueva España y tras su intervención se produjo un animado e interesante coloquio. La presencia de Joseph Pérez en Tribuna Ciudadana había sido el resultado de una gestión de Juan Benito Argüelles, de quien el hispanista francés era un viejo  conocido. Sin duda, aquel acto cultural, como resalté en el preámbulo de  mi intervención, era una prueba más de la importancia de Tribuna como una institución decisiva en la vida cultural de la región, de modo que  cuando se haga el análisis de la vida cultural de Asturias  de este período la referencia a Tribuna será, sin duda, uno de los capítulos imprescindibles. Sólo basta asomarse a su cuarto de siglo de historia y a las mil conferencias que la institución .conmemora este año como prueba de elloo.           Mi intervención en aquella ocasión me parece que puede resumir hoy perfectamente los méritos que acreditan sobradamente el premio concedido a  Joseph Pérez y el significado de una obra que, como demuestra su último libro sobre Cisneros, todavía sigue abierta. Entresaco algunos de los párrafos más significativos de aquella presentación.                               

            Si hubiese que reducir a un solo factor el fundamento que explica la forma de hacer historia y los temas que ha tratado la historiografía de Joseph Pérez, pero también su visión de la historia de España y hasta su propio perfil profesional de historiador creo que habría que referirse no sólo a su condición de hispanista sino concretamente a su condición de hispanista  francés.

            Don  Joseph Pérez es miembro destacado de ese hispanismo científico y académico que se inició a finales del siglo XIX en Francia y que tuvo uno de sus focos más importantes en la Universidad de Burdeos y que creó algunas de las instituciones más importantes del hispanismo francés entre finales del siglo XIX y el primer tercio del tercio del siglo XX como el Boletín Hispánico, la Escuela de Altos Estudios Hispánicos y, sobre todo, el que ha sido y sigue siendo el buque insignia de ese hispanismo en España la Casa de Velázquez en Madrid. En todas ella ha tenido don Joseph una participación destacada. Como catedrático  de la Universidad de Burdeos se ha dedicado durante cuarenta años a formar hispanistas y profesores de español. Y ha sido , además, director de la Casa de Velázquez y fundador de la Casa de los Países Ibéricos, otra más reciente institución hispanista.

            Una de las características de ese hispanismo francés es tratar la historia o la cultura española desde una perspectiva amplia en relación con Europa y con el resto del mundo. Ese tratamiento de la Historia de España (que tan bien supieron hacer  dos grandes hispanistas franceses que Joseph Pérez considera como sus maestros, Pierre Vilar y Marcel Bataillon) ha sido una de las constantes de la historiografía de nuestro hispanista. Sus temas de investigación, dentro del campo de su  especialización que es el modernismo los ha ido seleccionando coherentemente con algunos de los aspectos fundamentales para explicar la evolución histórica de España en relación con Europa: el movimiento comunero, el significado del imperialismo de Carlos I y de Felipe II, la Inquisición, la crisis del siglo XVII. Y otros temas recurrentes del hispanismo francés como el problema del independentismo de las colonias españolas.

            Esa perspectiva amplia y comparatista puede apreciarse además en su historiografía en otros aspectos  como ocurre con sus análisis biográficos de los grandes personajes históricos como Isabel I, Carlos V o Felipe II, biografías que rebasan siempre la mirada historiográfica singular y son verdaderos cuadros históricos de sus correspondientes épocas, o la amplitud de su mirada también puede apreciarse, como ya hemos dicho, en su excelente capacidad para la práctica de la síntesis histórica como demuestras sus manuales de Historia de España, que se han convertido en verdaderos best seller en España y Francia.

            Su visión de la Historia de España se inscribe dentro de ese conjunto interpretativo de nuestra historia que ha surgido con la etapa democrática y nuestra incorporación a Europa, interpretación que defiende la normalidad histórica de España y no su excepcionalidad. La Historia de España no es diferente a la historia de las otras naciones europeas, aunque tenga, claro está, sus propios rasgos específicos.

            Aun corriendo el riesgo de la distorsión y deformación por su falta de matices y por su esquematismo, un resumen de las interpretaciones que Joseph Pérez ha dado de algunas cuestiones fundamentales de nuestra historia, podría ser el siguiente:

1º. Desde finales de la Edad Media con el triunfo de la Reconquista, España se incorpora definitivamente a al evolución europea, sin que, al contrario de las tesis esencialistas de Américo Castro, esos siglos hayan determinado una especial idiosincrasia del pueblo español.

2º. El fracaso del movimiento político de los comuneros de Castilla, movimiento que aspiraba a la limitación del poder real, dejó paso, con la dinastía de los Habsburgo, al imperialismo de Carlos V y Felipe II. La justificación de esa fórmula imperial se basó en la defensa de la  Religión católica, pero la mayoría del pueblo español no era más creyente que los de las otras naciones ni apoyó masivamente la política imperial de los Austrias. La peculiaridad  de la Inquisición y de su represión no está en una especial intransigencia y crueldad que la diferencia de otros Tribunales inquisitoriales y  represiones religiosas europea, sino en constituir un verdadero aparato estatal con gran poder  burocrático, policial y judicial. Con una organización centralizada que permitia el control de todo el Estado

3º. La crisis del XVII  supuso el final del Imperio europeo español y con  ello surge una trayectoria divergente de la Historia de España con la de  Europa que constituye una de sus peculiaridades .La crisis económica del XVII la interpreta Joseph Pérez de una manera muy matizada. La recuperación económica se produce ya en los últimos decenios de la centuria y el Reformismo borbónico no hace sino continuar esa tendencia

4º. Las limitaciones de nuestra Ilustración y del Reformismo borbónico sons para nuestro historiador otra de nuestras peculiaridades históricas. Aunque no se  puede considerar a a las reformas borbónica responsables del independentismo de nuestras colonias americanas.Los factores fundamentales fueron las circunstancias de la Guerra de la Independencia y la revolución política de Cádiz….

     Desde luego, con este, aunque resumido, gran bagaje historiográfico a sus espaldas nos parece que Joseph Pérez bien se merece el premio que ha recibido, del mismo modo que Tribuna Ciudadana nuestro reconocimiento

viernes, 9 de octubre de 2020

 

 


 

     



    OTRA PROBABLE VÍCTIMA DE LA PANDEMIA

                                          Julio Antonio Vaquero Iglesias

No, no me refiero a las verdaderas víctimas del covid-19, esos miles de familiares, amigos, conocidos, compatriotas que fallecieron a causa del virus en unos hospitales colapsados sin los instrumentos sanitarios adecuados para atenderlos o en las residencias de nuestros mayores sin medios y sin capacidad de enviar a sus internos enfermos a los hospitales adecuados para prestarles la atención sanitaria debida. Ni  a  las que se añadirán muchos miles más durante esta segunda oleada del virus que nos atenaza.

  Las víctimas a las que me refiero es en conjunto la clase política de este país que ante la crítica situación sanitaria que vivimos demuestran su incapacidad para dejar a un lado sus pedestres objetivos políticos y atender de verdad a los problemas sanitarios derivados del nuevo ataque del virus. Ya sé, ya sé, que no son todos los miembros de esa clase y que todavía pueden salvarse algunos de ellos tanto de la izquierda como de la derecha que están intentando con  escaso éxito hacerle frente a  la endiablada situación en que nos está poniendo el segundo ataque del virus.

 Pero en conjunto nuestros políticos están actuando atendiendo sobre todo a sus intereses corporativos y en segundo lugar y de modo secundario a la endiablada situación sanitaria en que se encuentra nuestro país. ¿Vale más un voto que una vida? Esa sería la pregunta que deberían responderse la mayor parte de nuestros dirigentes políticos de manera reflexiva y consciente y dado lo que los ciudadanos estamos viendo perplejos es que la mayor parte de ellos parece que ya  la han respondido a favor del interés político  más que al sanitario de procurar dejar a parte los intereses partidarios y tratar por todos los medios de llegar a acuerdos y  aparcar  los enfrentamientos y la lucha partidaria para buscar la unión y tratar de llegar a una acción común que ayude a salir de esta trágica situación con la menor pérdida de vidas humanas.

 Los ciudadanos asistimos perplejos y avergonzados a la batalla política que se está desarrollando en la comunidad de Madrid por el control de las medidas contra la pandemia. Y es necesario que, por todos medios posibles, hacerle llegar a la derecha que tiene el poder político en esa comunidad que no sólo una vida humana vale más que tratar de mantener viva cualquier actividad económica, sino también que no es posible la vida económica sin el respeto y el cuidado por la vida humana. Al contrario de lo que refleja el pensamiento “tan elaborado” que ha expuesto en algunas de sus declaraciones la presidenta de aquella comunidad que se está constituyendo con su actuación en un modelo en negativo de lo que debe de ser un político. Y a la izquierda hay que recordarle que no es el momento de aprovechar la situación de crisis para tratar de llevar a cabo algunos de sus  ideales políticos poniéndolos por delante de la atención prioritaria que hay que dedicarle en este momento a la lucha sin cuartel contra la pandemia.

  De seguir con este espectáculo denigrante que está dando la mayor parte de nuestra clase política otra de las víctimas de la pandemia,  por si no fueran pocas y graves las negativas secuelas  que está causando, va a ser desgraciadamente  la propia clase política y con ella la vida política futura, dado el bochornoso espectáculo que  está protagonizado en esta dramática situación por la que estamos pasando. Desde luego, va ser difícil que recobren en los tiempos duros de pospandemia que nos esperan un mínimo de credibilidad ante la ciudadanía y con ello dejen el campo abonado para otras opciones políticas no democráticas. 

(Este artículo se ha publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)