viernes, 29 de septiembre de 2017

ROOSELVET FRENTE A FRANCO

                                  ROOSELVET  FRENTE A FRANCO
                                                               JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS









Las relaciones entre Estados Unidos y España
Durante la guerra civil y el primer franquismo
Misael Arturo López Zapico
Editorial Trea, Gijón, 2008
            En los últimos  años se han ido publicando un  conjunto de notables  estudios sobre las relaciones exteriores del franquismo durante la guerra civil y el denominado primer franquismo ( Moradiellos,. Viñas, Xavier Moreno Juliá, Rosa Pardo, Stanley  G. Payne…) que han dejado obsoleta  la tradicional y nominalista polémica historiográfica sobre si el franquismo tuvo o no una verdadera política exterior. Concretamente, el pasado año ha aparecido una importante obra, realizada con documentación inédita procedente, sobre todo, de archivos estadounidenses, que  nos ofrece  un meticuloso y novedoso análisis , con  aportación de nuevos y desconocidos datos hasta ahora, acerca  de uno de  los aspectos menos conocidos de las relaciones exteriores del franquismo como es el de las relaciones hispanonorteamericanas  durante esas dos etapas. Me refiero al libro del historiador catalán Joan Maria Thomas: Franco y Rooselvet ( Edhasa, 2007).
            La asturiana editorial Trea ha publicado este año una nueva aportación a este tema, Las relaciones entre Estados Unidos y España durante la guerra civil y el primer franquismo (Gijón, 2008). Procedente de una investigación académica realizada en el Área de Historia contemporánea  de la Universidad de Oviedo, su autor, Misael Arturo López Zapico, es un joven y prometedor investigador, profesor de nuestra Universidad, especialista en el tema de las relaciones hispanonorteamericanas en el siglo XX y autor ya de otros varios trabajos sobre este asunto.
Escrito anteriormente a la publicación de la obra de Thomas, pero publicado posteriormente, este libro de López Zapico, no ha integrado en sus páginas las aportaciones de la obra del historiador catalán, pero no por ello ha quedado superado por aquélla, sino todo lo contrario, por su diferente  concepción, se complementa perfectamente con ella  y en lo esencial sus interpretaciones son plenamente coincidentes.
López Zapico nos ofrece en este libro un  estado de la cuestión sobre las relaciones de España y Estados Unidos durante la guerra civil y el primer franquismo, con un previo estudio  de cómo fueron tales relaciones durante la Segunda República. El investigador asturiano realiza un completo y lúcido análisis de  la bibliografía que ha generado este tema, incluyendo en él  las obras de procedencia anglosajona todavía no traducidas al castellano y utiliza, además, np sólo a partir de  fuentes secundarias, sino también de las memorias y testimonios personales de los principales actores de esa historia. 
Para evitar los problemas derivados de la  enorme dispersión de tales fuentes y no perder el hilo del relato ha utilizado un eficaz procedimiento que, creo, ha convertido lo que podría ser un farragoso libro académico, en una obra de lectura  idónea para un lector generalista ( precisamente todo lo contrario de la citada obra de Thomas), Además el libro está, escritos, con un  aceptable estilo, como demuestran párrafos como éste con el que termina el libro: La España franquista nunca fue “una”, pues se mantuvo la brecha entre vencedores y vencidos, no fue” grande”, sino que, como una tortuga se encerró en su caparazón, y, sobre todo, nunca fue “libre”, pues su existencia estuvo fuertemente condicionada por los factores exteriores, y de modo singular, por la actitud de los Estados Unidos” /página 334)-
El procedimiento al que nos referimos consiste en un análisis dual, en un doble plano, de los contenidos de esa bibliografía. La primera aproximación  la   que nos permite seguir el hilo del relato, esto es,  una reconstrucción de los principales  hechos que tejen el tapiz de esas relaciones. La otra perspectiva es un análisis pormenorizado y crítico de las aportaciones bibliográficas, que le permite al autor detectar las lagunas, las contradicciones de las diferentes versiones e interpretaciones. Es decir, nos pone delante de  la bibliografía existente  y realiza una contrastada radiografía del estado de la cuestión historiográfica de las relaciones hispanonorteamericanas de esas etapas. E incluso,  nos proporciona una visión crítica de cómo han sido interpretadas por la historiografía revisionista  profranquista, como realiza en numerosas ocasiones con la  “bienintencionadas” explicaciones que de ellas da en sus obras el hagiógrafo del dictador y excelente  medievalista gijonés  Luis Suárez.
La obra de López Zapico nos muestra que el papel jugado por los Estados Unidos en la no intervención a favor del bando que ostentaba la legalidad democrática primero y el apoyo prestado al bando sublevado después en la primera etapa  del franquismo, fue realmente importante. A pesar de la mutua y personal  antipatía que se profesaron Rooselvet y Franco, amen de sus profundas diferencias ideológicas, y aún contando el bando republicano con  la simpatía y ayuda de la esposa del presidente demócrata, Elenore Rooselvelt, la “realpolítik” acabó imponiendo el rumbo de esas relaciones. Relaciones que se mantuvieron en la estela de la no intervención de las otras potencias democráticas europeas, pero sin que la potencia norteamericana formase parte  del Parco de No Intervención, y de su  posterior apoyo al primer y fascistizado Estado franquista..
En cuanto al ámbito de  la política interior estadounidense, la presencia de importantes sectores de opinión favorables a los franquistas, sobre todo, de la Iglesia católica norteamericana, pesó decisivamente para la toma de posición a de la Administración demócrata. Ésta, embarcada en una coyuntura electoral adoptó una posición  de no intervención.- el “embargo moral”, a  favor del bando republicano, como se le denominó- a pesar de que lo más granado de la intelectualidad norteamericana fuese prorrepublicana.
Respecto a los condicionamientos de la política exterior, el miedo a la internacionalización del conflicto civil español  y a una hipotética  revolución comunista en España, primero, y después, durante el conflicto mundial, el temor de que la adopción de no beligerancia de Franco, claramente favorable al bando nazi y fascista, terminase decantando la posición de España hacia la entrada en la guerra a favor del Eje, fueron los factores que guiaron las relaciones de  la Administración  Rooselvet con la España franquista.  La necesidad  de la neutralidad española  a partir de la creación del frente norteafricano en 1942 (la Operación Antorcha), que fue el origen de la famosa carta de Rooselvet a Franco, permitió, en cambio, el doble juego del dictador con uno y otro bando. Rooselvet, por su parte, intentó conseguir la neutralidad española con la “guerra económica”, pero fracasó por  el apoyo que Franco obtuvo de Churchill.
 En fin, un libro, que complementado con la lectura de   la obra Thomas, permite al lector conocer en detalle  todo lo que se sabe hasta hoy sobre las relaciones hispanonorteamericanas entre 1936-1945. No es poco.  

( PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO)

lunes, 11 de septiembre de 2017



                                          ISLAMOFOBIA
                                                JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS




Los atentados yihadistas en Cataluña han desatado una ola de islamofobia que recorre toda España y no sólo se manifiesta en ataques a las mezquitas y  agresiones a ciudadanos islámicos, sino que también impregna las páginas y los ecos de determinaos medios de comunicación e incluso las declaraciones de ciertos políticos e intelectuales  de la derecha y la ultraderecha ( basta recordar las odiosas declaraciones del líder del PP en Cataluña Xavier García Obiols)  haciendo extensibles a todos los musulmanes las responsabilidades  de los sangrientos atentados de Barcelona y Cambrils. Los ecos han llegado incluso hasta las páginas de algún periódico de nuestra  propia región, una región que se ha caracterizado siempre por una actitud abierta no sólo con los musulmanes, sino con todas las personas que habitan entre nosotros procedentes de otros países, culturas y religiones.
    Pero es cierto que  esas expresiones de odio y falta de humanidad  donde campan por sus respetos al amparo de la impunidad son, sobre todo, a través de las redes sociales que se han convertido en verdaderos vomitorios de odio y sinrazón que depositan su nauseabunda información en todos los dispositivos electrónicos y llegan, querámoslo o no, a nuestros artilugios receptores difundiendo entre algunos prejuicios y falsas informaciones que van calando lentamente  en sus cabezas creando una mentalidad de prejuicios y xenófoba que  ha servido siempre como caldo de cultivo inicial para difundir la mentalidad fascista.
  Sin embargo, hay que tener en cuenta que en España, como demuestran los observatorios estadísticos, esa islamofobia no tiene su origen en los recientes atentados, sino  que ya en 2016 se había experimentado un sustancial incremento de  ese racismo antiislámico. Dato especialmente significativo que demuestra que estamos  no ante un problema coyuntural, sino de fondo de profunda gravedad que es necesario atajar por todos los medios posibles.
 Y es también cierto que analizados a fondo esos prejuicios son fácilmente desechables y no tienen razón ni fundamento, además de  responder a un sistema de valores antidemocrático y totalmente contrario a los valores humanos en que se fundamentan todos los códigos políticos  que  sustenta nuestra manera de entender la vida y son la raíz de nuestras sociedades.
 Que los más castigados por la ola terrorista de los yihadistas son los propios musulmanes es tan evidente que sólo basta leer las estadísticas de sus víctimas en países musulmanes  para ser conscientes que los verdaderos sufrientes de sus acciones son los propios musulmanes. Que el Islam es hoy una religión de paz que difunde, como todos los matices que se quiera, como ocurre también con otras religiones, valores perfectamente compatibles  con las que rigen nuestras sociedades, es fácilmente comprobable con la adaptación y convivencia de su modo de vida en las sociedades occidentales, dejando a un lado, claro es, los valores rigoristas que algunas tendencias extremistas pretender defender (estando aún lejos de  los delirios de los yihadistas) ,aunque vayan contra los derechos humanos.
Que el terrorismo yihadista es alimentado por determinados emiratos con una finalidad puramente instrumental y material en relación con la explotación y los beneficios del petróleo, nos parece a muchos  incuestionable. Negar que los propios países occidentales han puesto las bases para el surgimiento de ese movimiento terrorista con sus políticas contradictorias, sus intervenciones  militares  interesadas en los países musulmanes, sus ventas de armas  a los países que  apoyan a los yihadistas, es analizar la situación desde la óptica ideológica del capitalismo neoliberal imperante y obtener a través de ella una visión distorsionada de la  realidad.
 Visión interesada y distorsionada  que, como está ocurriendo hoy tras los atentados en Cataluña, está llevando a los gobiernos a tratar de disponer únicamente medidas preventivas  para evitar los ataques terroristas, pero no para poner fin a las causas estructurales que están en su origen. De esas no se habla porque sería poner en peligro los intereses imperialistas ( sí, sí, lo digo bien, alto y claro) del mundo occidental en los países musulmanes. Esperemos que en España  al menos se les ocurra  también tratar de disponer medidas culturales para la población en general y en la escuela en particular para poner fin a esa ola de islamofobía que comienza ya a recorrer España y amenaza anegarla.

  (Artículo publicado en las páginas de Opinión de La Nueva España, de Oviedo)