miércoles, 21 de noviembre de 2018






      
MANIPULACIÓN HISTÓRICA EN LA CONMMEMORACIÓN DEL FINAL DE LA 1ª GUERRA MUNDIAL
                                          Julio Antonio Vaquero iglesias
Este pasado  11 de  noviembre   se conmemoró en Paris  el  centenario del  fin de la Primera Guerra Mundial a través de un gran despliegue ceremonial en el que estaban presentes los jefes de Estado y/o  Gobierno de 60 países y el Secretario General de las Naciones Unidas, amén de otras importantes personalidades mundiales. Ceremonia en  que fue notoria, pero muy significativa  la ausencia de dos países como Reino Unido y Hungría.
 Tanto el anfitrión, el presidente  Macron, como algunos de los otros líderes  políticos, hicieron alusión en sus discursos a la similitud que, según ellos, existe entre el período convulso que abrió ese final bélico en el mundo con la crisis del liberalismo, el desarrollo del fascismo y el nazismo, la Gran Depresión y el nacimiento de un nacionalismo de cuño identitario racista y agresivo. Factores todos ellos que condujeron finalmente al desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial.
Macron defendió en su discurso la necesidad del multilateralismo como instrumento para salir de la actual crisis política y social y contrapuso el nacionalismo insolidario que sostienen hoy algunos países y  fuerzas políticas al “verdadero” patriotismo. Y, como también desarrollaron en sus  intervenciones algunos de los otros  líderes presentes en la ceremonia, el líder francés hizo alusión además al paralelismo que existe entre la Gran Guerra y el período  de entreguerras que le siguió y la crisis política y social del mundo actual.
Para esos líderes, aquella etapa que  se abrió al final de la Gran Guerra y finalizó  con otro conflicto mundial, por su paralelismo con el mundo de hoy, debería de ser  entendida por los políticos y los ciudadanos como contraejemplo de la crisis política y social actual, dada  su similitud, según ellos,  con las tendencias que hoy siguen algunos estados, partidos y movimientos sociales   ante la crisis en la que estamos inmersos  La conciencia de aquellos acontecimientos históricos podría servir como vacuna  contra el populismo de ultraderecha que se desarrolla hoy en nuestras sociedades,  comienza a ocupar significativos  espacios en nuestros parlamentos y defiende un nacionalismo xenófobo que busca en los migrantes el chivo expiatorio de todos los males y desconfía de la democracia liberal.  Debería de servir también, según ellos, de advertencia histórica contra la actitud contraria de esos estados, partidos y movimientos  sociales hacia  los acuerdos y decisiones de los organismos  multilaterales en el marco de los cuales  se trata hoy  de resolver las amenazas que se ciernen sobre nuestro mundo globalizado actual.
 Pero lo cierto es que,  como escribió Marx, la historia no se repite ( y si lo hace es como farsa) y la situación de la etapa de entreguerras que abrió la Gran Guerra  presenta diferencias de fondo con la actual y si es cierto que  existe  alguna coincidencia entre aquel tiempo y el actual, ésta no se da en los aspectos sustanciales. El actual populismo de extrema derecha con su racismo hacia  los migrantes  y su crítica de la democracia liberal difícilmente se puede equipar con la radical oposición  ideológica contra el liberalismo  del fascismo y el nazismo y hasta ahora esa clase de populismo se mueve en la aceptación crítica de las democracias liberales. Del mismo modo que su nacionalismo, aunque tenga un fuerte componente identitarío como lo tenían aquellos movimientos del periodo de entreguerras, no parece ser  en cambio como entonces un nacionalismo expansivo y depredador que busca extenderse dominando el mundo.
  Además el avance de la  pobreza y desigualdad que ha dejado la Gran Recesión en nuestro tiempo, lo  ha sido en el marco de unas sociedades, las desarrolladas, en las que el estado de bienestar que se impuso después de la Segunda Guerra Mundial había logrado  unos niveles de vida elevados  que paliaron en cierta medida los efectos negativos de la crisis. Niveles  que no tenían que ver con los  que padecían  grandes masas de la población tras el final de la Gran Guerra y fueron el fermento del descontento y violencia que estuvo en el origen de la Segunda  Guerra Mundial.     
  Parece claro que el intento de algunos de los principales  líderes políticos presentes en la conmemoración en París del final de la Gran Guerra de buscar en la historia de aquel tiempo convulso la explicación  de los problemas del nuestro es, además de un profundo desconocimiento de la historia,  una burda instrumentalización más de ésta. Manipulación de  la historia que trata de dejar a salvo la responsabilidad de  nuestras  élites políticas y económicas actuales en la grave situación social y política que atraviesa nuestro mundo.

martes, 6 de noviembre de 2018


 ALMUDENA GRANDES Y LA FUNDACIÓN SIERRA PAMBLEY
EDIFICIO DE LA FUNDACIÓN SIERRA PAMBLEY EN VILLABLINO






         ALMUDENA GRANDES Y LA FUNDACIÓN SIERRA           PAMBLEY
                                JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Almudena Grandes acaba de ganar merecidamente el Premio Nacional de Narrativa por su última novela  Los pacientes del doctor García, cuarta novela de su serie "Episodios de una guerra interminable". Ficciona en ella, con la excelente documentación con que construye sus novelas, los años negros del franquismo tras la derrota republicana en el conflicto español. Son, sin duda, personajes procedentes de la ficción, pero que perfectamente podrían haber salido de la negra realidad de aquellos años de miedo y represión. El doctor García podría sin duda haber existido en la realidad y  la trama de los nazis que el franquismo ocultó y dio cobertura  para salir de España  a través de la organización de una persona real, Clara Stauffer, nazi y falangista, se fundamenta en hechos reales  y demuestra la profunda relación que existió y tuvo el régimen franquista con el nazi protegiendo y amparando en España a muchos de los militares y dirigentes nazis que lograron escapar de la persecución de las autoridades aliadas que derribaron a Hitler.
Como siempre y sobre todo en su trilogía sobre la guerra civil  Almudena traza un cuadro  sombrío pero real del primer franquismo que hace que sus novelas sean una combinación de ficción y realidad con una base de profunda realidad histórica y que nos recuerdan continuamente  que la memoria histórica sigue siendo una asignatura que nuestra democracia no ha logrado superar todavía.
  Pero quizás para muchos de los lectores de esta novela haya pasado desapercibido el homenaje que desarrolla en sus páginas a una institución educativa que  fundada por don Paco Sierra ( Francisco Fernández Blanco y Sierra Pambley) en Villablino (Laciana) que inspirada en los  principios educativos de la Institución Libre de Enseñanza  convirtió aquel valle y las comarcas próximas en una verdadera excepción en cuanto al nivel educativo de toda la provincia y de las adyacentes a través de aquella institución filantrópica creada para dar educación a los que no tenían recursos y en la que supo unir una enseñanza práctica profesional mercantil y ganadera  con una formación humana integral  de los alumnos que se convirtió en una de las iniciativas educativas más queridas por los institucionistas y en cuya fundación, puesta a punto y desarrollo colaboraron intensamente los catedráticos y puntales de la ILE don  Francisco Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé Cossío y Gumersindo de Azcárate. Los frutos de aquella institución que comenzó a andar en 1886 y derramó instrucción y educación sobre los habitantes de aquellas comarcas hasta  que con el triunfo del franquismo en la guerra civil terminó incautada y desmantelado su primigenio espíritu.
  Almudena debió de conocer, deduzco, aquella institución y su magna obra educativa  a través del recientemente fallecido Eduardo Arroyo, el gran pintor e intelectual español, cuyo origen familiar procede de aquella comarca y del que ella como su marido fueron grandes amigos. Y esa admiración se trasluce en uno de los personajes de ficción(Manuel Arroyo Benítez, nacido en Robles de Laciana) más interesantes de su novela  formado en aquella institución y  de origen humilde que acaba convirtiéndose en un importante elemento de los cuadros de los  destacados intelectuales que apoyaron la II República como diplomático y que en la trama de la novela  trata de introducirse en la red de la Stauffen y  documentar y denunciar a la altas autoridades internacionales la existencia de aquélla para salvaguardar y pasarlos, dándoles cobertura legal, a  América latina a algunos de los nazis huidos y protegidos por Franco en España. Denuncia aquella que desgraciadamente no interesó a las autoridades internacionales porque en aquellos años, como bien apunta Almudena, la realpolitik trató de convertir a Franco y el franquismo en un bastión frente al miedo al  avance de la Unión Soviética.   
  En fin, un justo y merecido homenaje el que tributa Almudena Grandes  en las páginas de su novela a través del mencionado personaje a aquella benéfica institución que cambió la faz del valle de Laciana y sus vecinas comarcas.
( Publicado en las páginas de opinión de LA NUEVA ESPAÑA, de Oviedo)

viernes, 2 de noviembre de 2018











LIBERALISMO Y SISTEMA EDUCATIVO EN ESPAÑA
                                                          Julio  Antonio Vaquero Iglesias

¿Cuál fue el proceso legislativo que condujo  desde las referencias al sistema educativo de la Constitución de Cádiz en 1812 hasta  la Ley de Instrucción pública de Claudio Moyano en 1857 que supuso la implantación definitiva  en España de un sistema educativo basado en los principios liberales, ley  cuyo contenido fundamental, con supresiones y modificaciones y añadidos, llegaría hasta la Ley General de Educación de 1970 que supuso su derogación definitiva?
  Es el análisis de ese proceso el que se desarrolla en  el contenido de este libro (Génesis del sistema educativo liberal en España, KRK Ediciones, 2018) de la profesora titular de Historia contemporánea de la Universidad de Oviedo, Carmen García, que es una de la más profundas conocedoras del origen y desarrollo de la génesis de la  revolución liberal en Asturias y España. Esta obra es la parte introductoria de su tesis doctoral presentada en la Universidad de Oviedo con el título de El papel de la Historia  en el sistema educativo española durante el siglo XIX. El lento afianzamiento de las disciplinas históricas como saberes académicos.
Sin duda, como demuestra este libro, la implantación del sistema educativo liberal fue un proceso lento y gradual que finalmente terminó bastante alejado del modelo que había establecido la Constitución gaditana en su  título IX en el que se recogían los principios básicos  que debían de informar el sistema educativo liberal: igualdad, universalidad, uniformidad y libertad. Principios que debían de  fundamentar el desarrollo de una futura ley general de la enseñanza cuya preparación debía de realizar una Junta de Instrucción Pública. Ese fue el conocido como Informe Quintana que no pasó de la fase de proyecto, porque la reacción absolutista fernandina echó abajo ese primer  intento de crear un verdadero sistema educativo liberal, aunque, como dice la autora, ese proyecto tuvo su influencia en los posteriores como marco de referencia en la complicada historia legislativa posterior.
 Lo cierto es que, como va desgranando en su análisis Carmen García, en gran medida los principios que emanaron del texto constitucional gaditano, no llegaron a plasmarse en la realidad del sistema educativo liberal. No solo los de gratuidad y universalidad por razones propiamente materiales, pero también, sin duda, político-ideológicas (la reacción absolutista, primero y después, aunque no presentara grandes diferencias con el Progresista,  el predominio del Partido Moderado en esa primera fase del proceso revolucionario liberal, la gran influencia de los neocatólicos contrarios a todo cambio que oliese al proceso revolucionario francés en marcha y, sobre todo, la negativa de la Iglesia católica a perder en lo  más mínimo el control que venía ejerciendo sobre el sistema educativo de la etapa absolutista…). Como tampoco el principio de la libertad,  dado que, a pesar de las limitaciones que se establecieron en ciertos aspectos a la injerencia de la Iglesia en la enseñanza, la Ley Moyano, por ejemplo, frente al tono más secularizador del plan   Pidal de 1845 del Partido Moderado  y el proyecto progresista  de Alonso Martínez de 1855, mantuvo el derecho de inspección de la Iglesia  limitando la libertad de  cátedra. Lo que explica la polémica de los “textos vivos”, esto es, la crítica a los profesores que defendían en sus cátedras ideas y doctrinas “heterodoxas”. Crítica que culminó  en la denominada “primera cuestión universitaria” que terminó con la expulsión de algunos profesores demócratas y krausistas de la Universidad de Madrid como fueron los casos de Castelar y Sanz del Río.
Si bien es cierto que el nuevo sistema educativo que terminó estableciendo  la ley  Moyano supuso una nueva estructura que ha llegado hasta hoy con  la división del mismo en los tres niveles;  educción primaria, secundaria y universitaria, además de un profundo cambio en el nivel universitario, al menos teóricamente, en cuanto a disciplinas y contenidos curriculares en relación con los que se desarrollaban en la  universidad de Antiguo Régimen. Pero quizás lo más novedoso fue la introducción del segundo nivel claramente destinado a la instrucción de las nuevas clases medias, de tamaño e importancia reducida en nuestro país, que  originaron la aparición de una nuevo tipo  de centro donde impartirla como los institutos y una nueva clase de profesorado para llevarla a cabo. Como también lo es que los principios de uniformidad y centralismo del nuevo sistema educativo, siguiendo el modelo del sistema educativo francés, se establecieron, por lo menos sobre el papel de la ley, con gran rigor y meticulosidad. Algunos de los casos que analiza nuestra profesora de esa regulación minuciosa tanto de las actividades de los profesores y alumnos son verdaderamente llamativos.
  Sin duda, a pesar del tiempo trascurrido desde la presentación de este texto en nuestra universidad como estudio introductorio de la correspondiente tesis doctoral y la abundante bibliografía posterior sobre el asunto, el contenido de este libro sigue teniendo vigencia e  interés y sólo podemos lamentar que no  haya visto la luz antes. Y a la vez nos demuestra que las  tesis doctorales de circunstancias y baja calidad, como esa en la que usted está pensando, “aunque haber, haylas”, no son la “mercancía” habitual en nuestra universidad.    

( PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA Nuevas ESPAÑA, DE OVIIEDO)