viernes, 31 de diciembre de 2021

 

 

          





   GALARDÓN MERECIDO DEL MINISTERIO DE CULTURA PARA LA SEMANA NEGRA DE GIJÓN

                                 Julio Antonio Vaquero Iglesias

Merecidamente, el Ministerio de Cultura ha concedido el Premio de Bellas Artes a la Semana Negra, de Gijón. Su creación hace ya alrededor de treinta años por Paco Ignacio Taibo II y la brillante gestión de Ángel de la Calle dio lugar a una fórmula cultural sugestiva  y de gran interés en la que se combinan en torno a la presentación de novelas negras y sus autores en un principio - posteriormente de otros géneros también- combinadas con un conjunto de actividades lúdicas. Lo que ha supuesto un éxito tan rotundo que ha servido de modelo para su recreación en otras ciudades, aunque no hayan logrado alcanzar la difusión y la resistencia  de la Semana negra gijonesa.

 Sin duda, hay que felicitar también a las instituciones gijonesas como el Ayuntamiento de la ciudad que han apoyado con sus subvenciones a esta cita cultural ya tradicional en la temporada estival de la ciudad asturiana  y que ha servido para atraer con sus actividades a numerosos visitantes por su prestigio y su alto nivel cultural.

  Creo que uno de los factores que ha contribuido al éxito de esa cita cultural ha sido la actitud abierta de sus promotores que han sabido elegir siempre a los mejores autores del año y promover unos coloquios abiertos en los que cualquier persona del público podía intervenir con sus dudas, sus críticas sin restricción alguna. Además de tratar de promocionar los valores democráticos y dar a conocer y criticar las situaciones de injusticia y falta de libertad de personas y grupos sociales.

 Pero, además, entre los valores que están sin duda en el haber de su éxito ha sido, sin duda, su carácter abierto a toda clase de interesados en participar, fueran o no de los seleccionados previamente por los organizadores para participar en ella.

  El que esto escribe es un testigo privilegiado de esa actitud abierta de sus organizadores. Autor de una biografía del revolucionario cubano Julio Antonio Mella sólo tuve que contactar con Paco Ignacio Taibo Ii y Ángel de la Calle para ser aceptada mi participación sin ninguna clase de relación  especial o de influencia en las actividades de la Semana Negra de aquel año. A la vez que tuve el honor de estar acompañado en la mesa de presentación de mi libro por los mismo Paco Ignacio y Ángel de la Calle que me apoyaron e intervinieron activamente en la presentación de mi libro con gran interés dedicándome especial atención.

   Sin duda, este galardón es totalmente merecido y con él se hace justicia a esta brillante cita cultural anual gijonesa.

 (Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo ( Opinión en sección de Gijón)

lunes, 27 de diciembre de 2021

 





     LA BRECHA DIGITAL Y EL PASAPORTE COVID

                           Julio Antonio Vaquero Iglesias

La implantación del denominado “pasaporte covid” en Asturias cuya presentación será obligatoria  desde el martes que viene en nuestra autonomía y será exigible para poder llevar  cabo diversas actividades ciudadanas plantea de manera más acuciante, si cabe,  un problema que ya venía estado presente en diversas actividades en la relación de los usuarios con la Administración y al que ésta no está dando ninguna clase de solución.

  Me refiero a los problemas que le  está planteando a un sector de  ciudadanos que desconocen y no tienen medios para acceder al lenguaje digital la falta de canales claros y adecuados para poder llevar a cabo las exigencias que les plantea una Administración que actúa como si todos los ciudadanos tuvieron los conocimientos necesarios para utilizar el lenguaje digital y los medios para acceder al mismo causándoles dificultades y problemas añadidos, situación que amenaza con convertirlos  en ciudadanos de segunda clase.

 Está claro que en sociedades con poblaciones envejecidas con problemas de manejo a los medios digitales y escasa capacidad de recursos para acceder a ellos, esta situación los convierte en miembros de una  especie de apartheid que les crea numerosos problemas y les aleja del resto de la sociedad.

¿Cómo es posible que nuestra Administración Pública sea incapaz de no ver tal problema y actúe como si todos los ciudadanos conocieran y manejaran el lenguaje digital o tuvieran capacidad y recursos para acceder al mismo? ¿ Cómo lo es  que ninguno de nuestros partidos políticos no sea consciente  de tal problema y reclame lo que debería ser correcto y además necesario, esto es, atender y facilitar el que puedan cumplir con todos los requisitos administrativos  todos sus  ciudadanos, esto es los analógicos y los digitales?

¿Es tan difícil para evitar esa injusta dualidad ciudadana que se está produciendo establecer en todos esos procedimientos y exigencias administrativas dos vías, la analógica y la digital, y hacer que la primera sea clara y fácil y no un camino lleno de dificultades, como a veces ocurre, para poder realizar sin obstáculos y dificultades, los trámites y requisitos  que la Administración nos exige a todos los ciudadanos?

 ¿No es vergonzoso y hasta tercermundista ver y escuchar a algunos  ciudadanos asturianos que no se mueven en el mundo digital estos días preguntar y tratar de resolver su acceso al denominado “pasaporte covid” para  poder seguir realizando su vida cotidiana sin restricciones, y no escuchar de los altos funcionarios de la Administración asturiana ni una sola palabra de cómo tienen que obtenerlo aquellos que no tienen acceso a los medios digitales?

 ¿Tan difícil sería establecer hasta que la brecha digital desaparezca unos canales administrativos claros y sencillos para aquellos ciudadanos que todavía se mueven sólo en el mundo analógico?

  Desde luego, si nuestros políticos no quieren crear una brecha de ciudadanos de primera y de segunda clase, deberían tomar las medidas oportunas para evitar esa injusta situación.

(Publicado en las páginas de opinión de la La Nueva España, de Oviedo)

martes, 21 de diciembre de 2021

 

LA GRAN  DIMISIÓN

              Julio Antonio Vaquero Iglesias

  Con esa expresión es como se viene conociendo por economistas, sociólogos y otros teóricos sociales un fenómeno inédito que está ocurriendo- por lo menos hasta ahora- en EE UU y Reino Unido. Se trata del abandono voluntario del trabajo de un elevado número de empleados que renuncian a sus empleos sin una motivación objetiva o, al menos concreta, para hacerlo. Son, en el caso de los EE UU, un porcentaje elevado: cada año desde que se ha extendido la pandemia  abandonan voluntariamente el trabajo en torno a cuatro millones  de empleados.

 Las razones que dan los interesados presentan una gran ambigüedad. Se encuentran descontentos con sus empleos  porque no le proporcionan ninguna satisfacción personal, porque sus retribuciones son miserables y tienen que trabajar en más de uno para obtener unas retribuciones que les permitan cubrir sus necesidades más perentorias... . Pero en realidad no hay motivaciones concretas, claras y comunes que puedan  explicar por qué ahora y en estas circunstancias tan adversas se está  produciendo esa Gran Dimisión y esta ambigüedad trae de cabeza a sociólogos, economistas y otros estudiosos que no acaban de comprender ni pueden explicar a qué se debe en realidad ese fenómeno. Ni si es permanente o transitorio y si se extenderá o no  a otros países  desarrollados capitalistas.

  Las tentativas de explicación van desde las más totalizadoras a las más pragmáticas y concretas.

 Entre las primeras está la de que  quizás los trastornos sociales, mentales y económicos causados por la  tempestad pandémica estén en la base de esas conductas y no son sino una carga de profundidad contra el propio sistema capitalista que se está desarrollando en dos de los centros del hipercapitalismo más duro como es el de cuño anglosajón que es claramente diferente del renano europeo que se ha desarrollado tras la Segunda Guerra Mundial suavizado por el Estado de Bienestar.

E, incluso, algunos teóricos van  más allá y creen encontrar la genealogía  de  las conductas de esos trabajadores en las reacciones que se produjeron entre algunos teóricos del anticapitalismo de la primera Revolución industrial que elogiaron, frente al trabajo “esclavo” que implantó aquélla, la virtualidad y el elogio de la “pereza”.

  Sin embargo, como decíamos, hay otros teóricos que tratan de explicar este fenómeno basándolo en una causa más  pedestre y pragmática.  Son las ayudas económicas  que la Administración Bíden ha distribuido entre los ciudadanos las que están permitiendo esa actitud dimisionaria de un significativo número de trabajadores norteamericanos. Sin embargo,  esa explicación parece que no podría servir en la misma medida para el caso británico.

  Lo que sí es cierto es que esa “masiva dimisión” sí parece indicar  la expresión colectiva, o al menos de un importante sector de trabajadores, de unas actitudes críticas y de rechazo de un sistema de trabajo que no sólo implica una explotación económica, sino también una ausencia de satisfacción  personal del trabajador.

 Y esto sí es una gran novedad en un país como EE UU en el que la ideología del trabajo siempre se ha basado en el supuesto de  que éste es el factor fundamental de la vida y de la realización personal de los trabajadores. 

 

   

 

  

               

martes, 30 de noviembre de 2021


 

     ALMUDENA GRANDES: MEMORIA CON HISTORIA

                                 JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 Almudena Grandes no nos dejado este 27 de noviembre, porque siempre estará con nosotros a través de sus dieciséis libros y con el testimonio de una vida  y una obra comprometida con la defensa de los más débiles y los vencidos y olvidados de aquella la guerra civil que nutrieron nuestro  exilio y crearon las dos Españas, la de dentro sufrida en el marco de una férrea dictadura, y la del exilio soportada por  los españoles  que tuvieron que sobrevivir en otras tierras  lejos  de la España que los vio nacer, pero con el recuerdo y el corazón puestos en ella.

 El corazón de su obra novelística estuvo puesto, sobre todo, en las seis novelas que planificó con el título de los Episodios de una guerra interminable y tras las huellas de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós para que no se olvidase a los perdedores de aquella guerra y siguiésemos su historia  y sus avatares en el exilio y en las penalidades que tuvieron que sufrir los que siguieron viviendo aquí bajo las amenazas y represión del franquismo.

 Almudena fue la creadora de una original versión de la novela histórica aplicada a nuestro dramático acontecer histórico en el siglo XX. Como historiadora que era además de novelista  fue capaz de crear un equilibrio armónico entre la ficción de sus personajes y sus tramas novelísticas, dejando como evidente que sus argumentos como sus personajes podían no sólo ser verosímiles de por sí, sino también estar contextualizados en el marco del rigor histórico más depurado. 

Por eso su reivindicación de los vencidos aunó perfectamente  esa dualidad aparente contradictoria entre memoria e historia que fue- y lo sigue siendo ciertamente- objeto de aquella dura polémica de hace unos años entre ciertos  historiadores que calificaban la memoria histórica como un engendro contradictorio  y  otros  que reivindicaban- y lo siguen haciendo hoy en cierta medida con motivo del controvertido proyecto de  ley de la memoria histórica- la necesidad de recuperar en el marco de un conocimiento histórico más depurado  la memoria  de los perdedores de la guerra civil que la dura represión franquista cubrió de olvido y tergiversación durante cuarenta años de dictadura.

 Sin duda, como decíamos más arriba, para sus lectores Almudena no ha muerto, porque siempre estará con nosotros en sus libros. Pero también en el ejemplo de  la coherencia de su  pensamiento y comportamiento en un país en el que tales valores son difíciles de encontrar, más bien brillan por su ausencia. Pero sin duda la echaremos mucho de menos en sus intervenciones en la radio o en su habitual tribuna periodística (en la que, por cierto, tomó el relevo de otro novelista e intelectual coherente y lúcido como Vázquez Montalbán que sigue viviendo, como lo hará ella, en nuestro recuerdo) que nos servía de clarificación y orientación en estos tiempos de zozobra, mentiras públicas y ausencia de valores éticos, que nos ha tocado vivir. ¡Gracias, Almudena!.

 (Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo) 

 

 

 

jueves, 25 de noviembre de 2021


 







 

 

           PASIONARIA Y LA HISTORIA DEL PCE 

                             JULIO ANTONIO VAQUERO  IGLESIAS

Este mes de noviembre se cumplen los cien años de la fundación del Partido Comunista de España. Y el historiador  y periodista Mario Amorós, autor de algunas excelentes biografías como las  de Allende y Neruda,  ha querido hacer coincidir esta conmemoración con la presentación de una nueva biografía sobre  Dolores Ibárruri que lleva el significativo título de No pasarán. Ha pretendido que sea la más completa de las varias que se han publicado ya de la política y líder comunista española, utilizando para ello fuentes inéditas de gran importancia como el archivo personal de la dirigente comunista y las memorias inéditas de su hija Amaya.

 Y sí nos parece  cierto que ésta es, por lo menos hasta ahora, la biografía más completa de la que fue una de las principales líderes del comunismo español y personaje de resonancia universal. No sólo por la utilización de  esas fuentes inéditas citadas, sino porque el autor ha realizado una biografía de contexto que es, sin duda, una excelente aproximación a la   historia del PCE hasta la muerte de su biografiada. Lo que no es, desde luego, extraño dado que la vida de Pasionaria es en cierta medida la expresión y el reflejo de la historia de nuestro partido comunista.

  Dolores Ibárruri, nacida en una humilde familia  de mineros de Vizcaya, de ideología carlista y por tanto de arraigada fe católica tradicional, fue una devota  practicante y buena estudiante cuya vocación frustrada por falta de recursos era la de ser maestra de escuela. Su matrimonio con Julián Ruiz, también minero y socialista, cambio diametralmente el rumbo de su vida, convirtiéndola en una auténtica líder del obrerismo vasco.

Militó primero como su marido en el PSOE y la UGT hasta que  la escisión producida por la revolución soviética en el movimiento obrero  los llevó a ingresar  primero del Partido Comunista Español y posteriormente en el Partido Comunista de España que era la sección española de la Tercera Internacional cuando aquél  se fundó en 1921.  

    Dolores Ibárruri demostró desde el primer momento, en un ambiente de pobreza, de  ímprobo trabajo explotador y tragedias familiares, unas cualidades sobresalientes como militante obrera con su participación en la prensa obrera y su extraordinaria oratoria en las actividades públicas. Precisamente, fue esa actividad periodística de la que surgió el seudónimo de Pasionaria con que después se la conocería en todo el mundo. Lo utilizó para firmar el primero de sus artículos en 1918  en el periódico socialista El Minero Vizcaíno quizás porque era Semana de Pasión y para pasar desapercibida y no herir los sentimientos de su familia católica tradicionalista, dado que su contenido era una dura crítica a la Iglesia católica por su alianza con los poderosos.

Dadas tales cualidades políticas, su ascenso en el PCE fue meteórico y en 1931 se trasladó a Madrid para ocupar un puesto de responsabilidad  dentro del partido desde el que realizó una encomiable labor en la reparación  de la represión contra los mineros asturianos participantes en la Revolución de Octubre, sobre todo, en la evacuación de centenares de niños asturianos afectados por la represión de sus padres. Lo que le valió en gran medida ser elegida diputada por Asturias en las Cortes de la República.

Cuando en julio de 1936 se produjo la sublevación militar  contra la República, Pasionaria  se convirtió en la voz y el  rostro público de la defensa de  la República frente a los militares golpistas. Su alocución en Unión Radio contra los sublevados al grito de  “No pasarán”  convirtió esta consigna en el símbolo de la resistencia republicana contra el levantamiento militar.

  La etapa de su exilo en la Unión soviética fue la de su dirección en la reorganización del PCE y en su  combate contra el fascismo que avanzaba en Europa y, a nivel personal, la de la pérdida de su hijo Rubén, militar en el Ejército Rojo.. Con sus casi 82 años, tras la recuperación de la democracia, volvió a España y fue de nuevo elegida diputada por Asturias en las Cortes Constituyentes.

 Amorós insiste a lo largo de todo su libro en la condición de feminista de Pasionaria  durante  toda su vida más con obras que con palabras, aunque no aceptara nunca el feminismo burgués de su época.

   Sin duda, una excelente biografía de Pasionaria  e indirectamente un retrato  a grandes rasgos de la historia del PCE.

 ( Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)

miércoles, 17 de noviembre de 2021

  

 

 

ARNALDO Y  LA ÉTICA POLÍTICA DE MAQUIAVELO

          Julio Antonio Vaquero iglesias



                              Casado defendiendo la honesti-

                               dad de Arnaldo


   

 La votación favorable, con excepciones, de los diputados de la coalición gobernante al señor  Arnaldo, candidato del Partido Popular y de dudosa trayectoria de honestidad política y personal, para ser elegido miembro del Tribunal Constitucional, es decir, el Alto Tribunal que debe discernir sobre la legalidad o no de las leyes y medidas gubernamentales, plantea un problema de fondo de  nuestra  vida política.

Se ha hablado de votarlo con la pinza tapando la nariz para evitar el olor nauseabundo que emana  de tal elección o incluso, yendo más allá, no sólo de hacerlo tragando sapos e, incluso, como ha mencionado el siempre expresivo diputado Rufián, un cocodrilo de enormes dimensiones.

Pero la cuestión va más allá de esa elección concreta. En primer lugar, cómo es posible que el señor Casado pueda  proponerlo para tan alta función con toda la mochila que el buen señor lleva a sus espaldas Ahora ha salido a luz la (presunta) relación entre el líder del partido de la derecha y la influencia del señor catedrático para que aquél aprobase de un tacada decenas de asignaturas que le permitieron obtener su título  de Derecho, que hasta entonces parece ser que  el señor Casado era incapaz de aprobar. Esa ya es de por si una propuesta  que desprende un olor nauseabundo a corrupción que inunda el ambiente y que da la medida justa de cómo entienden algunos  la política.

  Pero, sobre todo, anonada casi más la postura del partido gobernante  que para obtener un bien mayor establece que  sus diputados lo voten.  Es plantearse el problema desde la óptica ética del maquiavelismo político que es de difícil aceptación por partidos que se dicen de izquierdas. ¿Es posible  alcanzar un bien cometiendo un mal? Para Maquiavelo que defendía que la ética política era diferente de la ética personal así era. Pero que tal planteamiento lo acepten políticos que provienen de la izquierda es difícil de aceptar. 

     No es extraño que algunos diputados de la coalición gobernante se hayan negado a pasar por esa disciplina de voto y se hayan decidido a no ejercer ese voto tan corrompido. La actitud de la izquierda gobernante es sin duda una actitud tan corrupta  como la propuesta de la derecha de un señor de dudosa honorabilidad para un tribunal con una misión de tan importante papel en una democracia. No sólo por  tal decisión concreta  de la izquierda gobernante, sino por la implicación negativa que tal actitud supone para los ciudadanos y la democracia.

  Como la mujer del Cesar que no sólo debe ser honorable en sus actos, sino también parecerlo, la democracia debe ser un sistema que cumpla todos los requisitos de honorabilidad y decencia para los ciudadanos. No hacerlo significa sin duda su pérdida de confianza  en ella. Y ese sí que es un mal mayor que el bien menor que se pueda obtener dándole el voto a un personaje como el tal Arnaldo.  Desde luego, la ética política de Maquiavelo no debe ser la base de la práctica política de una izquierda democrática. 

(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España) 

jueves, 11 de noviembre de 2021


 






        LA DICTADURA DE DANIEL ORTEGA EN                       NICARAGUA

                         JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 Algunos consideran que es peor- o por lo menos más contradictoria- una dictadura de izquierdas que una de derechas. Entre otras razones porque la de derechas está dentro del orden de lo que es consecuente con su virtualidad: los poderosos protegen sus intereses de clase con un poder sin ley ni democracia. La dictadura de izquierdas  en cambio hace lo contrario de lo que predica (al menos teórica o ideológicamente): alcanzar (dejando al margen la tan cacareada dictadura del proletariado)  la igualdad  de todos los ciudadanos velando (o eso al menos eso mantiene), sobre todo, por los más pobres y débiles. Pero si para ello, como es el  caso, tiene que eliminar su libertad  tal dictadura entra en contradicción con sus declarados e ideológicos objetivos.

 Esta reflexión introductoria viene a cuento con motivo de la dictadura que Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo mantienen en Nicaragua. Ese país (el más pobre de América Latina después de Haití) que , como  también fue el caso de Cuba, tanto apoyo  y esperanza suscitaron entre las izquierdas occidentales en su lucha contra  el dictador Somoza.  Daniel Ortega fue  uno de los ocho comandantes que lideraron el  enfrentamiento en el marco  del FSLN contra el somocismo y el  que ahora le ha sustituido como dictador con ínfulas, incluso, de superarlo.

Tras perder las elecciones  con Violeta Chamorro, Ortega optó por el juego sucio electoral ocupando el poder durante  cuatro periodos consecutivos convirtiendo Nicaragua en una dictadura que en nada desmerecía los métodos violentos utilizados por  la dictadura de Somoza como demostró con la represión que empleó para poner fin al alzamiento popular de 2018 que supuso varios cientos de nicaragüenses asesinados, ciento veinte mil exiliados, doscientos detenidos y la constitución de un Gobierno con ínfulas de paritario y el nombramiento de  su mujer como copresidenta de Nicaragua consolidándose en el poder desde 2007.

 Las elecciones celebradas este pasado domingo no pasarían ningún filtro de validez democrática. Ha encarcelado en la cárcel de Chipote a todos los políticos que podrían hacerle sombra en las elecciones. Allí están encerrados entre ciento treinta y ciento cincuenta políticos opositores, entre ellos cuatro candidatos presidenciales y otros muchos ante el régimen de terror establecido por su dictadura  han tenido que exiliarse al correr peligro sus vidas de continuar en el país, entre ellos el escritor  Sergio Ramírez. Para el control electoral  Ortega y su mujer han utilizado una granja de troles, de tal manera que en internet sólo predominan los mensajes de propaganda que benefician a su dictadura. Se habla de novecientas treinta siete cuentas falsas que sólo cuentan las alabanzas de su gobierno y que están operando desde 2018.Canales de propaganda que parece ser  fueron puestos en marcha por la dictadora consorte Rosario Murillo.

 En tal ambiente de represión de la oposición las elecciones celebradas el pasado domingo han dado un triunfo electoral falsificado al régimen de Ortega, que estará en el poder durante el siguiente quinquenio. Los resultados de las elecciones han dado alrededor del  70 % de los votos para el régimen dictatorial y se han llevado a cabo, como cabía de esperar con una baja participación de la población: el 18´5% de votantes. Y la validez de tal escrutinio sólo ha sido aceptada por Rusia, Venezuela, Cuba y Bolivia. El resto de países latinoamericanos, la Unión Europea, Estados Unidos y otros estados occidentales  han negado la validez a un escrutinio manipulado, sin condiciones objetivas de limpieza e imparcialidad.

 El régimen de Ortega en Nicaragua parece ser que ni siquiera tiene el apoyo del gran capital como lo tuvo al principio y lo más paradójico es que un sector de la Iglesia nicaragüense, que tanto apoyó la lucha contra Somoza, se ha opuesto también a ella. Pero el  obispo auxiliar de Managua monseñor Silvio José Báez que ha sido el líder de esa oposición fue desautorizado por el Papa Francisco y llamado a Roma, donde reside en la actualidad.

 Desgraciadamente, otra dictadura más latinoamericana (aunque ésta se presente con un oscuro futuro) que se suma a la incontable serie de ellas que ha padecido la región a lo largo de su historia. Tantas que hasta han dado origen a un subgénero específico de su literatura: la literatura de los dictadores que prácticamente comenzó con aquella magnífica novela de Miguel Ángel Asturias que fue decisiva para que alcanzara el Premio Nobel de Literatura: El señor Presidente.   

(Publicado en las páginas de Opinión de La Nueva España, de Oviedo)  

domingo, 31 de octubre de 2021

 


 

 


 

 

DE LA MUERTE  DEL NOSOTROS A LA MUERTE DEL OTRO

                                     JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 La muerte tiene su historia y no hace muchos decenios que se ha elaborado. No hablo de los análisis antropológicos  correspondientes de esa disciplina que suponen una visión más estática y no historicista de ese hecho decisivo para todo humano.

 Como no podía ser de otro modo un hecho tan trascendental supuso  siempre un impacto social que movilizaba todos los aspectos de la sociedad, desde los materiales y sociales a los religiosos y mentales implicando en estos últimos las mentalidades e ideologías de la comunidad en que se producía el óbito  y con ellos los mecanismos de mantenimiento y sacralización de las relaciones  sociales imperantes en ella.

  Fue en los años sesenta y setenta, cuando en el marco de la historia total que propugnaba la historiografía francesa,  comenzó a desarrollarse la investigación de la historia de la mentalidades y en el marco de ella, como no podía ser de otra manera, comenzó el análisis historiográfico de las actitudes ante la muerte. Entre otras razones porque pocos acontecimientos humanos desvelan  casi  toda la realidad social como la muerte.

 De un análisis plano sin profundidad teórica del discurso, rituales e implicaciones de la muerte se pasó a otro más complejo y totalizador que abarcaba la función social e ideológica  que implicaba aquélla. Fue el gran historiador francés Michel Vovelle quien comenzó aquella senda investigadora que seguimos  otros en España( en mi caso para el caso asturiano) (1). Vovelle demostró  que en Francia habían  sido las transformaciones del proceso revolucionario la causa de un profundo cambio en el modelo de actitud ante la muerte. En el país galo se había pasado a lo largo del proceso revolucionario de un modelo de actitudes ante la muerte de Antiguo Régimen a un modelo más secularizado y personalizado como correspondía a una sociedad que entraba en la vía de las transformaciones revolucionarias burguesas. Se pasaba así de un modelo en el que el que el ritual funerario  era comunitario con participación de toda la sociedad, incluidos los pobres como intercesores de gran importancia y en el que la Iglesia tenía una participación esencial que le permitía a través de las misas pedidas por el moribundo unos pingües beneficios materiales y de control social. El testamento era el documento más religioso que secularizado a la vez que servía para establecer tales disposiciones funerarias

  Se fue pasando así de una muerte comunitaria, pública a una muerte personal e individualizada en el que la muerte era escondida y el ritual personalizado y familiar en vez del modelo  anterior caracterizado por estar  abierta a toda la comunidad. El ritual se completó con la generalización progresiva del enterramiento fuera de las iglesias en los cementerios extramuros, práctica sanitaria e higiénica que se fue además haciendo más necesaria como elemento de control de las epidemias. Fue así como la muerte pasó de un modelo comunitario a una muerte personal e individualizada. De una muerte pública en la que participaba toda la comunidad a una muerte personal, individualizada, que poco a poco se fue convirtiendo en una muerte ocultada y menos pública que en el modelo anterior.

  Los historiadores demostramos que ese cambio de modelo de actitud ante la muerte lo fue también del avance de la modernidad de la sociedad burguesa. En el caso de Asturias esos análisis historiográficos demostraron que  fue muy tardíamente (sobre todo, claro está, en el mundo rural)  cuando se fue implantando ese modelo burgués de la muerte y con él todos los cambios del ritual funerario tradicional. Sin duda, ese cambio de la  actitud ante la muerte era un significativo signo del avance de la modernidad con todas las implicaciones de transformación  de la mentalidad social que ello significaba.

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(1) Julio Antonio Vaquero Iglesias  Muerte e ideología en la Asturias del siglo XIX, Siglo Veintiuno de España, Madrid, 1991                              

(Publiciado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)







DE LA MUERTE  DEL NOSOTROS A LA MUERTE DEL OTRO

                                     JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 La muerte tiene su historia y no hace muchos decenios que se ha elaborado. No hablo de los análisis antropológicos  correspondientes de esa disciplina que suponen una visión más estática y no historicista de ese hecho decisivo para todo humano.

 Como no podía ser de otro modo un hecho tan trascendental supuso  siempre un impacto social que movilizaba todos los aspectos de la sociedad, desde los materiales y sociales a los religiosos y mentales implicando en estos últimos las mentalidades e ideologías de la comunidad en que se producía el óbito  y con ellos los mecanismos de mantenimiento y sacralización de las relaciones  sociales imperantes en ella.

  Fue en los años sesenta y setenta, cuando en el marco de la historia total que propugnaba la historiografía francesa,  comenzó a desarrollarse la investigación de la historia de la mentalidades y en el marco de ella, como no podía ser de otra manera, comenzó el análisis historiográfico de las actitudes ante la muerte. Entre otras razones porque pocos acontecimientos humanos desvelan  casi  toda la realidad social como la muerte.

 De un análisis plano sin profundidad teórica del discurso, rituales e implicaciones de la muerte se pasó a otro más complejo y totalizador que abarcaba la función social e ideológica  que implicaba aquélla. Fue el gran historiador francés Michel Vovelle quien comenzó aquella senda investigadora que seguimos  otros en España( en mi caso para el caso asturiano) (1). Vovelle demostró  que en Francia habían  sido las transformaciones del proceso revolucionario la causa de un profundo cambio en el modelo de actitud ante la muerte. En el país galo se había pasado a lo largo del proceso revolucionario de un modelo de actitudes ante la muerte de Antiguo Régimen a un modelo más secularizado y personalizado como correspondía a una sociedad que entraba en la vía de las transformaciones revolucionarias burguesas. Se pasaba así de un modelo en el que el que el ritual funerario  era comunitario con participación de toda la sociedad, incluidos los pobres como intercesores de gran importancia y en el que la Iglesia tenía una participación esencial que le permitía a través de las misas pedidas por el moribundo unos pingües beneficios materiales y de control social. El testamento era el documento más religioso que secularizado a la vez que servía para establecer tales disposiciones funerarias

  Se fue pasando así de una muerte comunitaria, pública a una muerte personal e individualizada en el que la muerte era escondida y el ritual personalizado y familiar en vez del modelo  anterior caracterizado por estar  abierta a toda la comunidad. El ritual se completó con la generalización progresiva del enterramiento fuera de las iglesias en los cementerios extramuros, práctica sanitaria e higiénica que se fue además haciendo más necesaria como elemento de control de las epidemias. Fue así como la muerte pasó de un modelo comunitario a una muerte personal e individualizada. De una muerte pública en la que participaba toda la comunidad a una muerte personal, individualizada, que poco a poco se fue convirtiendo en una muerte ocultada y menos pública que en el modelo anterior.

  Los historiadores demostramos que ese cambio de modelo de actitud ante la muerte lo fue también del avance de la modernidad de la sociedad burguesa. En el caso de Asturias esos análisis historiográficos demostraron que  fue muy tardíamente (sobre todo, claro está, en el mundo rural)  cuando se fue implantando ese modelo burgués de la muerte y con él todos los cambios del ritual funerario tradicional. Sin duda, ese cambio de la  actitud ante la muerte era un significativo signo del avance de la modernidad con todas las implicaciones de transformación  de la mentalidad social que ello significaba.

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(1) Julio Antonio Vaquero Iglesias  Muerte e ideología en la Asturias del siglo XIX, Siglo Veintiuno de España, Madrid, 1991  

 (Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)                            

martes, 26 de octubre de 2021


 

 

 

   



     LA LACRA DE LA POBREZA INFANTIL EN ESPAÑA

                  JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 Los datos son irrefutables: España es uno de los países de la Unión Europea con los índices de pobreza infantil más elevados de la entidad supranacional. Sólo están detrás de nuestro país  Rumania y Bulgaria. Cómo es posible que un país como España, que es  la cuarta potencia económica entre los países que integran la Comunidad europea, pueda tener un déficit social de tal envergadura en un aspecto que no sólo supone la negación de uno de los derechos sociales y éticos fundamentales que debe satisfacer todo estado, sino también una condición fundamental e inexcusable para su continuidad y futuro.

Alguien podría pensar que esta situación es una consecuencia social más de la pandemia que estamos sufriendo y/o de la Gran Recesión de 2008. Nada más lejos de la realidad. Los valores de la pobreza infantil ya eran muy elevados en nuestro país antes de esos procesos negativos que, en realidad, no han hecho más que agudizarlos. La situación es en ese aspecto de tal gravedad que la propia Unión Europea ha tenido que llamar a capítulo a nuestro país para que tome medidas y trate de remediar esa situación de pobreza estructural de nuestra infancia con valores que rondan el 30% de nuestros menores en esas circunstancias. Lo que vienen a ser en torno a 2 millones de niños que viven bajo el  umbral de pobreza.

 Está claro que esa alarmante situación tiene causas estructurales. Y que en resumidas cuentas están en que nuestro Estado no ha contribuido adecuadamente, como hacen la mayoría de los restantes países europeos, en acabar con ella, dedicando unos porcentajes de ayudas a la infancia inferiores a los que destinan aquéllos. Y que, además,  éstas están mal diseñadas para poner fin o remediar de manera ostensible esa lacra que nos avergüenza como ciudadanos españoles. La mayor cuantía son ayudas indirectas y no dirigidas directamente a las familias con hijos para que puedan paliar las situaciones insuficientes de alimentación, vivienda y educación que tienen esas familias con hijos.

No es que esos niños que se mueven dentro del umbral de la pobreza en nuestro país pasen hambre, pero sí que están infra alimentados. Como tampoco que no accedan a la educación, pero sí que tienen dificultades para cubrir  los gastos que ésta conlleva y que no son gratuitos. Y desde luego son niños que están más propensos a abandonar los estudios y tiene más difícil su acceso a la educación superior. Del mismo modo que si tienen (los que lo tengan) un techo donde guarecerse viven, en cambio, en condiciones de hacinamiento, sin que tengan espacios para el estudio o la intimidad y habitualmente sufran condiciones de frio y  humedad que pueden deteriorar su salud. Tampoco significa que no puedan acceder al médico, pero sí tienen problemas para  pagar sus tratamientos y acceder a las prestaciones no contempladas por la sanidad pública.  

   La localización de esa pobreza infantil ha experimentado también en estas últimas décadas un profundo cambio en nuestro país. Ya no es principalmente en el mundo rural donde se localizan la mayoría de los niños pobres en España, sino en el mundo urbano. Es  en los suburbios de las grandes ciudades españolas donde se hacinan estas bolsas de niños pobres o en riesgo de pobreza y exclusión.

 Esa grave situación de un sensible sector de nuestra infancia ha llevado a que sea la propia Unión Europea la que tome medidas para su remedio o disminución diseñando un plan denominado  Garantía Infantil Europea que coordinado por UNICEF tiene como objetivo luchar contra la exclusión social de nuestros menores. El Gobierno español deberá presentar antes del quince de marzo de 2022 el mencionado Plan  con una veintena de objetivos para alcanzar en 2030 entre los que está el de reducir al menos a la mitad a los niños en riesgo de pobreza y exclusión en nuestro país, destinando para ello 779 millones de euros, de los cuales 527 proceden de fondos europeos  y el resto lo aportarán las Administraciones  españolas.

  Esperemos que tales objetivos se cumplan y se vaya poniendo remedio a una situación inaceptable que nos avergüenza como españoles, europeos y miembros de la humanidad.

(Publicado en las páginas de Opinión de La Nueva España, de Oviedo)

jueves, 21 de octubre de 2021


 











 

            ¿COMO OVEJAS AL MATADERO?

                       JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

En 1961, Raul Hilberg, catedrático de ciencias políticas en la universidad de Vermont, judío  nacido en Viena, de familia de  origen polaco-rumano, publicaba su monumental obra La destrucción de los judíos europeos. Hilberg había vivido en la capital austriaca el Anschluss (la anexión de Austria a la Alemania nazi) y la consiguiente persecución nazi de los judíos austriacos. Él y su familia tuvieron que huir a Estados Unidos. Pero aquella visión vienesa del golpe de mano nazi quedó indeleble en su recuerdo y con él su voluntad de hacerse historiador para poder explicar aquel mundo de violencia y discriminación racial nazi que comenzaba a tomar cuerpo en Europa y que desembocaría en el genocidio judío.

 Su obra presentada como tesis doctoral en la universidad norteamericana de Columbia en 1955 trataba de explicar  cómo se había podido producir aquel intento de exterminio de la comunidad judía,  cuáles habían sido los instrumentos para llevarla a cabo y  la participación del pueblo alemán en aquellos hechos. Pero también cuál había sido la actitud de los propios damnificados ante aquel intento genocida contra ellos. La respuesta a estas preguntas  era para el autor de aquella investigación necesaria dado que en aquellos años de posguerra un espeso manto de silencio  cubría aquel criminal y negro episodio.

  Hilberg llevó a cabo para realizar su investigación pionera el  análisis de la masiva documentación originada por los juicios de Núremberg. Lo que le permitió conocer con detalle la actuación  de la Administración, el Ejército, la Industria y otras instituciones alemanas en el Holocausto.  Y además  la derivada de la actuación de los Consejos judíos en la deportación de su propio pueblo.

 La conclusiones de su estudio confirmaron en realidad  lo que ya estaba en el ambiente de aquel tiempo de posguerra: la sociedad alemana, no únicamente el partido nazi, había sido un  actor decisivo en aquel crimen colectivo. Pero quizás la más relevante  era la de que en gran medida habían sido los propios judíos los que sin oponer resistencia a su intento de destrucción habían sido colaboradores necesarios pasivos para que se llevase a cabo. Su inmemorial mentalidad de gueto habría sido la causa de esa falta de resistencia contra el intento de genocidio nazi.

 Memorias de un historiador del Holocausto es la historia de cómo fue la recepción  entre los lectores e historiadores de aquella obra capital para el conocimiento   del intento de genocidio nazi. Hilberg describe en ésta  con gran detalle y una buena dosis de ironía los avatares de la publicación y difusión de su magna obra.

 Publicada primero en Estados Unidos, su  pionera obra no logró allí una gran difusión del mismo modo que tampoco la tuvo en Israel. Durante  treinta años tuvo que batallar para conseguir que alcanzara finalmente el  éxito en Europa. Sobre todo, en su versión francesa, pero también finalmente  en Alemania, donde una edición de bolsillo alcanzó un gran  éxito editorial. Pero  en el mercado norteamericano nunca llegó a ser una obra de gran difusión. También alcanzó cierto  éxito editorial   en Europa  su segunda obra sobre el tema, Ejecutores, víctimas, testigos, en la que Hilberg lo  abordaba desde una perspectiva diferente.

 A pesar de que las tesis defendidas por el historiador judío fueron siendo poco a poco aceptadas por historiadores, politólogos y sectores amplios  de la opinión pública, en los años sesenta, en el contexto del desarrollo  del  juicio en Israel de Eichmanns, el oficial alemán de las SS que dirigió la sección encargada de los judíos, hubo cierta reacción crítica contra sus interpretaciones. En el  fondo de las cuales siempre estuvo presente para sus oponentes la actitud favorable de nuestro historiador  y su familia hacia las posiciones sionistas que siempre combatieron la mentalidad  pasiva de los judíos ante sus históricas persecuciones.

La protagonizó la filósofa alemana Hanna Arendt que había recogido en su libro, Eichmann en Jerusalén. Un estudio de la banalidad del mal, sus crónicas sobre aquel célebre juicio. Arendt, aunque reconocía los méritos empíricos del libro de Hilberg, criticaba la falta de fundamento teórico de sus  tesis interpretativas. El autor   comenta aquí con una acidez irónica sus juicios y la acusa de ser la inspiradora de sus dificultades para la publicación de su obra en Estados Unidos.

    Aunque se  haya publicado tardíamente a España, alrededor de treinta años después  de su publicación original, estas Memorias de un historiador del Holocausto siguen teniendo, sin duda, gran interés no sólo para conocer el contenido de la magna obra de Hilberg sino también cómo fue la recepción por la opinión pública de uno de los acontecimientos más sobrecogedores de la historia del siglo XX. Y tal interés parece que lo está suscitando como demuestra el que este libro haya alcanzado ya su segunda edición.

     (Publicado en el suplemento cultura, Cultura, de La Nueva España, de Oviedo)

jueves, 7 de octubre de 2021

 












 

 

   NI LATINOAMÉRICA NI HISPANOAMÉRICA: ÑAMÉRICA

                                      JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 Martín Caparrós, novelista, ensayista y periodista argentino, es sin duda uno de los intelectuales vivos que mejor conoce el continente sudamericano como ha demostrado con sus análisis, a modo de realistas y sugerentes frescos, de sus grandes capitales. Y, como no podía ser de otra manera, después de sus treinta libros de ficción, ensayo y periodismo que han ganado todos los premios habidos y por haber, nos proporciona ahora en su Ñamérica  una visión diferente, personal, de gran riqueza  de interpretaciones, imágenes y sugerencias sobre la realidad sudamericana que surgió de la colonización española.

 Y para ello y, aunque no sea lo habitual, para su estudio, crea primero el concepto para proceder después a su análisis. Ni Latinoamérica, que es un término de procedencia francesa que surge en el siglo XIX, ni Hispanoamérica que conlleva la carga ideológica de un mundo creado por la conquista española cuando en realidad ya existían una realidad y una presencia humana y cultural anteriores, sino Ñamérica. Esto es:  la realidad político-social y cultural nacida de la conquista y el dominio español y que tiene como denominador común hablar español, esto es, el único idioma que utiliza una letra específica, la ñ, para identificar ese sonido.

 Es decir: ese espacio compuesto por veinte estados y cuatrocientos millones de habitantes, del que hay que excluir por diferencias de idioma, cultura e historia a Brasil, el gigante del continente. Su objeto de análisis es esa  realidad de trescientos años surgida  de su inclusión en el Imperio español y de doscientos de desarrollo tras su emancipación e independencia de aquél.

  Lo peculiar de la mirada de Caparrós es, como ocurre en muchas de sus obras, la confluencia de un enfoque múltiple ( que es casi un  género literario específico que algunos denominan como periodismo literario) en el que combina sabiamente tanto el ensayo, como la historia y el periodismo proporcionándonos una visión polifacética y compleja de la realidad que analiza utilizando para ello un estilo genuino, con valor literario, que es otro de los atractivos de su obra.

  Su análisis de la realidad ñamericana abarca hasta el momento actual, de modo que su interpretación rebasa y da explicación de su realidad presente superando y matizando la que nos dio en su momento de ella el uruguayo Eduardo Galeano en  Las venas abiertas de América Latina, obra que se convirtió en la visión canónica que  la izquierda europea tuvo de aquel continente durante varias generaciones. 

  Caparrós lleva a cabo un recorrido histórico de gran riqueza,  con interpretaciones personales y sugerentes,  de las cinco olas migratorias que han formado la Ñamérica actual. Desde la primera que dio lugar por emigración desde el continente asiático  a la mal denominada  población originaria a la que constituye su realidad actual derivada de una emigración masiva de sus  poblaciones hacia las ciudades y los países europeos, pasando por las que aportó la conquista y colonización españolas, la que  se produjo ron con la llegada masiva de esclavos negros hacia su territorio.

 La cuarta ola fue la de  la emigración económico-política de europeos hacia Ñamérica tras la segunda guerra mundial que se concentró, sobre todo, en los países del cono sur, principalmente Argentina. Países  que alcanzaron con ella cierto desarrollo económico que cristalizó en la aparición de  una creciente clase media.

 La quinta  y última ola es en la que inunda todavía  hoy la sociedad ñamericana y se caracteriza por un doble flujo emigratorio.  Una corriente  hacia el exterior, hacia los países europeos y, en el continente americano, hacia Estados Unidos. Y otra interior hacia las ciudades desde el mundo rural y campesino. Esta última es la  que está creando esa peculiar  realidad urbana hipertrofiada y dual (ciudad de ricos/ciudad de pobres) que caracteriza las ciudades ñamericanas. 

 Nuestro autor es demoledor, con razones de peso y justificaciones pertinentes, en su crítica de la conquista y dominación españolas de Ñamérica. Utiliza para ello los testimonios  de la obra del  padre Las Casas y deja  claro que aunque la explotación de aquellos territorios y sus pobladores se realizó con otra fórmula de la empleada por los británicos y franceses,  en último término su finalidad era la misma: la extracción de las riquezas de aquellas territorios a base de la explotación de la población indígena.

  El  tan cacareado mestizaje por parte de los defensores de la colonización hispana  no fue sino una forma de racismo y explotación con la que una minoría sometió a la población indígena de aquellos territorios Aunque Caparros rechaza con plena razón  la imagen de  Arcadia feliz de aquellos imperios indígenas que quieren darnos hoy algunos teóricos  y políticos de aquellos países y critica como puramente ideológica la concepción de poblaciones originarias que tratan de difundir los defensores del indigenismo.   

  Por si todo esto no fuera suficiente el escritor argentino realiza unos agudos   y documentados análisis de las características  específicas que impregnan esa realidad ñamericana como la desigualdad, la violencia, el machismo. Pero también el  significado, para él negativo, que tuvo y tiene la dominancia de su fe católica y la emergencia reciente de las creencias difundidas por las  iglesias evangélicas entre sus habitantes. Pero  no todo son para nuestro autor aspectos negativos. También  valora como positivas las aportaciones culturales  derivadas de su sincretismo cultural que supuso ese oleaje de migraciones.

Y cada una de esas interpretaciones las refrenda con la descripción  de un caso concreto a modo de un reportaje periodístico (generalmente, una gran ciudad ñamericana: México, Bogotá, Caracas, La Habana, Buenos Aires, Miami), género en el que, sin duda, Caparrós demuestra ser un gran maestro.

 Más allá de algunas afirmaciones, opiniones, valoraciones e interpretaciones discutibles, podemos decir que  esta obra es, sin duda, el retrato más fiel, completo   y mejor que se ha escrito en los últimos tiempos  de esa  realidad  que fue y es hoy Ñamérica.  Si tienen interés por el tema,  leanlo. No lo duden. No les defraudará.    

(Publicado en el suplemento cultural “Cultura” de La Nueva España, de Oviedo)