lunes, 26 de agosto de 2019

Los migrantes que quedaban a bordo del barco saludan momentos antes de desembarcar en la isla de Lampedusa








MARCOS DE QUINTO
                  Julio Antonio Vaquero  Iglesias
Lo ha dicho Alberto Garzón y hay que reconocerle cierta agudeza que no parece tener en cambio con su postura de “mamporrero” ( con perdón) de Pablo Iglesias. De Quinto, el portavoz de Economía de Ciudadanos, ex vicepresidente mundial de Coca Cola y el gran fichaje de  Albert Rivera  para  incorporar elementos de la sociedad civil en el partido, no es sino el reflejo de la deriva hacia la derecha reaccionaria que está teniendo el partido que nació como representante de un nacionalismo liberal democrático y se está convirtiendo en su afán de liderar la derecha española a costa de lo que sea, en un partido reaccionario que pacta con la ultraderecha para conseguir un objetivo que difícilmente llegará a conseguir: el “sorpasso” del PP. Lo que explica el abandono del partido de algunos de sus dirigentes liberales más destacados o las reservas de otros que ven con preocupación la deriva involucionista de su líder hacia el conservadurismo ideológico y un modelo de partido  jerárquico y centralizado ajeno a una verdadera formación liberal democrática y liderado por un dirigente que más parece un adolescente enfurecido y sabelotodo que utiliza técnicas de marketing en su estrategia política ( acuérdense de aquello de la “banda y su jefe” con lo que nos deleitó en los últimos debates parlamentarios) como si los ciudadanos fuéramos  compradores  de lavadoras o meros clientes a convencer de la sociedad de consumo posindustrial.   
 No es extraño, pues, que su fichaje estrella para las ultimas elecciones haya sido un personaje del mundo de las multinacionales, Marcos de Quinto, el ex vicepresidente mundial de Coca Cola primero  y dirigente de Telepizza después, que ha entrado en nuestra vida política como elefante en una cacharrería confundiendo sus bien pagadas actitudes ( si no que se lo digan a los trabajadores despedidos de Coca Cola) de ejecutivo agresivo con las que debe de tener un político democrático que debería de actuar con el respeto debido a los ciudadanos que le pagan y a la  sociedad para cuyo bienestar, desde su visión partidaria, claro,  ha sido elegido.     
 Desde su irrupción en marzo en la política española el tal De Quinto no publica ,sino que “dispara”” sus tuits  contra todo aquel que se mueve y no coincide con su elitista, casi diría que darwinista, mirada, a base de insultos y expresiones airadas que expresan sus poco actitudes democráticas y el respeto mínimo que debe tenerse cuando se interviene en los foros en que mueve el debate  público, aumentando aún más, el estado de crispación en que desgraciadamente aquél se está desarrollando en España. Eso sí, sin que sepamos realmente el programa y las ideas económicas que como portavoz de Economía  de su formación, debería estar difundiendo entre los ciudadanos.
    El último de sus exabruptos, claramente indicador su agresiva  mentalidad neoliberal más que liberal ( ¡Dios mio! qué dirían nuestros viejos, decentes y hasta sociales  liberales si vieran quienes se camuflan hoy bajo  su ideario!) ha sido  calificar a los explotados, vejados y masacrados migrantes del Open Arms” de “bien comidos pasajeros” que tienen dinero para pagar a las mafias. Como es habitual entre estos ejecutivos agresivos de las multinacionales, causantes además en cierto grado de muchas de las tragedias y la desigualdad que generan esos movimientos migratorios, todo lo  explican y lo valoran desde el único punto de vista con el que ven y actúan en el mundo: con las gafas del dinero, las ganancias y las pérdidas, nunca desde la perspectiva de las personas y la humanidad.
 Sí, sin duda, el fichaje de personajes como De Quinto por Rivera es muy significativo de la deriva derechista hacia la que está girando “su” partido. Deriva que explica, en cierta medida,  su aceptación a entrar en coaliciones en las que está presente la ultraderecha de Vox.
(Publicado en las páginas de opinión de La Nueva España de OviedoI



viernes, 9 de agosto de 2019












PRIMO LEVI: LA MEMORIA DEL HOLOCAUSTO
                     JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 El pasado 31 de julio se ha cumplido el centenario del nacimiento del escritor judío turinés Primo Levi, de familia  de origen español, que  con sus libros nos ha proporcionado el más completo y impresionante testimonio y la reflexión más profunda de lo que fue el Holocausto judío a partir de su experiencia de un año  en el campo de exterminio de Auschwitz, donde fue internado por su participación como partisano en la lucha contra los nazis y  la república fascista italiana.
 Su libro, Si esto es un hombre (1947)  es, sin duda, uno de los más importantes y sobrecogedores   libros del siglo XX que todo ciudadano debería leer para entender hasta qué profundidades de horror nos condujo  nuestro sangriento siglo XX y dada la peligrosa evolución que está teniendo el actual, para estar atentos  que no se reproduzcan en nuestro tiempo aquellos trágicos acontecimientos. El superviviente Levi desarrolla en sus páginas, más que una visión testimonial de aquel horror inhumano, una descripción objetiva de lo que allí sucedía  y una reflexión más elaborada sobre la negación del hombre a través de una práctica carcelaria deshumanizadora que convertía a los prisioneros que servían para el trabajo en objetos, en no hombres,  por debajo del nivel de los animales y a los que no, en carne de  cámara de gas.
Ese nivel de objetividad y abstracción con que está escrita convierten en singular la obra de  Primo Levi  entre las que componen la literatura testimonial  sobre el Holocausto. Y al que hay que añadir, además, otros dos posteriores  que forman su trilogía sobre el tema y en los que desarrolla una reflexión más elaborada y amplía   sobre su significado:  La tregua  ( 1963)  y Los hundidos y los salvados (1986).
 Para Levi, esos libros tienen una misión que es la pedagogía de la memoria, pero no desde luego para comprender lo que sucedió, porque comprender es justificar  y aquel horror no tiene justificación posible, sino para conocer lo que ocurrió. Porque puede volver a suceder y  dado cómo se ha tratado y olvidado posteriormente  por espurios intereses e incluso encarnado su negación de la condición humana en otros regímenes totalitarios posteriores, conocerlos  se convierte en una prueba más de la necesidad no de comprenderlo, lo cual es imposible,  sino de recordarlos, tenerlos presente para que no puedan volver a suceder.
 Los campos de exterminio no serían sino un modelo   de lo que eran los regímenes totalitarios con sus “zonas grises” en la que no sólo había víctimas y verdugos, sino que un sector de las víctimas se convertía también en verdugos de sus propios compañeros y colaboraban en las tareas de llevarlos a las cámaras de gas. Una muestra más de la degradación a que condujo aquella terrible experiencia
 Pero, a pesar de esa misión que Levi se autoimpuso, de dar testimonio de aquel horror que vivió y de hacerlo por los que no pudieron sobrevivir, nunca pudo, como otros muchos supervivientes de los campos, superar  el sentimiento de culpa  por haber salido con vida de aquello  y todo parece indicar que  el accidente que le causó la muerte en 1986 no fue sino un suicidio.
   Sin duda, lo mejor que podemos hacer para participar en esta conmemoración es leer o releer Si esto es un hombre Estoy seguro que les impactará, entre otras cosas porque lo que hemos vivido y estamos viviendo  después de Auschwitz está claro que no nos ha dejado vacunados contra aquel horror.
      (Publicado en las páginas de Opinión de La Nueva España, de Oviedo)