NO EN SU NOMBRE
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
El esperpento de inauguración del
nuevo hospital de Madrid “Isabel Zendal” con el edificio medio construido, sin quirófanos, sin suficiente
personal adscrito y con un abultado sobrecoste sobre el presupuesto inicial, es
la expresión más significativa de la deriva trumpiana de la presidenta de la
comunidad de Madrid Isabel Ayuso y de la
sombra tras la que se cobija que es su asesor Miguel Ángel Rodríguez, aquel que
aconsejó también a Aznar en su mandato. Mandato del que no hay nunca que
olvidar que fue en el que se pusieron las bases de la corrupción estructural en
que se movió después el Partido Popular.
No se les ha ocurrido a los inspiradores de la
creación de este “nuevo centro” hospitalario otra idea que denominarlo con el
nombre de Isabel Zendal la que fue el
alma de aquella expedición apoyada Carlos IV y Godoy y dirigida por el médico
valenciano Balmis que llevó la vacuna contra la viruela por toda América
hispana y Filipinas vacunando a más de 250.000 personas y limitando las consecuencias terribles
que aquella pandemia estaba causando
entre la población mundial.
Isabel Zendal, como reconoció el propio
Balmis, fue la verdadera alma de aquella expedición y la expresión más acabada de la solidaridad y el compromiso con sus
semejantes. Campesina gallega, de origen humilde terminó siendo la rectora del
Hospicio de La Coruña y formó parte de aquella humanitaria expedición como
cuidadora de los veintidós niños, incluido su hijo, que eran los portadores de
la linfa que se utilizaba para la vacunación de la viruela. Su decisión, su
coraje y su sentido común fueron desde luego decisivos para el éxito de aquella
humanitaria expedición. De ahí que la OMS la declarara como la primera
enfermera dedicada a misiones internacionales.
Viendo la utilización como reclamo de propaganda política que se está
haciendo de ese “nuevo hospital” a favor de la presidenta Ayuso, algunos
pensamos que en cierta manera y comparándolo con la brillante y humanitaria
actividad que desplegó Isabel Zendal en vida, con la imposición de su nombre al
“nuevo hospital”, en cierto modo se está mancillando su nombre.
Sin saberlo, por su supina ignorancia ( la denominaba hace unos días
como Zéndal el segundo de Casado,
Teodoro López Egea) daba en el clavo
hace unos días al declarar que con el
tiempo este hospital debería de denominarse “Isabel Ayuso” y no “Isabel
Zendal”. Sin duda, pero no por los motivos encomiásticos que latían en sus palabras, sino por todo lo contrario: no
utilizar el nombre de aquella heroica y benefactora mujer para designar una costosa y faraónica
operación de imagen y propaganda política.