OTRA
PROBABLE VÍCTIMA DE LA PANDEMIA
Julio
Antonio Vaquero Iglesias
No, no me refiero a las verdaderas
víctimas del covid-19, esos miles de familiares, amigos, conocidos,
compatriotas que fallecieron a causa del virus en unos hospitales colapsados
sin los instrumentos sanitarios adecuados para atenderlos o en las residencias
de nuestros mayores sin medios y sin capacidad de enviar a sus internos
enfermos a los hospitales adecuados para prestarles la atención sanitaria
debida. Ni a las que se añadirán muchos miles más durante
esta segunda oleada del virus que nos atenaza.
Las víctimas a las que me refiero es en conjunto la clase política de
este país que ante la crítica situación sanitaria que vivimos demuestran su
incapacidad para dejar a un lado sus pedestres objetivos políticos y atender de
verdad a los problemas sanitarios derivados del nuevo ataque del virus. Ya sé,
ya sé, que no son todos los miembros de esa clase y que todavía pueden salvarse
algunos de ellos tanto de la izquierda como de la derecha que están intentando
con escaso éxito hacerle frente a la endiablada situación en que nos está
poniendo el segundo ataque del virus.
Pero en conjunto nuestros políticos están
actuando atendiendo sobre todo a sus intereses corporativos y en segundo lugar
y de modo secundario a la endiablada situación sanitaria en que se encuentra
nuestro país. ¿Vale más un voto que una vida? Esa sería la pregunta que
deberían responderse la mayor parte de nuestros dirigentes políticos de manera
reflexiva y consciente y dado lo que los ciudadanos estamos viendo perplejos es
que la mayor parte de ellos parece que ya
la han respondido a favor del interés político más que al sanitario de procurar dejar a
parte los intereses partidarios y tratar por todos los medios de llegar a
acuerdos y aparcar los enfrentamientos y la lucha partidaria para
buscar la unión y tratar de llegar a una acción común que ayude a salir de esta
trágica situación con la menor pérdida de vidas humanas.
Los ciudadanos asistimos perplejos y
avergonzados a la batalla política que se está desarrollando en la comunidad de
Madrid por el control de las medidas contra la pandemia. Y es necesario que,
por todos medios posibles, hacerle llegar a la derecha que tiene el poder
político en esa comunidad que no sólo una vida humana vale más que tratar de
mantener viva cualquier actividad económica, sino también que no es posible la
vida económica sin el respeto y el cuidado por la vida humana. Al contrario de
lo que refleja el pensamiento “tan elaborado” que ha expuesto en algunas de sus
declaraciones la presidenta de aquella comunidad que se está constituyendo con
su actuación en un modelo en negativo de lo que debe de ser un político. Y a la
izquierda hay que recordarle que no es el momento de aprovechar la situación de
crisis para tratar de llevar a cabo algunos de sus ideales políticos poniéndolos por delante de
la atención prioritaria que hay que dedicarle en este momento a la lucha sin
cuartel contra la pandemia.
De seguir con este espectáculo denigrante que está dando la mayor parte de nuestra clase política otra de las víctimas de la pandemia, por si no fueran pocas y graves las negativas secuelas que está causando, va a ser desgraciadamente la propia clase política y con ella la vida política futura, dado el bochornoso espectáculo que está protagonizado en esta dramática situación por la que estamos pasando. Desde luego, va ser difícil que recobren en los tiempos duros de pospandemia que nos esperan un mínimo de credibilidad ante la ciudadanía y con ello dejen el campo abonado para otras opciones políticas no democráticas.
(Este artículo se ha publicado en las páginas de opinión de La Nueva España, de Oviedo)
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