AZAÑA Y SU TIEMPO
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Vida y tiempo de
Manuel Azaña
Santos Juliá
Taurus, 2008
Parece poco creíble, pero es cierto.69 años después de finalizada la Guerra Civil todavía no contábamos con una biografía completa del que fue símbolo y encarnación de la Segunda República: Manuel Azaña. Santos Julíá ha puesto fin a ese clamoroso vacío con su Vida y tiempo de Manuel Azaña. La falta de unas verdaderas Obras Completas del intelectual político alcalaíno (el contenido de las de Marichal no era sino una recopilación parcial de sus escritos) y el desconocimiento del paradero de su archivo personal, hacían imposible acometer esa labor biográfica con un mínimo de solvencia. A pesar de ello, el final de la dictadura trajo como era de esperar una renovada atracción por el personaje y la publicación de varios libros sobre su vida, acción y pensamiento políticos, pero todos ellos lastrados por esas limitaciones
La devolución del archivo de Azaña,
que obraba en poder del dictador como si
de una propiedad personal o un trofeo de guerra se tratase, fue, pues,
la condición necesaria, pero no suficiente para que se emprendiera la difícil y
laboriosa tarea de editar unas
definitivas Obras Completas de los
escritos del que fue jefe de gobierno,
presidente y alma de la Segunda República. Salvados ambos escollos, estaban
puestas, pues, las bases para la
confección de una verdadera biografía de Azaña. Y como no podía ser de otro
modo, ha sido el responsable de esa
edición de las Obras Completas de Azaña, el historiador y catedrático Santos
Juliá, el autor de esta última y completa biografía. Juliá había escrito ya, en los años ochenta, otra - la mejor con diferencia para mi gusto-
de esas biografías incompletas que se habían escrito en la etapa democrática.
Así que creo que podemos decir que el
retrato completo que Juliá traza ahora
de don Manuel es, en parte, el corolario
de la mencionada edición , pero, a la vez, una adecuada y necesaria guía
para la recomendable lectura de la
excelente edición que nuestro historiador ha realizado de los escritos de Azaña,.
Biografía completa e integral
La visión de Azaña que aporta la
biografía de Juliá es completa en un doble sentido. No sólo en el temporal
cubriendo su análisis de manera detallada (más de la mitad de las páginas del
libro) la primera y casi desconocida primera etapa de la vida de Azaña hasta su ascenso al
protagonismo político con la llegada de
la República. Sino que, además, toca todos los planos de su vida. Tanto su pensamiento
como su acción intelectual y política.
Primero a través de su labor en dos de los
principales centros de esas actividades en aquel tiempo en España como
fueron el Ateneo y el Partido Reformista; y después en su labor como ministro,
presidente de Gobierno y presidente de la República, además de su intensa labor
partidaria a través de Acción
republicana e Izquierda Republicana Pero
sin dejar fuera de su foco de atención, tanto su vida íntima y familiar y las fuentes de su
sentimentalidad ( si me perdonan la palabreja), como el significado de su labor
y obra literarias.
Ese análisis biográfico lo realiza nuestro autor, por si fuera poco lo anterior, ensamblando
perfectamente todos esos planos de modo
que estamos ante una biografía que, además, de completa, podríamos calificarla
también de integral. Y aún más. Todo
ello está contextualizado en el
discurrir histórico de su tiempo. De modo que la biografía es un repaso
brillante y esclarecedor te del tiempo
histórico que le tocó vivir a don
Manuel, esto es, esencialmente la primera mitad
nuestro siglo XX, etapa de la que Julíá es un excelente conocedor como nos lo ha
demostrado ya varias veces en sus libros de investigación y de síntesis. Por
todo ello, se puede decir que el titulo que
encabeza el libro (“Vida y tiempo de…” ) se corresponde
perfectamente con su contenido
De liberal templado a republicano de izquierda
El Azaña que resulta de esta
biografía es el de un intelectual político, no un político intelectual ( aquí
el orden del sintagma sí altera el resultado) que comienza como un liberal
templado con una clara conciencia de la necesidad de transformación de aquel corrupto sistema
político restaurador en un sentido democrático, lo que cree factible
realizar, hasta la etapa de la Dictadura primorriverista, a través de la reforma desde dentro de la Monarquía
restauradora. De ahí su adscripción y
participación política dentro del Partido
Reformista de Melquíades Álvarez.
Actitud y posición políticas que, con la implantación de la Dictadura, y del mismo modo que otros
muchos otros de sus correligionarios, terminó por abandonar, evolucionando
hacia un republicanismo radical, de izquierda, cuyo objetivo era la transformación de aquel régimen desde la
raíz.
Para llevar a cabo ese programa radical, revolucionario, como el mismo le
denomina a veces, Azaña pensaba que era
necesario enfrentarse sin contemplaciones
a los dos poderes fácticos sobre
los que había pivotado aquel sistema, la Iglesia católica y el Ejército y no
excluir, sino integrar a la clase obrera
en esa nueva sociedad y sistema
democráticos que debía de sustituir al régimen oligárquico y la sociedad profundamente clasista y jerarquizada de la
Restauración.
.. Programa que conllevaba sustituir la Monarquía por la República y
construir un estado descentralizado que diese satisfacción a las aspiraciones de los nacionalistas, cuyas peticiones avalaba no sólo la historia, sino, y sobre todo, la
razón, que para Aza-ña siempre debía primar sobre la tradición histórica.
Ése fue, en sus líneas maestras, el programa que, primero, trató de hacer
realidad, y. en parte implantó, en el primer bienio republicano, tras caerse
del caballo del accidentalismo monárquico del Partido Reformista. Y posteriormente
defendió en el bienio radical-cedista frente al catolicismo político y los
militares africanistas,
Ni anticlerical ni antipatriota
. Sin duda, la visión de Azaña que nos proporciona Juliá en este libro
contradice tanto la auto versión que el propio don Manuel dio de sí mismo en relación con la primera etapa de su vida, antes de su ascenso
al protagonismo político con la llegada de la República, como la que de él dio la derecha de la época y después el franquismo
Ni señorito benaventino, como el mismo
se calificó, ni anticlerical furibundo. Como tampoco antipatriota
extranjerizante. Y mucho menos, como ha querido catalogarlo más recientemente algún azañista de la derecha, miembro destacado de
la tercera España por un mal entendimiento de su postura durante el conflicto
civil para conseguir la mediación de Francia y Gran Bretaña con el objeto de conseguir
la retirada de alemanes e italianos, y con ello
el final del conflicto.
En efecto, de señorito benaventino, nada, como demuestra su preocupación
continúa por su preparación intelectual
en su etapa de formación ( era un auténtico devorador de libros) y su intensa
actividad intelectual en el Ateneo.
Tampoco furibundo anticlerical, sino
persona alejada de la Iglesia por un temprana crisis religiosa y acerado crítico de la acción pública y
política de la Iglesia católica en nuestro país, pero profundamente respetuoso
con las ceremonias y el sentimiento religioso ajeno. Y mucho menos
antipatriota, sino intelectual con una
concepción progresista y moderna de lo que era la nación y el patriotismo.
Pero, sobre todo, como ya sabíamos y abunda Juliá en su excelente y
recomendable biografía, Azaña fue la
palabra hecha política.
(Publicado en diciembre de 2010 en el suplemento cultural Cultura de La Nueva España (Asturias)
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