domingo, 8 de marzo de 2015

LAS DOS ALMAS DEL 15 M

                                            LAS DOS ALMAS DEL 15-M
                                                    Julio Antonio Vaquero Iglesias



 Entre la frondosa literatura con que ya cuenta el movimiento del 15- M, este pequeño libro,  Nada será como antes. Sobre el movimiento 15 M (Los Libros de la Catarata,2011) tiene, sin duda, una especial significación. Su autor, Carlos Taibo, ha sido un privilegiado testigo del inicio de ese movimiento como la persona en quien confiaron los “indignados” para que les dirigiera la palabra ese día 15 en la manifestación madrileña con que comenzó  el movimiento su andadura. Pero no sólo por ese hecho. Lo es también por su contrastada competencia en esta materia. Porque Taibo es un activista de  esos movimientos  sociales críticos que han sido uno más de los componentes del movimiento, además de un estudioso de los mismos como profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid.  Pero su visión, más que la del académico que habla desde fuera de algo que analiza y  estudia, que también, es, sobre todo, la de un profundo conocedor desde dentro de esa clase de movimientos sociales . La suya es en este sentido una visión del mismo  desde la izquierda anticapitalista.
 . Desde el punto de vista sociológico, es un movimiento con dominancia de jóvenes, pero también con un importante sector de adultos, sin apenas  presencia de adolescentes y con un claro componente interclasista. La clase obrera como tal apenas tiene presencia en el movimiento. Ideológicamente, lo que  define a los contestatarios, y esta es la tesis principal del libro de Taibo, nacida de su propia experiencia empírica en el momento inicial del movimiento,  es la de que en él han coexistido, vivificándose  mutuamente, dos almas  diferentes. La de los componentes pertenecientes a los movimientos sociales críticos con una clara filiación ideológica anticapitalista, que habrían sido, en realidad, los convocantes de la primera manifestación. Y la otra, la de los que componen la mayoría del movimiento esto es,  los jóvenes airados, cabreados con su situación de desempleo, precariedad, abusos empresariales, precios inalcanzables de los alquileres y de la vivienda, y la usura de los bancos, quienes respondieron masivamente a la convocatoria y constituyen hoy la masa dominante del movimiento y cuyos planteamientos y demandas son pedir la reforma política, más o menos profunda, del sistema que los margina, negándoles la posibilidad de un futuro digno.. Hasta topográficamente, dice Taibo, esas dos almas se distinguen: los procedentes de los movimientos sociales críticos dominan las asambleas y los jóvenes pueblan las concentraciones y las acampadas nocturnas.
             Pero las dos almas del movimiento han aprendido a convivir entre sí y ambas han aprendido  la una de la otra: la encarnada en los movimientos sociales críticos se ha alimentado de las reivindicaciones menos elaboradas de los jóvenes airados, mientras que la que mueve el impulso de éstos ha hallado  una  respuesta ideológica formalizada a muchas de sus propuestas en las posiciones de la otra. Aunque lo cierto es que todavía- desgraciadamente, pensamos algunos- ambas almas no han terminado de fundirse en una sola, que es realmente lo que temen las gentes del orden conservador (aquellas que pronostican que el movimiento puede derivar en una nueva  Bastilla que termine desencadenando una dictadura, como la que nos cuenta Pedro J. Ramírez en su personal versión de la Revolución Francesa; una Bastilla en la que  puede desembocar el movimiento, si, como amenaza Esperanza Aguirre, no se lo impedimos ( ella y los suyos, claro) invirtiendo el dinero de los recortes en educación en crear una guardia de la porra autonómica que meta  en vereda a la fuerza  a sus componentes). Pero no es sólo la derecha y la caverna mediática la que ve con malos ojos a los contestarios, también, como sostiene Taibo, hay  fuerzas partidarias e instituciones sindicales de filiación ideológica  progresista  y hasta de la  izquierda que los miran torvamente, aunque en este caso, más que acabar con el movimiento, lo que tratan es de domesticarlo y llevarlo a su redil.    
    La consecuencia  de ese dual  “almario”  ha sido, además, que las propuestas surgidas de las  distintas asambleas, esto es, lo que llamaríamos el programa del movimiento del 15  de mayo, no dejan tampoco de expresar  esa doble filiación ideológica, aunque hayan sido aprobadas por todos los componentes del movimiento. Así, más vinculadas  con los movimientos sociales críticos, están las propuestas que se refieren a la resolución de la crisis económica como el fin del rescate a las entidades financieras, una mayor carga fiscal para los ricos, la aplicación de una tasa que grave las transacciones especulativas, el rechazo de las privatizaciones  y  la defensa de los servicios públicos en el ámbito de la sanidad, la educación y el transporte, la demanda del reparto del trabajo y las rentas básicas o la lucha contra los paraísos fiscales, entre otras. Pero, sobre todo, nacen de esa alma vinculada a los movimientos sociales críticos las que se refieren a la defensa de las reivindicaciones históricas del movimiento feminista, las propuestas del ecologismo radical y las que  defienden el pacifismo y a la reducción del gasto militar; o, en fin, las que ponen en primer plano los problemas de los derechos del Sur.
            En cambio, más en sintonía con ese alma que mueve la contestación de los jóvenes airados, estarían las demandas que hacen en relación con la solución a los problemas que afectan en mayor medida a los jóvenes, como el desempleo, la precariedad, los abusos empresariales; el de la vivienda con la implantación de unas políticas que acaben con los alquileres elevados y los precios abusivos de la vivienda y pongan en vigor la expropiación de los pisos no vendidos. O el cuestionamiento de la vía abierta a la mercantilización y privatización de la universidad pública. Y a caballo de una y otra están, sin duda, las demandas de la reforma (para los jóvenes contestatarios) o de cambio estructural (para los miembros de los movimientos sociales críticos) del sistema político que consideran que no es una verdadera democracia con sus secuelas de corrupción, de privilegios para los políticos, la falta de independencia del poder judicial y, sobre todo, la subordinación del poder político a las grandes corporaciones económico- financieras. Y para conseguir una verdadera democracia, la necesidad de propiciar un despliegue de las fórmulas de la democracia directa.
             Sin duda, un apropiado, bien dotado y, sobre todo, justo fondo de “almario”. Está claro que  pase lo que pase, ya nada será como antes.
 ( PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO), 

    

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