LAS
DOS ALMAS DEL 15-M
Julio Antonio Vaquero Iglesias
Entre la frondosa literatura con que ya
cuenta el movimiento del 15- M, este pequeño libro, Nada será como antes. Sobre el movimiento 15 M (Los Libros de
la Catarata,2011) tiene, sin duda, una especial significación. Su autor, Carlos
Taibo, ha sido un privilegiado testigo del inicio de ese movimiento como la
persona en quien confiaron los “indignados” para que les dirigiera la palabra
ese día 15 en la manifestación madrileña con que comenzó el movimiento su andadura. Pero no sólo por
ese hecho. Lo es también por su contrastada competencia en esta materia. Porque
Taibo es un activista de esos
movimientos sociales críticos que han
sido uno más de los componentes del movimiento, además de un estudioso de los
mismos como profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid. Pero su visión, más que la del académico que
habla desde fuera de algo que analiza y estudia, que también, es, sobre todo, la de un
profundo conocedor desde dentro de esa clase de movimientos sociales . La suya
es en este sentido una visión del mismo desde la izquierda anticapitalista.
. Desde el punto de vista sociológico, es un
movimiento con dominancia de jóvenes, pero también con un importante sector de
adultos, sin apenas presencia de
adolescentes y con un claro componente interclasista. La clase obrera como tal
apenas tiene presencia en el movimiento. Ideológicamente, lo que define a los contestatarios, y esta es la
tesis principal del libro de Taibo, nacida de su propia experiencia empírica en
el momento inicial del movimiento, es la
de que en él han coexistido, vivificándose
mutuamente, dos almas diferentes.
La de los componentes pertenecientes a los movimientos sociales críticos con
una clara filiación ideológica anticapitalista, que habrían sido, en realidad,
los convocantes de la primera manifestación. Y la otra, la de los que componen
la mayoría del movimiento esto es, los
jóvenes airados, cabreados con su situación de desempleo, precariedad, abusos
empresariales, precios inalcanzables de los alquileres y de la vivienda, y la
usura de los bancos, quienes respondieron masivamente a la convocatoria y
constituyen hoy la masa dominante del movimiento y cuyos planteamientos y
demandas son pedir la reforma política, más o menos profunda, del sistema que
los margina, negándoles la posibilidad de un futuro digno.. Hasta
topográficamente, dice Taibo, esas dos almas se distinguen: los procedentes de
los movimientos sociales críticos dominan las asambleas y los jóvenes pueblan
las concentraciones y las acampadas nocturnas.
Pero las dos almas del movimiento han
aprendido a convivir entre sí y ambas han aprendido la una de la otra: la encarnada en los
movimientos sociales críticos se ha alimentado de las reivindicaciones menos
elaboradas de los jóvenes airados, mientras que la que mueve el impulso de
éstos ha hallado una respuesta ideológica formalizada a muchas de
sus propuestas en las posiciones de la otra. Aunque lo cierto es que todavía-
desgraciadamente, pensamos algunos- ambas almas no han terminado de fundirse en
una sola, que es realmente lo que temen las gentes del orden conservador
(aquellas que pronostican que el movimiento puede derivar en una nueva Bastilla que termine desencadenando una
dictadura, como la que nos cuenta Pedro J. Ramírez en su personal versión de la
Revolución Francesa; una Bastilla en la que puede desembocar el movimiento, si, como amenaza
Esperanza Aguirre, no se lo impedimos ( ella y los suyos, claro) invirtiendo el
dinero de los recortes en educación en crear una guardia de la porra autonómica
que meta en vereda a la fuerza a sus componentes). Pero no es sólo la derecha
y la caverna mediática la que ve con malos ojos a los contestarios, también,
como sostiene Taibo, hay fuerzas
partidarias e instituciones sindicales de filiación ideológica progresista y hasta de la izquierda que los miran torvamente, aunque en
este caso, más que acabar con el movimiento, lo que tratan es de domesticarlo y
llevarlo a su redil.
La
consecuencia de ese dual “almario” ha sido, además, que las propuestas surgidas
de las distintas asambleas, esto es, lo
que llamaríamos el programa del movimiento del 15 de mayo, no dejan tampoco de expresar esa doble filiación ideológica, aunque hayan
sido aprobadas por todos los componentes del movimiento. Así, más vinculadas con los movimientos sociales críticos, están
las propuestas que se refieren a la resolución de la crisis económica como el
fin del rescate a las entidades financieras, una mayor carga fiscal para los
ricos, la aplicación de una tasa que grave las transacciones especulativas, el
rechazo de las privatizaciones y la defensa de los servicios públicos en el
ámbito de la sanidad, la educación y el transporte, la demanda del reparto del
trabajo y las rentas básicas o la lucha contra los paraísos fiscales, entre
otras. Pero, sobre todo, nacen de esa alma vinculada a los movimientos sociales
críticos las que se refieren a la defensa de las reivindicaciones históricas
del movimiento feminista, las propuestas del ecologismo radical y las que defienden el pacifismo y a la reducción del
gasto militar; o, en fin, las que ponen en primer plano los problemas de los
derechos del Sur.
En cambio, más en sintonía con ese
alma que mueve la contestación de los jóvenes airados, estarían las demandas
que hacen en relación con la solución a los problemas que afectan en mayor
medida a los jóvenes, como el desempleo, la precariedad, los abusos
empresariales; el de la vivienda con la implantación de unas políticas que
acaben con los alquileres elevados y los precios abusivos de la vivienda y
pongan en vigor la expropiación de los pisos no vendidos. O el cuestionamiento
de la vía abierta a la mercantilización y privatización de la universidad
pública. Y a caballo de una y otra están, sin duda, las demandas de la reforma (para
los jóvenes contestatarios) o de cambio estructural (para los miembros de los
movimientos sociales críticos) del sistema político que consideran que no es
una verdadera democracia con sus secuelas de corrupción, de privilegios para
los políticos, la falta de independencia del poder judicial y, sobre todo, la
subordinación del poder político a las grandes corporaciones económico-
financieras. Y para conseguir una verdadera democracia, la necesidad de
propiciar un despliegue de las fórmulas de la democracia directa.
Sin duda, un apropiado, bien dotado y, sobre
todo, justo fondo de “almario”. Está claro que pase lo que pase, ya nada será como antes.
( PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, DE OVIEDO),
No hay comentarios:
Publicar un comentario