viernes, 27 de marzo de 2015

FIDEL CASTRO VISTO POR SÍ MISMO

                             FIDEL CASTRO VISTO POR SÍ MISMO

                                              JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

                                                            
Las biografías sobre  Fidel Castro son numerosas. La gran mayoría o satanizan al personaje considerándolo como un sanguinario dictador de izquierdas que tiene secuestrado al pueblo cubano  o son panfletos hagiográficos que lo elevan a los altares de la revolución antiimperialista  y socialista como si de una deidad profana sin mácula se tratase. Son menos, en cambio, entre las muchas biografías publicadas, las que responden tanto al criterio de imparcialidad (me refiero a esa imparcialidad  contraria a la parcialidad partidista que no acepta, como hace ésta,  el todo vale  mientras concuerde con sus tesis), como al del rigor metodológico de la historiografía biográfica. Por su parte, Fidel no ha escrito, al menos hasta ahora, su autobiografía. Quizás siguiendo el ejemplo de uno de sus más admirados personajes históricos, Simón Bolívar, que desdeñó escribir la suya por considerarlo un ejercicio sin sentido.
Un nuevo  libro de conversaciones con Fidel
El líder cubano ha recurrido, en cambio, a otro soporte, el libro de entrevistas,  para contrarrestar las campañas de intoxicación informativa que contra él y la revolución cubana, ha venido realizando, desde su inicio, el poderoso aparato mediático de la oposición anticastrista de Miami y, tanto monta, monta tanto, las diversas Administraciones norteamericanas. Esta clase de libros están  dedicados a difundir  y explicar desde dentro las razones de las medidas políticas adoptadas por la revolución y el  rumbo que ha seguido y los acontecimientos y circunstancias por  los que ha atravesado. Y están por ello dirigidos principalmente tanto a los cubanos de la isla como a los  sectores de opinión latinoamericanos y del resto del mundo -sobre todo, del Sur- simpatizantes o neutrales ante la Revolución cubana. Son, pues, libros orientados a la praxis política y, como tal, hay que juzgarlos. Pero no por ello dejan  de ser también la expresión  de la percepción de Fidel sobre de las diferentes coyunturas por las que ha pasado la revolución e, incluso, nos proporcionan algunas informaciones y datos de interés  sobre la misma
 Fidel siempre ha confiado la realización de estos libros de conversaciones a algún intelectual o periodista  del campo de la izquierda que  haya  manifestado alguna clase de sintonía  con la revolución cubana  Así, entre los más importantes libros de este género, que son sólo tres o cuatro, están los de Tomas Borge y  Frey Betto,  personajes profundamente comprometidos con la  lucha para acabar con la desigualdad y la pobreza  en América Latina y lograr su transformación social desde una perspectiva anticapitalista. Ahora se suma a  ellos un nuevo y  recién publicado libro de  este tipo, titulado, Fidel Castro. Biografía a dos voces. Editorial Debate, 2006, cuyo editor-coautor es Ignacio Ramonet, uno de los más prestigiosos líderes y teóricos del movimiento altermundista, director de Le Monde Diplomatique  y destacado dirigente de ATACC, organización para la lucha contra la globalización neoliberal.
La importancia y la diferencia de este último libro en relación  con los anteriores mencionados  responden a varios factores. En primer lugar, está el hecho de que  por ser el de más reciente publicación, nos permite conocer la visión que el mandatario cubano tiene de la última etapa de la revolución. Años jalonados por acontecimientos y cambios mundiales tan importantes que han afectado decisivamente a la vida de la Cuba revolucionaria. Como han sido, sobre todo,  la crisis y la caída de  la Unión Soviética  y los otros regímenes del socialismo real, de cuyo bloque formaba parte  y dependía económicamente la Cuba socialista. Esa desaparición ha producido la etapa más dura por la que ha tenido que atravesar la revolución cubana. Años en que comienza también  a plantearse por razones biológicas el problema de la sucesión de Fidel y con él el del  futuro de una Cuba postcastrista.
 Con  referencia a estos dos últimos aspectos todavía el libro  tiene otro  interés  añadido en las  circunstancia presentes. Su publicación ha coincidido  con el momento preciso  en que el presidente cubano, por razones de enfermedad, ha tenido que delegar temporalmente el poder en manos del primer vicepresidente, su hermano Raúl, y todo parece indicar que se inicia, con ello, una nueva y decisiva etapa de la revolución cubana. De hecho, una de las tareas a las que dedica Fidel su convalecencia es la de de revisar el texto de este libro para su próxima  publicación en  Cuba.
Entrevista dialéctica
Ramonet  ha construido un libro ágil, dialéctico, que es algo más que un mero cuestionario de preguntas y respuestas. Ha superado, pues,  con éxito, el peligro más que probable que amenazaba a  la obra, dada la facundia exuberante de Fidel. Que su contenido se convirtiese en un soliloquio del mandatario cubano y no reflejara  un diálogo vivo entre el entrevistador y el entrevistado. El periodista gallego ejerce de abogado del diablo. Pregunta sobre cuestiones candentes y controvertidas de la revolución y obliga a su interlocutor a precisar o completar sus respuestas cuando éstas son ambiguas o tratan de eludir preguntas comprometidas. El cuestionario ha sido, según la confesión del entrevistador, abierto, sin ninguna limitación previa, y para llevarlo a cabo Ramonet se  documentó cuidadosamente, consultando, incluso, a   algunos de los más importantes intelectuales, escritores e historiadores especialistas en el proceso revolucionario cubano.
 Por su parte, el líder cubano utiliza, a su vez, en la conversación  los recursos de su potente y eficaz capacidad dialéctica y, salvo algunas ambigüedades e imprecisiones que el texto de esta edición ha respetado, las respuestas de Fidel, expuestas en el tono coloquial adecuado a una entrevista, cargadas  de circunloquios, ramificaciones y de una densa y rica información, van siempre finalmente  al grano, destacando o eludiendo lo que le interesa. Y ponen de manifiesto siempre su memoria de elefante y su gran capacidad y agudeza intelectual.

Relato canónico salpicado de datos de interés  
Las respuestas de Fidel  trazan un relato canónico de la revolución cubana y su papel en ella. Pero también hacen referencia a datos inéditos o menos conocidos  y a nuevas interpretaciones sobre algunos de sus hechos y episodios. Desde los antecedentes de la revolución que el líder cubano considera como la culminación de las luchas antiimperialistas contra  españoles y  norteamericanos hasta la visión de Fidel acerca de los problemas más actuales de la revolución. Sin olvidar el de su sucesión y el futuro de Cuba, que Castro considera que no es cuestión de personas, sino responsabilidad de las nuevas generaciones que  se han formado dentro de la revolución,  sin salirse del marco socialista que la reforma de la actual constitución ha blindado para impedir una deriva hacia el capitalismo..
 Entre uno y otro extremo, Fidel nos cuenta, con cierta idealización y  tendencia al enfoque teleológico,  cómo, a pesar de ser hijo de un emigrante gallego,  propietario medio allá en Birán en  el Oriente cubano, zona de dominio del latifundio azucarero de la United Fruit Company, forjó su actitud revolucionaria. Además de la percepción de injusticia y desigualdad del ambiente y un carácter rebelde de nacimiento, moldeado en la firmeza por la educación de los jesuitas, aspectos de los que siempre ha hablado, atribuye, ahora, una gran importancia a la situación de abandono y hambre que pasó en Santiago cuando vivió en casa de su preceptora, situación  de la que salió gracias a su rebeldía. Sobre su socialización política en la Universidad, Fidel nos relata cómo llegó a ella ayuno de formación política, excepto las lecturas e influencia del pensamiento de Martí y Bolívar, y pasó allí de lo que él denomina un “comunismo utópico” autodidacta al pensamiento marxista- leninista que todavía hoy afirma que no ha abandonado. Es decir, contra lo que se ha dicho frecuentemente, no fue después en Sierra Maestra donde conoció y  adoptó, bajo la influencia de El Che y de su hermano Raúl, el pensamiento marxista.
   Fidel relata con detalle el proceso de su ascenso al poder como líder del M26 de Julio a través del asalto fracasado al cuartel Moncada, los dos años preparación revolucionaria en México, donde ocurre su encuentro con El Che,  al que atribuye las más elevadas virtudes morales e intelectuales,  y  los dos años de lucha guerrillera en Sierra Maestra, cuyo éxito, según Fidel, se debió tanto a una estrategia militar basada en la guerra de movimientos como a la psicológica y ética tratando con justicia y sin violencia a los campesinos y sin dureza ni represalias a los militares batistianos.  De la estrategia política para  imponerse dentro del M26 de Julio y sobre la otra oposición antibatistiana, incluido el PSP (Partido comunista), las referencias son escasas y medidas. Fidel destaca  en esa lucha a dos de sus comandantes Camilo Cienfuegos y El Che. A éste le tuvo que frenar en  sus iniciativas temerarias y le prometió que, una vez triunfante la revolución, le liberaría de su compromiso con ella para que pudiese, como éste quería, continuarla en Argentina. Parece como si Fidel  tratase de justificar  el posterior abandono de Cuba del argentino para irse, primero, a África y después a Bolivia para organizar un foco guerrillero desde el cual se pudiese exportar la revolución por toda la región. Esto es, dejar claro sin decirlo que no hubo, como se ha apuntado, una  ruptura entre los dos líderes revolucionarios.
La construcción de un socialismo experimental y genuino en Cuba bajo la mirada y las garras amenazantes del Águila imperial americana en los años sesenta; la lucha en los setenta y parte de los ochenta para sobrevivir al abrazo asfixiante del oso soviético del que Fidel siempre tuvo desconfianza desde la que  considera como traición de Jruschov en la crisis de los misiles de octubre de 1962, y cuyo reformismo ( el de Jruschov y los líderes soviéticos posteriores)  de concesiones al mercado nunca vio con buenos ojos; así como la impresionante labor de solidaridad internacional militar y humanitaria que la revolución cubana ha realizado y está realizando  con los pueblos del Tercer Mundo, sobre todo, en África; la explicación de las políticas de rectificación, sin claudicación, pero con reformas, que la  revolución  tuvo que realizar para sobrevivir a la crisis y posterior hundimiento  del socialismo real  y cuyos  efectos negativos para los objetivos y el  consenso de la población cubana, la revolución  está todavía  intentando paliar hoy; además de un interesante capítulo sobre las relaciones del régimen cubano con los gobiernos españoles, en el que destaca los encuentros y desencuentros con Felipe Gonzáles y una durísima crítica de Aznar  son los asuntos de mayor interés que se tratan en esta entrevista maratoniana que duró más de cien horas y se desarrolló entre 2003 y 2006  en  sesiones de larga duración y a horas intempestivas.
Un traje confeccionado por Fidel a su medida
La impresión que tiene este lector es que, en este combate dialéctico entre dos gallegos, uno de nacimiento y otro de ascendencia, la victoria ha sido para Fidel, que ha logrado imponer su discurso y orientar el libro hacia lo que él quería que fuese: un libro de combate. Ramonet no ha querido, no ha podido o no ha sabido plantear la conversación con Fidel sobre su biografía  en torno a las grandes cuestiones que  plantea la experiencia de la revolución cubana  y su futuro y hacerlo a un nivel más elevado de abstracción. El diálogo ha derivado en gran medida hacia los  aspectos concretos y  más episódicos de la vida de Castro y de la revolución. Lo que ha permitido a Fidel cortarse un traje a su justa  medida.
Algunos de los episodios y las medidas más  significativas y  menos aceptables de la marcha de la revolución no se  tratan en el libro  como es el caso de la ruptura con un importante sector de los intelectuales de Norte con motivo del caso Padilla en el contexto del nuevo rumbo que tomó la revolución  a comienzos de los setenta. Hasta el mismo Sartre y Simone de  Beauvoir, en otrora encendidos admiradores de la revolución, se sumaron al coro de protestas. Otros importantes hechos  se mencionan pero se dejan  pasar sin sacar a luz toda su importancia. Así ocurre con el tema de los diversos  modelos de socialismo que la revolución trató de aplicar. Si bien es cierto y hay que reconocer que  Ramonet trata otros aspectos de  la revolución  que han sido duramente criticados y expresa también su desacuerdo con ellos.  Me refiero a la falta de pluralidad informativa y de libertad de expresión que mantiene el régimen cubano, así como a la pragmática visión que Fidel  sostiene sobre la necesidad de aplicar y  mantener la pena de muerte en Cuba.  
Un libro para “la batalla de las ideas”
En conclusión, este libro, sin duda, nos remite a la necesidad todavía no satisfecha hoy de contar con una rigurosa biografía personal de Fidel dentro de una biografía colectiva de la Revolución cubana. Para poder llevarla a cabo es imprescindible contar con el acceso  a los datos depositados en los archivos del régimen cubano sin ninguna clase de limitación. Y esto no ha sido posible hasta ahora.
 Sin embargo, como apuntábamos más arriba, esta obra puede cumplir bien el  objetivo que Fidel ha buscado para este género de libros: servir de instrumento para lo que él, que siempre ha dado tanta importancia a las condiciones subjetivas para  conseguir los objetivos revolucionarios, llama “la batalla de las ideas”. Porque su lectura, realizada sin prejuicios y con honestidad, desmonta y hace inaceptable tanto esa imagen de Fidel como un tirano cruel, secuestrador de su pueblo, como la de una revolución socialista sin sentido y ajena a los intereses y a la participación de amplios sectores del pueblo cubano.
 Esas imágenes, que la masiva propaganda anticastrista ha difundido desde diversos frentes e intereses, han conseguido convertirse injustamente en el imaginario políticamente correcto que sobre la Cuba socialista y su líder tiene gran parte de la población del Norte rico. Pero  difícilmente  pueden alcanzar una recepción amplia entre las masas desposeídas del Tercer mundo, sobre todo, las más próximas del ámbito latinoamericano, que todavía no han llegado a alcanzar  algunos de los indicadores de bienestar social que consiguió para toda la población la revolución cubana,  incluso hoy en que esos logros estén en un grave estado de deterioro por las dificultades de los últimos tiempos. Amén de que Cuba ha  logrado lo que amplios sectores populares de esos países también desean y constituyó, tras los pasos y las ideas de José Martí, el motor principal de la revolución cubana: el objetivo de ser un país realmente independiente, no subordinado al Imperio americano.

                           LA OBRA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA, SEGÚN FIDEL
                                                                              J. A. V. I
“ (…) Cuba fue el primer territorio libre del dominio imperialista en América latina y el único país del hemisferio, donde a lo largo de la historia poscolonial, torturadores, asesinos y criminales de guerra (…) fueron juzgados y ejemplarmente sancionados. Recuperó y entregó totalmente la tierra a los campesinos y trabajadores agrícolas. (…) En medio de un riguroso bloqueo y guerra económica que han durado medio siglo, Cuba fue capaz de erradicar el analfabetismo en un año. (…) Llevó la educación gratuita al ciento por ciento de los niños. Sus alumnos de primaria ocupan el primer lugar del mundo en conocimientos de lenguaje y matemáticas. Ocupa igualmente el primer lugar mundial en maestros per cápita (…) El estudio con una remuneración económica del Estado se ha convertido, por primera vez en el mundo, en una oportunidad para todos los jóvenes de diecisiete a treinta años que no estudiaban ni poseían empleo (…).
La mortalidad infantil se ha reducido de 60 por mil nacidos vivos a una cifra que fluctúa entre un 6 y un 6,5. Es la más baja del hemisferio desde Canadá y Estados Unidos hasta la Patagonia. Las perspectivas de vida se han elevado en quince años (..,) Cuba es hoy el país con más alto índice de médicos  per cápita; casi duplica el número de los que le siguen detrás (…) Los cubanos ( disponen de un sistema médico) cuyos servicios continuarán recibiendo de forma absolutamente gratuita. El 85 por ciento de la población es  propietaria  de la vivienda. Ésta, libre de todo impuestos. (….). Nuestra televisión, radio y prensa no practican la publicidad comercial. Cualquier promoción está dirigida a cuestiones de salud, educación, cultura, educación física, (…) a la recreación sana, defensa del medio ambiente; a la lucha contra las drogas (…). En ningún otro pueblo se enraizó tanto el espíritu de solidaridad internacional (…).Continúa enumerando una larga lista de  actos de apoyo militar y humanitario en África y América Latina. Páginas 525-532 
 (Publicado en el suplemento Cultura de La Nueva Espàña, de Oviedo)

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