viernes, 3 de abril de 2015

PEOR QUE LOS MONGOLES

     
                                     PEOR QUE LOS MONGOLES
                                                 Julio Antonio Vaquero Iglesias
        
 
  Entre la gente progresista  de mi generación, José Luis Sampedro siempre ha gozado de una gran popularidad cuyo origen no estuvo tanto en su excelente  obra literaria, que inició tardíamente, como en su faceta de  divulgador de la realidad económica internacional. Escritos desde el rigor, pero, sobre todo, desde el compromiso ético y crítico con el sistema capitalista y sus contradicciones , aquellos libros  no sólo disonaban en el panorama editorial del franquismo, sino que contribuyeron a que muchos lectores pudiesen comprender cuáles eran las verdaderas “ fuerzas económicas” de su tiempo – el de la “edad de oro” del capitalismo como lo ha bautizado Hobsbawm- , y ayudaron a otros a lograr adquirir  “conciencia del subdesarrollo” no como atraso económico, según la tesis que nos vendía entonces el discurso desarrollista, sino como dominación del Primer sobre el Tercer Mundo. En suma, a muchos de sus lectores el contenido de  esos libros les hizo  tomar conciencia de  que la realidad económica debe de estar al servicio del hombre y no al revés, y la actitud intelectual de su autor, que  ése mismo debía de ser el papel de los economistas y la Economía como disciplina científica.
            Esa lucidez y ese compromiso no han abandonado a Sampedro en su avanzada edad. Con sus ochenta y seis años y después de una meteórica y brillante carrera literaria , ha vuelto- si es que alguna vez lo ha dejado-  a reemprender el camino de la divulgación crítica ante esta nueva etapa del capitalismo  mundializado. Más necesaria, sin duda, que en la etapa anterior no sólo por la mayor gravedad de la situación que éste ha creado y el peligroso rumbo que lleva, sino también por la hegemonía que ejerce ahora ese pensamiento único que legitima la nueva fase del capitalismo neoliberal que vivimos y la espiral de desigualdad y tensiones sociales y políticas que está produciendo. Y, sobre todo, porque nunca como ahora se está subordinando el hombre a la economía y los economistas neoliberales  actúan como ideólogos del sistema.
 Con esa orientación  Sampedro  reeditó otra vez hace unos años su  Conciencia del subsdesarrollo de modo original. Para aquilatar mejor los cambios y los efectos sobre el mundo subdesarrollado de esta nueva fase del capitalismo, se contraponían en esa edición la versión original con una visión remozada de la nueva realidad del Tercer Mundo  por su discípulo, hoy rector de la Universidad Complutense, Carlos Berzosa. Y, más recientemente, el año pasado publicó su Mercado y globalización un excelente,  claro y divulgador  análisis del capitalismo globalizado que, como todos los escritos de nuestro economista y escritor, tuvo tan buena acogida de público que hasta “mereció”, no el silencio, sino el comentario “ad hominem”, acerbo e inmisericorde,  de un conocido articulista  y pope  “negro”  neoliberal.
Ahora aparece otro nuevo libro de Sampedro en esa misma línea. Es, en realidad, una continuación del anterior y como aquél está acompañado de bellas y significativas ilustraciones de Sequeiros.”Los mongoles en Bagdad” (Destino, 2003) es una acerada  crítica de  ese intento de dominio militar del mundo y de la doctrina y el discurso justificadores que lo acompaña y  ha engendrado el capitalismo globalizador después del 11 de septiembre..
La fórmula es en este caso distinta y coherente con esa intención de divulgación que busca su contenido. En este caso, la crítica de Sampedro   utiliza  como soporte la forma novelada, basada en la hibridación entre ficción y realidad actual. Un profesor jubilado, el narrador y alter ego del autor, está escribiendo un ensayo sobre los últimos acontecimientos mundiales, cuando recibe la visita de un amigo mongol, profesor de Historia en Harvard. Las conversaciones  que mantienen en torno al ensayo  constituyen el contexto de ficción de que se sirve el autor para transmitirnos su visión de la historia internacional actual.
 La tesis central que da sentido a su versión de esa nueva etapa de la política internacional que ha culminado con la invasión de Bagdad es la del capitalismo senil compartida hoy por otros muchos teóricos del capitalismo globalizador. Tras la vía de hegemonía y  dominio estadounidense  seguida por Clinton a través de la globalización económica con relativo respeto para el orden multilateral , la subida de Bush hijo al poder ha significado la implantación como vía de dominio la del militarismo agresivo y uniteralista  que ya estaba trazada bastante antes del 11 S por el grupo  nucleado en torno al “Project  for a New  Century “ que forman hoy la camarilla de halcones que asesoran al presidente y representan  los intereses del complejo industria- militar- petrolero norteamericano.
Para Sampedro, pues,  esa política agresiva  que no respeta los organismos multilaterales ni ninguno de los principios de  Derecho internacional supone una involución, un corte  brutal, en el proceso de  instauración de un orden internacional sujeto a normas civilizadas. No es extraño, pues, que el viejo profesor que oficia de narrador termine aceptando las objeciones que le hace su amigo del paralelismo que pretendía desarrollar en su ensayo entre la invasión arriesgada y de dudoso resultado de Bagdad que llevaron a cabo los mongoles en la Edad Media, y la invasión angloamericana basada en un potencial militar abrumadoramente superior, que no tuvo nada de arriesgada y fue un abuso al margen de  marco legal internacional. En ese sentido y con cierta idealización del papel histórico del pueblo mongol, la actual invasión de Irak fue –valora Sampedro- mucho peor que la de los mongoles que actuaron coherentemente con el contexto de su época y actuaron con valentía y como guerreros arriesgados.
   Más que decirnos algo que  ahora ya no conozcamos, lo mejor de su análisis es , sin duda, la forma  sencilla y diáfana, pero a la vez rigurosa  de cómo nos lo cuenta. Sus explicaciones no sólo  traslucen su profesión de profesor sino también su formación de novelista Así al lado de los hechos económicos y políticos y las causas estructurales, la explicación de Sampedro no olvida tampoco las motivaciones psicológicas.
 Desmantela, además, Sampedro con fina ironía y agudeza intelectual el discurso justificador de Bush y su camarilla, para él, más que neoconservadora, de inspiración fundamentalista religiosa,  a cuyos miembros califica, por indicación de su amigo de ficción, no de mongoles redivivos, para no insultarlos por la analogía, sino de mogules, es decir, magnates. Mogules cuyos intereses personales económicos petroleros han estado presentes en sus decisiones y en sus planteamientos sobre la invasión de Irak tanto en los del Gran Mogul que los preside como en los de los mogules que le siguen jerárquicamente, el vicepresidente Cheney y la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice. Todos ellos personalmente ligados a la industria petrolera. Pero en cuyas decisiones, en el caso de algunos,  también han influido otras motivaciones  de índole psicológica. como   la satisfacción de amor filial y el sentimiento de venganza paterna que el derrocamiento de Sadam Hussein  pudo producir en Bush. Porque ,” al fin y al cabo- como dijo el gran hombre- ése es el tipo que intentó matar a mi papá”, refiriéndose a un supuesto atentado frustrado contra Bush padre organizado por los servicios secretos iraquíes.
La caracterización psicológica y valoración política de los tres líderes que decidieron al margen de Naciones Unidas la invasión de Irak y que Sampedro denomina como la Trinidad de las Azores es, sin duda, la parte más original y más crítica del libro y, a la vez, la más aguda y divertida. El  Mogul Padre , en este caso Bush hijo, es descrito por   Sampedro  como un  personaje “de ojillos pequeños y juntos ante los que recelo” , de no muy grande capacidad mental y escaso nivel cultural, imbuido de un fundamentalismo imperialista mesiánico que le ha llevado a erigirse en Juez Supremo para el Bien y el Mal. El Mogul hijo, Blair, es, sin duda, el más capacitado y pragmático de las tres personas. Mientras que Aznar, el Mogul Espíritu Santo, como la tercera persona trinitaria, no se sabe bien qué pinta en realidad, sino seguir fielmente a los otros dos y repetir sus consignas después de que en una de sus “visiones” alumbró que “el mundo había comenzado una nueva etapa y España ha de estar con el ganador”. Sampedro traza todo un ocurrente  retrato psicológico del presidente  español en el que éste no sale precisamente muy favorecido. En suma, y en términos de  personajes de western,  algo  así, digo yo, como el tonto, el listo y el listillo que se apunta a un bombardeo, dicho sea esto último como metáfora y realidad juntas.
 José Luis Sampedro dijo una vez  como “boutade” que a su edad él ya sólo era responsable ante Dios y la Historia y que ambos le importaban un pito. Lo que no ha dejado de importarle, como demuestra este libro, es la imposición de la “verdad” desde el Poder, y hasta el final le sigue también importando  la necesidad de avanzar hacia un mundo donde  la persona humana y no el beneficio sea la medida de todas las cosas                                       

No hay comentarios:

Publicar un comentario