ANGEL GONZÁLEZ EN SANLÚCAR DE BARRAMEDA
Julio Antonio Vaquero Iglesias
El pasado 31 de julio tuve el honor de asistir en Sanlúcar deb Barrameda,
donde me encontraba pasando mis vacaciones, a la presentación de la biografía novelada del poeta ovetense
Ángel González: Mañana no será lo que Dios quiera. En un marco y ante un
auditorio, que, sin duda, hubiesen sido gratos parra el biografiado, las
bodegas de Pedro Romero, y ante un centenar de asistentes, miembros de su
Centro de Formación de Adultos, algunos de ellos partícipes de su club de
lectura, Luis García Montero, después de la intervención de sendas
presentadoras del autor del libro y de su contenido, desgranó en su intervención
la génesis y el significado de su libro.
Lo que en un principio quiso ser
una biografía convencional, objetiva, se terminó convirtiendo en una biografía
novelada, resultado de una equilibrada
combinación de realidad y ficción. Y esa transformación, como nos transmitieron
las emocionadas palabras de García Montero, se debió a dos razones de peso.
Primero, y como suele ocurrir con todo aquello que trate de la memoria, los acontecimientos de la infancia
que Ángel había relatado a su biógrafo en innumerables horas de entrevistas, no
coincidían con los datos que aportaban
los documentos, pero esos recuerdos eran en realidad la percepción personal de
cómo los había vivido el poeta. Y eso era, en realidad, lo que García Montero
realmente tenía interés en reflejar en su libro. En segundo lugar, la génesis de la biografía iba más allá de la
reconstrucción de los datos personales biográficos de la infancia y juventud
del poeta, que también, sino, y sobre
todo, se trababa de recoger su testimonio sobre aquellos
tiempos preñados de historia viva de Oviedo y Asturias como fueron la
revolución del 34, la guerra civil y la dura posguerra. Sin duda, tanto su vida como su persona y obra,
quedaron impregnados de aquellas traumáticas experiencias históricas.
De familia de profesores y maestros de ideales republicanos, el vendaval
de la represión franquista se llevó por delante a su familia. Su hermano mayor
ejecutado, su madre y su tía maestra depuradas y sus hermanos en el exilio
fueron las ásperas circunstancias en las que
tuvo que rehacer su vida Ángel González y de las que tampoco se libraron
algunos de sus más íntimos amigos de la infancia y juventud como Paco Taibo o Manuel
Lombardero.
De todo ello, nos habló García Montero, logrando captar el interés de su
auditorio andaluz entre el que se
contaba algunos de los escritores que veranean en Rota que han sido sus amigos íntimos y
acompañantes permanentes de su trayectoria literaria y humana. El acto
contó también con la presencia del escritor de Sanlúcar por antonomasia como es Caballero Bonald.
:Tras la palabras de presentación
del libro, se desarrolló un breve coloquio en que el escritor granadino
contestó a las preguntas que le hizo el
público asistente que demostraron el interés que la presentación había
suscitado entre los presentes , así como la lectura de la obra por parte de los
miembros del club de lectores del Centro de Formación de Adultos. A todos ellos
respondió con concreción y ampliaciones
García Montero que nos deleitó, además, algunas con algunas anécdotas de Ángel
que nos hicieron sonreir a todos los asistentes. Como aquélla del valioso
material y sentimentalmente reloj que le había regalado su madre y que Ángel
González en una noche de copas perdió a causa de un robo en el Campo del Moro
en Madrid. Denunciarlo ante el comisario de policía le valió, por las circunstancias y el lugar,
el ser fichado por homosexual. Lo cual fue motivo de mofa por parte de Gil de
Biedma. Sólo Ángel, el único que no
tenía esa orientación sexual en el grupo de poetas amigos, fue el que llegó a ser
fichado por homosexual por la policía franquista.
En aquel escenario andaluz de una
bodega sanluqueña y en un hermoso atardecer, el nombre de Oviedo y el eco de la voz y la vida de su insigne poeta despertaron la emoción y el
interés de un público sencillo y popular, pero sabio en esas lides poéticas. No en vano su gente ha aprendido a degustar la poesía a través de
los versos de su coterráneo Rafael Alberti.
(Artículo publicado en las páginas
de Opinión de La Nueva España, de Oviedo)
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