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Asesinado a manos de los piratas del Caribe y la CIA
LOS INOLVIDABLES Este joven marino lacianiego, de 23
años, fue asesinado en 1964 en un ataque al barco Sierra de Aranzazu, en el que
trabajaba. Fue un ataque terrorista y pirata auspiciado desde la CIA dentro de
las acciones del bloqueo a Cuba, pero hubo un error, pues sólo llevaba carga
general
«Era el 13 de septiembre de 1964 cuando nuestro hermano fue asesinado en
las cálidas y lejanas aguas del Mar Caribe, como consecuencia de
un ataque pirata y terrorista, realizado contra el buque español Sierra
Aránzazu que, rumbo a la Habana, con carga general, navegaba ajeno a
las terribles consecuencias e implicaciones de la denominada crisis de los
misiles y el bloqueo a la Isla de Cuba». Firmaban estas palabras Tomás y Juan
Antonio Vaquero, hermanos del marino asesinado del que se habla, Pepín Vaquero
Iglesias, de una conocida familia lacianiega ya que sus padres , Juan Manuel y
Nemesia, regentaban una tienda kiosco en la vieja Plaza del Pueblo de Villablino.
Reivindicaban su memoria sus hermanos muchos años después de aquel asesinato, fruto de un error o una mala información desencadenaron este desenlace con implicaciones paramilitares y con la larga mano de la CIA detrás. La prensa internacional se iba haciendo eco del suceso mientras a Laciana llegaban las noticias con cuentagotas pues la cobertura de las emisoras era más que deficiente.
Reivindicaban su memoria sus hermanos muchos años después de aquel asesinato, fruto de un error o una mala información desencadenaron este desenlace con implicaciones paramilitares y con la larga mano de la CIA detrás. La prensa internacional se iba haciendo eco del suceso mientras a Laciana llegaban las noticias con cuentagotas pues la cobertura de las emisoras era más que deficiente.
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Pero se confirmó la trágica muerte de aquel brillante marino, amigo del escritor Luis Mateo Díez, quien escribía de él: «Pepín era un niño de una inteligencia desmesurada, el más listo de todos nosotros, el más listo del colegio». Buena prueba del afecto que se le tenía es que el entierro y el panteón fue costeado por suscripción popular a través de Radio Villablino. Y aún no han olvidado en el Valle el enorme gentío que acudió a darle el último adiós a Pepín Vaquero
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