MEMORIA E HISTORIA DE LA
GUERRILLA COMUNISTA EN ASTURIAS
Julio
Antonio Vaquero iglesias
El franquismo, como toda dictadura, deformó e
impuso una versión oficial de la historia en la que aquellos que se negaron a
aceptar la derrota en la guerra civil y continuaron luchando contra el fascismo
en los montes, los fugaos, eran presentados como un atajo de facinerosos,
bandoleros y criminales. A su vez, la Transición pactada y sin ruptura democrática
implementó una calculada y meliflua política de la memoria que no ha permitido
reconocer como es debido el valor y el sacrificio de aquellos que como los
guerrilleros, en el contexto de una
represión brutal contra ellos y sus familias, se enfrentaron y resistieron al
franquismo. La consecuencia de todo
ello es que todavía hoy en el caso de la guerrilla (como en el de otros
luchadores republicanos antifranquistas), y a pesar de los numerosos trabajos
históricos publicados desmontando la deformada imagen que sobre ellos el
franquismo había difundido, ni ha habido
un reconocimiento por parte de los
gobiernos de la democracia de su importante papel en la lucha contra la
dictadura ni el menor atisbo de un intento oficial de difusión de las
aportaciones de los historiadores para poner fin a la distorsionada imagen que se dio sobre su lucha.
Es en
ese contexto es en el que hay que situar este libro de Gerardo Iglesias: Por qué estorba la memoria, Represión y guerrilla en Asturias, 1937-1952.
Su objetivo es “honrar la memoria y poner en
el lugar que les corresponde a unas personas que derrocharon generosidad
y coraje; que sufrieron hasta límites inimaginables en sus largos años de vida
en el monte y finalmente cayeron
batiéndose hasta el último minuto como
indoblegables soldados de la libertad “( pág. 18). Y lo
cierto es que no le faltan avales al autor, además del más importante que es la justicia
de su pretensión, para llevar a cabo
este empeño. Pues, como es bien sabido, Iglesias no sólo
tiene una destacada trayectoria de luchador antifranquista como dirigente de de
CC. OO, Partido Comunista e Izquierda
Unida, sino que, nacido en la Cerezal
(Mieres) en el seno de una familia participante en esa lucha guerrillera, la vivió y padeció en su infancia,
Este libro, pues, no es un libro de historia,
en sentido estricto, sino una obra de
“memoria histórica”. No se trata de contar en él la historia de la guerrilla
comunista en Asturias, sino de presentar las semblanzas de veintidós guerrilleros
comunistas asturianos y sus familias (entre ellos algunos de sus más
destacados dirigentes como Baldomero
Fernández Ladreda ( Ferla), Constantino Zapico González (Bójer), Manuel Díaz González ( Caxigal), Luis Montero Àlvarez (Sabugo),
Jacinto Suárez Alonso (Quirós),Eusebio
Moreno Planisolis (Antonio El Maqui) En tales semblanzas se relata no sólo
su peripecia guerrillera, sino también se reconstruye sus orígenes
familiares y describe la dureza de la represión a que fueron sometidas sus
familias, el medio social del que surgieron y en que se desenvolvieron, los
pueblos y aldeas en que nacieron y lucharon utilizando para ello tanto los testimonios de sus familiares y
conocidos vivos, como, en algunos casos,
los suyos propios depositados en el Archivo del PCE.
Estamos, pues, ante una obra de “memoria histórica” de las que Tzvetan
Todorov califica como “memoria ejemplar” en la que no sólo se trata de restablecer
la dignidad de las víctimas y honrar su memoria pública ocultada y mancillada,
sino también difundir en el presente los valores del antifascismo que
defendieron aquellos guerrilleros con el sacrificio de sus vidas, aun
reconociendo, como hace le autor, las violencias y desmanes que también cometieron en la lucha a muerte que
sostuvieron con las fuerzas policiales y represivas del franquismo. Esa
perspectiva es la que hace pertinente el
epílogo que incluye el libro, en el que
Iglesias realiza un análisis profundamente crítico y excelentemente
fundamentado de las injustas, por
encubridoras y equidistantes, políticas
de memoria que en relación con la guerra civil y la dictadura se han seguido en la etapa democrática y han culminado con ese vigente engendro de ley
de la Memoria Histórica, como se la conoce, que ni denuncia la dictadura franquista
ni posibilita la satisfacción de las justas demandas de los represaliados del
franquismo como la más elemental de establecer un apoyo estatal decidido para que las
familias puedan recuperar los cadáveres
de sus víctimas de las cunetas.
Pero el que éste sea un libro enfocado hacia la “memoria
histórica”” no quiere decir que no sea también en cierta medida un libro de
historia. En primer lugar, porque su contenido por la riqueza de informaciones
que nos proporciona, es un excelente yacimiento de datos para los historiadores
profesionales; pero también porque la latente voluntad que recorre todas sus
páginas de saber la verdad de lo que fue la lucha de la guerrilla comunista
y el por qué de su trágico final, lleva a su autor a realizar un profundo y
crítico análisis de su proceso organizativo, sus principales episodios y las causas de su
trágico final. Análisis que nos va presentando al socaire de las semblanzas de
los guerrilleros que trata y en el excelente y fundamentado apunte que recoge
en su introducción.
En esa reconstrucción, Iglesias insiste mucho
en un factor interno que considera como una de las causas principales del trágico final de la
guerrilla comunista: la política errática, surgida del desconocimiento de la
realidad guerrillera asturiana y de la actitud estalinista, que mantuvo la
dirección del partido desde Francia y supuso el divorcio entre los
guerrilleros “autóctonos” y los
“franceses”, como se les denominaba a los enviados desde Francia por la
dirección del partido. No sólo esa
actitud fue la causa de la caída y la
expulsión del partido del que fue uno de
los principales dirigentes y organizadores de la guerrilla y del partido, Bartolomé Fernández Ladreda, sino que, a
partir de 1948, la brecha entre los
“autóctonos” y “franceses” se
agrandó cuando la dirección exterior, al implantar el llamado “cambio de
táctica” que suponía el abandono de la lucha armada, pretendió
contradictoriamente la continuidad de la Agrupación Guerrillera, negándose a la
salida de sus miembros hacia Francia, medida que sólo por disciplina aceptaron
unos pocos. Comenzó así el principio del fin de la guerrilla comunista cuyos
miembros activos, divididos y aislados, fueron cayendo uno a uno ante el acoso
de la fuerzas represivas hasta que en 1952
se quita la vida, en medio del asedio de su casa por la Guardia civil,
Ramón González Gonzáles, el último guerrillero asturiano.
En
fin, un libro que contribuye, sin duda, a una causa justa: reparar la memoria
de aquellos que constituyeron la primera oposición al franquismo y dieron su
vida por ello. Pero además, un libro que nos proporciona una notable aportación al conocimiento histórico de su
lucha.
( PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA
NUEVA ESPAÑA DE OVIEDO)
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