sábado, 23 de julio de 2016

Presente, pasado y futuro de la Cultura

                       PRESENTE, PASADO  Y FUTURO DE LA CULTURA
                                                                    Julio Antonio Vaquero Iglesias




  Este libro, Un tiempo de rupturas. Sociedad y cultura en el siglo X X (Crítica, 2013) es la obra póstuma del que fue uno de los grandes historiadores del siglo XX, Eric Hobsbawm, historiador británico marxista de origen judío, fallecido todavía no hace un año, en octubre de 2012. Su  contenido es  un conjunto de ensayos, muchos de ellos expuestos como conferencias, otros (más de la mitad) inéditos, que tratan sobre  la evolución de la cultura en el siglo   XX en su interconexión con la sociedad y analizada tanto  desde la perspectiva del pasado, esto es, de la cultura burguesa del siglo anterior como desde una visión prospectiva de lo que pueda llegar a ser  la cultura en este nuevo siglo.
            Algún lector podría pensar por la breve caracterización anterior que estamos ante una obra menor del gran historiador británico, en la que, a modo de cajón de sastre y como suelen hacer  frecuentemente en las postrimerías de su vida profesional muchos autores, trata de reunir  y sacar en letra impresa trabajos, artículos e intervenciones orales de tono menor. Pero, desde luego no es este el caso. Estamos ante una obra espléndida, llena de sugerencias e ideas originales y en la que se manifiesta  toda la maestría que siempre nos asombró y hemos admirado en sus grandes obras  En estas páginas están  presentes su gran capacidad para pasar de lo particular y concreto a lo general y abstracto; su visión integradora de los fenómenos históricos, en la que siempre dedicó una especial atención a la cultura ; el enorme bagaje de sus  conocimientos ( incluidos aspectos de la cultura de masas de nuestro tiempo  como el fútbol y el jazz):  la originalidad de sus planteamientos; y la gran capacidad de expresión literaria caracterizada por el hallazgo de expresiones originales y certeras para caracterizar los fenómenos que describe, algunas de la cuales han quedado ya consolidadas en la historiografía como: “el corto siglo XX”, “rebeldes primitivos”, “la invención de la tradición” , por mencionar sólo, a modo ilustrativo, algunas de ellas.. .
            Las preguntas que trata de responder  Hobsbawm en este conjunto de ensayos  son por qué y cómo la alta y elitista  cultura burguesa, fraguada en el XIX, se desvaneció  con la  generación posterior a 1914, cuánto de ella se ha conservado en el siglo XX, cuáles son las líneas maestras de la cultura que la han sustituido en parte en el siglo XX y finalmente, por si fuera poco todo  lo anterior, cuál puede ser el futuro de esa nueva cultura en el siglo actual.
 Sus respuestas a ese fundamental repertorio de preguntas no son sólo coherentes, sino también tan originales y sugerentes que ponen en solfa numerosos de los tópicos que abundan en las respuestas que se han dado acerca de  muchas de esas cuestiones.
 Baste mencionar, a modo ilustrativo, su análisis acerca del crucial tema de los efectos de la globalización y los grandes movimientos de población de nuestro mundo actual sobre la cultura. Su interpretación se aleja  del extendido tópico que concluye que la  última consecuencia de ese fenómeno universal será la homogeneidad cultural impuesta a escala global por la matriz cultural anglosajona, más concretamente norteamericana. Él mantiene, en cambio, con abundancia de datos y sólidos  argumentos, todo lo contrario: que el resultado de todo ese proceso será más  bien – lo  está siendo ya-  el sincretismo cultural. O su brillante ensayo  acerca de los importantes cambios que el nuevo siglo ha traído en el incremento de las creencias y la práctica religiosas. Cambios que se explican menudo por historiadores y sociólogos como una inesperada involución en el proceso de  secularización que se creía  estrechamente vinculado con el avance de la modernización capitalista. En el fino análisis de  Hobsbawm, sin embargo,  ambos procesos no son excluyentes, porque lo que realmente ha reverdecido hoy es la religión pública y política, reverdecimiento que  es perfectamente compatible con la continuidad del proceso de secularización.
 Otras muchas sugerentes interpretaciones podemos encontrar en sus ensayos dedicados a analizar la cultura burguesa del XIX  como los que tratan de la contribución de los  judíos a  su desarrollo o de los cambios que experimentó el papel de las mujeres en aquélla. Y  en los que tratan de la cultura del siglo XX , los que reflexionan acerca de  la función de la ciencia y los intelectuales o la relación del arte y el poder y la del arte y la revolución en el pasado siglo. O sus interesantes ideas  acerca del devenir de las artes  en este nuevo  siglo fundamentadas  en el análisis de su relación con la política y el mercado que han sido incapaces de sacarlas del callejón sin salida en que se encontraron tras la disolución del anterior arte burgués. Así se constata, según él, en el fracaso y  decadencia de las vanguardias del pasado siglo incapaces de reflejar la modernidad, esto es, la sociedad-máquina y las nuevas experiencias que ha  traído la sociedad de  masas; vanguardias  lastradas, además, en parte, con el pesado fardo de  su obsolescencia tecnológica. Lo que le lleva a augurar el escaso futuro que les espera a las artes visuales tradicionales (pintura y escultura) y el fin de la concepción del arte tal y como se entendió en la cultura burguesa decimonónica. No es extraño, pues, que Hobsbawm  tenga una visión pesimista del futuro que le espera a la cultura de nuestro siglo, dado que  ésta se encuentra hoy en una encrucijada que parece conducir a ninguna parte.
 La tesis central del libro, el hilo argumental que  anuda  todos los trabajos reunidos  es él,  es el supuesto de  que la lógica tanto del desarrollo capitalista como el de la  cultura burguesa llevaba en su seno el germen de su autodestrucción al ser una cultura elitista y minoritaria que no pudo resistir el triple golpe de la revolución científica y tecnológica del siglo XX, de la sociedad de consumo generada por la explosión de  las economías occidentales y la entrada y  participación de las masas en la escena política, al ir desapareciendo las anteriores oligarquías políticas de la era liberal.

En fin,   Hosbsbawn en estado puro y un  cierre con broche de oro de  su  fértil y brillante obra historiográfica. 

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