viernes, 7 de agosto de 2015

ALAS ADENTRO


ALAS ADENTRO

                                               JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

    La mejor y más completa biografía de Clarín concebida como “escritura viva”

 


A Cristina Alas, nieta de Clarín e hija del rector Alas ,compañera  de claustro docente y amiga de tantos años, quien ha sobrellevado con encomiable dignidad el silencio impuesto sobre la ignominiosa muerte de su padre  y conservado  celosamente la memoria de su abuelo. 

                                                    

LEOPOLDO ALAS, CLARIN
  
  La asturiana editorial Ediciones Nobel cierra la edición de las obras completas de Leopoldo Alas Clarín con la publicación de su biografía, Leopoldo Alas, Clarín, en sus palabras (1852-1901), cuyo autor es el profesor e investigador y catedrático francés, Yvan Lissorgues, uno de los grandes especialistas en la obra periodística del autor asturiano. 

            Biografía interna y abierta

            Dedicar más de mil páginas al análisis de la vida de Leopoldo Alas sólo tiene sentido si se considera que el pensamiento de Clarín es la parte fundamental de su biografía. Su vida externa como catedrático de provincias, buen padre y esposo, apenas tiene interés, aún incluso teniendo en cuenta sus debilidades humanas  como su afición al juego o su talante harpagónico, de excesivo apego por el dinero, rasgos que, en realidad, según su biógrafo, han sido también en cierta medida exagerados. Su vida intelectual fue, en cambio, de una gran riqueza. Leopoldo Alas fue mucho más que un importante creador, un conocido y temido crítico literario, además de un reconocido catedrático universitario. Su vida  fue, sobre todo, como se decía entonces, la de un “escritor público”, esto es, un “intelectual” avant la lettre de que  su admirado y discutido Zola pusiese en circulación tal término.

            En efecto, Leopoldo Alas vivió creando y pensando y lo hizo con una clara vocación de intervenir en la vida pública y cultural de su tiempo. Y, hecho, fue uno de los más destacados intelectuales republicanos de su época como periodista defensor de los ideales democráticos del  sexenio y opositor al sistema oligárquico de la  Restauración De ahí, la  pertinencia y la importancia de contar con una biografía  como ésta. Esto es: una biografía intelectual que no sólo rebasa sino que incorpora dándole un sentido más preciso a  su  faceta de creador literario.

El biógrafo no trata aquí - como es lo canónico en el género biográfico o, al menos, lo más frecuente- de  proporcionarnos una visión cerrada, objetiva, de la vida de su personaje, sino de  darle la voz y la palabra y dejar que sea el lector el que forme su opinión sobre el biografiado a través de la lectura de sus escritos y el seguimiento de su peripecia vital. Que  sea, incluso, el mismo lector el que de  respuesta por sí mismo a los numerosos interrogantes que plantean aquellos aspectos de  su pensamiento y comportamiento que no tienen una contestación  unívoca Para ello, su biógrafo ha tratado de utilizar una estrategia intermedia entre la perspectiva objetiva y la subjetiva: deja hablar a Leopoldo Alas, Clarín, pero a la vez contextualiza su pensamiento y obra creativa en el marco biográfico personal e histórico en que discurre su vida.

 Estamos, pues, ante una biografía interna y abierta del escritor asturiano, una “escritura viva”, que es lo que significa literalmente biografía. De ahí lo  adecuado, por preciso, de su título, Leopoldo Alas, Clarín, en sus palabras Como oportuna es también la emocionada dedicatoria que el autor dirige al hijo de Clarín, el rector Alas. Dedicatoria que modificando su puntuación y persona verbal, podría convertirse en otra apócrifa de padre a hijo de profunda significación: "En memoria de Leopoldo Alas Argüelles, Polín, víctima de una barbarie que nunca pude imaginar”. Clarín, su padre.

             Clarín en sus actos

               Como hemos dicho, Lissorgues ha renunciado a ser un biógrafo omnisciente. Pero de ello no se deriva una biografía proteica, postmoderna, de cuya lectura cada lector pueda sacar la imagen del Clarín escritor, del Leopoldo Alas intelectual que mejor combine con su ropaje ideológico. Ése es su mayor mérito. Porque de  las palabras que delinean el pensamiento de    LA, Clarín, Zoilito  y sus otros pseudónimos contrastadas con su peripecia vital emerge ante el lector un único Leopoldo Alas. Un intelectual profundamente coherente, un espíritu libre y un librepensador que defiende a pluma e idea su derecho al “libre examen”, como se decía en la época. Un “escritor público” imbuido de una ideología progresista, que todavía valorarían los neoconservadores de hoy como excesivamente avanzada; demócrata, de arraigadas y tempranas convicciones republicanas. Católico liberal, sincero y profundo y a la vez crítico acerbo de la Iglesia tradicional y de sus ritos externos. Debelador de neos (católicos antiliberales tradicionales) y mestizos (católicos antiliberales colaboracionistas con el sistema liberal). Pero también  furibundo  crítico de Cánovas y  la “comedia” – el término es suyo- de la Restauración.

Pero, sobre todo y más allá de su causticidad polémica al servicio de la lucha ideológica, Clarín fue un  intelectual de elevados vuelos, riguroso y profundamente crítico con la realidad que le tocó vivir. Además de un literato que  triunfó en todos los géneros que practicó, desde la crítica literaria y el periodismo hasta el cuento y la novela, menos, paradójicamente, en aquel  que él siempre quiso descollar: el género dramático.

 Ése es el Clarín indubitable  que la paleta de Lissorgues, cual pintor impresionista, consigue que  el lector construya por sí mismo en su retina mental. En efecto,esta biografía, aunque no pueda ni deba considerarse como definitiva, porque, entre otras cosas, su propio contenido abre nuevas y matizadas miradas y preguntas sobre el escritor y su obra, deja claro que en lo substancial no hay otro Clarín que éste. Lo entendió bien la derecha reaccionaria del pasado que persiguió su memoria y trató de enterrarlo fuera del panteón oficial, en el corralito de la historia, de modo análogo a como en aquel entonces  se inhumaba aparte, fuera de la tierra sagrada, a los que pensaban por sí mismos y  morían al margen del dogma eclesial y oficial. Pero también lo  comprendió así la derecha actual que, en su ya abandonado y olvidado viaje hacia el centro, ni siquiera trató de  patrimonializar ni apropiarse de su figura, como lo intentó, por ejemplo y entre otras, con las de Jovellanos, Azaña o Rafael Altamira.

 Sin duda, esta biografía de Lissorgues es una  importante y excelente contribución para que Clarín repose donde es debido. En el panteón de escritores  ilustres e intelectuales honestos y coherentes que ha dado la historia de España.

                                                                      

                                      

                                       CLARIN, REPUBLICANO
                                                              J. A. V. I.                                                                   .                 
El republicanismo ha estado vinculado históricamente con la implantación de la democracia. Mientras que la monarquía constitucional ha sido, en cambio, la fórmula política ligada al liberalismo doctrinario y oligárquico. Leopoldo Alas fue precozmente proclive al ideario democrático y por ello también partidario del sistema republicano. En ese sentido, Leopoldo Alas, Clarín, fue, podemos decir, republicano por demócrata.
Alas fue ya  un republicano precoz como demuestran las páginas de su particular periódico Juan Ruiz, en el advenimiento de La Gloriosa y cuando él estudiaba todavía bachillerato. Y después, un joven intelectual que apoyó  las revolucionarias  transformaciones del sexenio democrático. Ese corto e intenso período histórico coincidió grosso modo con su estancia en Madrid como estudiante de Filosofía y Letras y de Doctorado.  Esos pocos años fueron  decisivos en su biografía. Durante ellos pone las bases de su fama y  reconocimiento  posterior como uno de los más destacados periodistas políticos y crítico literario de la Corte, a la vez que experimenta un proceso de maduración intelectual, política y religiosa en su contacto con los catedráticos krausistas de la Universidad Central: Salmerón, Giner y Azcárate, sobre todo.
 Restaurada la monarquía en la persona de Alfonso XII bajo la tutela de Cánovas, y con ella el liberalismo doctrinario oligárquico, Clarín siguió defendiendo los ideales republicano-democráticos del sexenio. Apoyó el proyecto de  unidad  de las diferentes fracciones del republicanismo histórico español y se opuso, en principio, a los planteamientos posibilistas- esto es, de colaboración con el régimen de la Restauración- de Castelar.  Pero terminó, finalmente, entrando en el Partido  Republicano posibilista castelarino y no en el de Salmerón en el que militaba el grueso de los más destacados intelectuales republicanos krausistas.  Sin embargo, nunca aceptó la decisión de su jefe político de disolver el partido e integrarse en las filas del Liberal de Sagasta: “ Estoy- escribió Clarín  al respecto-  entre los que, si no por historia, por conciencia, continuamos siendo republicanos, pero castelarinos, con toda la benevolencia que se quiera para los liberales, menos el horror monárquico. Consta, pues, que usted no me disuelve”

 

 
                                       

                                   MARTILLO DE CACIQUES
                                          J.V.I.                                                                                                                        
Clarín fue un inmisericorde y brillante martillo de caciques asturianos como, entre otros, el conde de Toreno y Alejandro Pidal. Al primero, aludiendo a sus parciales nombramientos de catedráticos como ministro de Fomento, se refirió con aquel “Buen Toreno te  dé Dios, hijo” que le valió no ser designado por él para una cátedra en la Universidad de  Salamanca cuando había sido el primero de la terna propuesta por el Tribunal. De Alejandro Pidal, el cacique de Villaviciosa, tiene  menciones de ingenio y sarcasmo antológicas como aquella que escribió al enterarse que el político conservador asturiano iba a ser recibido como  académico de la Lengua con un discurso sobre Fray Luis de León:” Todos esos elogios de Fray Luis de León suenan a hueco. Ser religioso de veras es más difícil de lo que Pidal piensa; para ello se necesita no pasar la vida repartiendo estanquillos a los electores y persiguiendo a los enemigos políticos”.

   (PUBLICADO  EN EL SUPLEMENTO CULTURAL "cULTURA" DE LA NUEVA ESPAÑA 
 
ESPAÑA, DE OVIEDO)                                                  

        

                                          

 

                                                
                                                                                     

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