viernes, 21 de agosto de 2015

¿ qué es el fascismo?


                                     ¿QUÉ ES EL FASCISMO?

                                                               Julio Antonio Vaquero Iglesias

 

     
Sobre la historia del  fascismo (genérico) se han escrito ríos de tinta. Casi se puede hablar ya de una auténtica historia de la historiografía sobre esa ideología. Los últimos capítulos de esa larga historia han aportado un profundo proceso de revisión de las teorías clásicas sobre el fascismo desde las nuevas y recientes perspectivas históricas   A esa larga lista bibliográfica se añade ahora este ensayo histórico, Anatomía del fascismo (Península, 2005), del historiador norteamericano y profesor de la Universidad de Columbia, Robert O. Paxtón,  reconocido especialista en la historia del fascismo francés.

       El historiador norteamericano pretende  bucear en ese inmenso mar bibliográfico y extraer de él -¡ casi nada! -, una pulida., sencilla y concreta definición de lo que sea el fascismo.

       Ese abordaje lo realiza, como no podía ser de otro modo, con una buena dosis del empirismo y pragmatismo que caracteriza la labor de  los historiadores anglosajones. No trata de hallar el mínimo denominador común fascista (esto es, lo que sería la esencia del fascismo) a partir de lo que decían los fascistas de sí mismos (el concepto de ideología como falsa conciencia está fuera de sus instrumentos conceptuales), sino deducirlo de un análisis comparativo de las actuaciones de los fascismos realmente existentes, o al menos de los que se han venido considerando como tales. Y a ese análisis positivista y empirista sin teoría previa- explícita, claro-, le añade el autor una finalidad  de aplicación práctica. Si sabemos verdaderamente  lo que es el fascismo, podremos tomar medidas preventivas certeras para que no pueda volver a desarrollarse.         

   El empleo del método comparativo lo aplica a las diferentes etapas que distingue en los fascismos históricos a partir de los procesos completos que cubrieron los fascismos clásicos, el alemán y el italiano. Cinco son las etapas que distingue: la de la creación de los movimientos fascistas, la de su arraigo, las de la  llegada al poder y su  ejercicio y, finalmente, la de  su agotamiento derivado de su radicalización o normalización.

       Sin duda, esos análisis comparativos entre las mencionadas etapas del desarrollo del fascismo, en cuyo ejercicio el autor demuestra un gran conocimiento y erudición sobre el fascismo histórico y actual, son lo más aprovechable y positivo del libro. En cambio, su conclusión es decepcionante. Su definición del fascismo es meramente descriptiva y laxa. No aparece en ella ninguna concreción sobre su raíz y origen y pierde con ello toda la potencialidad explicativa que contienen las interpretaciones que  abordan el fascismo como un fenómeno de clase y de dominio capitalista, sean cuales sean las limitaciones que puedan atribuirse a éstas.


      Está claro. Desde esa interpretación no sólo existe hoy el fascismo en Europa y Estados Unidos en su primera etapa. Pero el peligro no está tanto en los movimientos neonazis, pura estética fascista obsoleta, sino en los partidos de extrema derecha y la posible colaboración con ellos de los partidos conservadores o liberales. Sin  duda, acierta ta en los síntomas, pero el diagnóstico es equivocado.

( Publicado en el suplemento cultural de La Nueva España, de Oviedo)

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