LA ESPAÑA DE CERVANTES
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
La biografía de Cervantes (Alcalá
de Henares, 1547- Madrid,1616) se desenvuelve durante el reinado de Felipe II y
la primera parte del de Felipe III. Cubre, por lo tanto la época de esplendor
del imperialismo providencialista filipino, en la que España dominó Europa y
medio mundo. Y el comienzo de la crisis general que se inicia
ya en el último decenio del reinado y se prolongará durante el de su
hijo Felipe III para estallar definitivamente a partir de 1640 afectando no
sólo ya a la Monarquía hispana, sino también a la generalidad de Europa.
El dominio imperial filipino supuso un sinfín de guerras contra Francia,
Inglaterra, el Imperio otomano y los rebeldes de los Países Bajos. Como es
sabido, ese ambiente bélico permanente del reinado del hijo de Carlos V, lo
vivió Cervantes directamente como soldado de los tercios viejos. Perseguido por
la Justicia por un lance de espada el joven Cervantes tuvo que huir a Italia
para evitar la condena de cortarle la
mano derecha y allí ingresó en los tercios viejos para participar, con valentía
e incluso enfermo, en la batalla de Lepanto (1571) y, paradojas de la vida,
quedar en ella inútil del brazo y mano izquierda de un arcabuzazo. También tomó
parte en el asalto de Túnez y en otras operaciones de la Armada de don Juan de
Austria en el Mediterráneo oriental.
Cuando volvía a España con la intención de seguir su carrera de soldado,
Cervantes, que, como decía de él el cura del
Quijote, “es más versado en desdichas que en versos” fue apresado, con su
hermano Rodrigo, por los piratas berberiscos y llevado a Argel como cautivo
donde permaneció como tal durante cinco años, llevando a cabo, por tierra y por
mar, cuatro frustrados intentos de fuga
hasta que los hermanos trinitarios pudieron pagar su costoso rescate: 500
ducados de oro, unos 30.000 euros de hoy.
A su vuelta a España trató de ponerse al
servicio de Felipe II o como él decía convertirse en “criado del rey” y aunque
participó en una misión como correo real
en Orán, finalmente no logró su propósito y regresó a Madrid decidido a
dedicarse a la carrera literaria para terminar casándose en Esquivias, un
pueblo de la Sagra toledana, con doña Catalina
de Salazar, una joven hidalga propietaria de un modesto patrimonio.
En 1587, se produce el enfrentamiento bélico
entre Isabel de Inglaterra y Felipe II
que aspira al trono inglés. Aquel rey, calificado de Prudente, planifica el imprudente plan de
formar una formidable armada para
invadir las islas británicas con los tercios viejos de Alejandro de Farnesio
acantonados en Flandes. En 1588, la derrota de la Armada Invencible supuso un
duro golpe para Felipe II y provocó un profundo sentimiento de pesimismo entre
la población española y fue asimismo el
inicio de la decadencia de la Monarquía filipina y su dominio imperial.
Cervantes, en la cresta de la ola
del patrioterismo que inundó España por esa guerra, pero imposibilitado por su
impedimento físico para participar como soldado, dejó mujer y casa para irse a
Sevilla a participar en la maquinaria administrativa de la Monarquía en la
tarea de organizar aquella poderosa armada. Y en ello colaboró como comisario
de abastos para proveer de trigo y aceite
a la flota. Aquel desastre fue para él
también un duro revés, pero, como demuestran sus versos, su actitud fue la de
pedir a su rey la continuación de la
lucha contra el inglés para reparar aquella afrentosa derrota. Admiración por
el rey que ya no era tanta diez años después como demuestra el soneto le dedicó
con motivo de su muerte.
Durante la primera etapa del reinado de Felipe
III la crisis comenzó a tomar cuerpo: pestes, despoblamiento, problemas
agrarios. Y, aunque se logró una situación de paz inestable con Francia,
Inglaterra (una vez fallecida Isabel I), las Provincias Unidas de los Países
Bajos y el Imperio otomano, la situación de “ declinación” ,como la denominaron
los arbitristas, impuso importantes cambios políticos y sociales como la
implantación del sistema de validos y la refeudalización de la Monarquía, así
como la adopción de medidas drásticas como fue la expulsión de los moriscos
(entre 200.00 y 300.000) que, en el terreno económico, significó otro factor
más de la ruina económica de la Monarquía y en el religioso pasar de la España
de las tres religiones de la época medieval a la España de una única religión.
Esta España dirigida por valido corrupto como el duque de Lerma y en
manos de una alta nobleza con poder jurisdiccional, no era, desde luego, del
agrado de Cervantes, aunque tuvo también que acudir a su mecenazgo cultural,
concretamente al del conde de Lemos. Pero, quizás fue por ello la etapa más
fructífera de su carrera literaria, en la que se publicaron las dos partes de su obra cumbre (1605, 1616) y del resto de
su producción literaria. Obras en las que podemos encontrar numerosas
referencias y valoraciones directas e indirectas a los profundos cambios mencionados.
( Publicado en suplemento cultural de La Nueva España, dedicado a la conmemoración de los cuatrocientos años de su muerte)
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