EL VIAJE HACIA SÍ
MISMO DE JOSÉ LUIS SAMPEDRO
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Coherencia y lucidez han sido las
dos notas que han definido siempre la fecunda actividad de José Luis Sampedro
como economista, profesor, escritor y hombre público.. Lo demuestra una vez más
este libro póstumo que apareció en 2015
a los dos años de su muerte, La vida perenne ( Plaza/Janés, 2015). Un título con claras resonancias de una obra
de Aldous Huxley, La filosofía perenne,
quien, como el mismo Sampedro reconoce,
le influyó notablemente, pero del que le separaba un punto fundamental. Para
Huxley la vida tiene una finalidad en sí
misma- Mientras que para el autor
de Octubre,
Octubre, en cambio, esa finalidad solo
está en nuestra mente. De ahí que, como expresa el título de este libro,
lo único realmente
perenne es la vida.
Editado por su esposa Olga Lucas y Ángel Lucía
e ilustrado con artísticas fotografías de Chema Madoz, el contenido de este
libro es la recopilación de un conjunto
de poemas y sentencias de místicos occidentales, del sufismo , el hinduismo o
el taoísmo y notas autógrafas que
formaban parte del archivo de nuestro
novelista y que él mismo había
proyectado con su esposa que saliesen a
la luz después de su muerte. Ese
material nos permite conocer aspectos de su pensamiento que desconocíamos y
comprender mucho mejor muchos otros de su comportamiento personal y de su obra
novelística, porque en gran medida .lo que se recoge en sus páginas son los fundamentos de su filosofía vital y las
fuentes en las que había bebido su
pensamiento y de los que nacían la coherencia y lucidez que todos admiramos
en él.
Para Sampedro la doble tarea del hombre en esta vida es “hacerse lo que se es” y frente a los
acontecimientos imprevisibles a los que
está sometida nuestra peripecia vital adoptar una actitud digna de un ser humano,
tareas que no son para Sampedro independientes, porque sólo haciéndose lo que
se es se puede alcanzar esa dignidad y
únicamente el comportamiento digno es lo que puede permitirnos llegar
a hacernos lo que realmente somos. Los medios para alcanzar esos objetivos,
para entrar “más adentro en la espesura”, como dice el autor citando el verso de San Juan de la
Cruz, son el del examen de nuestra conducta en sociedad y los utilizados por la
mística occidental y oriental. Esto es: la introspección, la atenta escucha de nuestro cuerpo y el
vacío Fructífero que nace de la relajación.
Ese humanismo no trascendente de Sampedro
implica una consecuente concepción del hombre. El hombre es para él un animal simbólico, no sólo racional, que
“siente, luego existe”, que está dotado
de una libertad condicionada por los
genes y por las circunstancias en que nace que tienden a prefigurar en cierta
medida su vida, pero que no son condicionantes decisivos para impedir perseguir
a cada persona lo que crea en cada
momento que es su camino y en dar sentido a todo lo que le sucede.
Esa libertad - nos dice --para alcanzar su plenitud debe ejercerse
en un contexto de igualdad y solidaridad. De ahí que nuestro intelectual, economista y novelista
rechace el modelo economicista liberal y más aún el neoliberal que impera en
estos últimos tiempos. No sólo porque los valores que lo sustentan (individualismo,
agresividad, afán desmesurado de poseer, desigualdad…) suponen un profundo obstáculo para el autodesarrollo
de las personas y el progreso colectivo, sino también porque su evolución está limitada por una triple
barrera que lo hace inviable. Física, porque el consumismo al que conduce tropieza con límites naturales del planeta;
política, por la oposición in crescendo de los explotados que conlleva; psicológica, por el reduccionismo que supone
convertir al ser humano lo en mero productor- consumidor, despojándole
de sus otras dimensiones humanas.
En fin, un libro de lectura necesaria
para quien quiera comprender la obra y el pensamiento de ese hombre
esencialmente bueno que fue José Luis Sampedro, que sigue hablándonos de cosas
esenciales aún después de muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario