lunes, 26 de octubre de 2015


                     LOS HEREJES DE PADURA

        
                                                      JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

             
 
  Soy un contumaz lector de las novelas de Leonardo Padura, el flamante Premio Princesa de las Letras de este año. Creo que me he leído todas las obras del escritor cubano que Tusquets ha publicado en España. Para mi sus novelas pertenecen más a la literatura social que a la del género negro. Lo mismo que su (y mi) admirado Vázquez Montalbán fue el escritor de la Barcelona del franquismo, Padura lo es, sin duda, de La Habana castrista.

S¡ Vázquez Montalbán recreó con sus novelas  las miserias de la España franquista, el escritor cubano ha pintado con agudeza y excelente calidad literaria las sombras, dificultades y desesperanzas de la Cuba revolucionaria. Si el personaje de Vázquez Montalbán, el detective privado  Pepe Carvalho, era verosímil en aquella Barcelona de la Dictadura, no lo es tanto el policía Mario Conde de la serie de novelas de Padura. Es difícil verlo como real en la Cuba castrista. De ahí que, como alter ego que es del propio autor, el escritor cubano terminase convirtiéndolo finalmente en un vendedor de litros antiguos, profesión que proliferó en Cuba cuando los españoles, sobre todo, los catalanes, en el contexto del Período Especial, se dieron cuenta de las grandes posibilidades de negocio que había con la compraventa por una miseria de las excelentes  bibliotecas de la extinguida burguesía cubana, y su venta con pingües beneficios a los compradores españoles y latinoamericanos.

 Quizás si en algo es superior Padura a Vázquez Montalbán es en  la excelente documentación de que hacen gala sus libros. Y no sólo hay que achacar  ello  al profundo conocimiento  que el escritor cubano tiene de su ciudad caribeña, sino que lo ha demostrado también con algunas de sus  novelas donde se recrean ambientes diferentes del cubano, como en Herejes, novela en la que nos describe tan minuciosamente el Amsterdam del siglo XVII, que uno termina conociendo en sus más concretos detalles y recónditos lugares  de la ciudad de los canales.

         Pero si algo hay que diferencia sustancialmente a Padura y Montalbán es la ambigüedad ideológica que recorre las páginas de las novelas de Padura, frente a la claridad y el compromiso político e ideológico  expreso y claro con la izquierda que late en las del escritor barcelonés Es cierto que  Padura, como el mismo ha confesado, reconoce los méritos de la revolución cubana en aspectos como la educación y otras realidades  sociales. Y que hay que alabarle además que, al contrario que otros escritores cubanos que, sin ser expulsados o perseguidos,  en cuanto han podido se han ido de Cuba para criticar desde fuera al régimen castrista, él se ha quedado en La Habana residiendo en el barrio en que ha vivido siempre, al lado de sus amigos de  toda la vida Y ha dejado ver en sus obras claramente los excesos y limitaciones del régimen y la sociedad cubana que han obligado a tantos cubanos a irse al exilio y ha ensalzado siempre a aquellos “herejes” que han luchado y combatido contra la falta de libertad, en clara alusión- al menos para mí y muchos de sus lectores- a la actual  situación cubana.

         Pero la ambigüedad proviene del hecho de que no sabemos bien desde dónde hace esa crítica, ¿ desde la izquierda democrática, desde el liberalismo progresista…?  No he leído nunca ni siquiera entrelíneas en sus libros mencionar críticamente aquellos “herejes” de la historia de Cuba  que lucharon por la libertad contra el poder norteamericano y  sus dictadores interpuestos, como Machado y Batista, ni le he leído nada sobre la “guerra sucia” que el imperialismo norteamericano ha mantenido hasta ayer contra la isla y que es uno (no digo el único) de los más importantes factores de la  angustiosa situación por la que han pasado y están pasando  los cubanos desde la Revolución Castrista. Si le he leído, en cambio, en su excelente novela sobre el poeta cubano Heredia, contar la historia de un “hereje” contra el abusivo poder colonial español, pero ninguna de “los herejes” contra el poder norteamericano, como, por ejemplo, “el hereje” Julio Antonio Mella cuya biografía escrita en versión no hagiográfica y de la que soy autor (permítase la licencia y dicho sea sin intención de hacerme publicidad),  le recomiendo que lea como punto de partida para que se anime a tomarle como  personaje de alguna de sus próximas novelas, como gran “hereje” que fue contra el nacionalismo vicario del dictador Machado y el imperialismo norteamericano.

         Sea como sea,  quiero terminar dándole  las gracias a Padura por las gozosas horas que he pasado leyendo sus libros y anticipadamente por las que estoy seguro seguiré pasando con  la lectura de sus futuras novelas.           
   (ARTÍCULO ESCRITO CON MOTIVO DE LA CONCESIÓN DEL PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS LETRAS DE 2015 A LEONARDO PADURA)

No hay comentarios:

Publicar un comentario