sábado, 21 de junio de 2014


EN TORNO A LA ESPAÑA IMPERIAL

                                                 JULIO   ANTONIO VAQUERO IGLESIAS

 

 

 Conjunto de artículos de J. H. Elliot sobre la dimensión  europea y  americana del Imperio español

Jonh H. Elliot no es  sólo uno de los hispanistas más destacados en el campo del estudio de la historia política y cultural española de la Edad Moderna (siglos XVI y XVII), sino, además, uno de los mejores historiadores a secas de ese periodo de nuestra historia. La España imperial y su política exterior, la rebelión catalana de 1640, el reinado de Felipe IV y la biografía política de Olivares, el Imperio americano, la Corte y la cultura cortesana durante ese reinado son los principales temas que Elliott ha investigado y expuesto siempre con rigor y profundidad en sus libros. Su excelente  síntesis sobre el período de los Austrias españoles fue el manual utilizado por casi todos los alumnos universitarios y profesores españoles  que en los años 70 queríamos conocer con cierto rigor y un mínimo de  objetividad esa etapa de nuestra historia que era pasto de la retórica imperial ideológica de la historiografía franquista y adolecía de un rancio positivismo ya superado. Su  biografía política del conde -duque de Olivares alcanzó en los años 80 una gran difusión más allá de los lectores  especializados. Hasta el entonces  presidente  Felipe González colaboró en su divulgación cuando confesó que era uno de sus libros de cabecera preferidos. En 1996, Elliott fue galardonado merecidamente con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.  

Después de la publicación el pasado año de su brillante análisis del Imperio español en América, saca a la luz ahora en España un nuevo libro que es una recopilación de un conjunto de artículos ya publicados sobre la dimensión europea y americana del Imperio español, diversos aspectos del funcionamiento de  la Corte y la cultura cortesana en el reinado de Felipe IV, y en torno a la decadencia imperial española. Artículos cuya lectura constituye hoy todavía, sin duda, un adecuado complemento de  sus libros sobre esos temas.

 Cada uno de los cuatro conjuntos de artículos agrupados en torno a cada uno de esos tópicos llevan sendas  introducciones aclaratorias del autor explicando su origen y contenido. Y el libro va precedido de un prefacio donde Elliott nos cuenta cómo se convirtió en hispanista y las razones de su especialización en la etapa de la decadencia  imperial española por sus potenciales enseñanzas como antecedente de la que estaba  sufriendo tras la Segunda Guerra Mundial el Imperio británico. Y cómo en el contexto de la historiografía profundamente ideologizada que dominaba la  historia española de aquella época, optó por vincularse a la escuela historiográfica catalana de Vicens Vivens que era en aquel  momento la más influida por los aires renovadores que respiraba la historiografía europea. 

Como puede leerse en este libro, en el controvertido y fundamental  tema de la decadencia imperial española, Elliott fue, con Pierre Vilar, uno de los primeros historiadores en rebasar la tesis exclusivamente monetarista de la excepcionalidad  de la decadencia española del seiscientos. Interpretación que había impuesto el historiador económico norteamericano Hamilton, incapaz de tomar distancia de los testimonios de los arbitristas de la época. La decadencia española era, en cambio, para el hispanista británico una manifestación más de la crisis económica que afectó en ese siglo a toda Europa. Así como muchos de sus efectos y consecuencias  sociales no eran sino similares a los que padeció toda Europa.  Pero esa crisis  golpeó con  mayor gravedad  al núcleo del Imperio, Castilla, lo que explica el origen del principio del fin de la hegemonía española en Europa.       

    Todas las páginas de este libro están impregnadas de la maestría a que nos tiene acostumbrados Elliott como historiador: claridad expositiva, rigor metodológico,  abundancia y variedad de las fuentes empleadas, erudición relevante y significativa, fructífera utilización del método comparativo.... . A uno puede no gustarle tanto su tendencia al empirismo o que sus visiones introductorias no haya desarrollado más en qué aspectos estos artículos están  superados. Pero, finalmente, debe rendirse ante su manera de escribir historia y reconocer que el hispanista inglés es hoy, junto con Hobsbawn, uno de los grandes maestros vivos de la brillante tradición historiográfica británica. 

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