EN TORNO A LA
ESPAÑA IMPERIAL
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Conjunto de artículos de J. H. Elliot
sobre la dimensión europea y americana del Imperio español
Jonh H. Elliot no es sólo uno de los hispanistas más destacados en
el campo del estudio de la historia política y cultural española de la Edad
Moderna (siglos XVI y XVII), sino, además, uno de los mejores historiadores a
secas de ese periodo de nuestra historia. La España imperial y su política
exterior, la rebelión catalana de 1640, el reinado de Felipe IV y la biografía
política de Olivares, el Imperio americano, la Corte y la cultura cortesana durante
ese reinado son los principales temas que Elliott ha investigado y expuesto
siempre con rigor y profundidad en sus libros. Su excelente síntesis sobre el período de los Austrias
españoles fue el manual utilizado por casi todos los alumnos universitarios y
profesores españoles que en los años 70
queríamos conocer con cierto rigor y un mínimo de objetividad esa etapa de nuestra historia que
era pasto de la retórica imperial ideológica de la historiografía franquista y adolecía
de un rancio positivismo ya superado. Su
biografía política del conde -duque de Olivares alcanzó en los años 80
una gran difusión más allá de los lectores especializados. Hasta el entonces presidente
Felipe González colaboró en su divulgación cuando confesó que era uno de
sus libros de cabecera preferidos. En 1996, Elliott fue galardonado
merecidamente con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.
Después de la publicación el pasado año de
su brillante análisis del Imperio español en América, saca a la luz ahora en
España un nuevo libro que es una recopilación de un conjunto de artículos ya
publicados sobre la dimensión europea y americana del Imperio español, diversos
aspectos del funcionamiento de la Corte
y la cultura cortesana en el reinado de Felipe IV, y en torno a la decadencia
imperial española. Artículos cuya lectura constituye hoy todavía, sin duda, un
adecuado complemento de sus libros sobre
esos temas.
Cada uno de los cuatro conjuntos de artículos agrupados
en torno a cada uno de esos tópicos llevan sendas introducciones aclaratorias del autor
explicando su origen y contenido. Y el libro va precedido de un prefacio donde
Elliott nos cuenta cómo se convirtió en hispanista y las razones de su
especialización en la etapa de la decadencia
imperial española por sus potenciales enseñanzas como antecedente de la
que estaba sufriendo tras la Segunda
Guerra Mundial el Imperio británico. Y cómo en el contexto de la historiografía
profundamente ideologizada que dominaba la historia española de aquella época, optó por vincularse
a la escuela historiográfica catalana de Vicens Vivens que era en aquel momento la más influida por los aires
renovadores que respiraba la historiografía europea.
Como puede leerse en este libro, en el
controvertido y fundamental tema de la
decadencia imperial española, Elliott fue, con Pierre Vilar, uno de los
primeros historiadores en rebasar la tesis exclusivamente monetarista de la
excepcionalidad de la decadencia
española del seiscientos. Interpretación que había impuesto el historiador
económico norteamericano Hamilton, incapaz de tomar distancia de los
testimonios de los arbitristas de la época. La decadencia española era, en
cambio, para el hispanista británico una manifestación más de la crisis
económica que afectó en ese siglo a toda Europa. Así como muchos de sus efectos
y consecuencias sociales no eran sino
similares a los que padeció toda Europa. Pero esa crisis golpeó con mayor gravedad al núcleo del Imperio, Castilla, lo que
explica el origen del principio del fin de la hegemonía española en Europa.
Todas las páginas de este libro están
impregnadas de la maestría a que nos tiene acostumbrados Elliott como
historiador: claridad expositiva, rigor metodológico, abundancia y variedad de las fuentes
empleadas, erudición relevante y significativa, fructífera utilización del
método comparativo.... . A uno puede no gustarle tanto su tendencia al
empirismo o que sus visiones introductorias no haya desarrollado más en qué
aspectos estos artículos están superados.
Pero, finalmente, debe rendirse ante su manera de escribir historia y reconocer
que el hispanista inglés es hoy, junto con Hobsbawn, uno de los grandes
maestros vivos de la brillante tradición historiográfica británica.
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