jueves, 31 de diciembre de 2015

Marx, un pensador para el siglo XXI

MARX, UN PENSADOR PARA EL SIGLO XXI

                 Julio Antonio Vaquero Iglesias




Como era de esperar dada su trayectoria historiográfica anterior, el nuevo libro del gran historiador británico Eric J. Hobsbawm (Cómo cambiar el mundo, Crítica, 2011) no defrauda y es difícil que deje a cualquier lector indiferente. Y ello a pesar de que su texto es una recopilación de 16 artículos, la mayor parte de ellos ya editados (prácticamente ninguno lo estaba en  español ni en inglés y por ello son prácticamente inéditos para lectores españoles)  y que ahora han sido reelaborados para este nuevo libro  por el que, con casi cien años a cuestas, ha sido considerado como el historiador vivo más conocido de todo  el siglo XX. Sólo dos de estos trabajos son inéditos. El conjunto se divide en dos partes: la de los capítulos que se dedican al análisis del pensamiento y la obra de Kart Marx.y Engels y los que tratas del  estudio de la evolución del pensamiento marxista desde su origen hasta el momento actual, subconjunto cuyos ensayos históricos a pesar de no haber sido concebidos originariamente para ello, reconstruyen toda  la historia del pensamiento marxista desde su origen y después en su versión comunista a partir  del surgimiento de ésta última con la revolución de octubre (el único hueco que queda sin cubrir quizás sea el de la importante década de los años 20).
Entre los ensayos sobre la historia del marxismo incluye el autor dos excelentes capítulos sobre la figura y la obra de Antonio Gramsci y la recepción de su pensamiento desde su muerte  hasta el momento actual. En ellos nos muestra el autor  no sólo la originalidad del pensamiento del comunista italiano, al que considera como uno de los grandes pensadores del siglo XX. Gramsci cubrió un vacío clamoroso en el pensamiento marxiano y marxista  con su teoría de la política que respondía, tras el fracaso del leninismo, a la crisis por la que atravesaba el movimiento comunista en la década de los años 20. El comunista italiano desde esa teoría de la política desarrolló una compleja y bien fundamentada teoría de la estrategia  que debían de seguir en Occidente los partidos comunistas para acceder al poder fundamentada en la categoría de hegemonía, teoría que ha sido, sin duda, una de las razones del éxito y  la amplia difusión de su pensamiento entre la izquierda en todo el mundo, la cual ha llegado hasta la última década del siglo XX, cuando el pensamiento marxista había entrado ya en un gran declive que ha dado paso en nuestro siglo, con la crisis global del capitalismo financiero, a su  resurgimiento . En esa difusión, en el caso español y, aunque no lo cite Hobsbawm, es de justicia  señalar  el papel destacado que tuvo  nuestro inolvidable José María Laso.        
De excelente factura y  rico contenido expositivo son los dos capítulos en los  que el historiador británico analiza el desarrollo del pensamiento marxista durante la etapa que él ha  denominado como “edad de las catástrofes”, entre 1930 y 1945, esto es, la etapa del antifascismo; y en la etapa de las décadas de los años 60 y 70 correspondiente a “la edad de oro” del capitalismo tras la segunda guerra mundial. En ambas se suman al movimiento comunista una oleada de intelectuales, frente al predominio del obrerismo de las etapas anteriores, pero con una neta distinción entre la actitud  y el papel jugado por esos intelectuales en una y otra. En la etapa del antifascismo, fue la gran  crisis del capitalismo y el surgimiento del fascismo la causa de esa adscripción masiva de los intelectuales al marxismo en Occidente. Pero ese marxismo occidental fue autóctono en cada a uno de los países y los intelectuales se vincularon a éste de manera personal y mantuvieron, en general, una actitud acrítica frente al marxismo ortodoxo y dogmático que venía de la Unión soviética, si bien es cierto que ese marxismo occidental influyó en el carácter más “cientificista” que aquél fue adoptando.
Los intelectuales que participan  también del pensamiento marxista después de la segunda guerra mundial estuvieron, en cambio, estrechamente vinculados con las Universidades y medios universitarios de Occidente y desarrollaron, al contrario que los de la etapa anterior, un pensamiento marxista común difundido por todo Occidente y  sometido al debate intelectual y científico, de carácter abierto y de contenidos críticos con el marxismo dogmático que se difundía como una escolástica en la Unión Soviética.          
 Pero no estamos, sin embargo, solamente ante un  excelente libro de historia, sino ante una obra que tiene también un interés político de actualidad. Porque sus páginas tratan de responder también a la interrogación de cuál sean las posibilidades de vigencia en el siglo XXI  de la que fue una de las ideologías más seguidas intelectual y políticamente  durante el siglo XX.
Respecto a esto último, la tesis de Hobsbawm es la de que tanto el comunismo en su versión soviética como, incluso, el pensamiento socialdemócrata en cuanto originado  por el   marxismo están ya superados intelectual y políticamente y nada o poco tienen que decir en este nuevo siglo. Pero el pensamiento marxiano (no marxista) sí tiene, en cambio, todavía mucho que aportar  en esta nueva etapa de crisis global del capitalismo que estamos viviendo, y está por ello experimentando, como apuntábamos, un claro resurgimiento. En realidad, la implosión  del comunismo a finales del siglo pasado trajo consigo no sólo el final de marxismo-leninismo en la Unión Soviética y su transformación adulterada  en la China comunista, sino que fue también el golpe de gracia para esa ideología en Occidente, donde, incluso, arrastró  también con ella  a la crisis terminal a la propia socialdemocracia reformista.
 Pero es precisamente ese reflujo de la ideología marxista  tal y como se pensó y vivió en el siglo XX, lo que ha dejado al descubierto el pensamiento y las virtualidades del pensamiento original marxiano que - si bien la realidad ha demostrado sus inexactitudes en cuanto a su carga profética: la expropiación por el proletariado de los expropiadores como final del la historia y en otros aspectos concretos- se ha manifestado, en cambio, certero en su análisis crítico de la evolución del capitalismo con la predicción de la llegada de  esa conflictiva e injusta globalización capitalista financiera que padecemos.
Acierto tal,  que hasta, incluso,  han sido paradójicamente muchos de los teóricos liberales  y grandes financieros (como Soros, por ejemplo)  los que han vuelto sus ojos hacia esos análisis marxianos tratando de explicarse a través de ellos la profunda crisis actual del capitalismo. Y, claro está, ha despertado, sobre todo, un interés renovado para el pensamiento de izquierda en la actual coyuntura de crisis global. El pensamiento de Marx parece haber revivido después de un cuarto de siglo de olvido y abandono. Y las preguntas que se hizo el Marx original siguen siendo pertinentes y su pensamiento es necesario todavía para  encontrarles una respuesta si  queremos  avanzar hacia un futuro justo y equilibrado en este nuevo siglo  para toda la Humanidad sin ninguna clase de exclusiones. En un momento en que, como escribe el propio  Hobsbawm “el liberalismo político y económico, por separado o en combinación, no pueden proporcionar la solución a los problemas del siglo XXI  (…)”.

            Lástima que la versión de esta edición en español deje mucho que desear en cuanto a la traducción. Precisamente, en un libro de una editorial como Crítica que siempre se ha caracterizado por sus excelentes y cuidadas traducciones. De  todas las maneras, es preciso dejar constancia que este dato negativo  no empece, sin embargo,  lo esencial: el gran interés que despierta la lectura de sus páginas. 
     PBULICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE "LA NUEVA ESPAÑA", DE OVIEDO       

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