LA TRAMPOSA
EQUIDISTANCIA ANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Arturo Pérez- Reverte nos cuenta en el prólogo de este libro las motivaciones y consecuentemente la finalidad que le han llevado a escribirlo: La Guerra civil contada a los jóvenes ( Editorial Alfaguara , 2015). Al caer en sus manos un libro de texto de Historia ( no dice para qué nivel y curso) y ver el trato sesgado y el bajo nivel con que se trataba en sus páginas el tema de la Guerra Civil, tomó la decisión de escribir este libro sobre el conflicto con el nivel y tratamiento que él consideraba que era el adecuado para nuestros jóvenes con el objeto de tratar de “ (…) evitar que tan desoladora tragedia vuelva a repetirse, es conveniente recordar cómo ocurrió. Así, de aquella desgracia podrán extraer conclusiones útiles sobre la paz y la convivencia que jamás se deben perder”
Más
allá de la inconcreción del nivel para el que estaba escrito el texto que le
suscitó la motivación de escribir este libro y de su evidente desconocimiento
del adecuado y ajustado tratamiento al
nivel y curso de los alumnos de la Enseñanza Secundaria y Bachillerato con que otros muchos textos tratan nuestra Guerra Civil, se
puede aceptar en cierto modo su opinión que el desconocimiento de nuestros
jóvenes sobre la contienda civil de 1936-1939 es bastante deficiente( por
cierto, con el nuevo plan educativo del
Partido Popular que implementó aquel desastroso ministro de cuyo nombre
los españoles no quieren acordarse, no es difícil prever que esa ignorancia
aumentará aún más sin duda). De ahí que (al margen que ya hay excelentes
aproximaciones divulgadoras al tema. Les recomiendo, por ejemplo, la
excelente versión del libro de Julián
Casanova: España Partida en Dos. Breve
historia de la Guerra Civil española ) su propósito podría haber sido pertinente
si realmente hubiese acertado con su versión. Pero, en mi humilde opinión de
profesor de Historia e historiador, no sólo no ha logrado su propósito, sino
que su libro cae incluso en algunos de los errores que trata de subsanar.
El
contenido del libro se desarrolla a través de 30 pequeños capítulos en los que
el autor desarrolla su visión del conflicto, dedicando la primera parte de
ellos a tratar los aspectos generales: causas, represión,
apoyos internacionales… y la segunda al desarrollo militar de la guerra.
Su
propósito está ya viciado de inicio cuando apunta, como hemos visto, que su
objetivo no es otro que contar “cómo sucedió la guerra” y no explicar “las causas
del conflicto” cuyo elemental análisis
seria el que le llevaría a una ajustada versión de quiénes fueron los
responsables y cuáles los verdaderos
motivos para levantarse contra un Gobierno legalmente constituido por
parte de los vencedores. Desde ese equivocado planteamiento inicial, toda su
versión de la Guerra Civil es un “tramposo” ejercicio de equidistancia entre
los dos bandos que no responde a la realidad histórica y que aparece en muchos
aspectos interpretado en clave del reciente revisionismo con que ha
tratado cierta “historiografía” el conflicto.
Es cierto que Pérez- Reverte no niega
la legitimidad democrática del bando republicano, pero al apuntar que nuestra
Guerra Civil no fue sino un enfrentamiento en España de las dos ideologías dominantes
en aquel momento en Europa, los fascismos y el comunismo soviético, no incide
en el hecho fundamental de que el
levantamiento militar no fue sino una reacción de clase encabezada por parte
del Ejército y apoyada por la Iglesia
española para revertir las reformas de modernización que había acometido
la Segunda República. Reformas que
suponían socavar el poder e intereses económicos de la élite económica y
política que lo habían detentado hasta
entonces en nuestro país. La equidistancia en este aspecto entre ambos bandos es,
pues, claramente engañosa. La razón democrática y los intereses generales de la
mayoría de la población española, que padecía una grave situación de pobreza e
incultura, los defendía, pues, el bando republicano y no el “nacional”, como
se le denominó por los vencedores con una gran carga ideológica
“Tramposa” equidistancia también cuando
equipara las represiones que llevaron a cabo uno y otro bando. Es cierto, como
apunta nuestro novelista, que las hubo en las retaguardias de uno y otro bando y que en el caso del
republicano la que se ejerció sobre los sacerdotes y religiosos fue realmente
cruel y amplia. Pero a pesar de ello no se pueden equiparar una y otra. Porque
en el caso del bando sublevado tuvo un claro y expresamente reconocido matiz
estructural e institucional, mientras que en el bando republicano fue fruto de
los desmanes y desórdenes incontrolados de sectores de la población que lo apoyaban.
“Tramposa” equidistancia, en fin, cuando se
refiere al apoyo internacional que recibieron ambos bandos sin hacer mención
que esa ayuda fue netamente superior en cantidad y calidad en el caso del bando
sublevado que comenzó ya desde el inicio con el apoyo de Alemania en el paso
del ejército sublevado del norte de África a la península.
Transmitir a los jóvenes que ambos bandos fueron iguales en legitimidad
democrática, razones y atrocidades es no ajustarse a la realidad histórica y
perder la potente virtualidad educativa que el estudio de la historia de
nuestra Guerra Civil debe tener para los jóvenes a los que se debe educar en
los valores democráticos y en los valores de la igualdad y la justicia social.
Y esto no se consigue desde luego con una falsa equidistancia entre uno y otro.
(Artículo publicado en el suplemento cultural de "La Nueva España", de Oviedo-Asturias)
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