LA NATURALEZA DE LAS
REVOLCIONES BURGUESAS
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
Transformar el mundo. Revoluciones burguesas y revolución social (Pasado/Presente, 2013) del sociólogo, historiador y catedrático escocés Neil Davidson ha sido considerado por un selecto grupo de historiadores españoles como uno de los diez libros de historia más importes publicados el pasado año en España. Por su parte, Joseph Fontana califica en el prólogo del libro que estamos ante una obra maestra que está destinada a convertirse en un trabajo de referencia para el conocimiento de la teoría y la práctica del concepto de “revolución burguesa”, incluyendo no sólo las “clásicas” ( la neerlandesa, la inglesa, la francesa y la americana) sino también las actuales las que se ha desarrollado con la descolonización tras la Segunda Guerra Mundial Y la verdad es que tras la lectura de sus 950 páginas (sin incluir las notas), escritas, eso sí, con un estilo fácil y fluido, uno no puede más que corroborar como acertados tales juicios positivos.
Autor de una obra galardonada con el
prestigioso premio Isaac y Tamara Deutscher sobre la revolución burguesa en
Escocia que le inició en este tema, Davidson
reconstruye ahora la evolución
historiográfica que ha experimentado la
concepción de las revoluciones burguesas desde la perspectiva de la historia del pensamiento político. Pero
lo hace incluyendo en su análisis - como es canónico para un historiador como
él, que se mueve dentro de la concepción historiográfica del materialismo
histórico- el proceso histórico global. Ese análisis abarca desde la prehistoria del concepto en los
siglos XVII y XVIII, coetáneo con el inicio de su desarrollo histórico, y su consolidación conceptual original por parte del marxismo clásico (Marx
y Engels) como revoluciones sociales cuyo
significaron fue la toma del poder por la clase burguesa con el objeto de poner
fin al feudalismo eliminando las trabas y obstáculos políticos e institucionales que aquél suponía
para establecer el sistema capitalista, hasta las concepciones que proporcionó de
tales revoluciones el revisionismo historiográfico conservador a partir de los
años 80 del pasado siglo cuando comenzó la ofensiva y hegemonía neoliberal, interpretándolas con meras
revoluciones políticas, sin contenido social alguno. Así como analiza también
la reinterpretación que de ellas han realizado las diferentes corrientes
posmarxistas que, influidas por el revisionismo y tratando de desvincularse de la vulgata estalinista, aceptaron en cierta
medida la desvalorización del cambio social que atribuía la interpretación marxista clásica al
contenido de tales revoluciones. Tras
ese recorrido, realizado con una gran solidez argumental y un profundo ( casi podríamos calificarlo de
apabullante) conocimiento de todo lo que
se ha escrito hasta hoy sobre el tema, el
núcleo del libro lo dedica Davidson finalmente exponer su propia concepción de la revolución burguesa manteniendo como
tesis principal su naturaleza no
exclusivamente política, sino, sobre todo, social, esto es, como revoluciones
que se han desarrollado a lo largo de más de tres siglos y han supuesto, con
sus variantes y características específicas, la introducción , con la eliminación
definitiva del feudalismo o sus residuos, del orden capitalista que domina hoy
en el mundo . .
Es claro que la elección de este
tema por el autor no es solamente de orden historiográfico o académico con ser,
desde esa perspectiva, un objeto de estudio pertinente como demuestran sus contenidos y
las conclusiones obtenidas , sino que la
clarificación del concepto de “revolución burguesa” es también de gran importancia para arrojar luz sobre el confuso debate actual que
mantiene la izquierda para tratar de
establecer una estrategia coherente de
lucha contra el capitalismo con el objeto de avanzar en el camino del
socialismo. Y ello es así por varias
razones. No sólo, porque la constatación de la dimensión
verdaderamente revolucionaria de esas
revoluciones, esto es, la profunda
transformación social que supusieron, niegue, como pretendía el revisionismo y
han asumido algunas corrientes posmarxistas, su condición de meras revoluciones
políticas que únicamente habrían
supuesto un cambio en las elites que detentaban el poder. Negación de la que se
deduce que el capitalismo no habría llegado, pues, por un proceso evolutivo,
como pretendían revisionistas y
posmarxistas, sino tras un verdadero proceso revolucionario que habría durado
varios siglos y que tal procedimiento revolucionario sería, pues, el
modelo a seguir para intentar pasar
del capitalismo al socialismo.
Pero, además, según Davidson, la concepción revolucionaria de las “revoluciones
burguesas” permite distinguir claramente entre revoluciones burguesas y
revoluciones verdaderamente socialistas como es el caso de las revoluciones
nacionalistas que se desarrollaron tras
la Segunda Guerra Mundial en las colonias que se han venido considerando por algunos como
revoluciones socialistas, cuando en la realidad, no fueron sino revoluciones
burguesas, incluida la revolución china que no fue nunca una revolución
verdaderamente socialista, sino una revolución que no implantó sino un capitalismo de Estado, lo que explica en
cierta manera su deriva actual hacia el capitalismo neoliberal. .
Del mismo modo que una renovada concepción de las revoluciones burguesas
desde la perspectivas del materialismo histórico hace inaceptable la
utilización sesgada que determinados “historiadores” actuales, voceros del
capitalismo neoliberal, vienen haciendo en la actualidad de la categoría de
”revolución burguesa”, considerando como tales
las revoluciones “desde arriba”
que el neoliberalismo viene imponiendo para eliminar las trabas que los elementos del Estado del bienestar y
los derechos sociales conseguidos con el mismo imponen al despliegue sin
límites del mercado y el capital financiero que tratan de implantar.. Algo así
como si alguno de los intelectuales orgánicos de nuestra derecha en el poder
nos tratase de “vender la moto” diciendo
que lo que Rajoy y su Gobierno están tratando
de implantar en España – en busca del interés general, claro-.con su programa
de reformas neoliberales no es sino la
verdadera revolución burguesa que
este país nunca llegó a hacer. Aunque tengo la impresión por la producción de esos ideólogos que es difícil
que lleguen a utilizar argumentos tan sofisticados, a no ser copiándolos de
alguno de los historiadores de cabecera de la Thatcher que sí utilizó esa burda concepción de la revolución burguesa para
justificar sus políticas neoliberales.
En fin, leído en una u otra clave, desde la propiamente historiográfica-
académica o la ideológica- política, o desde las dos a la vez, como querría, sin duda, que se leyese su libro el autor, estamos ante
un libro importante y de lectura francamente aprovechable. .
( Publicado en el suplemento cultural Cultura de La Nueva España, de Oviedo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario