JOVELLANOS,
ECONOMISTA
JULIO ANTONIO VAQUERO
IGLESIAS
Acaba
de publicarse un nuevo tomo de esa magna e importante edición de la Obras Completas de Gaspar
Melchor de Jovellanos que está llevando a cabo
el Instituto Feijóo de Estudios
del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo en colaboración con el Ayuntamiento
de Gijón y KRK Ediciones como
continuación de la edición de los escritos del ilustrado gijonés comenzada ya hace muchos años por el
fallecido profesor Caso. Es el tomo X dedicado a recoger los escritos económicos
del autor del Informe de Ley agraria (Obras
Completas. X Escritos económicos. Oviedo, 2008).
Los editores y autores del Estudio preliminar
son dos reconocidos especialistas en el pensamiento y la obra económica del
polígrafo asturiano como son los profesores Vicente Llombart y Joaquín Ocampo,
con la colaboración filológica de Noelia García Díaz. El primero, catedrático
de Historia del Pensamiento Económico de la Universidad de Valencia, responsable
de la hasta ahora penúltima y aún reciente edición
publicada de los escritos
económicos del ilustrado gijonés, Jovellanos: escritos económicos
(2000). Ocampo es profesor de Historia Económica de nuestra Universidad, autor
de algunos importantes trabajos sobre la historia económica de la Asturias
preindustrial y editor también de algunos textos económicos inéditos de
Jovellanos.
Esta obra recoge la edición crítica de 140
escritos económicos de Jovellanos, algunos de ellos inéditos. Estamos, sin
duda, ante la edición de los textos económicos del ilustrado gijonés
más completa con que contamos
hasta la fecha. No sólo por la calidad y por el gran desarrollo del aparato
crítico, sino también porque el número de los escritos seleccionados
supone un aumento sustancial en relación
con las ediciones que se habían realizado anteriormente: el inventario de
Miguel Artola en las Obras de G. M. de Jovellanos, tomo V (BAE)
lo componían 100 textos y la selección del profesor Prados Arrarte era de
30. Si bien es cierto que alrededor de
una veintena de estos 140 escritos que se registran no aparecen editados por estar sin
localizar.
El criterio seguido por los editores para
su catalogación ha sido el de su procedencia institucional. Elección que
parece, sin duda, la más pertinente. No sólo por las dificultades
que supone la clasificación temática de tales textos, dada multiplicidad de
temas tratados debida al carácter
enciclopédico del saber ilustrado y la condición todavía no institucionalizada
de la economía en la época, ni científica ni profesionalmente. Sino también,
porque esa clase de clasificación respeta, en gran medida, la unidad de origen de los escritos y su
contexto cronológico al proceder de las diversas instituciones y
actividades profesionales que Jovellanos ejerció como magistrado, esto es, alto
funcionario de la monarquía ilustrada.
La edición clasifica los escritos en cinco
conjuntos: Asturias, Sevilla, Sociedad
Económica Matritense, Junta de Comercio y Moneda, y Censuras, consultas y otros
escritos doctrinales. La mayoría de los escritos más destacados y significativos se encuentran, sin duda,
entre los que se refieren a Asturias y los procedentes de su actividad en la
Sociedad Económica Matritense. Son éstos
los escritos de mayor profundidad no sólo porque proceden de su etapa de mayor
madurez intelectual, esto es, la
correspondiente grosso modo con el reinado de Carlos IV (como
“economista de la Ilustración tardía”, le ha calificado uno de los editores y,
sin duda, el mejor conocedor de su pensamiento y obra económica, Vicente
Llombart). Pero también son los de mayor calado por sus propuestas, porque
proceden en su mayoría de los informes que la Matritense proporciona al Consejo
de Castilla para llevar a cabo su labor de gobierno reformadora.
.
El conjunto de escritos referido a Asturias es el más numeroso y
comprende los relativos a la Sociedad Económica de Amigos del País, la
carretera de Castilla, las obras públicas gijonesas y el consulado, las cartas
a Ponz sobre la agricultura y la industria y los contratos de maderas para el
arsenal del Ferrol.
El
interés y el valor de estos escritos asturianos no debe verse sólo desde la
concreta perspectiva asturiana, como una
buena muestra de su profundo conocimiento de la realidad económica regional y
de su propuesta de un auténtico
modelo articulado de crecimiento para Asturias que tenía como
objetivo convertirla de la Siberia del
Norte en una moderna Saxonia española. Sino que esos escritos asturianos son
también expresión evidente de sus
planteamientos sobre la necesidad de la modernización económica de España en su
conjunto, desde los supuestos teóricos del nuevo liberalismo económico,
superador de los planteamientos mercantilistas y en concordancia con las
transformaciones que el capitalismo y la industrialización emergentes estaban
introduciendo en Europa
Entre los textos procedentes de la
Sociedad Matritense, están, sin duda, algunas de las piezas más importantes de
sus escritos económicos, como son El
Elogio de Carlos III y el Informe de Ley Agraria. En el
primero, Jovellanos, al realizar, a la muerte del monarca, el balance de la
obra reformadora del reinado de Carlos III, traza una detallada y
significativa valoración de la
decisiva importancia que en ella
tuvieron la economía civil y los economistas
El Informe sobre la Ley Agraria es, con mucho, el escrito económico más importante de
Jovellanos, No sólo por el alcance de su
contenido, sino también porque en él el
ilustrado gijonés explicita, como
justificación de sus propuestas
reformadoras para la Ley Agraria, sus planteamientos doctrinales y teóricos
económicos.
Como hacen los editores, la lectura
de estos textos nos permiten valorar a
Jovellanos como un “economista” que se mueve dentro de los planteamientos
teóricos más avanzados de su época, en
la línea del liberalismo económico superador del mercantilismo, conocedor de las más recientes obras
económicas que se publican en Europa y con una concepción de la economía como
una ciencia que enseñaba a gobernar a los hombres y hacerlos felices.
Lástima que en su estudio preliminar los
editores no hayan tratado con mayor
profundidad sobre el pensamiento
económico de Jovellanos y su concepción de la ciencia económica, dando por
sabida y válida la interpretación que sobre esas cuestiones desarrolló
LLombart por extenso en su anterior
libro sobre los escritos económicos del gijonés. Porque la lectura de los
escritos económicos recogidos en esta
aprovechable y documentada edición y las magras referencia que los
editores hacen a ello en su introducción, nos demuestran la modernidad, el
elevado nivel y la singularidad del pensamiento económicos del intelectual
gijonés.
ASTURIAS
J. A. V. I
Carbón: Informe
sobre el beneficio del carbón de piedra..., 1789; pp. 113-123).
“El beneficio de este
fósil debe ser enteramente libre (...) Convendrá, pues, establecer en
Asturias la enseñanza de la mineralogía, erigiendo una escuela teórica y
práctica de esta ciencia...” (El subrayado es mío).
Emigración: Carta sobre la industria de Asturias,
1795; pp. 323-324.
«Yo miro estas colonias de
emigrantes que pasan los montes y se derraman a buscar su vida por tada la
Península, como una exacta medida del sobrante de su población. Váyalos usted
examinando uno a uno, y hallará que no hay entre ellos quien abandone una
subsistencia segura en su país por buscar fuera de é una subsistencia
arriesgada e incierta (...) Muchas veces he admirado como un error en que han
caído aun las gentes más cuerdas y avisadas de este país el lastimarse de tales
emigraciones como de un mal grave...»
ENSAMIENTO
ECONÓMICO
J. A. V. I.
Crecimiento económico: Discursos
sobre la felicidad del Principado..., 1781; p. 279
«Cuando digo (...)
procurar la felicidad de Asturias, ya se ve que no tomo esta palabra en un
sentido moral. Entiendo aquí por felicidad aquel estado de abundancia y
comodidades que debe procurar todo buen gobierno a sus individuos. En este
sentido, la provincia más rica será la más feliz, porque en la riqueza están
cifradas todas las ventajas políticas de un estado...» (pp. 703-704 y 824).
Liberalismo económico:
Informe de Ley Agraria , 1795. pp. 703-704 y 824.
«[...] Aquella continua
lucha de intereses que agita a los hombres entre sí, establece naturalmente un
equilibrio que jamás podrían alcanzar las leyes (...) A este sagrado interés
debe el hombre su conservación y el mundo su cultura(...) El oficio de las
leyes respecto a la propiedad no debe ser excitar ni dirigir, sino solamente
proteger el interés (...)
Dígnese, pues, Vuestra
Alteza de derogar de un golpe las bárbaras leyes que (...) estancando la
propiedad privada en las eternas manos de pocos cuerpos y familias poderosas,
encarecen la propiedad libre y sus productos, y alejan de ella los capitales y
la industria de la nación...» (pp. 703-704 y 824).
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