domingo, 7 de junio de 2015

Francisco Giner de los Ríos como ejemplo


FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS COMO EJEMPLO

                                                           JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
 En febrero de 1915 fallecía en Madrid Francisco Giner de los Ríos. La noticia de su muerte  produjo una intensa conmoción no sólo entre la clase dirigente española, sino en todos los sectores sociales, dada las importantes consecuencias positivas que su actividad cultural, política y social había tenido para nuestro país. Cien años después, la conmemoración de su desaparición está pasando prácticamente desapercibida, cuando, sin embargo, muchos  de los males que aquejan a la vida política y social de nuestro país hoy  siguen siendo – respetando las distancias históricas - similares de los que adolecía la España de la Restauración y contra los que clamó y combatió el fundador de la Institución Libre de Enseñanza: una democracia demediada que se ha convertido en una auténtica partitocracia; una corrupción que pudre las bases del sistema político  y social y, por tanto, de nuestra  convivencia democrática: una escuela que vuelve a girar sobre la instrucción y no sobre la educación ( qué diría Giner de las mil y una reválidas que trata de imponer la LOMCE y sus exámenes a base de test); una Iglesia que se resiste a aceptar un laicismo no sectario, como el que propugnaban los institucionistas; un orden social cada vez más  desigual que ha avanzado  imparable en los últimos años hacia la desprotección de los más débiles convirtiendo la sociedad en una jungla en la que domina  la ley del sálvese quien pueda; la clamorosa ausencia   de conciencia cívica y  ética entre un generalizado  sector de la elite política y económica que nos gobierna …

                En su tiempo, Giner de los Ríos  y los suyos lucharon, dentro del marco - y los límites- de las coordenadas ideológicas de su reformismo liberal progresista, contra los males que padecía el régimen de la Restauración en pos de un modelo de sociedad más justo e igualitario y por tanto más humano tratando de formar ciudadanos impregnados de ideales cívicos y comportamientos éticos. Contra un sistema político corrupto basado en el caciquismo que garantizaba el poder de la oligarquía de la tierra y el dinero. Contra una sociedad  que avanzaba imparable hacia la pauperización de la clase obrera incipiente, sumándose a la  que  padecía ya desde tiempos inmemoriales la sociedad tradicional con un campo dominado por terratenientes y una población campesina con elevadísimos porcentajes de analfabetismo y niveles culturales ínfimos. Contra  una cultura elitista dirigida esencialmente a las clases altas y que excluía de ese disfrute a las populares que eran consideradas únicamente como fuerza de trabajo y objeto de explotación. En fin, contra un sistema educativo  que privilegiaba a la Iglesia católica y daba prioridad a la educación de las clases medias y altas  despreocupándose de la formación de las bajas, a la vez que transmitía conocimientos tradicionales y utilizaba métodos pedagógicos arcaicos ajenos a la formación integral de las personas. 


       La influencia de esos planteamientos de Giner de los Ríos y sus amigos y discípulos  se tradujo en una intensa creación de instituciones educativas y científicas, contribuyó  a la formación de muchos de nuestros intelectuales más destacados y fue, sin duda, uno de los factores decisivos en  el despuntar  de nuestra vida cultural y científica, lo que dio lugar a la que fue su mejor etapa en todo nuestro siglo XX, la denominada Edad de Plata; y también en un serio intento de modernizar nuestro sistema educativo en la etapa final de la Restauración. Su ideario  educativo fue el modelo que trató de hacer realidad la  frustrada II República. Lo que le valió la enemiga de la dictadura que persiguió con saña la memoria de Giner y los suyos y la obra de la Institución Libre de Enseñanza.

No es extraño, pues, sino muy coherente  con sus intereses e  ideología que nuestra derecha en el poder haya pasado por alto la conmemoración centenaria  de  su fallecimiento. Lo que sí parece  incongruente  es que también haya pasado casi desapercibida para los sectores progresistas y de la izquierda. La historia contemporánea de España y varias generaciones de  españoles le deben mucho a Giner de los Ríos y sus seguidores y justo sería reconocerlo con motivo de este aniversario. Más en los tiempos que padecemos, en los que en muchos sentidos la obra y la vida de Giner deberían ser tomadas  como  ejemplo. 
( Publicado en las páginas de opinión de La Nuenva España,de Oviedo)

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