FRANCISCO GINER DE
LOS RÍOS COMO EJEMPLO
JULIO ANTONIO VAQUERO IGLESIAS
En febrero de 1915 fallecía en Madrid
Francisco Giner de los Ríos. La noticia de su muerte produjo una intensa conmoción no sólo entre la
clase dirigente española, sino en todos los sectores sociales, dada las
importantes consecuencias positivas que su actividad cultural, política y
social había tenido para nuestro país. Cien años después, la conmemoración de
su desaparición está pasando prácticamente desapercibida, cuando, sin embargo,
muchos de los males que aquejan a la
vida política y social de nuestro país hoy
siguen siendo – respetando las distancias históricas - similares de los
que adolecía la España de la Restauración y contra los que clamó y combatió el
fundador de la Institución Libre de Enseñanza: una democracia demediada que se
ha convertido en una auténtica partitocracia; una corrupción que pudre las
bases del sistema político y social y,
por tanto, de nuestra convivencia
democrática: una escuela que vuelve a girar sobre la instrucción y no sobre la educación
( qué diría Giner de las mil y una reválidas que trata de imponer la LOMCE y
sus exámenes a base de test); una Iglesia que se resiste a aceptar un laicismo
no sectario, como el que propugnaban los institucionistas; un orden social cada
vez más desigual que ha avanzado imparable en los últimos años hacia la
desprotección de los más débiles convirtiendo la sociedad en una jungla en la
que domina la ley del sálvese quien
pueda; la clamorosa ausencia de
conciencia cívica y ética entre un
generalizado sector de la elite política
y económica que nos gobierna …
En
su tiempo, Giner de los Ríos y los suyos
lucharon, dentro del marco - y los límites- de las coordenadas ideológicas de
su reformismo liberal progresista, contra los males que padecía el régimen de
la Restauración en pos de un modelo de sociedad más justo e igualitario y por
tanto más humano tratando de formar ciudadanos impregnados de ideales cívicos y
comportamientos éticos. Contra un sistema político corrupto basado en el
caciquismo que garantizaba el poder de la oligarquía de la tierra y el dinero.
Contra una sociedad que avanzaba
imparable hacia la pauperización de la clase obrera incipiente, sumándose a la que
padecía ya desde tiempos inmemoriales la sociedad tradicional con un
campo dominado por terratenientes y una población campesina con elevadísimos
porcentajes de analfabetismo y niveles culturales ínfimos. Contra una cultura elitista dirigida esencialmente a
las clases altas y que excluía de ese disfrute a las populares que eran
consideradas únicamente como fuerza de trabajo y objeto de explotación. En fin,
contra un sistema educativo que
privilegiaba a la Iglesia católica y daba prioridad a la educación de las
clases medias y altas despreocupándose
de la formación de las bajas, a la vez que transmitía conocimientos
tradicionales y utilizaba métodos pedagógicos arcaicos ajenos a la formación
integral de las personas.
La influencia de esos planteamientos de Giner
de los Ríos y sus amigos y discípulos se
tradujo en una intensa creación de instituciones educativas y científicas,
contribuyó a la formación de muchos de
nuestros intelectuales más destacados y fue, sin duda, uno de los factores
decisivos en el despuntar de nuestra vida cultural y científica, lo que
dio lugar a la que fue su mejor etapa en todo nuestro siglo XX, la denominada
Edad de Plata; y también en un serio intento de modernizar nuestro sistema
educativo en la etapa final de la Restauración. Su ideario educativo fue el modelo que trató de hacer
realidad la frustrada II República. Lo
que le valió la enemiga de la dictadura que persiguió con saña la memoria de
Giner y los suyos y la obra de la Institución Libre de Enseñanza.
No es extraño,
pues, sino muy coherente con sus
intereses e ideología que nuestra
derecha en el poder haya pasado por alto la conmemoración centenaria de su
fallecimiento. Lo que sí parece incongruente es que también haya pasado casi desapercibida
para los sectores progresistas y de la izquierda. La historia contemporánea de
España y varias generaciones de españoles le deben mucho a Giner de los Ríos y
sus seguidores y justo sería reconocerlo con motivo de este aniversario. Más en
los tiempos que padecemos, en los que en muchos sentidos la obra y la vida de
Giner deberían ser tomadas como ejemplo.
( Publicado en las páginas de opinión de La Nuenva España,de Oviedo)
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